British Columbia University
En 1946, buscando climas más
templados, o quizás siguiendo la advertencia de su madre: Tienes que elegir:
puedes trabajar en el campo y emborracharte en la taberna o recibir una
educación” (Foster, 2006 p.74), se traslada a la British Columbia
University , en Vancouver, con la intención de estudiar
biología. Trabajaba por las tardes en una empresa de madera para pagarse sus
estudios, lo que le obligaba a elegir el grueso de sus cursos por las mañanas.
Acudía a la universidad en una especie de autobús junto con otros compañeros
que hacían cursos de pre-medicina o de ingeniería. Estos compañeros tenían
cursos a horas inmisericordes de la mañana. Las suyas comenzaban más tarde.
Una
mañana, mientras esperaba en la vieja biblioteca a que comenzara su clase de
inglés, cayó en sus manos, por casualidad, un folleto que alguien había dejado
sobre un pupitre. Contenía los horarios de varios cursos. Y, por casualidad,
observa que durante ese tiempo de espera puede elegir un curso de introducción
a la psicología, sin duda el curso 100, ya que era compatible con el 100 de
biología. Lo eligió para no enterrar aquellos minutos, tal elección casual
determinó su carrera posterior. No fueron estas los únicos acontecimientos
casuales ocurridos en la British Columbia
University.
Para poder graduarse en esta universidad, los
alumnos debían elegir dos cursos de formación física. La British Columbia ,
por aquellos años, recuperó la importancia de la formación física, que
condicionó su apertura inicial en 1915.
La consideraba tan primordial que contrató a un profesor la Universidad
de Washington. En el primer curso, Bandura eligió ejercicios al aire libre,
para estar en contacto con la
naturaleza. El primer día le hicieron correr hasta el
agotamiento, dando vueltas al estadio. Cambió y eligió el tiro al arco. Para el segundo curso, escarmentado, eligió
actividad física practicada en el gimnasio. También se equivocó, pues el primer
día le hicieron correr dando vueltas a un circuito y ascender por una cuerda
hasta alturas de vértigo.
El gimnasio antiguo de la universidad era pequeño,
estaba tan hacinado que un cronista de la época cuenta que los saltadores de
potro se daban de puntapié al caer el segundo sobre el primero y el tercero
sobre el segundo, las duchas eran submarinos para dos personas, la carencia de
espacio obligaba a utilizar los manillares de las puertas como perchas. Saltar
el potro, una piedra angular de la educación física moderna, se ha abandonado
desde que cinco saltadores de potro, arrinconados en un pequeño espacio, se
patearon inconscientemente… Mi experiencia con el gimnasio este curso ha sido
bastante limitada porque, cuando traspaso la puerta, algún individuo fornido,
al descubrir que no estoy interesado en la lucha libre, bailes folclóricos, ni
en balancearme en cuerdas anudadas, me grita que me vaya (Jabez,1946, p 27 ) Cuál debía ser la angostura, que los mismos
estudiantes se comprometieron a buscar subvenciones para construir uno nuevo,
en memoria de los combatientes de las dos Guerras mundiales, y cobraban
anualmente a los alumnos $3 para
contribuir a esta causa.
Bandura cambió
el angosto gimnasio por el golf. La experiencia de Bandura con el viejo
gimnasio era compartida por los demás alumnos. Pues como humorísticamente cuenta
Jabez (seudónimo de un profesor de inglés, Eric Nicol): el espacio para
cambiarse la ropa se ubicaba en series de dos a diez, inclinadas, Suficientemente bajas para darte un cabezazo aturdidor al subirse
los pantalones (ibídem)
Terminó sus cursos en tres años, en vez de en
cuatro. Parece que el chico era listo, pues trabajaba por las tardes para poder
vivir, realizó sus estudios universitarios en tres años y no en cuatro. Su
graduación tuvo lugar durante una ceremonia que duró dos días, 12 y 13 de mayo
de 1949, según se aprobó en el Senado de la Universidad el 16 de
febrero de ese mismo año y luego detallan, las crónicas. En su discurso, el
Decano de Agricultura, Clement, uno de los pilares de la Universidad desde su
fundación, que abandonaba la universidad al tiempo que los graduados, les
pedía: Preservad el derecho a investigar, a estudiar, a hablar y a criticar.
