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lunes, 2 de junio de 2008

EL PUNTO DE VISTA DE LOS DELINCUENTES

Os parecerá mentira, pero mis intenciones miraban al estudio de la vida de Bandura durante sus años de formación universitaria. Pero eso ha quedado tan lejos que ya no encuentro, entre mis archivos, un texto que había editado antes de Navidad. El perrito de mi buscador, tras largo tiempo de escarbar en la nieve, se sienta y me mira interrogante. Creo que me reprocha por ser tan despistado. Como no sabe mi edad, no se atreve a decirme que se nota que estoy viejo. (¡Que se le ocurra!) Lo encontraré, y si no lo volveré a escribir, porque las ideas las tengo muy claras.

¿Por qué no cumplo las metas que me he propuesto? Calma, que cada “día tiene su afán”. Una conferencia sobre autoeficacia y delincuencia me impuso “intercalar” el libro con ese título. Luego se me ha echado encima el curso de doctorado. Como me aburro de enseñar lo mismo, cambio cada año los contenidos de mis cursos. Si algo novedoso me interesaba a mí, le interesara también a mis alumnos.

Error de falso consenso, por el que creemos que lo nuestro es lo normal, lo natural. ¡Vamos, de sentido común! Es decir que el sentido común es lo que nosotros pensamos. ¿Entiendes ahora la veracidad de la frase manida “el sentido común, es el menos común de los sentidos”? Tan poco común que es solo mío o solo tuyo. Aunque es una ley psicológica.

Mientras esto afecte solamente a mí y a ti, allá yo y allá tú. Cuando lo que yo pienso afecta a terceros, el sentido común (mi/tu sentido común) es el más peligroso de los sentidos. Colocaros en el lugar del “jefe”. (No te desanimes, soñar es gratis, y si no lo sueñas nunca lo serás). Colocaros en el lugar del jefe y veréis las consecuencias que tiene el error del falso consenso. ¿Qué pasaría si os colocarais en el lugar del juez? (-“Lo del jefe vale, pero eso de convertirme en juez, ya no me seduce nada”. – “A mí tampoco, aunque me he divertido mucho estudiando las variables psicológicas que influyen en sus decisiones”).

Espera, sueña un poco más, ponte ahora en el lugar del delincuente y piensa tú que piensa él que lo que ha hecho es lo normal y que todos en sus circunstancias habrían ejecutado la conducta por la que le están juzgando. Observando la mirada fija que muchos delincuentes dirigen a los magistrados en la sala, o la indiferencia con la que se comportan mientras escuchan espeluznantes acusaciones, están diciéndoles: ¿Pero, qué dices? Si tú en mi lugar hubieras hecho lo mismo

¿Por qué no se examina la posibilidad de que el sesgo del falso consenso (del sentido común) dificulta su rehabilitación? A los psicólogos nos cuesta tratar a la gente que nos pide ayuda cuando no tenemos las claves de lo que pasa por su mente. Pero, cuando damos con la llave de sus aposentos privados y se nos permite percibir el mundo desde sus balcones, el diálogo surge espontáneo. Y en el discurrir de la conversación consentida y con sentido se puede hacer ver que existen otros balcones desde los que la realidad se ve de manera distinta. Sólo así, o fundamentalmente así, consentirá en visitar otros lugares con otros balcones desde los que se vean paisaje distinto al que se ve desde su chabola de hojalata herrumbrosa.

No sé cómo, pero lo cierto es que al final retorno siempre a una de las ideas principales de la teoría cognitivo social: cada persona humana tiene que gestionar su vida porque cada uno es el representante de si mismo. A los demás, incluidos los profesionales, nos resta el deber de estar al servicio de su gestión.

- Eugenio , esto parece muy fuerte ¿No?
- Si entiendes que incluso los profesionales tenemos que estar al servicio de los delincuentes, es muy fuerte. Es el mundo al revés.

Eugenio se quedó pensativo un rato, con la mirada perdida. En un momento cerró los ojos. Lo que estaba pensando le hacía fruncir las cejas. Mientras dialogaba consigo mismo su cara pasaba de la interrogación a la aseveración. Su índice derecho trazaba círculos, caminaba hacia adelante y hacia atrás. Finalmente, su cara se afirmó y apuntando con el índice argumentó seguro:
- Mira, los sofistas hace tiempo que desaparecieron como escuela filosófica.
- Pues ¿entonces?
- Entonces he dicho muy conscientemente que es necesario meterse en la mente del delincuente si se le quiere ayudar. Ver el mundo desde su perspectiva. Y, por cierto, eso de la perspectiva, lo decía Ortega. ¿o es que el delincuente no ve el mundo desde unas coordenadas que no son las tuyas? Sí, el delincuente también tiene perspectiva orteguiana. Mientras no la descubramos, pensará que desvariamos.
- Eugenio. ¿Sabes qué? Los profesionales de la psicología tenemos la manía de encasillar a las personas en base a tonterías.
- ¿Qué dices?
- Eugenio. El otro día he visto en televisión cómo unos supuestos “psicocalígrafos” (me suena a película) volvían a insistir en lo de los dibujos de los niños. ¡Maldita sea! Llegaron a sostener, con la mayor naturalidad, el tremendo disparate de que por ellos se podía saber si un niño había sido abusado. ¿Cómo puede confundirse así a la gente? Te voy a contar una historia. Hubo un tiempo, hace mucho tiempo (en los tiempos de Cenicienta y Pulgarcito) que yo practiqué la psicología dinámica y aplicaba mucho los llamados tests proyectivos (¡La cantidad de psicólogos que estudiaron por mis apuntes del Rorschach!, ¿Verdad Serafín?), la figura humana, el árbol, la familia, el TAT etc. Un día pedí a un niño que me pintara la familia y pintó a su padre alejado, pequeñito, subido en una roca. Mientras analizaba el dibujo tenía claro que el padre se desentendía de la familia y, en concreto, de aquel niño. En la consulta siguiente le rogué que me lo explicara. Todo era tan sencillo como que el domingo anterior había ido toda la familia de excursión. Su padre, en un momento, se había alejado y subido a una roca para descubrir qué se veía desde allí arriba. El niño había captado aquella instantánea en su dibujo de la familia. La interpretación era más sencilla que mi rebuscado pensamiento interpretativo.

Mi segura osadía me llevó a interpretar hasta el libro de sueños de Pío Baroja : "El Hotel del Cisne". Le entregué mucha devoción. Hallé cantidad de complejos. Pero nunca pude hablara con eon Pío para que me explicara, como mi dibujante infantil, lo castrante que era Doña Carmen Nessi.

Luego, con el tiempo, leí mucho de las hipótesis que se confirman cada vez que se aplican, pero que nunca se ponen a prueba. Como el que va por la calle diagnosticando (¿cómo lo digo que sea correcto?) “homófilos”, pero nunca se mete en su cama. (La frase es de Lee Ross, el mismo que descubrió el error del falso consenso). Leí, tambén, muchas investigaciones sobre la ilusión de correlación que existe en los test proyectivos (Esto es tan sencillo como deducir que si alguien pinta una boca con dientes es un agresivo, si ve traseros en el Rorschach, es un homosexual) y me dí cuenta de que esas misteriosas llaves no abren más que el vacío. Más tarde, leí muchísimo sobre los muñecos anatómicamente correctos para interrogar a niños supuestamente abusados sexualmente, y concluí que la ciencia psicológica debería desaconsejarlos.

