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sábado, 18 de octubre de 2008

ENFERMERA ATASCADA EN UNA TRAMPA DE ARENA

El encabezado de este tema, al leérmelo, me ha sonado a título de película, aunque no sean más que unas líneas sobre Virginia Varns, Ginny, la mujer a la que Albert Bandura dedica sus libros y a quien le mandamos y nos devuelve recuerdos y los mejores deseos para sus vidas y nuestras vidas al final de los intercambios epistolares con Al..







Cuando las casualidades se acumulan, se produce una carambola ganadora de partida. El emcuentro casual entre Bandura y Virginia Varns fué una carambola.


Las universidades canadienses, lo mismo que las norteamericanas, dan gran importancia a la formación física. Riqueza educativa atesorada durante los años treinta y cuarenta del siglo XX. La formación física equivaldría a las milicias universitaras españolas. Pretendían que los jóvenes universitarios estuvieran en forma física para alistarse, si la Patria los requiriera. Dos asiganturas oblgatorias, de curso completo, cursaban los universitarios en Vancouver. Buscando la tranquilidad, sustituyendo las escaladas imposibles de cuerdas anudadas, o el salto del potro, incluidas sus piruetas, en el hacinado y viejo gimnasio, en el primer año universitario; para huir de las desfallecedoras carrearas en torno a la pista del polideportivo, en el segundo curso acadámico, Bandura aprendió a tirar con arco y jugar al golf. Una casuliadad.




Mientras se especializaba en psicología clínica en Iowa, además de manejar el martillo de carpintero, que le sustentaba, intercambiaba los palos de golf, de acuerdo al golpe, para evadirse de horas intensas de estudio o de experimentos aburridos: sólo espectador del enésimo recorrido de la enésima rata albina hambrienta de un único, elemental laberinto en forma de T, en el que únicamente se intercambiaba el color blanco con el gris en sus paredes miniatura.



Bandura no era el único que intentaba introducir, con el menor número de golpes, la dura pelota blanca en cada uno de los hoyos abanderados. Había que apuntarse para pisar el green. Los horarios de juego para cada pareja se establecían con antelación. Un domingo, Bandura y su compañero de recorrido, se retrasaron, tuvieron que hincar su tee minutos más tarde. Delante de ellos lo intentaban dos chicas a las que, por su mayor cortedad en la pegada, dieron alcance. Pudo parecerles un contratiempo, pero resultó un encuentro inolvidable. Eran atractivas. "Encontré a mi mujer en una trampa de arena", repite soltanto su carcajada sonora, tan distintiva.

Lo que pasó, a partir de aquel encuentro en la trampa de arena, lo podemos imaginar como un noviazgo del que nunca habla más que para calificarlo como encuentro casual que determinó su vida. El encuentro condujo pronto al compromiso matrimonial, lo que aceleró el final de sus estudios de doctorado. Se casaron en 1952, el mismo año en que Bandura finalizó sus estudios de doctorado. Cumplió todos los requisitos en tres años en lugar de en cuatro, como lo hacían los demás y como estaba regulado en los planes de estudio.



Virginia Varns (Ginny Bandura) aparece casualmete en los apuntes biografícos de Bandura y desaparece con la misma celeridad, mencionando que le acompañó a Wichita, donde fue coordinadora matrona en el hospital de una localidad vecina. Con ella tuvo dos hijas: Mary y Carroll ( psicóloga y médico repectivamente). A las tres suele dedicarles sus libros. Recuerda a Ginny, acariciándola, al describir sus momentos de ocio o de voluntariado. Ginny pertenece a su mundo íntimo. Y nadie tiene derecho a asignarle el papel que ninguno de los dos ha deseado que represente. Nada de tópicos.

Nada de nada trasgrediendo intimidad. Pero al tratarse de un blog sobre Bandura, su obra y su vida, no quiero olvidarla, en lo que es público.

Virginia Varns se graduó en enfermería en la Universidad de Iowa en 1947. La escuela de enfermería de Iowa, durante aquellos años, estaba cambiando radicialmente su estructura para convertirse en Facultad. En 1948 hace un ensayo general para celebrar sus bodas de oro. En septiembre de 1949 se matriculan oficialmente los primeros 32 alumnos.



Durante el curso de 1948-49 la enfermera Varns, se encarga de coordinar los servicios de alimentación en los hospitales universitarios. Adquiere,pues, inmediatamente una responsabilidad de gestión. En el trascurso de los años 1949 hasta 1951 ejerce sus funciones de enfermera en los mismos hospitales universitarios.

Nada he podido encontrar del año 1951-52, precisamente el curso en que fué alcanzada por Bandura en la trampa de arena del campo de golf. Dando por buena la información de que las dos jóvenes eran profesoras de la Facultad de enfermería, parece que pasó a compaginar la práctica con la enseñanza ese mismo año. Fue, pues, elegida como profesora en la recién creada facultad de Enfermería. Además de aptitudes para la gestión poseía capacidad para la docencia. Toda una carrera académica y profesional en perspectiva. Su especialidad: la obstetricia. En el calendario escolar de la Facultad, en el semestre de otoño del curso académico de 1952-53 aparece como encargada de la asignatura: Nursing of Mothers and Infants.

Este dato es interesante y cambia lo que afirman las breves notas bibográficas que existen sobre Bandura: que Ginny le acompañó durante el año en que el futuro profesor de Stanford hacía su internado, como psicólogo clínico, en el Centro Comutario de Wichita. El semetre de otoño del curso 1952-53, finalizó en febrero de 1953. En septiembre de ese mismo año, Albert es contratado por el Decano de Psicología de la Universidad de Palo Alto, Robert R. Sears. Quizás Virginia Bandura le acompañó solamente durante unos meses, ejerciendo la coordinación de su especialidad: obstetricia.

No es esta la única información que puede hallarse sobre Ginny. Quienes lean la obra de Bandura hasta los detalles aparentemente poco interesantes, hallarán un agradecimiento de Albert Bandura y R, Walters, sa Ginni Varns Bandura por haberles ayudado en la la confección del manuscrito de su promer libro sobre la conducta agresiva de los jóvenes. Esta nota es reveladora y entrañable, al menos para mí. Me imagino a los dos juntos echando horas interminables en el mismo trabajo. Mary y Carroll ya habían nacido por entonces. Quien haya vivido una experiencia semejnte tiene poco que imagina, basta con recordar.

En esos años, precisamente en esos años y no antes. En ese trabajo y no en los anteriores sobre las respuestas de espacios blancos en el test de Rorschach o sobre las reacciones de los enfermos a las ansiedades de los psicólogos clínicos, arranca el Bandura que cambiaría la naturaleza de la ciencia psicológica. Mary y Carroll balbuceaban sus primeras palabras mientras Ginny ayudaba a Bandura, que daba sus primeros pasos en la teoría del aprendizaje social.
Casualidad que eligiera el golf cuando estudiaba en Vancouver, casualidad que estuviera cansado aquel día, casualidad que se retrasaran, casualidad que las dos profesoras de enfermería fueran lentas y que una de ellas estuviera entrampada en el banco de arena. Muchas casualidades y una carambola a tres bolas y tres bandas. Impredeciblemente ganadora.

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