Bandura obtuvo el premio Bolocan en
Psicología, que se otorgaba al alumno mas destacado de la promoción. El Senado
de la Universidad
de la British Columbia
University , en su reunión del miércoles 19 de febrero de
1941, aprueba la siguiente resolución: Premio a la memoria de David Bolocan Un
premio de 25 $, dado por Sr. y Sra. J. L. Bolocan, será concedido al estudiante
del cuarto año de la Facultad
de Filosofía y Letras y Ciencia, que, a juicio del Departamento de Filosofía y
Psicología, sea considerado como el estudiante excepcional el año de su
graduación. El premio se otorgará según la recomendación del Jefe del
Departamento de Filosofía y Psicología.
Esta oferta fue aceptada. Aquel mismo año, la asociación de psicólogos
canadienses crea una beca de $50, pero se destina a un alumno que pase de
tercero a cuarto.
Bandura, en su biografía y en sus
comunicaciones personales, apenas ofrece tres pinceladas de su vida en la British Columbia
University : viajar en un vehículo comunitario, trabajar por
las tardes, graduarse en tres años y haber hecho los cursos de formación física
y de inglés, además de los de psicología. Cuando alguien se sumerge en los años
1946-1949 de la historia de la British Columbia
University , advierte que Bandura ha perdido una oportunidad
para demostrar cómo se gestiona una universidad en tiempo de crisis siguiendo
el lema de ésta: Tuum est.
Pocos meses
antes de que Bandura se matriculase en la Universidad de Point
Grey de Vancouver había finalizado la Segunda Guerra
Mundial en la
que Canadá participó. Era el momento del regreso de los
combatientes. Canadá les ofertó la posibilidad de continuar o iniciar sus
estudios universitarios bajo el lema de cambiar la guerra por la paz. Esta oferta produjo
una avalancha de matriculaciones. En
1946 se matricularon, con Bandura, unos 3.000 veteranos, que iban a dar un giro
a la vida universitaria. En 1947 había 40.000 veteranos matriculados en las
universidades canadienses. Después de la de Toronto , la Universidad British
Columbia fue la más solicitada del país. El Rector Mackenzie se encontró con un
problema logístico aparentemente insoluble. La Universidad fue creada
durante la segunda decena del siglo XX pensando en 2000 estudiantes y la cabida
en Point Grey apenas se había ampliado. A MacKenzie se le ocurre comprar los
barracones utilizados por el ejército, durante la contienda, en campos de
entrenamiento, en puesto de defensa del mar o en aeródromos. Con la sola
confirmación de una llamada telefónica, en menos de dos días, llenan el campus
100 barracones, transportados sin desmontar, en largos traileres. En 1947,
compra otros 50. Viviendas, despachos de profesores, laboratorios, salas de
estudio, cafeterías, bibliotecas y toda la Facultad de Derecho hallan su acomodo en aquellas
construcciones de madera. Se aprecia la gravedad del problema al saber que
muchos de veteranos están casados y tienen hijos, que reclaman un alojamiento
adecuado.
Además, la universidad vive, básicamente, de
las matriculas. Si se estudia, no puede ganarse dinero trabajando. MacKenzie
establece, en marzo del 46, la
Oficina de Empleo, cuyo cometido era buscar trabajo a tiempo
parcial durante los períodos lectivos, a tiempo completo durante las vacaciones
y trabajo definitivo al finalizar su graduación. Seguro que Bandura llamó al
teléfono 1191 para encontrar su trabajo en la Fábrica de madera o habló con
alguno de los empleados a las órdenes de John F.McLean, pues, como dice, nunca
estuvo sobrado de posibles. Cuando Bandura parte para Iowa en 1949, la Oficina de Empleo ha
colocado a 21.000 estudiantes.
No es esta la única experiencia de
constructivismo que tiene Bandura en su Universidad de Vancouver. Los mismos
alumnos se alían para procurar dinero con el fin de levantar un edifico
destinado a un nuevo Gimnasio en memoria de la guerra: War Memorial Gymnasium,
será una memoria viva de aquellos a los que sirvieron y murieron en dos guerras
mundiales (Graduate Chronicle, 1946, p.20).