No existen ganzúas que abran los aposentos de todas las habitaciones de todas las personas. Cuando se cree en ella, se utiliza y , por desgracia, se interpreta. Otorga al profesional la seguriad de haber dado con el quid de lo que, profundo y oculto, mueve la marioneta que tiene delante. La realidad es que al utilizarla esa falsa ganzúz convierte su paciente en una marioneta, cuandole está pidiendo que le haga persona capaz de gobernar su vida.

¿Dónde estoy? Esto sí que ha sido un disparate. Quería escribir sobre la recuperación de delincuentes, pero me pasé a mi curso de doctorado, que nada tiene que ver con el error de falso consenso y el sentido común, para terminar hablando de la necesidad del punto de vista de los delincuentes y la necesidad de entenderlo para poder llevarlos a otras latitudes con vista más expandidas. Finalmente he terminado negando que esté probado que se pueda entrar en el mundo de las personas a través de sus dibujos o las llamadas pruebas proyectivas.

Es que cuando hablo de psicología me pierdo (por que yo estoy perdido) enseguida. Pero me encuentro siempre hablando de la capacidad de la persona para llegar a ser lo que desee. Pura teoría sociocognitiva.

viernes, 23 de mayo de 2008

MORAL DE CIRCUNSTANCIAS.

Cumpliendo mi compromiso de publicar, al menos un tema al mes, aquí estoy de nuevo. Parece que es verdad lo escrito por Bandura en 19982 de que The psychogy of chance encounters and life paths. American Psychologist, 1982 37, 747 -155. No era mi intención entrar tan pronto en los temas del comportamiento moral o delictivo. Pero es lo que me atrae en este momento.

Bandura, en los ultimos años, ha puesto un empeño especial en la explicación de los comportamientos inhumanos de las personas "humanas". Suele comenzar sus expposiciones con expresiones como estas: Development of self-regulatory capabilities does not create an invariant control mechanism within a person , as implied by theories of internalizaton that incorporate entities such as conscience and superego as continuous internal overseers of conduct. Self evaluative influences do not operate unless activated, and there are many factors that exercise selective control over their activation. Dicho en romámn (román significa español)paladino: nuestra moral es acomodaticia.

Uno ha tenido que vivir situaciones difíciles de olvidar. Era una cena en la que participaban miembros del ejército y profesores de la Univesidad. Al parecer, me enteré por aquellos días, la Universidad de Salamanca tenía un convenio de cooperaciópn con el Ministerio del Ejército. Aquel año me habían nombrado miembro de aquella comisión. Tras la reunión científica y la conferencia, la "cena de trabajo". Fue una cena interesante porque el general invitado era especialista en fundamentalismos islámicos. De los fundamentalismos en nombre de dios se pasó a los comportamientos morales.

-"Es injusto que se mate en nombre de ningún dios", sentenció uno de los comensales

- "Pues es la mejor razón para matar", afirmé yo.

Acababa de despertar la conciencia apologética. Había oído, porque esto siempre se sabe de oídas, que algunos de los que se sentaban conmigo pertenecían al Opus Dei. No lo sabía ni lo sé a fecha de hoy. Cada uno cree en lo que le convence o le conviene. Aunque si se aplica la sentencia evagélica: "por sus obras los conoceréis", aquellos pintaron mi alma de negro maligno y de rojo infernal.

-¿Entonces tú crees que la moral depende de las circunstancias?

El tono, la mirada acusadora, inquisitorial y estupefacta con la que esperaban mi respuesta me impresionaron tanto que no puedo olvidarlas. Nunca me han inaterrogado en un juicio. Aquella es la experiencia más cercana. Repentnamente me vino a la mente una encíclica , creo de Pío X, que obligaba a los católicos, especialmente docentes, a jurar no defender la moral de circunstancias.Se llamaba juramento antimodernista. "Ete ha hecho el juramento antimodernista", pensé.
-Sí, nos COMPORTAMOS MORALMENTE dependiendo de las circunstancias.
- " Si crees eso, de tí no se puede fiar nadie".

Evidentemente no se fiaron de mí. Desaparecí de la comisión por el mismo ensalmo por el que aparecí en ella.

La sobremesa comenzó a tensarse y las despedidas se adelantaron.

En un primer momento, me sentí culpable. Luego me criticaba a mi mismo por no haber tenido el reflejo de haberles contestado: " En nombre de dios me habéis reprobado socialmente". Eso es una vileza. Eso prueba que vosotros, en este mismo momento, en nombre de dios, sois inhumanos con el infiel.

Mi respuesta estaba muy bien pensada. Yo hablaba de conductas y no de principios morales. Tú, que estás leyendo estas palabras, párate y reflexiona si alguna vez has mentido, robado, hecho daño a otros o ejecutado conductas que la moral o la ley prohiben. No me lo niegues porque mentirías, a pesar de tus principios morales.

En la teoría cognitivo social no se duda de la universalidad de los principios morales. Tampoco se defiende que esos principios no rijan nuestras vidas y que, por defenderlos, estemos dispuestos a renunciar a muchas gratificaciones externas. En una de mis publicaciones defiendo cómo lo extraño es que con una explicación conductista la gente no cometa más canalladas de las que se cometen. La vida suele presentarnos oportunidades que nos permitirían obtener grandes beneficios con muy pocos costes o riesgos de graves costes. Y sin embargo nos contenemos.Por principios morales

Tan importantes son los principios morales que Bandura puso a prueba la importancia de la recompensa externa frente a la recompensa interna. Y ganó la recompensa interna. Las personas solemos exigirnos más en nuestro rendimiento personal sin aumentarnos las gratificaciones. Y este intento por sentirnos cada vez más orgullosos de nosotros mismos es lo que permite que la ciencia avance, que la sociedad disponga de mayor bienestar y que podamos convivir razonablemente bien los nacidos de distintas madres. O, acaso más difícil,que vivamos en paz los que anidamos en el mismo vientre.

Pero estos principios morales no son un "otro yo", pesadillo él, a veces obsesivo y torturador que, agazapado en algún rincón de un no se sabe donde ni por qué, observa lo que no queremos que nadie presencie. Luego, cuando creemos estar sólo, nos recuerda lo que hemos hecho mal. El puñetero es como la carcoma, sólo se la oye en el silencio de la noche inquietando nuestros sueños. Si San Ignacio(¡ vaya, hoy va de santos cuando quiero hablar de canallas!) dijo que en tiempo de aflicción no hacer mudanza, habría que acordar, de igual modo, que sólo se piensa cuando uno está de pie, con la cabeza sobre los hombros. La cama es para amar y soñar. Para lo bonito de la vida. (¿Por que créis que Freud descubrió la importancia de los sueños y de la vida sexual?. Porque tumbaba a los enfermos en el diván: "asiento alargado y mullido, por lo común sin respaldo y con almohadones sueltos, en el que una persona puede tenderse", dice el diccionario).

Solo para los psicólogos: esta manía de Bandura por concretar las ideas le viene de dos profesores suyos a los que no profesaba demasiado afecto, pero que influyeron en su mentalidad científica. Fueron Spence y Bergman. El primero conductista perdido, el segundo filósofo de la ciencia. Pero los dos coincidían en que aquello que no se "operacionaliza" (qué palabrota"), se escenifica en un modo concreto de proceder, no es objeeto de investigación científica.

Gracias a dios (¡otra vez!)no existe ese ego supremo. Solo existen principios, creencias morales. Pero, como creencias o pensamientos cargados de afecto y orientados a la acción, deben ser aplicados a las circustancias concretas para que cobren realidad. Lo mismo que los principios de la ciencia: se aplican para conseguir determinados objetivos en determinadas circunstancias.

