Continuará.
martes, 19 de febrero de 2013
ROBAN, PERO NO ENGAÑAN
Continuará.
lunes, 11 de febrero de 2013
VIVIR EN LA INOPIA
- No!, ¡Qué pocos saben prepararse para los mejores años de la vida!
La sociedad está asistiendo al espectáculo de políticos que abandonan la política, pero que quieren seguir marcando el rumbo de la misma; jueces que ya no juzgan y pretenden dirigir las sentencias de sus antiguos compañeros de profesión; ex-ministros que conocen la fórmula secreta para generarr empleo, para mejorar la economía y no lo utilizaron cuando detectaban el poder; teólogos que, habiendo "colgados los hábitos", vuelven a repasar lo que aprendieron en el seminario con la intención de "convertir" a quien no ha vuelto a pensar en aquellos dogmas de fe de carbonero.
Pareciera que existe un instinto de revivir lo que ya no tiene vuelta atrás. Algo parecido a lo que cuentan quienes han estado a punto de morir : la rápida aparición de las imágenes de su vida. Sí, están muriendo profesionalmente.
-Sí
- Pues que sigues teniendo tu tarea diaria para crecer. Lo peor es pensar que ese futuro está cerca. Ese pensamiento te entumece o anestesia. Casi siempre está más lejos de los que se piensa. ¡Qué desgracia pensar cada mañana que puede ser la última y así pasar los años repitiendose: "quizás, quizás, quizás..."
miércoles, 12 de septiembre de 2012
DE LA TEORÍA A LA REALIDAD: GESTIÓN COMUNITARIA
Estimado Eugenio, le mando un reporte, donde puede visualizar algunos resultados que se han dado en los barrios en los que se actuó con jóvenes. Aunque un poco "populista" el reportaje, si podemos decir que se han dado resultados muy positivos y que se ha implementado la metodología tal y como la planificamos en su momento.
Gracias a su aportación y a la aplicación de metodologías basada en la gestión personal, grupal y la autoeficacia, estos resultados han sido posibles. Esperemos que en la prisión de mujeres tengamos también estos resultados.
Creo que le gustara saber en que estas teorías funcionan fuera de la experimentación y son reales cuando se aplican en la vida real.
Un fuerte abrazo, hasta pronto.
http://www.facebook.com/l/nAQHQTvf4AQEI7pI-h7dovrKaQnNq-PThynuj4d-nI3o1cQ/www.youtube.com/watch?v=5d9eHep3pWg&feature=player_embedded
Cuando a uno le llega la edad de tener que abandonar impositivamente la actividad que ha realizado durante su vida profesional necesariamente ha de preguntarse: ¿Y ahora qué? ¿Qué quiero ser de mayor?
He de confesar que espontáneamente me orienté hacia el voluntariado. Era lo lógico, dada mi especialización en psicología. Pensé, por en contrario, enseguida, que era una manera de ocultarme a mí mismo la realidad de que la psicología ya no era mi vida activa. Es cierto que no me hubiera importado seguir unos años más en la docencia e investigación. Es cierto que, cuando la he ejercercido, volvía a sentir que me gusta trasmitir lo que estudio o investigo. Pero no es menos cierto que la realidad vital personal hay que afrontarla de cara: todo eso no sería más que dilatar el tiempo de la agonía profesional.
El segundo de los inconvenientes, no menor que el anterior, fue concienciarme de que adquirir el compromiso público de dedicar determinadas horas semanales a una actividad de voluntariado suponía imponer tus horarios a las personas de tu entorno, limitando la libertad, que ha de sentirse en la jubilación, de poder romper la monotonía a antojo sin tener que decir: “es que el martes a las cinco de la tarde tengo que estar en …” No debe ser justo ni para con uno mismo ni menos con quienes conviven contigo, privarse de la libertad ganada durante los años. A menos que se pacte así la convivencia.
Pero no era fácil rechazar del todo a la idea del voluntariado.
En estas andaba cuando, a través de este blog, me llega, desde Honduras, una petición de consejo de quien coordinaba, por entonces, la cooperación española. Deseaban realizar una intervención con jóvenes de poblados muy indigentes, dominados por la delincuencia, y creía que mis conocimientos sobre autoeficacia y gestión personal podría ser el fundamento teórico y metodológico de la intervención que lanificaban.
