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viernes, 11 de abril de 2008

Rehabilitación de pederastas

Acabo de mandar a la imprenta un libro sobre autoeficacia y delinquencia. Mi argumentacion básica, desde la teoría cognitivo social, es que a nadie se le puede negar la posibiliad y el derecho a rehabilitarse. El caso Mary Luz Cortés, por contra, está pidiendo la cadena perpetua para los pederastas. Los pederastas no se rehabilitan jamás, se oye afirmar por doquier, utilizando la ciencia psicológica como argumento. Para quien no se rehabilita, la cadena perpetua.
Mi postura y la de la mayoría parecen estar en contradicción.
He de confesar que tantas voces unísonas me hacen pensar si no estaré equivocado.Este es uno de los momentos en que rompería el programa de mi curso. Pasearía cabizbajo de un lado a otro del aula, delante de la primera fila de pupitres, esperando el último clic del pestillo de las puertas de entrada. ¡Ya están todos los que van a estar! Les miraría durante unos largos segundos y les preguntaría: ¿creen que los pederastas pueden rehabilirarse? ¿Qué opinan como futuros psicólogos? Silencio. (Se quejan de la poca participación, pero cuando se les ofrece callan). La clase promete ser interesante, piensan. Tú también, lector, estas esperando mi oponión, pero ya tienes la tuya. ¿Debo seguir adelane o abandono el tema? ( me estoy preguntando yo) Los alumnos no contestan, tú tienes tu solución a la pregunta y yo temo hablar del tema. La culpa del silencio, de tu opinión y de mi temor la tiene Harold Kelley (¿quíen es este?) uno de lo más eminentes psicólogos de la teoría de la atribución (¡otra palabreja) que se dedicó a estudiar los procesos por los que estamos seguros de lo que tenemos por cierto. ¡No me digas que tienes claro que los pederastas deben cumplir cadena perpetua! Mis alumnos callan, tú lo tienes claro y a mí me da miedo afronta el tema porque creo que voy a ser lapidado. Sí, sí., la culpa la tiene Kelley al descubrir que en los temas donde existe inseguridad de pruebas el criterio de la verdad es la opinión de la mayoría: si todos lo afirman es verdad. Kelley lo llamaba "consenso". Y vaya si existe consenso en pedir la pena perpetua par a los pederastras.
Pero sois cobardes, porque en realidad lo que queréis pedir es la pena de muerte. Y sois más cobardes porque si pensais que son irrecuperables es porque créis en la genética. Deberíais exigir programas de investigación que marquen los genes que determinan esta malformación conductual irremediable, y que eso sea motivo de aborto. Sería un descubrimiento revolucionario, más importante que describrir la curación del cáncer, pues seguro que los pederastas, los maltratadores, los asesinos en serie, lo asesinos casuales, los.... (¿dónde ponemos el límite?) causan más muertes y sufrimiento que las carreteras y que el tabaco. ¡Hay que eliminar a los pederastas de la sociedad¡ Hay que eliminar a los maltratadores de la sociedad! Hay que eliminar a los asesinos de la sociedad!. ¡Hay que dedicar todo el presupueto de la nación a mantener encerrados a los pederastras y demás ralea de la sociedad. Seguid gritanto ¡hay que descubrir lo genes que determinan la delincuencia y eliminarlos en la primera semana de gestación!