En esa aplicación a las circunstancias los principios morales se relativizan para justificar lo injustificable. Esta es la esencia de los mecanismos de desvinculación moral. No es que se obre contra esos principios morales, sino que, amparados en esos principios, se comenten las mayores atrocidades.

"Eugenio, que esto es demasiado abstracto". - "Tienes razón, Eugenio". -Bueno bajaré a la realidad cotidiana".

Cuando hacemos la puñeta a los demás decimos que se lo merecía. A cada uno hay que darle lo que se merece. Es de JUSTICIA. También es de Justicia que quien la hace la pague, y quien a hierro mata a hierro muera, y el diente por diente y ojo por ojo. El que me busca me encuentra, pero yo soy muy bueno.

A las bestias se las carga, a las zorras se las persigue, a los gusanos se los aplasta. Basta con deshumanizar a alguien para sintirse en la obligación de quitárselo de delante. Cuando se echa a los mendigos de la calle, se está limpiando la ciudad. Si me estás leyendo me entiendes perfectamente porque lo de llamar a las cosas por nombres o expresiones distintas a lo que son para justificar lo injustificable, en el ámbito de lo público y lo privado, está a la orden del día. Trasvases, crisis, negociación, por una parte. Unidad, igualdad y libertad para todos, por otra. Si lo quires expresado de forma más concreta, una de las maneras de justificar las conductas inhumanas e ilegales consiste en utilizar eufemismos, generalmente sanitrios o higiénicos.

Los soldados matan por defender la patria, y si no defienden la bandera nacional son unos cobardes. Y ellos se sienten mal y se rebelan por no matar cuando creen que deben hacerlo. Nuestra religión o secta o facción, o cisma, es el verdadero y todos los demás deben acatarlo o morir. En nombre de diós se ha matado siempre. ¡No digamos en nombre de la patria! (¿Qué patria, qué nación?). Y se quedan tan campantes diciendo en entrevistas públicas que ellos son nacionalistas y lo que tienen que defender son los intereses de sus (¿qué digo? nada, puntos suspensivos)... representados y los demás que defiendan los suyos. Y cuando consiguen "lo suyo" lo estampan en una ley que obliga a todos los perjudicados que no han tenido ni arte ni parte, ni la posibilidad de exponer sus prioridades, sus intereses. Son ley y las leyes hay que cumplirlas.

No digamos nada de los que se crean su propia patria, su propio ejército y sus propia guerra. ¡La patria hay que defenderla!.

A lo mejor ahora se me entiende demasiado. Pero ¿alguno de nosotros se atreve a negar que tiene que haber justicia, que cada uno debe recibir lo que se merece, que la patria hay que defenderla, que cada uno puede tener el credo que quiera?. No, no y no. Pero esto no son más que principios abstractos que se actualizan en la humillación de la mujer, en el asesinato del "enemigo", en importarles tres pepinos (debían valer poco los pepinos cuando se inventó la expresión) que los habitantes de otras regiones del propio país no tengan los mismos derechos, en perseguir a los que caricaturizan al profeta. En hacerle la puñeta al que está a nuestro lado porque piensa distinto para fastidiar. Estos son modos de concretar los principos morales.

¿Todavía no lo has entendido?. Perdona, yo lo tengo muy claro. Pero, lo diré más claro aún. Quienes me conocen saben de mi oposición a clasificar personas. Últimamente está de moda la clasificación de los psicópatas. Claro, a posteriori. Es un axioma social recurrente. ¡Buena la armó Hare al depurar su cuestionario!. Lector, mételo en tu cartera o bolso de paseo. Se amable, recorre las calles como lo hacía Diógenes con su candil (“busco al hombre auténtico de día y de noche, pero no lo encuentro”), y pásales el cuestionario a cuantos te encuentres. Felicítate, al final del día podrás saber quiénes de los que te rodean son incapaces de sentir algo por alguien (tampoco por tí), y pueden cometer, a la primera de cambio y sin razón alguna, el crimen más sanguinario.

Decía (no quiero que el párrafo sea largo, por eso el punto y aparte)que estoy cansado de luchar contra este tipo de botánico-psicología que mata la esperanza. En algún momento de discusión acalorada he llegado a proponer (no recuerdo haberlo escrito) que la sociedad tiene puestas una de sus mayores esperanzas de convivencia pacífica en la figura, en el rol, en la institución de la justicia penal. Un juez de lo penal es una persona que, por oficio y obligación, se dedica a hacer daño a bienes y libertades de los demás y se queda impasible. Mejor, se queda satisfecho por haber cumplido con su deber.

No te asustes. El juez como persona, no es un psicópata, necesariamente. El psicópata es el oficio que ha elegido desempeñar. (Tampoco quieras hacer de psicoanlista. Es un camino a ninaguna parte.)

Nadie quiere ser malo, pero, a veces, no queda más remedio que dar a cada uno su merecido.

viernes, 11 de abril de 2008

Rehabilitación de pederastas

Acabo de mandar a la imprenta un libro sobre autoeficacia y delinquencia. Mi argumentacion básica, desde la teoría cognitivo social, es que a nadie se le puede negar la posibiliad y el derecho a rehabilitarse. El caso Mary Luz Cortés, por contra, está pidiendo la cadena perpetua para los pederastas. Los pederastas no se rehabilitan jamás, se oye afirmar por doquier, utilizando la ciencia psicológica como argumento. Para quien no se rehabilita, la cadena perpetua.
Mi postura y la de la mayoría parecen estar en contradicción.
He de confesar que tantas voces unísonas me hacen pensar si no estaré equivocado.Este es uno de los momentos en que rompería el programa de mi curso. Pasearía cabizbajo de un lado a otro del aula, delante de la primera fila de pupitres, esperando el último clic del pestillo de las puertas de entrada. ¡Ya están todos los que van a estar! Les miraría durante unos largos segundos y les preguntaría: ¿creen que los pederastas pueden rehabilirarse? ¿Qué opinan como futuros psicólogos? Silencio. (Se quejan de la poca participación, pero cuando se les ofrece callan). La clase promete ser interesante, piensan. Tú también, lector, estas esperando mi oponión, pero ya tienes la tuya. ¿Debo seguir adelane o abandono el tema? ( me estoy preguntando yo) Los alumnos no contestan, tú tienes tu solución a la pregunta y yo temo hablar del tema. La culpa del silencio, de tu opinión y de mi temor la tiene Harold Kelley (¿quíen es este?) uno de lo más eminentes psicólogos de la teoría de la atribución (¡otra palabreja) que se dedicó a estudiar los procesos por los que estamos seguros de lo que tenemos por cierto. ¡No me digas que tienes claro que los pederastas deben cumplir cadena perpetua! Mis alumnos callan, tú lo tienes claro y a mí me da miedo afronta el tema porque creo que voy a ser lapidado. Sí, sí., la culpa la tiene Kelley al descubrir que en los temas donde existe inseguridad de pruebas el criterio de la verdad es la opinión de la mayoría: si todos lo afirman es verdad. Kelley lo llamaba "consenso". Y vaya si existe consenso en pedir la pena perpetua par a los pederastras.
Pero sois cobardes, porque en realidad lo que queréis pedir es la pena de muerte. Y sois más cobardes porque si pensais que son irrecuperables es porque créis en la genética. Deberíais exigir programas de investigación que marquen los genes que determinan esta malformación conductual irremediable, y que eso sea motivo de aborto. Sería un descubrimiento revolucionario, más importante que describrir la curación del cáncer, pues seguro que los pederastas, los maltratadores, los asesinos en serie, lo asesinos casuales, los.... (¿dónde ponemos el límite?) causan más muertes y sufrimiento que las carreteras y que el tabaco. ¡Hay que eliminar a los pederastas de la sociedad¡ Hay que eliminar a los maltratadores de la sociedad! Hay que eliminar a los asesinos de la sociedad!. ¡Hay que dedicar todo el presupueto de la nación a mantener encerrados a los pederastras y demás ralea de la sociedad. Seguid gritanto ¡hay que descubrir lo genes que determinan la delincuencia y eliminarlos en la primera semana de gestación!

