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martes, 21 de enero de 2020

Vida y estudios en la Brish Columbia Univertity


British Columbia University 


En 1946, buscando climas más templados, o quizás siguiendo la advertencia de su madre: Tienes que elegir: puedes trabajar en el campo y emborracharte en la taberna o recibir una educación” (Foster, 2006 p.74), se traslada a la British Columbia University, en Vancouver, con la intención de estudiar biología. Trabajaba por las tardes en una empresa de madera para pagarse sus estudios, lo que le obligaba a elegir el grueso de sus cursos por las mañanas. Acudía a la universidad en una especie de autobús junto con otros compañeros que hacían cursos de pre-medicina o de ingeniería. Estos compañeros tenían cursos a horas inmisericordes de la mañana. Las suyas comenzaban más tarde. 

Una mañana, mientras esperaba en la vieja biblioteca a que comenzara su clase de inglés, cayó en sus manos, por casualidad, un folleto que alguien había dejado sobre un pupitre. Contenía los horarios de varios cursos. Y, por casualidad, observa que durante ese tiempo de espera puede elegir un curso de introducción a la psicología, sin duda el curso 100, ya que era compatible con el 100 de biología. Lo eligió para no enterrar aquellos minutos, tal elección casual determinó su carrera posterior. No fueron estas los únicos acontecimientos casuales ocurridos en la British Columbia University. 

Para poder graduarse en esta universidad, los alumnos debían elegir dos cursos de formación física. La British Columbia, por aquellos años, recuperó la importancia de la formación física, que condicionó su apertura inicial en 1915.  La consideraba tan primordial que contrató a un profesor la Universidad de Washington. En el primer curso, Bandura eligió ejercicios al aire libre, para estar en contacto con la naturaleza. El primer día le hicieron correr hasta el agotamiento, dando vueltas al estadio. Cambió y eligió el tiro al arco.  Para el segundo curso, escarmentado, eligió actividad física practicada en el gimnasio. También se equivocó, pues el primer día le hicieron correr dando vueltas a un circuito y ascender por una cuerda hasta alturas de vértigo. 

El gimnasio antiguo de la universidad era pequeño, estaba tan hacinado que un cronista de la época cuenta que los saltadores de potro se daban de puntapié al caer el segundo sobre el primero y el tercero sobre el segundo, las duchas eran submarinos para dos personas, la carencia de espacio obligaba a utilizar los manillares de las puertas como perchas. Saltar el potro, una piedra angular de la educación física moderna, se ha abandonado desde que cinco saltadores de potro, arrinconados en un pequeño espacio, se patearon inconscientemente… Mi experiencia con el gimnasio este curso ha sido bastante limitada porque, cuando traspaso la puerta, algún individuo fornido, al descubrir que no estoy interesado en la lucha libre, bailes folclóricos, ni en balancearme en cuerdas anudadas, me grita que me vaya (Jabez,1946, p 27 ) Cuál debía ser la angostura, que los mismos estudiantes se comprometieron a buscar subvenciones para construir uno nuevo, en memoria de los combatientes de las dos Guerras mundiales, y cobraban anualmente a los alumnos  $3 para contribuir a esta causa.  

Bandura cambió el angosto gimnasio por el golf. La experiencia de Bandura con el viejo gimnasio era compartida por los demás alumnos. Pues como humorísticamente cuenta Jabez (seudónimo de un profesor de inglés, Eric Nicol): el espacio para cambiarse la ropa se ubicaba en series de dos a diez, inclinadas,  Suficientemente bajas para darte un cabezazo aturdidor al subirse los pantalones (ibídem) 

Terminó sus cursos en tres años, en vez de en cuatro. Parece que el chico era listo, pues trabajaba por las tardes para poder vivir, realizó sus estudios universitarios en tres años y no en cuatro. Su graduación tuvo lugar durante una ceremonia que duró dos días, 12 y 13 de mayo de 1949, según se aprobó en el Senado de la Universidad el 16 de febrero de ese mismo año y luego detallan, las crónicas. En su discurso, el Decano de Agricultura, Clement, uno de los pilares de la Universidad desde su fundación, que abandonaba la universidad al tiempo que los graduados, les pedía: Preservad el derecho a investigar, a estudiar, a hablar y a criticar. 