No sigas, porque si crees que la delincuencia, de la naturaleza que sea, no tiene remedio, tienen que eliminarnos a todos. También a los "exterminadores". Everybody do it, escribió White, un autor canadiense hace pocos años, tras estudiar la delincuencia humana. (Pero, ¿qué dice éste?, es decir, yo). No, si tú no has maltratado, ni abusado sexualmente de niños, ni ... ¿ni qué más que esté penado en la ley o en tus principios morales?. Haz examen de conciencia. ¿Y si se repitiera la oportunidad, repeterías aquella acción delictiva?. Me parece excelente el anuncio del Ayuntamiento de Madrid: si tú no pagas no existirá la prostitucón. Ayer se sabía que ocho millones de hombres y cuatro de mujeres han sido infieles a sus parejas. Si se elimina a los que no la tienen y a los que no tiene capacidad de serlo, parece que que la excepción es la regla. No es delito, pero es inmoral. Pero everybody do it.
Que nadie me haga decir lo que yo no etoy diciendo. No afirmo que algunas conductas delictivas por no decir todas, sean fáciles de erradicar. Pero sí me niego a admitir que la persona no sea modificable o esté psicológica o biológicamente predeterminada. A uno le llama la atención que las conductas pedófilas aparezcan en fases relativamente tardías de la vida. Cuando esto sucede nos decimos ¡Menudo pájaro de cuentas! ¡ Lo que tenía escondido!. Pues muy escondido lo tenía cuando no lo había demostrado antes!. ¿Por qué la esencia psicológica de la persona se define por unos actos puntuales y no por otros más frecuentes y dentro de la norma?. No es el momento de responder a esta pregunta tan interesante para explicar la percepción social que se tiene de las personas.
No quiero repetirme en la explicación de la reincidencia, porque lo escribí en el último tema. Ruego que se vuelva a leer. Reitero que "ese consenso" termina calando en la conciencia del delincuente que se percibe y define a sí mismo como irrecuperable. Si, además, el 60% no reinciden. ¿Verdad que suena distinto oir que el 40% sí reinciden que escuchar o leer que el 60% no reinciden?. Alguien que estudió el fenómeno del anclaje en la toma de decisones humanas le concedieron el premio Nobel de Economía: Daniel Kahn. Es importante la cifra primera que se pone sobre la mesa cuando se quiere llegar a acuerdos.
¿Que le pasa a cualquier persona cuando se le dice que es incapaz de hacer algo y él se lo cree?. Pues que demostrará que es incapaz porque jamás lo intetará. ¿Qué sucede, en cambio, cuando a alguien se le hace entender que lo límites, dentro de lo humanamente possible, no existen? Pues que lo intenta y lo consigue. Y al final, todos decimos ¿Quién lo iba a decir? y él repite el eco ¿quién me lo iba a decir?. Sólo quien creía que era posible le empujó y le ayudó a que lograra lo imposible.
No voy a entrar al desafío de mostrar algún ajemplo de pederastra rehabilitado, porque seguro que existen muchos que no se atreven a dar la cara. ¡ Con la ue está cayendo! Mañana tendrían una pulsera de vigilancia. Otra forma de cadena perpetua. Y a lo mejor alguno de los ejemplos serían falsos pederastras condenados falsamente por el testimonio mal extrído de niños mal interrogados.
Me niego a creer que un pederastra sea incapaz de rehabilitarse. Afirmo la posibilidad . Por lo que pediría
1. Que se admita la posibilidad de su rehabilitación, porque si no se cree en ella nunca se le proporcionarán los medios para conseguirlo
2. Pediría que a ellos mismos se les haga creer que la rehabilitción es posible
3. Pediría que la cadena perpetua, si se llega a decretar, sea revisable. Al fin y al cabo es una manera de creer en su rehabilitación y hacérsela creer a los pederastras. Entenderán que merece la pena intentarlo. Que no es imposible. Perderán la desesperación del castigo eterno, ante el que, como cualquier persona, se rebelarán. Si no esperan más que venganza se dirá a sí mismos: de nada vale mi esfuerzo, y "antes de que me den, doy yo primero"
Espero, sólo espero, que Kelley no tenga razón y mis temores de linchamiento no se produzca por la "masas enfurecidas" en las que cada uno no tiene más argumento que creer que el de al lado también lo cree, aunque lo piense porque crea que yo también lo creo.
"En momentos de aflicción no hacer mudanza". El caso de Mary Luz Cortés, es destructor de los principios de la convivencia. Imaginar su sufrimiento llena el alma de lamentos y "blasfemias". Es el ejemplo de la indefensión absoluta.
Pero en mi entraña egendran más lamentos los niños de nueve años que violan y fuerzan a una compañera de menor edad. ¿Qué está pasando en la sociedad?.
Pongámonos ante los telediarios, por poner sólo un ejemplo de programa "serio", y hallaremos en ellos la mejor escuela de delincuencia. Se han convertido en "El Caso" que conocimos los que tenemos alguna edad.

