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martes, 16 de marzo de 2010

CADA PALO QUE AGUANTE SU VELA





Bandura, en sus últimos escritos,  muestra preocupación por la degradación del medio ambiente. Para explicar esta irresponsabilidad, acude, una vez más, a sus mecanismos de la desvinculación moral: justificación moral de los actos inmorales, utilización de eufemismos que tergiversan la realidad, (generalmente de tipo sanitario), o que  nuestro daño es insignificante comparado con el que causan otros. Si las consecuencias de los actos peligrosos no son perceptibles, es fácil “tener descuidos”. Cuando el daño se comete como miembro de una corporación o grupo, las consideraciones morales se diluyen en la participación colectiva. No es infrecuente considerar las conductas que laceran el medio ambiente, como efecto secundario necesario de las necesidades que la vida impone . Y entre el bienestar de la naturaleza y el de uno propio, naturalmente, uno debe cuidarse de sí mismo.

La raíz de todos los desmanes ecológicos, para Bandura, está en la superpoblación del planeta. La madre Ceres ya no tiene leche para amamantar a todos sus hijos y cada año le (en) cargamos nueva prole. Bandura ridiculiza las políticas de las naciones desarrolladas que promueven aumentar el número de nacimientos por mujer en edad fértil. Su pensamiento, tendente al socialismo, su modo de vivir austero, le llevan a pedir una mejor distribución de las riquezas y a una mayor apertura hacia la inmigración de los más necesitados y su acogimiento ordenado por los países desarrollados, que los necesitan para su propia subsistencia.

Escribiendo sobe los temas de la superpoblación, recurre aquellas intervenciones realizadas en India, países latinoamericanos y africanos, en los que, aplicando sus teoría del aprendizaje mediante modelos y generando la  de percepción de autoeficacia colectiva, se ha logrado disminuir la natalidad y la pandemia del SID entre otros males de la era actual..

En el marco de consideraciones moralizantes, está su exigencia de que las teorías y las intervenciones psicológicas tengan alcance social. Aunque fuera eficaz, una terapia dinámica que emplea varias horas semanales a una sólo persona, no sería rentable, cuando con una hora de modelos televisados o de radiados, puede mejorarse el bienestar de un número indefinido de personas. Eso es lo que se ha logrado cuando sus teorías, bajo su supervisión,  se han encarnado en personajes de series televisivas o seriales radiados..

- Eugenio, confiesa.

- Sí, confieso que al leer estos artículos me dan la impresión de que caen lejos de mi latitud personal. Incluso me resultan aburridos.


- A mí también me resulta aburrido lo que llevas escrito hasta ahora.

Pero aproximándoles el foco, privándoles de la profundidad de campo que conceden los diafragmas cerrados y las distancias largas, se advierte que Bandura no sermonea y, por consecuencia, sus palabras no deben caer el desierto. La impregnación de las nuevas tecnologías que controlamos solamente en el manejo, pero pocas veces en sus insondables procesos de creación, están alimentando la sensación de incapacidad personal, de ineficacia. ¡Qué podemos hacer nosotros frente a los poderosos que controlan las nuevas tecnologías y los medios de comunicación! Ya ni nos molestamos en aprender los planos de las ciudades porque el navegador de nuestro vehículo o de nuestro móvil nos lo facilitan. Y de esta manera, pasamos tangencialmente por obras de arte que no admiramos, rejas artesanales que nos legaron herreros de no hace muchos años y que ya no volverán a repetirse. Un día desaparecerán vendidas a peso en una chatarrería, como vulgar hojalata. Mirando las líneas azules del navegador que marca nuestro caminar, atendemos sólo a la esquina en la que tenemos que torcer o la salida de la rotonda en la que debemos girar el volante.

- Dentro de poco colóquese a la izquierda


- En la rotonda, tome la tercera salida. Es la calle de destino.

Estos adelantos, a los que entregamos nuestro destino, nos están privando de la capacidad de control y de la responsabilidad . Día llegará en que las multas de tráfico se las derivemos a la compañía del navegador por no avisarnos de la velocidad debida, de la dirección adecuada o del acercamiento peligroso al vehículo que acabamos de embestir.

Si cada uno de los moradores de una región se sacudiera la responsabilidad o desistieran de controlar o preocuparse por su entorno, viviríamos caóticamente. Si cada individuo pensara que lo común pertenece a los demás, y que cada uno aguante su vela, todas las velas, también la suya, serían incapaces de mantenerse izadas. Ni Simeón el Estilita logró vivir aislado en su columna de quince metros de altura.

- Pero qué eso de lo común?

Los psicólogos sociales, ya desde los tiempos de Wund o  las teorías de la Gestalt, se han preguntado si el todo es más que la suma de sus partes, o si el grupo posee una psique propia más allá de la suma de las mentes individuales de sus miembros. Por más que Bergman, el filósofo de la ciencia y profesor de Bandura en Iowa, se mofara de Lewin, o que L. Alport viera inconcebible hablar del espíritu del grupo, la verdad es que el todo es más que el conjunto de sus partes y que el grupo es algo más que la suma de los individuos que lo integran. Por la misma razón por la que conducir no es la suma de pisar unos pedales y dar vueltas a una rueda.

Por eso, si cada uno aguanta sólo su vela está perdido. Si una pequeña, insignificante empresa se cierra, no  cierra solamente ella: también pierde su proveedor, y su transportista y el repartidor y los clientes que tienen que buscar sus productos en otro lugar y el señor de la gasolinera donde repostan y el banco que ganaba con el dinero que le confiaba, y la Visa que tiene un datafono menos. Sí, toda una cadena se desengarza cuando uno de sus eslabones se suelta.

- Cuando el palo que se cae está al lado del  que sostiene tu vela ¿también dices que cada palo aguante su vela?