Aquella petición colmaba mi orientación hacia el voluntariado, sin ninguno de los inconvenientes. En terminología sociocognitiva, se trataba de ejercer el voluntariado vicariamente. Y eso fue lo que hice: “desde ahora en adelante, le contesté, está será mi dedicación prioritaria. Me tienes a tu disposición”.
Entre las carpetas de los correos electrónicos que guardo hay una titulada: PROYECTO HONDURAS. En ella se guarda toda la correspondencia mantenida, a lo largo de más de cinco años, con Javier Herráiz. No nos hemos visto nunca. No nos reconoceríamos si llegáramos a encontrarnos, pero hemos mantenido una estrecha colaboración y, como se ve en el mensaje que encabeza este tema, la seguimos manteniendo ahora que se ha embarcado en otro proyecto en las cárceles de mujeres hondureñas.
Elaboramos, conjuntamente, un largo documento sobre la gestión personal grupal, con el fin de generar en los jóvenes de cada uno de los poblados la percepción de autoeficacia grupal: que ellos se juzgaran capaces de sacar a sus gentes de la droga, la criminalidad y construir un entorno humano y material donde se sintiera la luz de progresar autónomamente.
Alguna otra vez me habían pedido, estando en la Universidad, que diera algún curso a quienes se preparaban para la cooperación en Hispanoamérica. Había tenido siempre la impresión de que las ayudas consistían en ofrecerles medios materiales más que en capacitarlos personal y comunitariamente. Quizás estuviera demasiado influenciado por las teorías de Oscar Lewis sobre la Cultura de la Pobreza. Teoría que el insigne psicólogo social formulara estudiando precisamente poblaciones de Centroaméricas.
A lo largo de los temas de este blog han ido apareciendo constantemente los fundamentos teóricos y los procedimientos prácticos sobre cómo ser uno mismo el gestor de su propia vida: proponerse metas a largo plazo, dividirlas en pequeños hitos semanales o mensuales, evaluarlos gráficamente... Se trata, en definitiva, de la primera de las fuentes de la autoeficacia: la ejecución personal exitosa.
Para ello hay que hacerles entender que logran esos resultados no porque estén asistidos por la ayuda internacional, sino porque ellos se lo han propuesto y ellos lo van consiguiendo. Una idea era esencial: que toda la iniciativa, en cuanto a las actividades a realizar, los medios a elegir y el análisis de resultados, la tendrían los jóvenes solitos. Los cooperantes serían testigos de sus decisiones, de sus logros y consultores en los momentos de dificultad.
Quien se embarca en intervenciones de esta naturaleza debe armarse de mucha entereza personal para no caer en el desaliento. Que unos jóvenes, que no llegan a los 20 años, se hagan responsables de actividades comunitarias, tan simples como allanar un terreno donde poder jugar al futbol, es tarea, de entrada, casi imposible. Las intervenciones psicológicas para erradicar la droga, la criminalidad e implantar disciplina personal son muy distintas a eliminar una plaga de insectos fumigando por la noche, desde una avioneta, las áreas de la plaga. Tanto Javier como yo tuvimos que luchar contra la desconfianza y el recelo, incluso de los mismos cooperantes.
Pero ellos, a pesar de todo, los cooperantes tuvieron fe en lo que emprendían, adoptaron las ideas de la autoeficacia y la gestión personal o grupal comunitaria. No soy yo quien ha de exponer las dudas, las dificultades, los avances y retrocesos, los desánimos que han impregnado a los dirigentes del proyecto a lo largos de estos cinco años. Ellos podrían publicar todo un manual práctico.
Pero cuando las intervenciones psicológicas tienen sus resultados, estos son llamativos, tanto que, como se ve en el vídeo, los políticos se lo apropian.
No tratéis de identificar a Javier en el vídeo. Hace casi un año que terminó ese contrato. Ahora, como me dice en el mensaje, está metido en la implantación de un programa semejante en las cárceles de mujeres hondureñas.
-Es injusto, Javier, que no aparezca ni siquiera tu nombre, le decía yo, después de visionarlo.