No sigas, porque si crees que la delincuencia, de la naturaleza que sea, no tiene remedio, tienen que eliminarnos a todos. También a los "exterminadores". Everybody do it, escribió White, un autor canadiense hace pocos años, tras estudiar la delincuencia humana. (Pero, ¿qué dice éste?, es decir, yo). No, si tú no has maltratado, ni abusado sexualmente de niños, ni ... ¿ni qué más que esté penado en la ley o en tus principios morales?. Haz examen de conciencia. ¿Y si se repitiera la oportunidad, repeterías aquella acción delictiva?. Me parece excelente el anuncio del Ayuntamiento de Madrid: si tú no pagas no existirá la prostitucón. Ayer se sabía que ocho millones de hombres y cuatro de mujeres han sido infieles a sus parejas. Si se elimina a los que no la tienen y a los que no tiene capacidad de serlo, parece que que la excepción es la regla. No es delito, pero es inmoral. Pero everybody do it.
Que nadie me haga decir lo que yo no etoy diciendo. No afirmo que algunas conductas delictivas por no decir todas, sean fáciles de erradicar. Pero sí me niego a admitir que la persona no sea modificable o esté psicológica o biológicamente predeterminada. A uno le llama la atención que las conductas pedófilas aparezcan en fases relativamente tardías de la vida. Cuando esto sucede nos decimos ¡Menudo pájaro de cuentas! ¡ Lo que tenía escondido!. Pues muy escondido lo tenía cuando no lo había demostrado antes!. ¿Por qué la esencia psicológica de la persona se define por unos actos puntuales y no por otros más frecuentes y dentro de la norma?. No es el momento de responder a esta pregunta tan interesante para explicar la percepción social que se tiene de las personas.
No quiero repetirme en la explicación de la reincidencia, porque lo escribí en el último tema. Ruego que se vuelva a leer. Reitero que "ese consenso" termina calando en la conciencia del delincuente que se percibe y define a sí mismo como irrecuperable. Si, además, el 60% no reinciden. ¿Verdad que suena distinto oir que el 40% sí reinciden que escuchar o leer que el 60% no reinciden?. Alguien que estudió el fenómeno del anclaje en la toma de decisones humanas le concedieron el premio Nobel de Economía: Daniel Kahn. Es importante la cifra primera que se pone sobre la mesa cuando se quiere llegar a acuerdos.
¿Que le pasa a cualquier persona cuando se le dice que es incapaz de hacer algo y él se lo cree?. Pues que demostrará que es incapaz porque jamás lo intetará. ¿Qué sucede, en cambio, cuando a alguien se le hace entender que lo límites, dentro de lo humanamente possible, no existen? Pues que lo intenta y lo consigue. Y al final, todos decimos ¿Quién lo iba a decir? y él repite el eco ¿quién me lo iba a decir?. Sólo quien creía que era posible le empujó y le ayudó a que lograra lo imposible.
No voy a entrar al desafío de mostrar algún ajemplo de pederastra rehabilitado, porque seguro que existen muchos que no se atreven a dar la cara. ¡ Con la ue está cayendo! Mañana tendrían una pulsera de vigilancia. Otra forma de cadena perpetua. Y a lo mejor alguno de los ejemplos serían falsos pederastras condenados falsamente por el testimonio mal extrído de niños mal interrogados.
Me niego a creer que un pederastra sea incapaz de rehabilitarse. Afirmo la posibilidad . Por lo que pediría
1. Que se admita la posibilidad de su rehabilitación, porque si no se cree en ella nunca se le proporcionarán los medios para conseguirlo
2. Pediría que a ellos mismos se les haga creer que la rehabilitción es posible
3. Pediría que la cadena perpetua, si se llega a decretar, sea revisable. Al fin y al cabo es una manera de creer en su rehabilitación y hacérsela creer a los pederastras. Entenderán que merece la pena intentarlo. Que no es imposible. Perderán la desesperación del castigo eterno, ante el que, como cualquier persona, se rebelarán. Si no esperan más que venganza se dirá a sí mismos: de nada vale mi esfuerzo, y "antes de que me den, doy yo primero"
Espero, sólo espero, que Kelley no tenga razón y mis temores de linchamiento no se produzca por la "masas enfurecidas" en las que cada uno no tiene más argumento que creer que el de al lado también lo cree, aunque lo piense porque crea que yo también lo creo.
"En momentos de aflicción no hacer mudanza". El caso de Mary Luz Cortés, es destructor de los principios de la convivencia. Imaginar su sufrimiento llena el alma de lamentos y "blasfemias". Es el ejemplo de la indefensión absoluta.
Pero en mi entraña egendran más lamentos los niños de nueve años que violan y fuerzan a una compañera de menor edad. ¿Qué está pasando en la sociedad?.
Pongámonos ante los telediarios, por poner sólo un ejemplo de programa "serio", y hallaremos en ellos la mejor escuela de delincuencia. Se han convertido en "El Caso" que conocimos los que tenemos alguna edad.