Los supuestos, como decía Ortega, son lo importante. No supongamos que las nuevas tecnologías nos exoneran de la responsabilidad personal. No supongamos que nada podemos hacer para modificar el ambiente material y moral. Cuando uno levanta su vela de poco fuste, promueve que el viento, al impulsarla, levante también la que estaba pisoteada a su vera. Y dos verlas izadas pueden más que la suma de las dos. Al final todo el velero tiene sus velas extendidas y navega a muchos nudos.

¿Por qué se ha olvidado la teoría sociométrica de Jacob Leví Moreno, que definía la persona como átomo social incapaz de existir fuera de una célula y ésta fuera de un cuerpo del que forma parte?

El egoísmo más productivo consiste en ayudar para que a los demás les vaya bien.

lunes, 15 de febrero de 2010

EL ENCARGO

- Me parece que te falta un tema del blog. Me comentaron ayer.



- Sí, el del mes de Enero

Soy consciente del retraso, pero agrada el reproche. Es un alago caer en falta o brillar por ausencia. Había intención de recuperarlo, pero carecía de fecha. El reproche de ayer ocasiona la temprana dedicación de hoy.

Los temas para escribir se amontonan bajo la bola del alargado pisapapeles de mi mesa de trabajo. Cada uno clama urgencia, pero desde hace tiempo, cual pájaro carpintero, martillea el tema de la persuasión (uno de los modos de implantar la percepción de autoeficacia en las personas)

No quiero repasar cuál sea la definición que el Diccionario de la RAE otorga al vocablo persuasión. Opto por quedarme con lo que me evoca y la connotación que despierta, creo, en cuantos la escuchan: reconvención que pugna contra la experiencia personal.

- No puedo con esto. Es superior a mis fuerzas. Lo he intentado muchas veces y me siento ya incapaz de dejar de fumar, hacer ejercicio, llevar una dieta sana, dedicar el tiempo que necesito al estudio, no responder al teléfono cuando estoy concentrado, seguir con lo que estoy haciendo cuando lo imprevisto llama a las puertas de la atención, no comprar lo que me apetece y apenas cuesta, retener el balón un minuto más en un partido, dedicar todos los días un tiempo a la lectura o seguir el viejo consejo de “nula dies sine línea”.


- ¡Cómo no vas a ser capaz! ¡Todo el mundo es capaz! ¡Inténtalo otra vez y verás cómo esta vez es la definitiva! ¡El que quiere puede! ¡Sólo es cuestión de echarle ganas!

Pocas palabras alentadoras están investidas de la autoridad suficiente como para contradecir la experiencia personal de fracaso. Ninguna prueba es tan convincente en un juicio como ver al testigo levantarse en la sala y, apuntando con su dedo índice, señalar al acusado a la vez que afirma: ¡es él! Con estas palabras abre Elisbeth Loftus uno de los capítulos de su libro sobre el testimonio presencial. Cuando se discuten los detalles de un acontecimiento y aparece alguien que dice: ¡yo estaba allí!, enmudece el coro de las conjeturas para escuchar reverencialmente al solista presencial. Y ningún testigo más creíble como la experiencia personal.

La palabra, en general, tiene poco poder persuasor. Aunque, cuando la autoridad de quien la pronuncia es creíble, puede ser psicológicamente milagrosa.

En el contexto de la teoría cognitivo-social,  se considera que la mera palabra es la herramienta menos eficaz para generar autoeficacia. Este convencimiento se origina en la tesis doctoral del Blanchard, al demostrar que, frente a la ejecución personal y al modelado, la palabra carecía de poder de cambio o, incluso, producía efectos negativos. Baste esta anotación histórica. Seguir esta pista sería más propio de exposición académica que de charla entre amigos.

Sucede que las concepciones preconcebidas impiden buscar interpretaciones ulteriores. Las relaciones entre la persuasión y la autoeficacia se han reducido a la monserga moralizante. Pero pueden arroparse con atributos más irrefutables.

La historia siguiente no es ficticia. Está sucediendo.

Javi, es un jovenzuelo que trabaja en una empresa de reparto. Lo conozco hace varios años. A primera vista, prototipo del macarra que pasa de todo. Viste con desgana: pantalones largos, anchos, deshilachados por la lija de muchos suelos; a la sudadera gris (creo que siempre le he visto con la misma), estampada con los descuidados trazos de algún grafiti, le cuelga una capucha negruzca unida a la espalda con cordones descompensados, anudados en sus extremos a la ligera, para evitarse el trabajo de reinsertarlos. En unos de los lóbulos lleva enroscado un pendiente. Pelo rapado a ambos lados de su cabeza; cresta en todo lo alto, cresta de verdad que discurre de frente a nuca y se alarga en trenza sobre la espalda. Pero siempre dispuesto a cargar con el mueble más pesado, cuando Juan, el jefe de la expedición, se lo demandara. Entre mueble y mueble, bromea. Pero su porte expresa que no se siente responsable de nada. ¡Allá el jefe! ¡Yo soy un mandado!

Hace unos dos meses, tal como hoy cuenta Javi al preguntársele, Juan se sintió mal. Un dolor en el pecho y el brazo le estaba molestando durante todo el día. Tuvo algún mareo. Avisado el dueño de los camiones de reparto le ordena visitar al médico, quien le ingresa de urgencias y de urgencias es operado de un fallo coronario. El dueño de la empresa sienta al volante del camión a Javi. Ahora es él el jefe de expedición. Tiene que ser puntual en las recogidas y en las entregas. Tendrá que manejar cantidades de dinero, tendrá que organizar el trabajo de los compañeros.