jueves, 28 de febrero de 2008

LOS DELITOS DE MALTRATO FAMILIAR Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El médico al que saludamos enjuicia nuetro estado de salud. El abogado la legalidad de nuestras acciones. Me sorprendo observando las conductas de los niños con sus progenitores en los supermecados. Negocian los "chuches"con la petición, el llanto, el chantaje, la conversación, la alternativa. Negocian tán bien que suelen conseguir lo que desean. No puedo menos de observar mi alrededor con ojos de psicólogo social cognitivo. A veces grito, insulto y contrargumento escuhando en el coche afirmaciones expertas. De hecho este texto es un grito ante unas declaraciones que acabo de escuhar.
Ayer y hoy, y lo que va de año, estoy asustado con la cantidad de mujeres asesinadas por quienes las quisieron o las quieren. Llama la atención el ritual de estos asesinatos. Primero matan a su pareja y luego se suicidan. ¿Por qué no invierten el oreden?. Si tienen en mente desaparecer por voluntad propia ,¿qué les importa ya que sus mujeres o sus "ex" sigan viviendo? ¡Ya no las volverán a ver!.
Con mucha prevención me enfrento a este fenómeno desde la teoría cognitivo social e incluso desde la psicología jurídica.
Sin acudir a estadísticas, es cierto que ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género no ha disminuído el número de muertes, sino que se mantiene o progresa para preocupación social. Hay más mujeres que denuncian, la sociedad (la que no necesita sensiblizarse) está más sensibilizada, la justicia dispone de medidas que no existían antes, hay más hombres encarcelados por este delito etc. etc. De acuerdo. de acuerdo la ley es buena. Pero mueren más mujeres siguiendo un mismo ritual. Lo que quiero plantear es si los asesinatos y el ritual con el que se ceremonian está favorecido por los medios de comunicación.
Un momento, un momento, no griten como yo en el coche. Ya sé que he tocado con la prensa. Pero acabo de escuchar, en el coche siempre oigo Onda Cero, que la prensa tiene el acuerdo de no hablar de suicidios porque tiene efecto llamada. Ahora, (a lo mejor hay un apunte posterior) sólo me pregunto ¿qué fundamento existe para afirmar que las noticias de suicidio tienen efecto llamada y los homicidios familiares no? Espero que la pregunta suspeda la agitación (toda pregunta crea silencio), y mientras, tenga tiempo para expresar mi opinión antes de ser asesinado por quienes encuentren tema para su contratado comentario de mañana. (Qué iluso, como que va a leer alguien estas líneas, como que este tema va a desviar la partidista búsqueda del significado "tenión" en tiempos de campaña electoral).
Sin desvelar mis armas de psicólogo social, expongo la siguente historia. En una ciudad, cuyo nombre no quiero mencionar, se estaba hablando sobre la influencia de los medios en las conductas agresivas y delictivas. Participaban directores de cadenas de televisión, algunos productores, tres jóvenes delincuentes y el moderador, psicólogo,(no era yo). -La televisión no influye en la conducta crimanal. Esto es ridículo. Así de simple". Increpaban directores y productores (¿qué iban a mostrar si elimnaban la violencia?) ¡Pregúntele a ellos! (A los tres adolescentes condenados por la justicia). El moderador les preguntó: -¿Creéis que la TV os ha influido para cometer delitos?. -¿Qué quieres decir?, contestó uno de ellos. -Bien (dijo el moderador), has sido arrestado, estás en la cárcel por robar coches, ¿algo de lo que viste en la TV te influyó para que robaras coches?. Los chavales narraron como en una serie policíaca habían visto poner en marcha un coche sin llave de contacto. Aquellos jovenzuelos dijeron: -Así es como aprendimos a robar coches". (Richard Evans. Albert Bandura. The man and his ideas. A dialogue. 1989).
