No es infrecuente que cuando has elegido un camino, por razones diversas, lo abandones y tomes otras rutas. Esto me ha pasado con un intento de libro sobre la obra de Bandura, a la que le dediqué un tiempo. Escribí algunas páginas, que ahora me atrevo a ir colocando en este blog, como si fuera un libro por entregas.
Leí ayer lo que de él se pone en Wikipedia, y me pareció que lo que en su día investigué ayudará a completar y comprender su obra.
AÑOS DE FORMACIÓN
Apuntes sobre su vida.
La Infancia.
No es la intención de este libro
detenerse en la vida de Albert Bandura, aunque se muestren algunos de sus
momentos, para ponerle cara a la teoría.
La lectura de los pocos escritos o pasajes que se refieren a su vida, en
especial a los años de su infancia hasta su partida la Universidad de la Universidad
British Columbia en Vancouver, son relativamente escasos y en poco completan
los datos que él mismo aporta en su autobiografía. (Bandura, 2006; Foster,
2006; Pajares, 2004, Zimmerman y Schunk, 2003, Evans, 1976, 1989)
Bandura nace
en Mundare, pequeña aldea situada en el centro de la Provincia de Alberta,
Canadá. En julio de 2007 ha
celebrado el centenario de su fundación. Los padres de Albert, como indica en
su breve autobiografía (Bandura, 2006),
pertenecieron a la generación que construyó este poblado y a las primeras que
fundaron la nación canadiense. A comienzos del siglo XX, Mundare era una pequeña aldea, situada en medio de
grandes extensiones de campo, poblada por unos cuantos inmigrantes
principalmente ucranianos, (el apellido Bandura coincide con el nombre de
instrumento de cuerda ucraniano). Su padre llegó a Canadá, con apenas 17 años,
desde Polonia; su madre lo hizo, también en su primera juventud, desde Ucrania.
No eran aquellos buenos tiempos para los ucranianos canadienses (1914-1920),
pues fueron declarados “enemigos”, y más de 8.000 concentrados en los primeros
campos de concentración de la historia canadienses, por juzgarles aliados de
Austria durante la primera guerra mundial. Su padre trabajó en la construcción
del ferrocarril Trans-Canadá, que atraviesa la nación desde el Océano pacífico al Atlántico, obra civil que confirió identidad
a una extensión tan vasta y diversa como es Canadá. Su madre trabajaba en un
comercio del poblado. Cuando reunieron una pequeña cantidad de dinero,
compraron terrenos donde edificaron su vivienda y una granja, no sin antes
haberlos limpiado, con sus manos, de cantos y maleza. Su padre compaginaba su
trabajo de granjero con el de supervisor de las carreteras que se estaban
construyendo en los alrededores. Su madre era una gran cocinera, su padre tenía
un carácter jovial, tocaba el violín. Ambos eran profundamente religiosos: a Bandura
le gusta decir que su madre era profundamente religiosa y que su padre bebía el
vino de misa con el sacerdote (Foster, 2006, p.74)
En un
determinado momento vendieron parte de sus tierras y se compraron una casa en
el centro de la aldea. También se compraron un carro con el que trasportaban
las mercancías desde la estación del ferrocarril a los distintos comercios de
la zona. En el pueblo había un gran molino a donde acudían los granjeros a
moler el grano y, entre tanto, pasaban
en rato en la cantina. En la casa de sus padres, una especie de posada,
aquellos granjeros podían dormir y guarecer sus caballerías del frío. Parece
que la gente del pueblo era de religión católica, de hecho existe hoy Mundare un museo de los frailes Basilios. Los
días de fiestas coincidían con las de los santos y festividades religiosas.
Para sus celebraciones construían sus propios alambiques y elaboraban sus
propios licores hurtando la vigilancia de la
temida policía montada canadiense. Las cosas les iban bastante bien,
tanto que su padre compró uno de los primeros Ford, modelo T.
No todo fueron
fiestas y prosperidad, Bandura traza algunas pinceladas negras en la vida de
sus padres. Un año tuvieron que desmantelar la capa baja del tejado de la
granja para dar de comer al ganado. En la peste del 18 perdieron una hija y su
madre ayudó, de casa en casa, a los que estaban enfermos. La depresión
económica también les afectó, tanto que tuvieron que ver, con pena, como otros
cultivaban propiedades que ellos habían
fecundado.