jueves, 28 de febrero de 2008

LOS DELITOS DE MALTRATO FAMILIAR Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El médico al que saludamos enjuicia nuetro estado de salud. El abogado la legalidad de nuestras acciones. Me sorprendo observando las conductas de los niños con sus progenitores en los supermecados. Negocian los "chuches"con la petición, el llanto, el chantaje, la conversación, la alternativa. Negocian tán bien que suelen conseguir lo que desean. No puedo menos de observar mi alrededor con ojos de psicólogo social cognitivo. A veces grito, insulto y contrargumento escuhando en el coche afirmaciones expertas. De hecho este texto es un grito ante unas declaraciones que acabo de escuhar.
Ayer y hoy, y lo que va de año, estoy asustado con la cantidad de mujeres asesinadas por quienes las quisieron o las quieren. Llama la atención el ritual de estos asesinatos. Primero matan a su pareja y luego se suicidan. ¿Por qué no invierten el oreden?. Si tienen en mente desaparecer por voluntad propia ,¿qué les importa ya que sus mujeres o sus "ex" sigan viviendo? ¡Ya no las volverán a ver!.
Con mucha prevención me enfrento a este fenómeno desde la teoría cognitivo social e incluso desde la psicología jurídica.
Sin acudir a estadísticas, es cierto que ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género no ha disminuído el número de muertes, sino que se mantiene o progresa para preocupación social. Hay más mujeres que denuncian, la sociedad (la que no necesita sensiblizarse) está más sensibilizada, la justicia dispone de medidas que no existían antes, hay más hombres encarcelados por este delito etc. etc. De acuerdo. de acuerdo la ley es buena. Pero mueren más mujeres siguiendo un mismo ritual. Lo que quiero plantear es si los asesinatos y el ritual con el que se ceremonian está favorecido por los medios de comunicación.
Un momento, un momento, no griten como yo en el coche. Ya sé que he tocado con la prensa. Pero acabo de escuchar, en el coche siempre oigo Onda Cero, que la prensa tiene el acuerdo de no hablar de suicidios porque tiene efecto llamada. Ahora, (a lo mejor hay un apunte posterior) sólo me pregunto ¿qué fundamento existe para afirmar que las noticias de suicidio tienen efecto llamada y los homicidios familiares no? Espero que la pregunta suspeda la agitación (toda pregunta crea silencio), y mientras, tenga tiempo para expresar mi opinión antes de ser asesinado por quienes encuentren tema para su contratado comentario de mañana. (Qué iluso, como que va a leer alguien estas líneas, como que este tema va a desviar la partidista búsqueda del significado "tenión" en tiempos de campaña electoral).
Sin desvelar mis armas de psicólogo social, expongo la siguente historia. En una ciudad, cuyo nombre no quiero mencionar, se estaba hablando sobre la influencia de los medios en las conductas agresivas y delictivas. Participaban directores de cadenas de televisión, algunos productores, tres jóvenes delincuentes y el moderador, psicólogo,(no era yo). -La televisión no influye en la conducta crimanal. Esto es ridículo. Así de simple". Increpaban directores y productores (¿qué iban a mostrar si elimnaban la violencia?) ¡Pregúntele a ellos! (A los tres adolescentes condenados por la justicia). El moderador les preguntó: -¿Creéis que la TV os ha influido para cometer delitos?. -¿Qué quieres decir?, contestó uno de ellos. -Bien (dijo el moderador), has sido arrestado, estás en la cárcel por robar coches, ¿algo de lo que viste en la TV te influyó para que robaras coches?. Los chavales narraron como en una serie policíaca habían visto poner en marcha un coche sin llave de contacto. Aquellos jovenzuelos dijeron: -Así es como aprendimos a robar coches". (Richard Evans. Albert Bandura. The man and his ideas. A dialogue. 1989).
La ciencia psicológica tiene sobre el tama las hipótesis demasiado probadas. Tambien tiene la triste experiencia de que maldito el caso que sele hace. Esta polémica arranca, primero de las investigaciones sobre el aprendizaje a través de modelos. Pomposamente lo llamamos aprendizaje vicario. (La psicología también tiene su jerga, de la misma manera que un no natono no es un niño/a sino un feto). Luego, desde que el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos de América, elaborara, en 1974, un informe sobre el tema. Oyeron a los expertos. Luego, los medios compraron a un investigador que les abanicó los oídos. A la exposición de aquellos resultados comprados fueron invitados expertos de fama reconocida. Pero cuando estaban esperando en el hall a que comenzaran a pasar las transparencias, (no existía el Powerpoint) se acerca el representante del Gobierno y comunica a unos cuantos que los medios tienen derecho a veto, lo mismo que lo habían tenido las industrias tabaqueras en su día. (¡Cobardes!). Les pagaron el pasaje de vuelta (¡Faltaría más). Los vetados fueron Albert Bandura, Len Berkowitz, (psicólogos), Leo Bogart y Otto Larsen (sociólogos), Leo Eisemberg (psiquiatra infantil). ¿Se entiende por qué decía yo que con la prensa hemos topado?
En la línea de lo que vengo argumentando en este blog, me gustaría dar un paso adelante y explicar, según mis ideas psicológicas, (no se confundan, no he dicho mis invenciones psicológicas), por qué los medios de comunicación producen un efecto llamada cuando machaconamente (tan machaconamente como la desgraciada realidad), emiten noticias de delincuencia en el seno de las familias. Porque generan sensación de capacidad en quienes, hasta ese momento, creía ser inacapaces.
No quiero montarme ninguna película, al contrario, me gustaría que lo que voy a decir no fuera la realidad. Imaginemos cómo resuena, y vuelve a resonar, y redobla en la mente de una persona celosa, abandonada, expulsda de su hogar y apartada de sus hijos la noticia de que alguien ha asesinado a su "ex" o a su "actual". ¡ Ah, no, no!. No estoy afimando que son todos los hombres, ni muchos, ni la mayoría. Me basta con que sean algunos. Esos algunos, al oir que otro, al que juzga que sufría tanto como sufre él, ha sido capaz de hacer semejante "valentía", se dice para sí: SI ÉL HA SIDO CAPAZ, TAMBIÉN YO. Desde el momento que su pensamiento resuelve su problema de incapacidad, la ejecución es cuestión de buscar el modo y el mometo.
Este problema también se lo dan resuelto los medios, que narran con detalles y con testigos, cómo se ejecutó el parricidio. Esto explica la celebración del mismo ritual. Lo han aprendido en los medios, lo mismo que el chaval aprendió a arrancar coches sin llave de contacto.
La pregunta era: ¿las noticias sobre los asesinatos de mujeres a manos de sus "ex" o "presentes" tienen efecto llamada, como admiten tenerlo si notifican suicidios?. La respuesta es: Sí. Y la explicación: porque enseñan como hacerlo y, sobre todo, porque instalan la confianza para hacerlo en quienes se sentían incapaces. ¡Y ahora prometen recordárlo en los luminosos de las auotovías!. Una cosa es anunciar muertos, y otra muy distinta decir que una acción la cometen muchos. No creo que la medida la hayan consultado con los psicólogos:Sesgo de falso consenso, percepción de normalidad, "Yo soy un cagao"... (¿Merecerá la pena otro comentarios?. No, si soy un incorregible, no puedo ver la realidad sin filtrarla por la psicología. ¡¿Y qué?!. ¿No se trata de comportamiento humano?. Pues, ¡caramba!, a lo mejor tenemos hasta obligación de hacerlo antes de que opinen otros sin tener tanto fundamento científico).
Como contrapunto, pensaba exponer mi análisis psicológico de las dos primeros capítulos de la serie la UCO de RTVE. Otro día será. Fué extraordinaria ( A veces los psicólogos también encontramos el lado bueno de los medios de comunicación).

jueves, 7 de febrero de 2008

Autoeficacia y reincidencia en el delito

Llevo un tiempo sin escribir. No ha sido ni por falta de tiempo ni de temas. Simplemente, porque me entretiene finalizar una publicación sobre auteficacia y delincuencia. Y sobre esto voy a escribir hoy.

Parto de un silogismo tan simple como el siguiente, y le voy a dar forma aristotélica:



*La autoeficacia ha demostrado ser una variable causal, directa o indirecta, del comportamiento.

*Es así que la conducta delictiva es un comportamiento.

*Luego la autoeficacia debe explicar la conducta delictiva.



No, de ninguna manera voy a tratar de probar esta conclusión. Para eso estoy escribiendo el libro.



El acicate para escribir sobre este tema me lo proporcionó un alumno al tener que responder a las preguntas planteadas tras una conferencia. ¡A veces uno se da cuenta de que la inteligencia no se acabó cuando crearon la suya! Muy a menudo, quienes escuchan son más inteligentes que quien habla. Qué poco agradecidos somos los profesores con los alumnos. Cuántas ideas han proporcinado y luego no se les menciona ni en la bibliografía, ni en un pie de página. Es un plagio que debería 'pagar un canon'.



Sotenía yo que si la autoeficacia es causa de la delincuencia, deberían uilizarse los mecanismos que la generan (ejecución, modelado, persuasión e inferencia de los estados emocionales y corporales) no para crear autoeficacia, sino para generar ineficacia. Quien no se juzga capaz de ejecutar una acción no la practica.