La ciencia psicológica tiene sobre el tama las hipótesis demasiado probadas. Tambien tiene la triste experiencia de que maldito el caso que sele hace. Esta polémica arranca, primero de las investigaciones sobre el aprendizaje a través de modelos. Pomposamente lo llamamos aprendizaje vicario. (La psicología también tiene su jerga, de la misma manera que un no natono no es un niño/a sino un feto). Luego, desde que el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos de América, elaborara, en 1974, un informe sobre el tema. Oyeron a los expertos. Luego, los medios compraron a un investigador que les abanicó los oídos. A la exposición de aquellos resultados comprados fueron invitados expertos de fama reconocida. Pero cuando estaban esperando en el hall a que comenzaran a pasar las transparencias, (no existía el Powerpoint) se acerca el representante del Gobierno y comunica a unos cuantos que los medios tienen derecho a veto, lo mismo que lo habían tenido las industrias tabaqueras en su día. (¡Cobardes!). Les pagaron el pasaje de vuelta (¡Faltaría más). Los vetados fueron Albert Bandura, Len Berkowitz, (psicólogos), Leo Bogart y Otto Larsen (sociólogos), Leo Eisemberg (psiquiatra infantil). ¿Se entiende por qué decía yo que con la prensa hemos topado?
En la línea de lo que vengo argumentando en este blog, me gustaría dar un paso adelante y explicar, según mis ideas psicológicas, (no se confundan, no he dicho mis invenciones psicológicas), por qué los medios de comunicación producen un efecto llamada cuando machaconamente (tan machaconamente como la desgraciada realidad), emiten noticias de delincuencia en el seno de las familias. Porque generan sensación de capacidad en quienes, hasta ese momento, creía ser inacapaces.
No quiero montarme ninguna película, al contrario, me gustaría que lo que voy a decir no fuera la realidad. Imaginemos cómo resuena, y vuelve a resonar, y redobla en la mente de una persona celosa, abandonada, expulsda de su hogar y apartada de sus hijos la noticia de que alguien ha asesinado a su "ex" o a su "actual". ¡ Ah, no, no!. No estoy afimando que son todos los hombres, ni muchos, ni la mayoría. Me basta con que sean algunos. Esos algunos, al oir que otro, al que juzga que sufría tanto como sufre él, ha sido capaz de hacer semejante "valentía", se dice para sí: SI ÉL HA SIDO CAPAZ, TAMBIÉN YO. Desde el momento que su pensamiento resuelve su problema de incapacidad, la ejecución es cuestión de buscar el modo y el mometo.
Este problema también se lo dan resuelto los medios, que narran con detalles y con testigos, cómo se ejecutó el parricidio. Esto explica la celebración del mismo ritual. Lo han aprendido en los medios, lo mismo que el chaval aprendió a arrancar coches sin llave de contacto.
La pregunta era: ¿las noticias sobre los asesinatos de mujeres a manos de sus "ex" o "presentes" tienen efecto llamada, como admiten tenerlo si notifican suicidios?. La respuesta es: Sí. Y la explicación: porque enseñan como hacerlo y, sobre todo, porque instalan la confianza para hacerlo en quienes se sentían incapaces. ¡Y ahora prometen recordárlo en los luminosos de las auotovías!. Una cosa es anunciar muertos, y otra muy distinta decir que una acción la cometen muchos. No creo que la medida la hayan consultado con los psicólogos:Sesgo de falso consenso, percepción de normalidad, "Yo soy un cagao"... (¿Merecerá la pena otro comentarios?. No, si soy un incorregible, no puedo ver la realidad sin filtrarla por la psicología. ¡¿Y qué?!. ¿No se trata de comportamiento humano?. Pues, ¡caramba!, a lo mejor tenemos hasta obligación de hacerlo antes de que opinen otros sin tener tanto fundamento científico).
Como contrapunto, pensaba exponer mi análisis psicológico de las dos primeros capítulos de la serie la UCO de RTVE. Otro día será. Fué extraordinaria ( A veces los psicólogos también encontramos el lado bueno de los medios de comunicación).