No temáis lo peor. Al contrario, Javi es puntual, sabe coordinar la logística de las entregas y recogidas, utiliza las capacidades de sus subordinados con respeto y dando ejemplo. Los clientes no escuchan disculpas de retrasos debidas al tráfico: él espera por los clientes y nunca los clientes por él. Javi, el prototipo de macarra al margen de la norma, ha superado la eficiencia de Juan.

Pienso que esta es una manera de persuadir: encargando. Las personas se sientan eficaces para llevar a cabo cursos de acción que nunca antes habían ejecutado o que pudieran sentirse incapaces de realizar. Si alguien le entrega una responsabilidad a una persona le está convenciendo de que lo considera capaz y la persona ahora, sin que le dé tiempo a cuestionárselo, se considera capaz y ejecuta la tarea con solvencia. El encargo no es monserga ni discurso con moralina. Es una de las maneras de convencer de que se escapaz de ejecutar determinadas tareas o profesiones. Y esto es persuasión como generadora de autoeficacia.

El encargo conlleva el atributo de autonomía. Poca o mucha, pero al entregar a alguien la responsabilidad de un desempeño se le confiere, necesariamente, autonomía.

En este punto me resulta imposible no recurrir a uno de los autores que acabo de descubrir en mi actual preocupación por profundizar en la autoeficacia como rodrigón de la formación continua en la empresa. Me refiero a Nonaka y su teoría de la organización como generadora de conocimiento, de adaptación y la mayor fuente de riqueza empresarial en un mundo globalizado y extremadamente competitivo. Como condición indispensable para que las empresas generen conocimientos que cristalicen en nuevos y competitivos productos, está la autonomía de las personas: La autonomía individual ensancha la posibilidad de que los individuos lleguen a motivarse a sí mismos para generar conocimiento nuevo. La motivación personal enraizada en emociones profunda, sirve , por ejemplo en la creación poética como fuerza impulsora de creación de metáforas. Una sensación de autonomía y sentido es importante en un contexto organizacional. El propósito es la base de la conceptualización. La autonomía otorga a los individuos libertad para absorber conocimiento. (Nonaka, 1994)

¿Es que nunca se ha vivido la experiencia de encontrarse a solas con una nueva responsabilidad y autonomía y sentir la imperiosa necesidad de imaginar modos de desarrollarla?

En autoeficacia la autonomía otorgada o adquirida es una extraordinaria fuente de convencimiento y persuasión de sentirse capaces.

La persuasión, cuando es eficaz, produce milagros instantáneos en la percepción de capacidad de las personas. Y el ENCARGO es un buen argumento de persuasión, al que no se contra argumenta, si no que origina conocimientos, imagina situaciones donde desempeñar el CARGO.

viernes, 5 de febrero de 2010

LA AUTOEFICACIA PUEDE PERDERSE

Acabo de cerrrar el micrófono y arrancado los cascos de mi cabeza. Físicamente siento alivio. Psíquica y moralmente estoy satisfecho. He estado hablando por Skyper casi dos horas. Culpable del calor que siento en el pabellón de mis orejas y de la opacidad del timbre de mi voz, un seguidor de este blog, médico, dedicado a fomentar la gestión personal de la enfermedad en sus pacientes. Continuará..
Había echando en falta la creación del programa de Kate Lorig en España. En el año 91 me encontré con un medíco de Castellón en el Depatamente de artríticos del Hospital de Stanford. Parecía entusiasmado con las propuestas de Lorig. Estaba becado para participar en aquella experiencia. Durante algún tiempo retuve su dirección en mis sucesivas agendas. Intenté, luego, comunicarme con él. No lo logré. Él tenía, también, mi dirección. Non recibí llamada alguna. Mientras tanto leía investigaciones con excelentes resultados médico y psicológicos de lo pacientes crónicos. Me enteraba, con envidia, que el programa se extendía, como mancha de aceite, por Canadá, Nueva Celanda, Australia, amén de su acogida en los Hospitales de América del Norte.
Los reumatólogos del Reino Unido invitaron a Lorig con manifiesto escepticismo. Pasados los meses, en cambio, comprobaron los excelentes resultados físicos en sus pacientes, la lamenaza de la depresión de quienes, segundo a segundo, sientían el comecome de la carcoma del dolor en sus articulaciones, desaparecía. También se acreditaron ahorros significativos en medicamentos paliativos. La desconfianza inicial se transformo en acogida y recomendación para toda la asistencia Médica Primaria.
Pero, por fin, existe ya una asociación de médicos dedicada a la educación para la salud.
No es difícil de entender que las distintas profesiones tengan uina mirada distinta de la realidad. De la misma realidad. Un médico ha sido educado para resolver los problemas de la enfermedad cuando ya ha aparecido. Sus actos médicos se llaman intervenciones. Tiene también una tendencia a considerar más los aspectos físicos o fisiológicos de la misma. Introducirles, en este caso, en el mundo de la psicología, no es fácil. No es sencillo desmontar unos esquemas para levantar otros nuevos. La visión de la realidad que se adquiere durante los años de formación es la estructura sobre la que se sustentarán los elementos decorativos que, sucesivamente y a gusto de sus habitantes temporeros, le otorgarán refinamiento o gazmoñería. No es, pues, difícil de entender que los profesionales de la medicina que se acercan a los procesos psicológicos tengan alguna dificultad, no tanto para entenderlos, como para interpretarlos en sus matices esenciales. A los demás nos cuesta habitar las estructuras de otros profesionales. Sos defectos, limitaciones de fabricación. Nunca olvidaré a un excelente profesor de mis años jóvenes quien, despectivamente, si no poníamos interés en desentrañar el pensamiento filosófico de los distintos pensadores, sentenciaba: "hay defectos de fábrica que sólo se subsanan fundiendo la pieza y elaborándala ex novo".
A través del micrófono adosado a mis cascos, conectado a Skyper, intenté durante más de dos horas sumergir a mi interlocutor en el magma de los procesos por los que funciona cada uno de los mecanísmos psicológicos de la autoeficacia, aplicada a enfermos crónicos, como la obesidad, la artritis o la diabetes. El tiempo se le agotó. Quedamos en seguir charlando. Nos queda para rato.
- Eugenio, no busques excusas. ¿Por qué no lo hiciste tú?
-¿Es que no me has entendido?
-Pues no.
Te lo explico otra vez. El tema de la enfermedad es una tema médico. Quien carezca del título en Medicina y Cirujía corre el riesgo de verse en tribunales. ¿O es que ha finalizado la pugna entre psiquiatras y psicólogos clínicos?. No, todavía no. Imagínate a un psiicólogo tratando de intervenir en enfermedades físicas.
-¿Que no te extraña? ¿Que lo ves normal?
- No sabes lo que me alegro. Es un nuevo estadio de la psicología.
En el año 1969, por motivos personales, cambié de profesión. Un buen día tuve que renovar el DNI. Entonces los funcionarios de policía preguntaban la profesión. Psícólogo, me atribuí yo.
- ¿Qué?, me volvió a preguntar la funcionaria.
- Psi- có- lo-go. Con PS, le repliqué.
-!Qué profesiones más raras hay ahora!, refunfuñó la funcionaria.
Si tú ya ves normal que los psicólogos intervengan en los comportamientos de salud física, es que la psicología, además de ser la profesión que mejor se ha vendido en los últimos treinta años, está ocupando los campos que siempre debió poseer.
Una vez tuve la occurencia de hacer una especie de desafío científico con mi neumnólogo con la intención de demostrar que nuestros métodos eran más eficaces que los suyos para conseguir que las personas dejaran de fumar y se mantuvieran astemios. Mi compañero de Universidad, Miguel Barrueco (mi neumólogo) y yo habíamos logrado concitar a médicos de asistencia primaria y a psicólogos para realizar un proyecto ambicioso e interesante. Quizás porque quien lo coordinaba era yo y no el médico, la Junta de Castilla y León nos concedió 800.000 ptas. para financiarlo. ¡Si sólo el material que necesitábamos valía más, como se expresaba en el proyecto!. Y las personas encargadas de atender a los fumadores no podían, ni debían hacerlo gratis. Como el proyecto era inviable, tomamos la responsable decisión de renunciar a él.
Eestaba contento ayer porque la iniciativa venía de una asociación compuesta exclusivamente por médicos. Me desazonó un tanto que en el equipo no hubiera psicólogos, pedagogos, asistentes sociales... Pero, ¡es que se trata de enfermos físicos.!
- ¿Lo has entendido ya?