Bandura obtuvo el premio Bolocan  en Psicología, que se otorgaba al alumno mas destacado de la promoción. El Senado de la Universidad de la British Columbia University, en su reunión del miércoles 19 de febrero de 1941, aprueba la siguiente resolución: Premio a la memoria de David Bolocan Un premio de 25 $, dado por Sr. y Sra. J. L. Bolocan, será concedido al estudiante del cuarto año de la Facultad de Filosofía y Letras y Ciencia, que, a juicio del Departamento de Filosofía y Psicología, sea considerado como el estudiante excepcional el año de su graduación. El premio se otorgará según la recomendación del Jefe del Departamento de Filosofía y Psicología.  Esta oferta fue aceptada. Aquel mismo año, la asociación de psicólogos canadienses crea una beca de $50, pero se destina a un alumno que pase de tercero a cuarto. 


Bandura, en su biografía y en sus comunicaciones personales, apenas ofrece tres pinceladas de su vida en la British Columbia University: viajar en un vehículo comunitario, trabajar por las tardes, graduarse en tres años y haber hecho los cursos de formación física y de inglés, además de los de psicología. Cuando alguien se sumerge en los años 1946-1949 de la historia de la British Columbia University, advierte que Bandura ha perdido una oportunidad para demostrar cómo se gestiona una universidad en tiempo de crisis siguiendo el lema de ésta: Tuum est. 

Pocos meses antes de que Bandura se matriculase en la Universidad de Point Grey de Vancouver había finalizado la Segunda Guerra Mundial en la que Canadá participó. Era el momento del regreso de los combatientes. Canadá les ofertó la posibilidad de continuar o iniciar sus estudios universitarios bajo el lema de cambiar la guerra por la paz. Esta oferta produjo una avalancha de matriculaciones.  En 1946 se matricularon, con Bandura, unos 3.000 veteranos, que iban a dar un giro a la vida universitaria. En 1947 había 40.000 veteranos matriculados en las universidades canadienses. Después de la de Toronto, la Universidad British Columbia fue la más solicitada del país.  El Rector Mackenzie se encontró con un problema logístico aparentemente insoluble. La Universidad fue creada durante la segunda decena del siglo XX pensando en 2000 estudiantes y la cabida en Point Grey apenas se había ampliado. A MacKenzie se le ocurre comprar los barracones utilizados por el ejército, durante la contienda, en campos de entrenamiento, en puesto de defensa del mar o en aeródromos. Con la sola confirmación de una llamada telefónica, en menos de dos días, llenan el campus 100 barracones, transportados sin desmontar, en largos traileres. En 1947, compra otros 50. Viviendas, despachos de profesores, laboratorios, salas de estudio, cafeterías, bibliotecas y toda la Facultad de Derecho hallan su acomodo en aquellas construcciones de madera. Se aprecia la gravedad del problema al saber que muchos de veteranos están casados y tienen hijos, que reclaman un alojamiento adecuado. 


Además, la universidad vive, básicamente, de las matriculas. Si se estudia, no puede ganarse dinero trabajando. MacKenzie establece, en marzo del 46, la Oficina de Empleo, cuyo cometido era buscar trabajo a tiempo parcial durante los períodos lectivos, a tiempo completo durante las vacaciones y trabajo definitivo al finalizar su graduación. Seguro que Bandura llamó al teléfono 1191 para encontrar su trabajo en la Fábrica de madera o habló con alguno de los empleados a las órdenes de John F.McLean, pues, como dice, nunca estuvo sobrado de posibles. Cuando Bandura parte para Iowa en 1949, la Oficina de Empleo ha colocado a 21.000 estudiantes. 