Piénsese,por ejemplo, en la ejecución personal como fuente principal de autoeficacia. Cuando alguien ejecuta una acción con éxito y se la atribuye a sí mismo, genera expectativas de poder volverla a relizar. Pero si alguien inicia un curso de acción y fracasa, difícilmente se juzgará capaz de volverlo a intentar. Por lo mismo, si en la estrategia de implantar la apreciación de autoeficacia para hacer algo, es poca la insistencia en que no se produzca un fracaso temprano, en la implantación de la ineficacia para delinquir se debe procurar que el aprendiz de delincuencia tenga un fracaso temprano. Como la disciplina dentro del hoga y el que los padres sepan donde, cuándo y con quién salen sus hijos aparece en todos los estudios como variable incompatible con la delincuencia, quizás se deba a que semejante control augura un fracaso en los mismos orígenes de la desviación.



Entonces, argumentó quien me había escuhado, ¿cómo se explica que las personas que han pasado un tiempo en la cárcel vuelvan a reincidir cuando salen de ella? Han fracasado y viven durante un largo tiempo con otros que también perecieron en el intento. Sería motivo suficiente para abandonar el camino del fracasado de la delincuencia, y sin embargo reinciden.



No pude menos de darle la enhorabuena repetidas veces. La pregunta es fantástica para la criminología.



Las respuestas, desde la teoría cognitvo social, se me agolpaban a borbotones. Me hubiera gustado comenzar mi conferencia en ese punto. No sé si la velocidad de mis palabras le dejaron claro algo de lo que le respondí.



La primera de las respuestas era, sin duda, inesperada. Quienes han vivido gran tiempo entre rejas han aprendido la normas del Internado, que diría Goffman. Conocen sus códigos de conducta, lo que les da seguridad en lo que emprenden. Pero no saben si serán capaces de adapatrarse a las reglas de los externos. Al salir, perciben la inseguridad y delinquen abiertamente para que les vuevan a conducir al 'maravilloso' reino donde gobierna "la (su) seguridad. Reinciden porque se juzgan incapaces de vivir fuera de la trena. In deed, it is not surrprising that habitual offenders often become troublesome just before the time of release ; in fact, many verbalize their anxieties about facing life on the outside. It would not, therefore, be surprising if some antisocial personalities were motivated to commit offenses in a manner that insures their return to the institution.(Bandura y Walers, 1959)



Es una posible exlicación de la reicidencia. No la más convincente. Es más razonable pensar que la reincidencia de los hallados cumpables y condenados por la ley se explica por su tenaz autoeficacia.

Cualquier texto de autoeficacia realza lo persistente que es el autoeficaz en perseguir sus propósitos. La elección de una actividad, el desarrollo del esfuerzo necesario y la persistencia ante las dificultades, le son sstantivas. ¡No faltaría más que un suspenso detuviera la carrera del autoeficaz!. Pues, de idéntica manera, el haber sido condendo una vez no basta para que el delincuente se juzgue incapaz de volver a realizar las misas conductas. Aún más, el fracaso es un acicate del autoeficaz. Nunca se insistirá suficiente en la imperiosa necesidad de evitar un fracaso inicial en aquel que quiere modificar su conducta o iniciar la que hasta ahora se percibía como incapaz. Pero una vez que esa confianza en la propia capacidad se ha ha adueñado de la persona, el fracaso es un toque de atención para no dormirlse en el dulce lecho de los éxitos del pasado. El fracaso es un reclamo de nuevos esfuerzos. El autoeficaz que fracasa atrivuye tal contratiempo a las circunstancis que no tuvo en cuenta o a la falta de esfuerzo personal o a la falta de habilidades que puede fácilmente aprender. En definitiva, la reincidencia se explica porque el delincente se siente capaz para no volver a cometer los mismos errores que le llevaron a la condena.

Existe otro aspecto de la teoría cognitivo social que completa la explicación anterior abundando en la autoeficacia como causa de la reincidencia. La propia ejecución personal, que el sujeto realiza en la carcel al ejecutar continuamente con éxito su propio delito.

No, no estoy afirmando que en la cárcel siga deinquiedo. Lo que quiero decir es que la gente conoce poco las útimas investigaciones de Bandura sobre el modelado.

Entre los años 80 y comienzos de los 90, Bandura publica con Carroll, una serie de cuatro o cincon investigaciones sobre la ejecución modelada. Se trataba de copiar un movimiento de la mano muy semejante a lo que es un saque en la pista de tenis. Existía la posibilidad de observar al modelo y luego repetir una y muchas veces el mismo ejercicio con la propia mano. Pero existía una segunda posibilidad, que consistía en observar el modelo, hacer algunos ejercicos de repetición física y luego retirarse a solas a pensar y repensar cada uno de los momentos del movimiento. Las investigaciones son un poco mas complejas, pero la esencia de lo que me interesa presentar aquí es lo que he dicho. Cuando luego, a la hora de la verdad se tenía que ejecutar el movimiento de la muñeca, lo realizaban mejor los que lo habían ejecutado mentalmente que los que lo habían ejecutado físicamente. El verdadero truco de estas investigaciones está en demostrar que algo no se aprende hasta que no se tiene en la cabeza el esquema minucioso de todo el curso o progreso de la acción. Y para grabar ese esquema es más eficaz la combinación de la ejecución física con la ejecución mental. Hay que repasar mentalmente para terminar arpendiendo algo definitivamente. Es más, hasta que lo aprendido no halla su reflejo en la aplicación práctica, no se ha aprendido.

Si todo esto, bien examinado, no es algo que nos suene extraño. Cuando hemos tenido un pequeño o gran percance con la bicicleta, estamos repitiendo mentalmente la acción para no volver a caer en la misma curva. Ignorantes de estos procesos mentales, los padres suelen prihibir a sus hijos que vuelvan a coger la bicicleta, o la moto. En realidad, después de tantos repasos mentales, los hijos pueden sentirse más capacitados para volver a subirse en el sillín. En el mismo orden de cosas, hay profesores que prohiben rigurosamente hablar en clase. Si se fijaran en el momento en que surje la conversación, harían bien en detener su explicación hasta que el compañero le explique a su vecino lo que no ha entendido. Cuando vea que el interlocutor hace el gesto de admiración: ¡Ah, sí!, puede contuar sus explicaciones.

Probado, por la investigación y por la experiencia personal, que aprender es generar esquemas mentales del curso de acción, olvidémosnos de los padres ansiesos por la salud de sus hijos y del profesor que permite reflexionar a sus alumnos. Volvamos a la cárcel.

Si algo tiene en abundancia el interno es tiempo. Tiempo para pensar. Muchos momentos en los que darle vuelta atrás a los acontecimietos que le le han llevado hasta la prisión y ejecutarlos de nuevo, de manera distinta, de mil maneras. Tantas veces los repite que podría caminar por el lugar del delito con los ojos cerrados. Esto es ejecutar la conducta delictiva en la cárcel. Por desgracia, con demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, no recuerdo que preso famoso, afirmaba que en la cárcel se fraguan los delitos más graves y sofisticados. Abunda el tiempo para panificarlos milimétricamente.

La reincidencia de quien ha fracasado no es una objeción contra la autoeficacia como causa de la conducta delictiva. Todo lo contrario. Es la autoeficacia la que explica esa reincidencia. Luego mantengo el silogismo al que objetaba el alumno inteligente.