jueves, 7 de febrero de 2008

Autoeficacia y reincidencia en el delito

Llevo un tiempo sin escribir. No ha sido ni por falta de tiempo ni de temas. Simplemente, porque me entretiene finalizar una publicación sobre auteficacia y delincuencia. Y sobre esto voy a escribir hoy.

Parto de un silogismo tan simple como el siguiente, y le voy a dar forma aristotélica:



*La autoeficacia ha demostrado ser una variable causal, directa o indirecta, del comportamiento.

*Es así que la conducta delictiva es un comportamiento.

*Luego la autoeficacia debe explicar la conducta delictiva.



No, de ninguna manera voy a tratar de probar esta conclusión. Para eso estoy escribiendo el libro.



El acicate para escribir sobre este tema me lo proporcionó un alumno al tener que responder a las preguntas planteadas tras una conferencia. ¡A veces uno se da cuenta de que la inteligencia no se acabó cuando crearon la suya! Muy a menudo, quienes escuchan son más inteligentes que quien habla. Qué poco agradecidos somos los profesores con los alumnos. Cuántas ideas han proporcinado y luego no se les menciona ni en la bibliografía, ni en un pie de página. Es un plagio que debería 'pagar un canon'.



Sotenía yo que si la autoeficacia es causa de la delincuencia, deberían uilizarse los mecanismos que la generan (ejecución, modelado, persuasión e inferencia de los estados emocionales y corporales) no para crear autoeficacia, sino para generar ineficacia. Quien no se juzga capaz de ejecutar una acción no la practica.

Piénsese,por ejemplo, en la ejecución personal como fuente principal de autoeficacia. Cuando alguien ejecuta una acción con éxito y se la atribuye a sí mismo, genera expectativas de poder volverla a relizar. Pero si alguien inicia un curso de acción y fracasa, difícilmente se juzgará capaz de volverlo a intentar. Por lo mismo, si en la estrategia de implantar la apreciación de autoeficacia para hacer algo, es poca la insistencia en que no se produzca un fracaso temprano, en la implantación de la ineficacia para delinquir se debe procurar que el aprendiz de delincuencia tenga un fracaso temprano. Como la disciplina dentro del hoga y el que los padres sepan donde, cuándo y con quién salen sus hijos aparece en todos los estudios como variable incompatible con la delincuencia, quizás se deba a que semejante control augura un fracaso en los mismos orígenes de la desviación.



Entonces, argumentó quien me había escuhado, ¿cómo se explica que las personas que han pasado un tiempo en la cárcel vuelvan a reincidir cuando salen de ella? Han fracasado y viven durante un largo tiempo con otros que también perecieron en el intento. Sería motivo suficiente para abandonar el camino del fracasado de la delincuencia, y sin embargo reinciden.



No pude menos de darle la enhorabuena repetidas veces. La pregunta es fantástica para la criminología.



Las respuestas, desde la teoría cognitvo social, se me agolpaban a borbotones. Me hubiera gustado comenzar mi conferencia en ese punto. No sé si la velocidad de mis palabras le dejaron claro algo de lo que le respondí.



La primera de las respuestas era, sin duda, inesperada. Quienes han vivido gran tiempo entre rejas han aprendido la normas del Internado, que diría Goffman. Conocen sus códigos de conducta, lo que les da seguridad en lo que emprenden. Pero no saben si serán capaces de adapatrarse a las reglas de los externos. Al salir, perciben la inseguridad y delinquen abiertamente para que les vuevan a conducir al 'maravilloso' reino donde gobierna "la (su) seguridad. Reinciden porque se juzgan incapaces de vivir fuera de la trena. In deed, it is not surrprising that habitual offenders often become troublesome just before the time of release ; in fact, many verbalize their anxieties about facing life on the outside. It would not, therefore, be surprising if some antisocial personalities were motivated to commit offenses in a manner that insures their return to the institution.(Bandura y Walers, 1959)



Es una posible exlicación de la reicidencia. No la más convincente. Es más razonable pensar que la reincidencia de los hallados cumpables y condenados por la ley se explica por su tenaz autoeficacia.

Cualquier texto de autoeficacia realza lo persistente que es el autoeficaz en perseguir sus propósitos. La elección de una actividad, el desarrollo del esfuerzo necesario y la persistencia ante las dificultades, le son sstantivas. ¡No faltaría más que un suspenso detuviera la carrera del autoeficaz!. Pues, de idéntica manera, el haber sido condendo una vez no basta para que el delincuente se juzgue incapaz de volver a realizar las misas conductas. Aún más, el fracaso es un acicate del autoeficaz. Nunca se insistirá suficiente en la imperiosa necesidad de evitar un fracaso inicial en aquel que quiere modificar su conducta o iniciar la que hasta ahora se percibía como incapaz. Pero una vez que esa confianza en la propia capacidad se ha ha adueñado de la persona, el fracaso es un toque de atención para no dormirlse en el dulce lecho de los éxitos del pasado. El fracaso es un reclamo de nuevos esfuerzos. El autoeficaz que fracasa atrivuye tal contratiempo a las circunstancis que no tuvo en cuenta o a la falta de esfuerzo personal o a la falta de habilidades que puede fácilmente aprender. En definitiva, la reincidencia se explica porque el delincente se siente capaz para no volver a cometer los mismos errores que le llevaron a la condena.