El gimnasio, con una ayuda adicional del Gobierno, se inauguró en 1949.
Durante la estancia de Bandura en esa Universidad se edificó también una nueva
biblioteca, nuevos edificios para las facultades de Físicas y Ciencias Aplicadas.
Una experiencia de creatividad y crecimiento y acomodación acelerados que no
pudieron dejarle indiferente.
El
profesorado también supo acomodarse. No aumentó su número, apenas. Y, como agradece el Rector en uno de sus
informes anuales, se impartieron todas las clases, no se desatiende la gestión,
se suplieron unos a otros, y, por si fuera poco, se echaron a su tiempo las
clases especiales para los veteranos que durante años tuvieron en sus manos
armas y no libros.
Por sus escritos no podemos saber
qué tipo de psicología estudió. En los archivos de la Universidad tampoco se
encuentra demasiado. Alguna mención a creación de asignaturas nuevas, cierto
dinero para investigación en psicología de la personalidad y de grupos. Cuando se le pregunta explícitamente responde: As an undergraduate I was leaning toward a
major in biology. The course work in psychology provided a general survey of
the different sub specialties of psychology. (12 Octubre 2007)
Las publicaciones de los profesores del
Departamento responden a esta pregunta. Una psicología orientada a preparar
psicólogos profesionales en los campos de la clínica y de la orientación
escolar y profesional. Sperrin Chant, fue traído desde la Universidad de Toronto
para hacerse cargo del Departamento. Es persona influyente a nivel de la Psicología y a nivel
estatal. Preside la reunión anual de la Asociación Nacional
de Psicología en 1948, y, ese mismo año, el Gobierno canadiense le encarga un
informe sobre la
educación. Es la figura central de la psicología en British
Columbia. De sus publicaciones se infiere una orientación lewiniana, de ciencia
rigurosa, pero nada propensa al behaviorismo.
Por eso uno se pregunta qué es lo
que quisieron decirle cuando le señalaron el camino de Iowa. Bandura afirma que cuando se graduó, pregunto
a su tutor: “¿dónde estás las columnas de la psicología?”. Replicó sin dudarlo:
“en Iowa, por supuesto”. También le advirtió de su dureza (Evans, 1989). Como
se verá de inmediato, en Iowa estaba Kenneth Spence, conductista casi sectario.
Pero no es Spence quien le acoge, le protege, le busca subsistencia y le dirige
su tesis doctoral sobre las aplicaciones del Rorschach a la neurociencia. Quien
le ayuda en los aspectos materiales e intelectuales es Arthur Benton, cuya
trayectoria profesional unida al ejercito de los Estados Unidos de América, es
reflejo de la que estaba siguiendo uno de sus profesores de la British Columbia :
Joseph E. Morsch.
Durante estos tres años se
produce en la British
Columbia una discusión sobre el futuro de los licenciados
canadienses. Para poder prosperar intelectual y económicamente se ha de emigrar
al vecino Estados Unidos, donde se alcanzan puestos directivos en empresas y
universidades en función del mérito personal y no de la edad. Los más patriotas
abogan por que los más dotados se sacrifiquen para levanta el nivel de la
nación: Dice que no hay oportunidades en B.C. para ejecutar grandes cosas de
modo grandioso. Pero cuanto mayor la dificultad, mayor la hazaña. Difícilmente
puedes realizar grandes cosas de manera grandiosa si otro realiza los inicios
por ti (Brock, 1947, p.4). Bandura, siguiendo el consejo de su mentor, buscó la
mejor formación en psicología en Iowa.
En los papeles oficiales u oficiosos de la British Columbia
no vuelve a aparecer hasta que el Senado de la Universidad le nombra,
el primero que lo recibe, Doctor Honoris
Causa el 14 de febrero de 1979. En diciembre de 2007, al recibir el mayor
premio científico que otorga Canadá, el periódico The Vancouver Sun dice que es
poco conocido en su patria natal.