Era mi intención resumir brevemente la conversación mantenida con mi desconocido médico para ilustración de lectores y aclaración personal de mis propias ideas. Pero la tarde me ha traído otras sorpresas. Desagradables.
Hay personas que han trabajado durante años, han logrado, a pesar de determinadas deficienciencias físicas, finalizar su carrera brillantemente y ser totalmente autónomas. Tan autónomas que alcanzan puestos de responsabilidad. Han superado duros exámenes de selección aún negándoles el derecho a examinarse. Han peleado por sus derechos porque se juzgan autoeficaces para el desempeño de las fuciones que requiere el puesto al que aspiran. Finalmente lo logran.
-¡Hay que ser muy autoeficaz para alcanzar tan elevadas posiciones!
- Sí, lo son.
Pero la autoeficacia no es como aprender a montar en bicicleta. La autoeficacia es un estado psicológico, no un rasgo de personalidad. La autoeficacia puede perderse. Se pierde cuando los fracasos son persistentes. También se pierde por desuso.
La experiencia de esta tarde es de las que escandalizan. Personas inteligentes, rápidas en las ejecuciones, consejeras de los compañeros de trabajo, burros de carga para hacer lo que nadie quiere hacer, paños de lágrimas porque nada humano les es ajeno. Empresas o Instituciones estatales pueden hasta lucirles para demostrar su solidaridad con los discapacitados. Pero..., pero..., los años pasan y ven cómo les adelantan, ascendiendo a primeras líneas de responsabilidad, de sueldos y privilegios, compañeros de carrera o de oposición. Mientras, ellos, como postes, permancen hincados en el mismo hoyo.
No han dejado de sentirse eficaces. Pero nos les dan permiso para demostrar que lo son. Cuando se les ocurre levantar sus raíces del reducido teruño donde les plantaron, un hazadón, o un pico de duro hierro les afianza en su reducida porción de tierra. A veces, el golpe les viene desde arriba: un mazazo en todo lo alto que no le deja ni rebotar, ni retoñar. Tanto hachazo y tanto mazazo, tanto roce de los que les adelantan por todas las posiciones de la rosa de los vientos, o de los que se les apoyan solidariamente cuendo se sienten injustamente tratados, consigue, a veces, que personas que tuvieron todo a su favor para sentirse autoeficaces, terminen preguntándose si aún serían capaces de hacer aquello para lo que demostraron capacidad tras duras oposiones, reales (las de temario), o inventadas por quienes, en su día, pasaron más de una angustia de incapacidad al ser testigos de tanta mole intelectual.
La autoeficacia es una percepción o apreciación personal de capacidad. Pero uno tiene que vela hecha acción. De no ser así, pierde su visibilidad para los demás y par uno mismo.
¡Da mucha rabia!