Existe otro aspecto de la teoría cognitivo social que completa la explicación anterior abundando en la autoeficacia como causa de la reincidencia. La propia ejecución personal, que el sujeto realiza en la carcel al ejecutar continuamente con éxito su propio delito.

No, no estoy afirmando que en la cárcel siga deinquiedo. Lo que quiero decir es que la gente conoce poco las útimas investigaciones de Bandura sobre el modelado.

Entre los años 80 y comienzos de los 90, Bandura publica con Carroll, una serie de cuatro o cincon investigaciones sobre la ejecución modelada. Se trataba de copiar un movimiento de la mano muy semejante a lo que es un saque en la pista de tenis. Existía la posibilidad de observar al modelo y luego repetir una y muchas veces el mismo ejercicio con la propia mano. Pero existía una segunda posibilidad, que consistía en observar el modelo, hacer algunos ejercicos de repetición física y luego retirarse a solas a pensar y repensar cada uno de los momentos del movimiento. Las investigaciones son un poco mas complejas, pero la esencia de lo que me interesa presentar aquí es lo que he dicho. Cuando luego, a la hora de la verdad se tenía que ejecutar el movimiento de la muñeca, lo realizaban mejor los que lo habían ejecutado mentalmente que los que lo habían ejecutado físicamente. El verdadero truco de estas investigaciones está en demostrar que algo no se aprende hasta que no se tiene en la cabeza el esquema minucioso de todo el curso o progreso de la acción. Y para grabar ese esquema es más eficaz la combinación de la ejecución física con la ejecución mental. Hay que repasar mentalmente para terminar arpendiendo algo definitivamente. Es más, hasta que lo aprendido no halla su reflejo en la aplicación práctica, no se ha aprendido.

Si todo esto, bien examinado, no es algo que nos suene extraño. Cuando hemos tenido un pequeño o gran percance con la bicicleta, estamos repitiendo mentalmente la acción para no volver a caer en la misma curva. Ignorantes de estos procesos mentales, los padres suelen prihibir a sus hijos que vuelvan a coger la bicicleta, o la moto. En realidad, después de tantos repasos mentales, los hijos pueden sentirse más capacitados para volver a subirse en el sillín. En el mismo orden de cosas, hay profesores que prohiben rigurosamente hablar en clase. Si se fijaran en el momento en que surje la conversación, harían bien en detener su explicación hasta que el compañero le explique a su vecino lo que no ha entendido. Cuando vea que el interlocutor hace el gesto de admiración: ¡Ah, sí!, puede contuar sus explicaciones.

Probado, por la investigación y por la experiencia personal, que aprender es generar esquemas mentales del curso de acción, olvidémosnos de los padres ansiesos por la salud de sus hijos y del profesor que permite reflexionar a sus alumnos. Volvamos a la cárcel.

Si algo tiene en abundancia el interno es tiempo. Tiempo para pensar. Muchos momentos en los que darle vuelta atrás a los acontecimietos que le le han llevado hasta la prisión y ejecutarlos de nuevo, de manera distinta, de mil maneras. Tantas veces los repite que podría caminar por el lugar del delito con los ojos cerrados. Esto es ejecutar la conducta delictiva en la cárcel. Por desgracia, con demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, no recuerdo que preso famoso, afirmaba que en la cárcel se fraguan los delitos más graves y sofisticados. Abunda el tiempo para panificarlos milimétricamente.

La reincidencia de quien ha fracasado no es una objeción contra la autoeficacia como causa de la conducta delictiva. Todo lo contrario. Es la autoeficacia la que explica esa reincidencia. Luego mantengo el silogismo al que objetaba el alumno inteligente.