No es esta la única experiencia de constructivismo que tiene Bandura en su Universidad de Vancouver. Los mismos alumnos se alían para procurar dinero con el fin de levantar un edifico destinado a un nuevo Gimnasio en memoria de la guerra: War Memorial Gymnasium, será una memoria viva de aquellos a los que sirvieron y murieron en dos guerras mundiales (Graduate Chronicle, 1946, p.20).  El gimnasio, con una ayuda adicional del Gobierno, se inauguró en 1949. Durante la estancia de Bandura en esa Universidad se edificó también una nueva biblioteca, nuevos edificios para las facultades de Físicas y Ciencias Aplicadas. Una experiencia de creatividad y crecimiento y acomodación acelerados que no pudieron dejarle indiferente. 

El profesorado también supo acomodarse. No aumentó su número, apenas.  Y, como agradece el Rector en uno de sus informes anuales, se impartieron todas las clases, no se desatiende la gestión, se suplieron unos a otros, y, por si fuera poco, se echaron a su tiempo las clases especiales para los veteranos que durante años tuvieron en sus manos armas y no libros. 


Por sus escritos no podemos saber qué tipo de psicología estudió. En los archivos de la Universidad tampoco se encuentra demasiado. Alguna mención a creación de asignaturas nuevas, cierto dinero para investigación en psicología de la personalidad y de grupos. Cuando se le pregunta explícitamente responde: As an undergraduate I was leaning toward a major in biology. The course work in psychology provided a general survey of the different sub specialties of psychology. (12 Octubre 2007) 

 Las publicaciones de los profesores del Departamento responden a esta pregunta. Una psicología orientada a preparar psicólogos profesionales en los campos de la clínica y de la orientación escolar y profesional. Sperrin Chant, fue traído desde la Universidad de Toronto para hacerse cargo del Departamento. Es persona influyente a nivel de la Psicología y a nivel estatal. Preside la reunión anual de la Asociación Nacional de Psicología en 1948, y, ese mismo año, el Gobierno canadiense le encarga un informe sobre la educación. Es la figura central de la psicología en British Columbia. De sus publicaciones se infiere una orientación lewiniana, de ciencia rigurosa, pero nada propensa al behaviorismo. 

Por eso uno se pregunta qué es lo que quisieron decirle cuando le señalaron el camino de Iowa.  Bandura afirma que cuando se graduó, pregunto a su tutor: “¿dónde estás las columnas de la psicología?”. Replicó sin dudarlo: “en Iowa, por supuesto”. También le advirtió de su dureza (Evans, 1989). Como se verá de inmediato, en Iowa estaba Kenneth Spence, conductista casi sectario. 

Pero no es Spence quien le acoge, le protege, le busca subsistencia y le dirige su tesis doctoral sobre las aplicaciones del Rorschach a la neurociencia. Quien le ayuda en los aspectos materiales e intelectuales es Arthur Benton, cuya trayectoria profesional unida al ejercito de los Estados Unidos de América, es reflejo de la que estaba siguiendo uno de sus profesores de la British Columbia: Joseph E. Morsch.


Durante estos tres años se produce en la British Columbia una discusión sobre el futuro de los licenciados canadienses. Para poder prosperar intelectual y económicamente se ha de emigrar al vecino Estados Unidos, donde se alcanzan puestos directivos en empresas y universidades en función del mérito personal y no de la edad. Los más patriotas abogan por que los más dotados se sacrifiquen para levanta el nivel de la nación: Dice que no hay oportunidades en B.C. para ejecutar grandes cosas de modo grandioso. Pero cuanto mayor la dificultad, mayor la hazaña. Difícilmente puedes realizar grandes cosas de manera grandiosa si otro realiza los inicios por ti (Brock, 1947, p.4). Bandura, siguiendo el consejo de su mentor, buscó la mejor formación en psicología en Iowa.  En los papeles oficiales u oficiosos de la British Columbia no vuelve a aparecer hasta que el Senado de la Universidad le nombra, el primero que  lo recibe, Doctor Honoris Causa el 14 de febrero de 1979. En diciembre de 2007, al recibir el mayor premio científico que otorga Canadá, el periódico The Vancouver Sun dice que es poco conocido en su patria natal.