¿Es
Breivik culpable? Con este titular analizaba
Ann-Luise Gulstad, en un artículo
publicado en el diario EL Mundo, (27 de junio pasado), el dilema al que se enfrentan el Tribunal y
la población noruega, una vez finalizada la vista en la que se juzga a este asesino de adolescentes,
que ponían a puto sus ideas políticas en la isla la de Utoya .
Si le juzgan enfermo mental (paranoia esquizofrénica), la sentencia
ordenará encerramiento psiquiátrico, hasta que se cure. Si los tratamientos
psiquiátricos consiguieran devolverle la cordura, retornaría a la sociedad
libre. Esto ocasiona temores de que, ya curado (¡) vuelva a cometer nuevos crímenes “ideológicos”.
Si se le juzga cuerdo, deberá encerrársele de por vida en la cárcel. Pero
allí tendrá acceso a las conexiones online a través de los cuales podrá seguir
divulgando sus ideas contra el Islam y sus “cómplices” occidentales. Dado su
estilo de vida solitaria, la cárcel, con comunicación online, es poco (nulo)
castigo para quien ha ocasionado tanto dolor. ¿No termina ría convenciendo a
otros para que pongan en prácticas las ideas de su MEMORÁNDUM?
Breivik esencialmente es una persona, tan ferviente y devotamente
convencida de sus ideas, que cree en la violencia extrema, si llega el caso,
como instrumento para propagarlas. Breivik es un comunicador y, como tal, desea
que su mensaje sea creíble. Sus
ejecuciones, bien a su pesar (como dice explícitamente en su MEMORANDUM), son
un acto de altruismo a favor de los derechos humanos conquistados por
occidente. Su juicio lo convierte (siguiendo su manual de instrucciones) en
acto de comunicación y propaganda. Hicieron bien los Magistrados al no permitir
que fuera público y televisado.
¿Cuál sería, pues, la sentencia más dolorosa para Breivik? Sin duda, que se
le juzgue como loco. De esta manera SE DESCALIFICA
LA CREDIBILIDAD DE SU MENSAJE.
Él lo sabe. Por eso insulta y descalifica la credibilidad de los psiquiatras
que le diagnostican de demente paranoico.
Pero la CREDIBILIDAD DE UN MENSAJE
no reside solamente en quien lo emite, también EN QUIEN LO RECIBE. Aunque
la sentencia encierre a Breivik en un psiquiátrico, ¿dejarán de creerle quienes
lean su mensaje? Los héroes y los santos lo son porque los demás consideran sus
actos como ejemplares y excepcionales.
En tal caso, resultaría indiferente cualquiera de las dos sentencias.
Cualquiera de las dos pueden ensalzan a un héroe que entrega su vida por sus
ideas benefactoras.
¿De qué quiere salvar Breivik a Europa ante la nueva invasión del
islamismo? Dicho en terminología de las necesidades básicas de Deci, Breivik quiere que occidente preserve la competencia personal, la
autonomía y la libertad de las relaciones interpersonales. Sin ellas, como dice
otro eminente psicólogo social, Locke,
vivir carece de sentido.
Dicho paradójicamente, el asesino noruego quitó la vida a quienes eligieron
sus propios ideales políticos: la tolerancia personal y social. Su error
consistió en defender sus ideologías con las armas. En la cultura occidental no
se permite matar por ideología. Y cuando se hace, toda la sociedad se coloca
frente al criminal. Por eso es criminal, porque lo hacen solamente unos pocos
contra el sentir común tolerante de los demás.
“La imágenes que van a ver hieren la sensibilidad humana”. Con esta
introducción presentaron todos los telediarios, hace exactamente 10 días, la
ejecución de una mujer supuestamente adultera. Intento abrir el vídeo en YouTube y me
encuentro con la advertencia: “Este video
de YouTube puede incluir contenido inadecuado para algunos usuarios. Inicia
sesión para confirmar tu edad”.
En el recodo de un camino de arena,
a las afueras de un pequeño poblado, Oimchok, junto a unos matorrales, aparece
un bulto blanco. Es una mujer adúltera cubierta por su burka. Tiene sólo 22
años. A la distancia que separa una orilla del camino polvoriento de la otra,
una autoridad religiosa dicta la sentencia de la Sharia. Al lado de la mujer,
de pie, con un rifle en las manos apuntándola, el que, según las agencias de
noticias, es su marido. El lugar donde se ha colocado a la acusada está en el
fondo de una pequeña colina que hace de anfiteatro. La colina invadida por
gente que quiere presenciar la ejecución. Resulta difícil no recordar la
narración bíblica de la mujer adultera.
Todavía se oye a la autoridad religiosa dictar sentencia cuando comienzan a
sonar los disparos. Uno, dos… al tercero el bulto blanco se derrumba y queda inmóvil.
Los disparos, sin embargo, continúan: cuatro, cinco… Se pueden contar hasta
nueve. Pero hay que volver a ver el vídeo para prestar atención sólo a los
disparos, porque la multitud que asiste al “espectáculo” grita jubilosa agitando
sus manos. En un momento, el vídeo muestra la reacción de satisfacción de uno
de los asistentes. ¡“Dios lo quiere”!,
era, al parecer, el grito de los asistentes.
Ante los asesinatos de la isla de Utoya la población grita contra quien
dispara, porque en la sociedad occidental se permiten, mejor, se respetan las decisiones
que demuestran el cumplimiento de las tres necesidades básicas investigadas por
Deci: competencia, autonomía y libertad de en la relaciones sociales. En el espectáculo de de Oimchok, la población
aclama al ejecutor de alguien que posiblemente (sólo muy posiblemente) había
decidido comportarse de manera incipientemente autónoma. Breivik mata para
defender las necesidades básicas. En Afganistán,
el marido mata porque la mujer se había tomado ciertas libertades básicas.
En definitiva: una misma
consecuencia: la muerte de personas inocentes que quisieron ejercer su autonomía
personal. Dos reacciones distintas:
la de los que aplauden y la de los que satanizan. Unos lo consideran ejecutor
de leyes divinas y otros lo llaman loco paranoide. A la base: un mismo mecanismo psicológico que facilita
convertir en acción moral lo que es intrínsecamente inmoral.
-
¿Y?...
-
¡Ah!, ¿es que estás esperando que me decante por quien
mata para que los otros no sigan matando la dignidad humana (Breivick), o por quien
mata y desea imponer a los “gentiles” (o sea, a todos los demás, a nosotros)
que se prohíba la autonomía, la competencia y el reconocimiento social?
-
Yo me decanto por no matar, bajo ninguna justificación o mecanismo ideológico…
-
Y porque la persona se sienta competente, autónoma
y tenga reconocimiento social.
-
Espero que estés
conmigo, porque si no lo estás…
-
¡Tranquilo, que no soy ni Breivik ¡
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