 Finalizado el tema, he tenido que contestar a un correo electrónico del médico al que se refiere  laprimera parte de este tema. Luego he querdo publicarlo en el blog como comentario, pero me lo ha rechazado por ser muy largo. El rechazo me  ha producido "reactancia" y en venganza y recuperaci´`on de mi lobertad de escribir lo quepienso, se me ha antojado colocarlo aquí como parte del mismo tema..
Finalmente he tenido un tiempo suficiente para poder visionar los vídeos que me recomendaba. En concreto he visto la sesión completa, de testimonios, y su conferencia en Berlín. Ya le he puesto cara, y he escuchado los testimonios de sus pacientes. Pero no puedo juzgar cuáles son los fundamentos teóricos de lo que hacen. La conclusión que he sacado es que las cosas funcionan, pero no veo que aparezcan los fundamentos por los que funciona. Me parece que hay mucha insistencia en la asistencia a las reuniones. Me ha llamado la atención que las personas puedan seguir asistiendo todo el tiempo que quieran. He oído cómo los pacientes hablan de satisfacción personal. También he oído hablar mucho de voluntad: el que quiere puede. Otro tema que sale con frecuencia es el de proponerse un punto de llegada.


Nutualmente he de suponer que se conocen las investigaciones psicológicas sobre las metas, y si los mecanismos por los que estas funcionan son por la satisfacción de lo conseguido o la insatisfacción de lo que falta por conseguir. No he oído hablar apenas de confianza personal, ni he visto cómo se previenen olas recaídas. Son muchas las preguntas que me sigo haciendo sobre el programa.

Después de la conversación con usted, se me ocurrió que debería dedicarle a aquella conversación un tema de mi blog, y se lo dediqué. Expreso un poco la idea que me quedó.

La idea es que desde el punto de vista de un psicólogo, los temas médicos son temas médicos en los que no tenemos que entrar, y que comienzan a tener carácter de interesantes cuando son médicos quienes los proponen y no psicólogos.

Pero la realidad de lo que he visto en su programa es que no he visto nada de medicina y solamente he visto psicología por todas partes. Y eso es lo que debe ser, porque no se trata de medicamentos, sino de conductas y de motivación para ejecutarlas.

Como resumen le diré que el tema de las metas es una tema que Locke comienza a utilizarla finales de los 60. Que los temas de enseñoramiento es también de finales de los 60, lo mismo que los programas de Self-management y la autoeficacia y sus aplicaciones de finales de los 70 y comienzos de los 80.

Cuando Kate Lorig inicia su programa, a la manera que se le ocurriría a persona médica o no experto en medicina, se encontró con lo que en Psicología llamamos el efecto Hauthorne, que viene de los años 30. Pero el efecto Hawthorn se mantiene mientras existe la intervención, pero nunca se supo cuáles eran los procesos psicológicos por los que funcionaba. Lorig se encontró con ese efecto, y vieron que pasado un tiempo sus pacientes artríticos no mejoraban. Casualmente, en una reunión de Navidad, como las que suelen dar los Rectores en todas las Universidades, coincidió con Bandura, hablaron cada uno de lo que estaban haciendo. Lorig le habló de sus dificultades. Bandura le recomendó su teoría de autoeficacia, que por cierto, ya se había probado en pacientes cardíacos del mismo hospital por DeBrusk con notable éxito en prevención de riesgos de salud como trata de hacerlo usted en su programa. Y cuando aplicaron la metodología de la autoeficacia, y orientaron el programa hacia la implantación de la confianza de que los pacientes eran capaces de controlar su estado de salud, los resultados se produjeron y se mantuvieron y se siguen manteniendo en el tiempo.

La ventaja que usted tiene es que, lo ignoro, sin saber con mucha precisión qué palos tiene que tocar para conseguir lo que aparece como satisfacción personal, en realidad está tocando los temas de la autoeficacia porque en el programa de Lorig sí se encuentran, y por lo mismo en el suyo, que le sigue de cerca.

Pero creo que debería contar con buenos psicólogos que, manejando bien la teoría socio-cognitiva, le echaran una mano en sacar el mejor provecho de la incontable labor humana y social que está produciendo su programa.

Dicho en resumen: mi impresión es que está utilizando problemas de COMPORTAMIENTO DE SALUD, que son problemas de conducta más que médicos, y faltan algunas nociones sobre cómo funciona el psiquismo humano, o, si quiere eso que tanto aparece en la boca de sus pacientes: MOTIVACIÓN.

Finalmente, como le indiqué en mi conversación, quedo abierto a continuarla, y con muchísimo gusto.

lunes, 7 de diciembre de 2009

CULTIVANDO LOS ERRORES


Suelo levantarme a las 7.30 de la mañana. Cada día tiene un proyecto. Mi primera tarea: encender el ordenador para ver quien ha querido comunicarse conmigo o apuesta por organizar mi jornada. Procuro zafarme de los que me apartan de mis propósitos, aunque nunca dejo de contestar a los que me piden opinión o discuten mis posicionamientos psicológicos. A estos les agradezco su punto de vista: me crean un conflicto cognitivo, como dirían mis amigos de la escuela de Psicología Experimental Europea: Doise, Mugni, Deschamp y mi antiguo alumno Juan Antonio Pérez, que se soluciona creando una estructura mental superior. Aufheben, decía Hegel.