Bueno, bueno. Sin olvidar algo esencial ,que la autoeficacia es una apreciación personal. Y no digo yo que el haber sido condenado una vez no pueda ser causa de que el delincuente se considere ineficaz para el futuro. Desde luego, existen más probabilidades de que se genere apreciación de ineficacia mandando a alguien a la carcel (lo que es un fracaso en su conducta delictiva) que no habiendo experimentado nunca lo que es la falta de libertad en el intenado.

martes, 8 de enero de 2008

JUSTICIA RESTAURADORA Y AUTOEFICACIA

Pudiera parecer que había iniciado el blog con mucho ímpetu y que este se me había agotado enseguida. Es verdad que llevo tiempo sin escribir, pero no sin dedicarme a la teoría cognitivo social. Muy al contrario. Ha sucedido que el día 18 de diciembre tenía que impartir una conferencia sobre autoeficacia y delicuencia, tema que me apasiona. Esto me obligó a posponer, a falta de la revisión de estilo, la primera entrega sobre la estancia de Bandura en la Universidad de Iowa.
Tras la conferencia me ofrecieron la oportuniad de publicar un libro sobre autoeficacia y delincuencia. En ello estoy. Espero terminarlo pronto, pues tenía redactado mucho sobre el tema. Pero he preferido tomarme unos días para ponerme al día de algunos temas.
El día de hoy, ocho de enero de 2008, lo he dedicado a repasar estudios sobre la justicia restauradora, o la aceptación de la culpabilidad o la verguenza social. Lawrence Sherman me ha entretenido hoy con sus estudios de Canberra. En especial con el que acaba de publicr con Tyler, Strang,Barnes y Woods (2007) Un entretenimiento agradable. Pero, la conclusión final, decepcionante: ni la justicia restaurdora, ni la justicia procedimental evitan directamente la reincidencia en las conductas delictivas (en Australia) de coducir bajo los efectos del alcohol.
Uno a veces se pregunta si tanto esfuerzo y tanta difusión de determinadas ideas merecen verdaderamente la pena. Pues no digamos la propaganda que ha tenido la teoría de Sherman (¡). Debería hacerse algún estudio sobre el por qué de la difusión de explicaciones y procedimientos cuando todavía no están probados.
¿Cual es la impresion que me queda hoy?. Que de una u otra manera estamos dando vueltas a las manidas ideas de las relaciones entre las actitudes y las conductas. La conclusión más evidente de este estudio que firman los "popes" de la justicia retauradora y la justicia procedimental, es que la personas que pasan por los procedimientos de la justicia restauradora,reconociendo sus delitos ante la sociedad y haciendo propósito de la enmienda, consideran que han sido mejor tratados que los llevados a juicio y condenados por los jueces. Tambien tienen un mayor aprecio de la ley y la consideran más legítima. A través de esta legitimidad, y dependiendo del sexo y de la edad,(!) parece que influyen sobre la no reincidencia.
Tienen razón los autores cuando afirman que hay que estudiar más a fondo los procesos psicológicos que evitan la reincidencia, además de modificar las actitudes y los valores.
Personalmente creo las personas que pasan por la estratega de la justicia restauradora y que hacen esfuerzos para no volver a reincidir quieren que se les ayude a lograr lo que desean: no reincidir, pues el procedimiento de la culpa les ha hecho recapacitar sobre su valor. Uno se imagina a esas personas deseando cambiar y SINTIÉNDOSE INCAPACES DE HACERLO.
De las cutro formas de generar la percepción de autoeficacia, la peor de ellas es la persuasión, la prédica. Y esa es la esencia de la justicia restauradora: predicar y afear al delincuente su delito. Pero le falta algo esencial: no le enseña qué es lo que debe hacer para poner en práctica sus bueos propósitos. O la estrategia de la justicia restauradora implanta la percepción de cómo no volver a caer, o todos los esfurzos del delincuente y de la comunidad caen en saco roto.
En los tratamientos de la justicia restauradora hay que dar un paso más: instalar en el delincuente arrpentido la percepción de que PUEDE, QUE ES CAPAZ, de no volver a delinquir.
Mucho criminólogos dicen que el arrpentimiento es el primer camino para la rehabilitación. Este arrepentimiento lo consigue muy bien la estrategia de la justicia restauradora o de la culpabilidad. Si le añaden las técnicas de autoeficacia quizás hayan dado con la metodología adecuada para evitar la reincidencia.
La propuesta es, pues, BIEN por la justicia restauradora y la procedimental porque logran el arrepentimiento y la verguenza social. MAL por la justicia restauradora que no enseña a sus arrepentidos a sentirse AUTOEFICACES para cumplir sus buenos deseos.