-"No te preocupes Eugenio, lo de no salir en el video no importa, pues verdaderamente en acción humanitaria no importa el quien sino lo que se consigue. En cuanto lo de la cárcel de mujeres vamos bien, empezamos en Junio pero, precisamente esta semana que viene, empezamos fuerte, con diversos talleres de gestión personal y grupal tanto con guardias como con personas privadas de libertad. Le mantengo informado, un abrazo. "
Personalmente me queda la confirmación de que aquellos procesos psicológicos que se desarrollan en los laboratorios de investigaciones psicológicas y que se publican en las revistas de impacto científico, cuando se aplican a problemas sociales también superan el aprobado. Por eso: de la teoría a la realidad
martes, 17 de julio de 2012
ARMAS E IDEAS: DEMASIADAS VECES JUNTAS
sábado, 23 de junio de 2012
ANTONIO BUENO:FOTÓGRAFO DEL GRAN OBSERVADOR
martes, 1 de mayo de 2012
AUTOENCARGO
domingo, 29 de enero de 2012
LOS DESCENDIENTES: INTELIGENCIA EMOCIONAL

- Hoy me siento bien.
- -¡A mí, ¿qué me importa?!
- Ayer por la tarde fui a ver Los descendientes de Alex Payne.
Pero debería sentirme mal, porque no encuentro las palabras con la que expresar esta agradable experiencia. Es más difícil transitar verbalmente por el mundo exterior que por el interior. Narrar una historia o escribir los términos de una hipótesis científica resulta más sencillo que bucear o surfear por los cambiantes estados emocionales.
Alex Payne, en Los Descendientes, en cambio, lo consigue, con la naturalidad de vivir y morir. Con la espontaneidad con la que se presentan los problemas dentro del normal transcurrir de los días. La narración de la historia, aparentemente, no tiene nada de heroico. No necesita efectos especiales. Sólo una cámara (excelente, por cierto) que siga los pasos y dé fe de los diálogos de los protagonistas.
Ese transcurrir espontáneo desvela la riqueza humana de sus personajes.
Pareciera que, al decir esto, estuviera poniendo la familia del descendiente como modelo. No. Simplemente como uno de los modos de convivencia familiar. El suyo. ¿Más universal de lo que las apariencias muestran?, quizás. Aunque cada una tenga su ADN.
Lo singular de Los descendientes es su sensibilidad y su ruptura de estereotipos. Comenzando por el de George Clooney, que interpreta un personaje fuera de sus registros anteriores. ¡Menudo regalo le ha hecho Alex!
Cuando todo parece que debe y va a estallar la descarga emocional provocada por cada descubrimiento: infidelidades matrimoniales y de amistad, drogadicción y compañías desaconsejables de los hijos, relaciones tensas con la familia política, avaricia de los herederos…, nada estalla. Todo se reconduce sin negar ninguno de los actos. ¿Asume cada uno su parte de culpa? Tampoco, esa hubiera sido una solución trillada, mojigata. La despedida final del marido es la moraleja de las fábulas y cuentos infantiles. Sólo que sin exteriorizar culpa, ni reproche, ni arrepentimiento, ni discurso moral alguno.
Alex muestra su intención en los primeros planos de la película, cuando, hablando del mundo paradisíaco (ejemplificado en los hermosos paisajes hawaianos), desfilan ante el visor únicamente personas menesterosas. Detrás de la felicidad hay siempre miseria y desgarro, parece ser el mensaje. Pero, si esta fura su intención, la traiciona luego en las secuencia de Los descendientes. Es más, la invierte: detrás de cada desgarro humano existe calidad moral.
Cada una de las reacciones es propia de cada personaje. Parecen contradictorias: plausible unas, execrables otras. ¿Cuáles definen a la persona? Si viéramos separadamente cada secuencia, extraeríamos conclusiones contradictorias de la misma persona. Cuando se visiona toda la película, se entiende que en el miso receptáculo mental y corporal coexiste la contradicción. Con naturalidad. Lo singular de Los descendientes es la llaneza con la que muestra esta cohabitación. Alex Payne expone la inteligencia emocional.
Desde perspectivas de la teoría cognitivo social, es un ejemplo de cómo la personalidad es una diversificándose en las contradictorias circunstancias que ofrece la vida.
Quienes se dediquen profesionalmente a la terapia de pareja o familia, pueden recomendar esta película como modelo a imitar: si ellos han podido, ¿por qué no voy a poder yo? Propone la teoría de la autoeficacia.
No es fácil conseguir ese equilibrio emocional en las situaciones que muestra la película. Faltan modelos. Los descendientes, de Alex Payne, suple esta carencia.