Esta mañana, me he encontrado con el siguiente comentario de una psicóloga chilñena:

Rox Car V C comentó tu nota FUNDAMENTANDO LA CREATIVIDAD

"Maestro!!...pero que honor haber leído su nota, haber conocido un pequeña parte de
su fabulosa vida, sus sensaciones y emociones.
Me presento: mi nombre es Rosa, y vivo en Chile. Soy egresada y tesista de la
carrera de Psicología…¿tema de tesis?....”Autoeficacia”…
De su nota, Hubo una frase que me quedo dando vuelta: “errores”. Estoy de acuerdo
con usted, deberíamos aprender a vivir los errores de una forma distinta, sabiendo
que tenemos oportunidades de cambiar, que es sólo un aviso de algo. Pero
lamentablemente, desde pequeños se nos inculca que si nos equivocamos vendrá el
castigo, y como no queremos recibirlo, evitamos o huimos de los errores. No es por
ser masoquista (jaja), pero gran parte de nuestro aprendizaje se funda en las
caídas. Mis padres me criaron protegiéndome de los “errores” (para que no
sufriera)…ese es otro punto, la sola idea de sufrir pareciera también generar
aversión en el resto, es decir: errores=sufrimiento, por lo tanto es mejor
evitarlo. Ahí se encuentra la visión negativistas (creo yo).
Bueno, podría seguir dándole vueltas a este tema; mi intención sólo era saludarlo y
demostrarle mi admiración. Mucho éxito y felicidad para usted, como para su familia.
Saludos, Rox.


El tema que planateas tiene la entidad suficiente para quebrantar mi propósito de escribir un tema al mes
-Bueno, la verdad es que me pesaba no haber escrito el tema en octubre. Gracias, desconocida Rosa.

Desde la postura cognitivo social, el conductismo se admite en lo que ha probado: la influencia del ambiente, el condicionamiento contingente. Pero lo rechaza frontalmente en la concepción del hombre como marioneta de quien mueve los hilos de los señuelos que nos motivan. La persona puede ser condicionada por el ambiente, pero nunca contra su voluntad. Desconocida Rox, si no hubieras escrito tu comentario, yo no estaría respondiendo l, pero tampooco tú lo hubieras escrito si yo no me hubiera introducido en tu mundo. La pregunta es, pues ¿quién influye en quién?.
El fundamento más básico de la teoría cognitivo social es el determinismo recíproco.
-Eugenio, aléjate de tu condición de catedrático y explica la cosas para que las entienda cualquier mortal
- Tienes razón
El determinismo recíproco es tan sencilllo de explicar como decir que uno, CON SU CONDUCTA, elige un programa de TV. Al elegirlo lo convierte en el AMBIENTE que le influye . Las ideas qeu didfunde ese programa AFECTAN A MIS CREENCIAS, MI PERSONALIDAD, que, a su vez, hace que yo ejecute DETERMINADAS CONDUCTAS que vuelven a cambiar mi entorno. Y así en una creciente espiral, que puede ser bien escalera al cielo o barrena hacia el infierno.
El castigo es una experiencia desagradable que los diosecillos utilizan para crearnos a su imagen y semejanza, para moldearnos. ¡Ignorantes de que el castigo no es eficaz más que cuando se tiene certeza de su aplicación!. El castigo genera pugna de voluntades entre quien lo impone y quien lo recibe. Quien tiene derecho (¡) o poder para imponerlo, debe estar vigilante para sorprender la infracción, con lo que desenfoca sus energías, dignas de mejores objetivos. Quien lo recibe, vive un estado psicológico que denominamos reactancia psicológica: una especie de impulso para recobrar la libertad amenazada. Castigador y castigado entran en una espiral de obediencia y desobediencia que, en el fragor de la batalla por el poder lalibertad, lleva a formular castigos como: ¡TE QUEDAS TODO EL AÑO SIN PAGA!. Tal castigo es imposible de cumplir, en algún momento claudicará, y, claudicando, pierde su autoridad, y derrumba todo el valor educativo de cualquier ley penal.
Algo de esto es lo que explico en mi libro sobre autoeficacia y delincuencia.
Pero, Rosa, en mi tema FUNDAMENTANDO LA CREATIVIDAD, no me refiero a los errores punibles, sino a los errores como oportunidades para creces o para menguar.Imaginate el siguiente encuentro: Un recien contrtado entrega su primer trabajo a su superior. Si el superior tiene la concepción granítica de El Capitán, la idea de que las acciones diagnostican las capacidades, le dirá con desprecio:
- ¿Esto es lo que sabes hacer? Esto es una porquería. TÚ NO TIENES CAPACIDAD, para este puesto. ¿Te imaginas la depresión de esta persona? Entenderás también su temblor, sudor, palpitaciones y ansiedad que experimentará cada vez que ese superior le haga un nuevo encargo.
Cambia el escenario. Imagina la postura del jefe que cree en la maleabilidad de la mente. Leerá el informe, irá haciendo algunas anotaciones, al final se dirijirá a quien está esperando una respuesta y le comentará
- Mira, este y este punto los tienes bien enfocados, pero no los ha expresado con claridad. Si cambias esta expresión por esta otra, si no eres tan incisivo en tus afirmaciones, puede quedar perfecto. Vete, redáctalo de nuevo y lo examinamos otra vez.
Este jefe no ha diagnosticado su capacidad (nunca, nadie, jamás, puede hacerlo). Este jefe ha analizado el trabajo y aprovecha la oportunidad para abrir nuevos caminos. ¿Te imaginas el estado de euforia de esta persona?. ¡Ha aprendido algo nuevo!
Lo importante no es el resultado, sino el proceso y e progreso.
No, la educación no está para diagnosticar la capacidad de las personas. Menos las de los hijos. Existen peligros en la vida que no es necesario que nuestros hijos experimenten, de acuerdo. Pero la teoría cognitivo social, cuando todavía se llamaba teoría del aprendiozaje social, probó que la observación de modelos es mejor método de aprendizaje que la experiencia directa exigida por el conductismo. Pero, aún en el caso en que se hayan hecho daño, no se les debe diagnosticar de incapaces, sino advertirles de que la próxima vez tengan más cuidado.
Todos hemos pasado por experiencias de fracaso. Por ejemplo, nos hemos hecho daño al caernos de la bicicleta. Ante este hecho, hay padres que estarían tentados de prohibírsela. No lo hacen, pero sí les recuerdan cada vez que quieren montarla: ¡Ten cuiddo, ya sabes lo que te pasó el otro día!.
Estos padres no se dan cuenta de que el niño ha repasado mentalmente miles de veces la escena, ha visto dónde estuvo el fallo y ya sabe la manera de evitarlo. Está demostrado psicológicamente que la repetición mental de los esquemas de acción aprovechan mucho más que repetir física, masiva y aburridamente la misma acción .
Vamos a ver, las cosas son tan sencillas (aunque a algunos les parezcan tan difíciles) como entender que los errores son una oportnidad para aprender y crecer intelectualmente. Hacen mal los padres que, para evitar el fracaso de sus hijos, les protegen del error. Están perdiendo las mejores oportunidades para crear en ellos una visión incremental de la mente, para que vean la oportunidad en el error, y la posibilidad de disfrutar que tiene el ser humano: conseguir algo difícil con el propio esfuerz0 es la mayor fuente de alegría.
Y exactamente esto, que tantas veces he explicado, es lo que estoy experimentando, con satisfacción, en mis clases de fotografía. Carmen Moreno tiene la mirada fina para saber que un punto más de luz alumbrará el gris de tu fotografía, se da cuenta de que el trozo de papel que has utilizado al positivar, había estado en contacto con la luz, lo que te evita muchos rompecabezas y te facilita la idea de que en fotografía todo tiene que ser pulcro. De esta manera entiendes lo que tantas veces has leído sobre la claridad, nitidez y limpieza de la foto. No pretendo dedicar mi vida a la fotografía. Sólo aprender a hacer las cosas bien y , ante todo, sabiendo por qué. Y eso lo voy consiguienfo porque mis errores me los miran con mente maleable.
Rosa. Las personas tenemos el derecho a equivocarnos. Derecho que debería figurar en la carta de Las Naciones Unidas. Nadié tiene derecho a reñirnos por eqivocarnos de vuena o ignornte voluntad. alcontrario, todos tnemos derecho a la educación, a que los que saben nos enseñen cómo no volver a cometer los errores. Los padres que no aprovechan los errores de sus hijos para abrirles nuevos caminos de creatividad, o que se los evitan haciéndoles los deberes", les están convirtiendo en granítico Capitán de Yosemite.