Albert era el
menor de seis hermanos, las cinco mayores eran hermanas. Sus padres, que no
habían ido a la escuela, se preocuparon tanto por la formación personal como,
sobre todo, por la de sus hijos Una de
las razones para compaginar la granja con la pequeña empresa de transporte fue
la de estar cerca de la escuela. Su padre leía tres lenguas, polaco, ruso y alemán,
y formó parte de la comisión educativa del distrito. Pero las facilidades
educativas eran pocas en aquella aldea. Durante los años de bachillerato tenían
dos profesores para impartir todas las disciplinas. Aquellos profesores
carecían de casi todos los recursos para estar al día de los avances de los conocimientos. Un día descubrieron el libro donde estaban
resueltos los problemas de trigonometría, lo que provocó un frenazo en la enseñanza de las matemáticas y un estado de ansiedad en el profesor que tuvo
que negociar con sus alumnos los deberes para que regresaran a sus clases.
Aquellos alumnos tuvieron que aprender por sí mismos, fueron autodidactas. Esto
no fue impedimento para que el 60% de ellos llegaran a estudiar en diversas
universidades del mundo. Los contenidos de las materias son perecederos, lo que
es inmutable es el saber aprender, apostilla Bandura cuando narra esta
anécdota. Durante las vacaciones ayudaba a su padre en los quehaceres de la
granja.
Sus padres se
preocuparon porque saliera de la aldea y conociera otros mundos, aprovechando
los recesos escolares del verano. Eso sí, trabajando. En uno de aquellos
veranos estuvo en una fábrica de mubles en la capital de la provincia, Edmonton, donde aprendió el oficio de
carpintero. Habilidad que le ayudaría para pagarse sus estudios universitarios.
Terminado el bachillerato, pasó las vacaciones estivales en Yukon, la provincia
más occidental de Canadá, la que
conocemos por los buscadores de minas de oro a finales del siglo XIX y
principios del XX, con una brigada que se dedicaba a conservar la autopista que
conducía a Alaska. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos
entiende que la vía hacia Alaska ya no
era estratégica. El 1 de abril de 1946 se hace la ceremonia de entrega al ejército
canadiense, quien se encarga de su conservación a partir del 3 del mismo mes.
Aquel día hacía 0 grados centígrados. El
estado de la carretera era tan
deplorable que todavía en 1969 un turista graba en un árbol: Autopista de Alaska. La peor carretera que
he transitado. He recorrido 1
milla hacia delante y
dos arriba y abajo. Canadá recibe 17 campamentos de mantenimiento, construidos por el ejército
americano para durar entre 5 y 10 años
solamente. Cerrada prácticamente al
turismo, apenas era transitada: en un mes de 1949 transitaban, por término
medio, solamente 1232 vehículos (entre camiones, automóviles y autobuses) (www.aslaskahighwayarcives.ca).
Las
cuadrillas que habitaban los campamentos estaban compuestas, según Bandura, por
militares desterrados, maridos rabiosos a quienes sus mujeres demandaban la
manutención, delincuentes en libertad condicional, acreedores… Se pasaban la
mayor parte del día jugando a las cartas. Su alimento era, casi exclusivamente,
el alcohol, que ellos mismos fermentaban una vez al mes, extrayendo el vodka de una
masa de patatas y azúcar. Cuenta
como la noche anterior a destilar una de las masas fermentadas, unos osos grises se la comieron. Al acercarse
al alambique se encontraron unos cuantos osos grises que caminaban dando tumbos
por el campamento, que les habían arruinado el vodka de aquel mes. Bandura
finaliza la narración de su experiencia en Yukon afirmando: por fortuna
estaban demasiado descoordinados para hacer mucho daño (2006, p 3.)
Cuando finaliza la narración de sus experiencias familiares, escolares y
laborales de estos años (2006,b) declara
que allí se vivía el construccionismo: los habitantes de Mundare que levantaban
un poblado y transformaban en productivas tierras inhóspitas, los alumnos de
la única escuela carente de recursos materiales y personales, y, también, los
mantenedores de la autovía hacia Alaska a su paso por Canadá tuvieron que
acomodarse a las circunstancias o construirlas para subsistir, divertirse y poner los fundamentos de un futuro mejor. El
otro construccionismo está en los libros. Su teoría posterior, reconoce en
portada, echa raíces en estas experiencias tempranas
Sería fantástico, para seguir un estilo clásico, poder comenzar por la descripción geográfica del lugar donde nació bandura.
ResponderEliminarPero le escribo ya que quería pedirle su correo, quería, si me lo permite, solicitarle una sugerencia.
Acabo de ver tu comentario. Como puedes observar, desde hace bastante tiempo no frecuento este blog. En este momento estoy publicando solamente apuntes que tenía para un libro sobre Bandura. De momento abarca solamente los primeros años, pero creo que son imprescindibles para juzgar su " Social Cognitive Theory". mi correo, el de esta cuenta es garrido. eugenio@outlook.es.
ResponderEliminarAh! gracias por leer mi entrada y espero su sugerencia