Bueno, bueno. Sin olvidar algo esencial ,que la autoeficacia es una apreciación personal. Y no digo yo que el haber sido condenado una vez no pueda ser causa de que el delincuente se considere ineficaz para el futuro. Desde luego, existen más probabilidades de que se genere apreciación de ineficacia mandando a alguien a la carcel (lo que es un fracaso en su conducta delictiva) que no habiendo experimentado nunca lo que es la falta de libertad en el intenado.

martes, 8 de enero de 2008

JUSTICIA RESTAURADORA Y AUTOEFICACIA

Pudiera parecer que había iniciado el blog con mucho ímpetu y que este se me había agotado enseguida. Es verdad que llevo tiempo sin escribir, pero no sin dedicarme a la teoría cognitivo social. Muy al contrario. Ha sucedido que el día 18 de diciembre tenía que impartir una conferencia sobre autoeficacia y delicuencia, tema que me apasiona. Esto me obligó a posponer, a falta de la revisión de estilo, la primera entrega sobre la estancia de Bandura en la Universidad de Iowa.
Tras la conferencia me ofrecieron la oportuniad de publicar un libro sobre autoeficacia y delincuencia. En ello estoy. Espero terminarlo pronto, pues tenía redactado mucho sobre el tema. Pero he preferido tomarme unos días para ponerme al día de algunos temas.
El día de hoy, ocho de enero de 2008, lo he dedicado a repasar estudios sobre la justicia restauradora, o la aceptación de la culpabilidad o la verguenza social. Lawrence Sherman me ha entretenido hoy con sus estudios de Canberra. En especial con el que acaba de publicr con Tyler, Strang,Barnes y Woods (2007) Un entretenimiento agradable. Pero, la conclusión final, decepcionante: ni la justicia restaurdora, ni la justicia procedimental evitan directamente la reincidencia en las conductas delictivas (en Australia) de coducir bajo los efectos del alcohol.
Uno a veces se pregunta si tanto esfuerzo y tanta difusión de determinadas ideas merecen verdaderamente la pena. Pues no digamos la propaganda que ha tenido la teoría de Sherman (¡). Debería hacerse algún estudio sobre el por qué de la difusión de explicaciones y procedimientos cuando todavía no están probados.
¿Cual es la impresion que me queda hoy?. Que de una u otra manera estamos dando vueltas a las manidas ideas de las relaciones entre las actitudes y las conductas. La conclusión más evidente de este estudio que firman los "popes" de la justicia retauradora y la justicia procedimental, es que la personas que pasan por los procedimientos de la justicia restauradora,reconociendo sus delitos ante la sociedad y haciendo propósito de la enmienda, consideran que han sido mejor tratados que los llevados a juicio y condenados por los jueces. Tambien tienen un mayor aprecio de la ley y la consideran más legítima. A través de esta legitimidad, y dependiendo del sexo y de la edad,(!) parece que influyen sobre la no reincidencia.
Tienen razón los autores cuando afirman que hay que estudiar más a fondo los procesos psicológicos que evitan la reincidencia, además de modificar las actitudes y los valores.
Personalmente creo las personas que pasan por la estratega de la justicia restauradora y que hacen esfuerzos para no volver a reincidir quieren que se les ayude a lograr lo que desean: no reincidir, pues el procedimiento de la culpa les ha hecho recapacitar sobre su valor. Uno se imagina a esas personas deseando cambiar y SINTIÉNDOSE INCAPACES DE HACERLO.
De las cutro formas de generar la percepción de autoeficacia, la peor de ellas es la persuasión, la prédica. Y esa es la esencia de la justicia restauradora: predicar y afear al delincuente su delito. Pero le falta algo esencial: no le enseña qué es lo que debe hacer para poner en práctica sus bueos propósitos. O la estrategia de la justicia restauradora implanta la percepción de cómo no volver a caer, o todos los esfurzos del delincuente y de la comunidad caen en saco roto.
En los tratamientos de la justicia restauradora hay que dar un paso más: instalar en el delincuente arrpentido la percepción de que PUEDE, QUE ES CAPAZ, de no volver a delinquir.
Mucho criminólogos dicen que el arrpentimiento es el primer camino para la rehabilitación. Este arrepentimiento lo consigue muy bien la estrategia de la justicia restauradora o de la culpabilidad. Si le añaden las técnicas de autoeficacia quizás hayan dado con la metodología adecuada para evitar la reincidencia.
La propuesta es, pues, BIEN por la justicia restauradora y la procedimental porque logran el arrepentimiento y la verguenza social. MAL por la justicia restauradora que no enseña a sus arrepentidos a sentirse AUTOEFICACES para cumplir sus buenos deseos.