sábado, 5 de diciembre de 2009

FUNDAMENTANDO LA CREATIVIDAD



-Eugenio, los médicos están asustados con la autoeficacia, me comentaba Bandura en 1991. Ellos, para cada especialidad, necesitan técnicas distintas. La autoeficacia, en cambio, ayuda tanto a los especialistas del corazón, a los endocrinos y a los reumatólogos.
Las colaboaraciones de Bandura con los investigadores del Hospoital de Stanford, fueron especialmente intensas durante los años ochenta, años en los que desarrollaba la teoría de la autoeficacia
En algunos de los temas anteriores he comentado mi interés por la forografía. Tanto, que asisto, como discípulo dócil, a las clases de Fotografía I de la Facultad de Bellas Artes de Universidad Complutense. He retomado y puesto a punto la cámara CANON AE 1-PROGRAM de mi mujer. Hasta hace poco yo apenas había tocado una cámara fotográfica. Todo ha sido fruto de la casualidad. (una vez más, los encuentros casuales determinan la vida).
Entiendo que es dificil, por estas fechas navideñas, encontrar el regalo adecuado, especialmente para los padres. Sin saber por qué, hace tres años, mis hijas me regalaron una cámara fotográfica Sony. En algún momento de distracción leí el manual. Para sorpresa de quien no sabía más que apuntar y disparar, entendí que había tamaños (¡si todas tenían las mismas diemnsiones cuando las recogías de la tienda!), horquillado de enfoque, diafragma regulable con los puntos f, obturadores con velocidades distintas, paisajes, caras, macro,una flor y un atleta dibujados en una ruedecilla, control manual y automático, preferencia a la velocidad o a la apertura. La gran sorpresa fue entender que la B permite tener abierto el diafragma el tiempo que quieras para recoger lo que pase delante de su ojo mágico, eleción del blanco y negro... Me intrigaron aquellos conceptos y quise entenderlos y manejarlos adecuadamente. A partir de aquellos días, entendí que la fotogradía era algo más que disparar. Viendo mi entusiasmo, al año, siguiente mis hijas me regalaron una Canon 400D. El regalo debía ser correspondido. Me leí el manual practicando cada paso en la cámara. Me los había enseñado la Sony. Pero eran muchos elementos a tener en cuenta en un milisegundo. El objetivo de 15-55 mlímetros (ahora sé qué es loque significa), se me quedaba muy corto. Entré en losforos de fotografía y a ese objetivo le llamaban "el pisapapeles". Había que buscarse nuevos complementos. Una cámara de fotos, tomada en serio, es un ejercicio constante de consultas y toma de decisiones.
He leído libros, me he adentrado en photoshop. Leídos dos, los demás repiten conceptos y a veces la mismas fotografías. Todos hablan vagamente de horas mágicas de la luz, de difusión de la misma, fotos planas al mediodía, del retrato que muestre la psicología o la profesión de la persona, de cómo jugar co los niños para poder obtener una toma aceptable de esa criatura encantadora que siempre sale mirando al "pajarito" de la cámara. Salvo raras excepciones referidas a photoshop, no merece la pena leerse muchos libros de forografía antes de saber fotografia
Mi arte fotográfico no avanzaba. Sobre todo no acababa de descubrir lo secretos de por qué algnas fotos me salían bien (sin exagerar) y otras rematadamente confusas, llenas de estorbos, y sin que se viese lo que yo había visto en aquel momento.
Pensé en hacer cursos especializados, pero los programas me contaban lo mismo que lo que había leído. Es más, desconfié de muchos de ellos porque estaban diseñados para personas en paro. Como yo ahora circulo entre la bibliografía científica sobre el aprendizaje continuo en la empresa, descofié de ellos por haber leído en investigaciones que los cursos para parados en España, impartidos por los sindicatos son poco efectivos.
A punto de abandonar la idea y seguir buscando , rato a rato, algo de foros y de libros específico, me llegó un mensaje que me comunicaba laposibilidad de maricularme en el curso de Fotografía I, de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Mi profesora: Carmen Moreno. He de afirmar que la idea me hizo ilusión, pues sigo creyendo que los profesores universitarios hemos tenido que pasar por pruebas de una o variada naturaleza para demostrar que se está preparado para la docencia. Me asaltaron luego las dudas sobre cómo compaginar las clases de fotografía con mis proyectos.