jueves, 29 de noviembre de 2007

BANDURA EN LA BRITISH COLUMBIA. III. LA PSICOLOGIA QUE ESTUDIÓ BANDURA EN LA BRITISH COLUMBIA

Bandura llegaba la Universidad muy temprano. A esas horas no se impartía ninguna clase que le interesara y esperaba en la vieja biblioteca hasta el momento asistir a su clase de inglés. Alguien, un día, olvidó, sobre la mesa corrida de la biblioteca, un folleto conteniendo horarios de asignaturas. Distraídamente lo abre y encuentra una clase madrugadora de psicología. Es una oportunidad para no enterrar el tiempo. Que no eligiera las asignaturas de sus compañeros de pre-médicas, hace suponer que el contenido de la clase de psicología le rentaba para la su proyecto de ser biólogo. Psicología y biología tienen mucho que ver y el Senado de la Universidad así lo reconoce: en su reunión de 22 de agosto de 1947 aprueba una asignatura de Psicología Comparada y entre los prerrequisites: Psyhology 100 and Biology 100 (p.1332). Cuando se le pregunta a Bandura qué tipo de psicología fue la que le conquistó, responde: In British Columbia as an undergraduate I was leaning toward a major in biology. The course work in psychology provided a general survey of the different sub specialties of psychology. (Correo personal).
Los profesores de psicología, durante los tres años que Bandura estuvo en la British Columbia, fueron: Sperrin.N.F Chant, Director del Departamento, hasta que fuera nombrado (junio de 1948) Decano de la Facultad de Letras y Ciencias. Persona importante a nivel Nacional, pues coordina, durante esos mismos años, un informe sobre la educación nacional. Bajo su dirección enseñaban: Joseh E. Morsh; Frederick T. Tyler; Alexander P. Maslow; J.W.A. Freury, S.W.E. Belyea y Margaret Sage. El nombre de Barnet Savery se menciona en la reunión del Senado (octubre de 1946). Cuando se crean las asignaturas Clinical Psychology and Counseliling y la de Principles of Comparative Psychology, (1947), W.G.Black se hace cargo de la primera y se contrata a MacKay como docente de la segunda. Edmund McDonald se incorpora en 1947. Hay constancia de que en 1949 se crea la asignatura de Psicología Social, que Bandura ya no pudo cursar.
Sin saber cuál era el contenido, en Psicología se enseñaban los siguientes cursos: 100; 200, 2001,2002; 300 301,303 y 304. Aparece una descripción general de “Clinical Psychology and Counselling. Problems in the fields of clinical psychology and counselling; the use of tests and the interpretation of test results; the use of case methods and directive procedures; environmental and individual factors affecting adjustment (p.1331). De la Psicología Comparada se dice: Fundamental principles of the behaviour of man and of the lower animals examined from the comparative point of view Text-book: Warden, Jenkins, and Warner, Introduction to Comparative Psychology, Ronald (pp. 1332-1333). En el informe del Rector del año 1949 aparecen investigaciones en terapia de grupos y personalidad. Estos son los datos que he podido extraer de los documentos oficiales consultados.
Con estos datos y, conociendo las primeras publicaciones de Bandura sobre test de personalidad e intervención psicoterapéutica, puede afirmarse que le fascinó la psicología clínica.
Uno aspira a saber algo más y examina, cuando es posible, publicaciones de estos profesores aparecidas en las revistas de Psicología con impacto internacional.
Encabezamos con Chant, Jefe del Departamento y Presidente de la Canadian Psychological Association (1948), conocedores de su poder en las universidades norteamericanas.
He podido leer tres artículos y varias recensiones de libros. El primero de los artículos describe un método para profundizar en la visión estereoscópica. En el segundo, hace una reflexión sobre el significado de “ factor”. Los resultados matemáticos son eso, resultados matemáticos que indican como se agrupan las correlaciones, pero ¿en qué medida reflejan habilidades psicológicas distintas? Summing up in conclusion we may say that the method of multiple factor analysis provides an extremly useful method for classifying quantitative data. On the basis of the classification certain general types of behaviour may be described. When we go further and try to make our psychological concepts conform to the theory of errors because we have made certain mathematical assumptions in the working out of the method, we add nothing to ourpsychological knowledge and tend to discredit an otherwise very valuable technique (p.272). El tercero, es una especie de síntesis de los anteriores, pues mide una característica tan individual como la actitud hacia la guerra o la paz y la respuesta psicogalvánica. Una medida subjetiva y otra objetiva. Chant, sin lugar alguno para la duda, apuesta por la medida en psicología.
Un autor suele desvelar su pensamiento cuando juzga el trabajo de otros. Chant hizo varias recensiones para el Psychological Bulletin (1934,1936, 1938, 1940) en las que deja claras dos ideas. La primera, que la psicología se hace con números y no con anécdotas; segunda, que prefiere la psicología que estudia a la persona humana en su ambiente natural a la que analiza el aprendizaje de recorridos simples de ratas albinas hambrientas.:According to the Index, an inusual amount at space is devoted to such topics as adjustment, adolescents, adults, attitudes, children, college sudents, social life, and work. Absent from the Index are such conventional topics as attention, conditioning, insight, memory and remembering, nervous system, perception, recall, reasoning, reflex, sensation, science, and trial and error learning. While avoiding any theoretical controversy, this text marks about as radical a change in psychological textbooks as did Watson’s Psychology from the standpoint of a behaviourist. It will not arouse much controversy because it is so definitely factual in content, but its wide adoption as a text for introductory classes in psychology will have a definite influence upon psychological instruction( 1940, p. 641). Publicado en 1940. Chant se traslada a Vancouver en 1945 para hacerse cargo del Departamento de Filosofía y Psicología ¿No sería este el texto que fascinó a Bandura?
De Joseph Morsh se escribió, en las actas de la reunión del Senado de 29 de diciembre de 1944, que enseña psicología anormal. Le he encontrado un artículo publicado en 1945. Le he leído otros pero posteriores a la época en la que Bandura estudiaba en la British Clumbia. El artículo estudia el fenómeno de la imagen después de la imagen. Es decir, si existen personas, en sus investigaciones niños, que tengan la habilidad de seguir viendo la imagen cuando cierran los ojos o miran a un fondo neutro.
Pero Joseph E. Morsh es un personaje que intriga cuando se indagan las influencias recibidas por Bandura. Sin ninguna certeza, pero con fundamento, pudo ser quien le señaló Iowa como destino. Morsh, en la historia de la Psicología, aparece ligado al laboratorio de investigaciones sobre la personalidad, adscrito las Fuerzas Aéreas Estadounidenses. Es conocido por haber desarrollado pruebas de selección e iniciado programas informáticos que facilitaran esta tarea. Si esta descripción de Morsh se superpone a la de Benton, director de la tesis de Bandura en Iowa, los perfiles profesionales de ambos se representan: se dedican a los test de selección en el ejército americano y también a la personalidad con ribetes de lo anormal. Si mis suposiciones son ciertas, se entiende por qué Benton ayuda a Bandura, incluso económicamente, en la Universidad de Iowa. A lo mejor se piensa que los pilares de la Psicología en Iowa eran Sepence y sus discípulos, cuando en realidad lo que le quiso decir su tutor era que allí estaba Benton, pilar de la psicología que estaba buscando. Por eso Bandura hace la tesis con Benton. De cualquier manera, es otro de sus profesores que no parece profesar especial devoción por el behaviorismo que defiende autoritariamente Spence.
MacKay, a quien se le encarga la Psicología Comparada en 1948, pudiera parecer el más cercano al conductismo, pues estudia el comportamiento animal. Pero sus observaciones de las tendencias sinistras o diestras del caminar de las nécora o del cangrejo ermitaño tienen más que ver con la etología que con el aprendizaje.
La publicaciones de Fred Tyler, que simultanea enseña en el Departamento de educación, incumben a temas escolares: la valoración de la actividad mental y la adaptación de cuestionarios. En un artículo de 1944, sobre la elaboración de conceptos abstractos, desatiende la teoría de Hull frente a la de otros autores. Tampoco Tyler pudo inclínale hacia el behaviorismo estricto de Iowa.
Resulta casi imposible hallar algo que desvele la psicología enseñada por E.S.W. Belyea. He leído algo dicho acerca de uno de sus profesores de Toronto: E.A.Bott, que publicó con Sperrin Chant. Es lógico que éste, en cuanto Decano, contratará a un antiguo alumno de Toronto como Profesor de Psicología en la University British Columbia. De Margaret Sage, no aparecen publicaciones, pero como su familia era poderosa y donó sus fondos a la universidad, sabemos que trabajó como asistente social y que era especialista en psicología de la lectura. Este dato, sin embargo, resulta seductor, porque indica la orientación eminentemente práctica de la Psicología en la British Columbia. Finamente, de A.P Maslow y de J.W.A, Fleury no puedo añadir nada a su condición de ser Profesores del Departamento. W,G.Black imparte la asignatura de Psicología Clínica, ya lo sabíamos.
Tras la exposición analítica, una mirada global. La psicología de la British Columbia, durante el trienio en el que Bandura cursó sus estudios, estaba orientada hacia la práctica profesional, es decir, a la psicología clínica y escolar. El conductismo no dominaba, más bien incomodaba.
Esta es la psicología que fascinó a Bandura. En ese caso uno no entiende qué le quiso decir el tutor que le aconsejó ir a Iowa. A menos que le indicara que en Iowa estaba Benton.
Desde la perspectiva que ya puede tenerse de la obra del Profesor de Stanford, la influencia de la Psicología de la British Columbia fue más intensa de lo que aparece en su biografía. Le veremos enseguida recordar con, digamos, cierta sorna y padecimiento, la estrecha vigilancia ejercida por Spence en el Departamento de Psicología de Iowa.
Leyendo las publicaciones de Hull, Spence, y Miller, no se entiende por qué no le aconsejaron que fuera a especializarse con este último, pues, de los tres, era el más próximo a la psicología clínica, quizás por haber estudiado psicoanálisis en Europa. Pero es que, posiblemente, se equivoca todo aquel que, apreciando el énfasis que Bandura pone en su formación en Iowa, crea que le aconsejaron el conductismo, cuando, en realidad, le marcaban el camino hacia la Psicología clínica de Benton. En Iowa, Benton le acoge, le protege, le dirige y le busca medios materiales para vivir. Bandura siempre habla con mucho cariño de Benton.
¡By!. Os espero en Iowa. Yo tardaré en el viaje.