Llegó el primer día de clase. Estaba nervioso, lo confieso. Se me había olvidado estar sentado en los pupitres de los alumnos. Mi nerviosismo se tornó en desazón cuando la profesora comunicó que vamos a trabajar con cámaras analógicas y en blanco y negro. Aunque dejó muy clato que iba a enseñar la forografía para que la entendiera incluso aquellos que nunca hubieran tenido en sus manos una cámara. Ahí, más o menos, estaba yo.
Dejaré a parte las interesantísimas clases sobre la hitoria de la fotografía, en las que confirmé una vez más que los grandes avances se deben a las casualidades: Daguerre a quien se le rompe un mercurio; Abaton, al querer reutilizar un peltre o kalotipo se encuentra con que está más claro, cuando en realidad lo había desechado por inválido. En todas las ciencias o disciplinas muchos avances se deben a encuentros fortuitos sabiamente interpretados.Denuevo la confirmación de uno de los supuestos esenciales de la teoría cognitivosocial
Sí, he tenido que fabricar mi cámara estenopeica. He sacado fotos con ella, he hecho la escala de grises y varios y curiosos fotogramas.
Todo discurría normamente hasta que un día, esperando a que, en el pilón de lavado, un fotograma se liberara de los resto de revelado y fijado, me dice la "Profe" :
- El Departameno quiere que nos des un curso sobre creatividad. Piénsatelo y al final de la clase me lo dices
Me quedé perplejo.
- Vamos, que por ser psicólogo tengo que impartir un curso sobre creatividad.
Por una vez reprimí mi impulso a negarme. La creatividad no era tema que me hubiera preocupado durante mis años profesionales. Deseaba naegarme, sobre todo, porque me apartaba mi entretenimiento presente: Autoeficacia y formación continua en la empresa.
Seguí mirando, sin mirar, cómo los papeles multigrado, plasmando la creatividad que cada compañero había colocar bajo el foco de la amplidora, se emparejaban o se apartaban solitarios hacia algunos de los rincones de aquel cuadrilátero de mármol. Estaba pensando la respusta que iba a dar a Carmen. Pensaba negarme, pero el principio de la reciprocidad de Cialdini, me estaba traicionando: sí me dan, debo corresponder.
De repente se hizo la luz: la concepción de la mente como fija o como maleable, la no existencia de los rasgos de personaliddad, la teoría de Langer sobre la pérdida de control y, sobre todo, la autoeficacia como generadora de modos de salida en las situaciones difíciles, me parecía la conjunción más perfecta entre lo que estaba trabajando y EL FUNDAMENTO PSICOLÓGICO DE LA CREATIVIDAD. Esto es lo que, sindarse cuenta, estaban buscando.
Esperé largo tiempo en una banco del pasillo que mira hacia la salida del laboratorio. Mientras esperaba hice un esquema rápido de todo el curso. Cuando Carmen, tras dar la última vuelta al laberinto oscuro que conduce a la salida, apareció, la abordé:
- Ya tengo el título del curso!: Capacidad, creatividad y crecimiento personal.
Me pareció bordado. Además, pensé en todo lo que llevo leyendo los últimos meses sobre la necesidd de reunir en un miso equipo a profesionales de la más dispares disciplinas par encontrar ideas credoras qeu acrecienten y hagan competitivo el negocio. Estaba a punto de comenzar a escribir un capítulo sobre este tema, y lo añadí en el programa del curso. Quería demostrarles que no sólo los grandes artistas pueden vivir de su obra. Si se liberan de sus estereotipos, deben presentar sus curricula también a la empresa y hacerles comprender que los necesitan. Era la forma de redondear el curso de doctorado.
Nos despedimos. Me mandaría los papeles para formalizar el contrato dentro del progrma nacional para la movilidad del profesorado. Desde aquel momento comenzaba a ahormar el curso y distribuir mi tiempo de trabajo. ¡Acabado, "Fininis coronat opus".¡ Manos a la obra!
Al comenzar la clase de la semana siguiente, Carmen me advierte que le recuerde algo al finalizar. Problemas de burocracia, pensé. La profesora es amable, atiende personalmente a los alumnos, incluso les va examinando cada cámara, (de indefinidas marcas), que cada alumno le pesenta. Las conoce todas o sabe manejarlas al instante. Espero un cuarto de hora.
-¿Qué tenía que recordarte?.
- ¡Ah! (parecía haberse olvidado). ¡Ah,"Que si puedes dar una clase el própximo martes por la tarde, de seis a ocho". Ya está anunciada y quieren asistir algunos profesores.
-¿-Sobre qué?
-Sobre lo mismo que vas a dar el curso de doctorado.
Al llegar a casa me encuentro con un correo en el que se me indica todos los papeles que tengo que firmar. Entre ellos, el título de la conferencia.
Uno puede entender que enseñar a hacer una exposición con mayor o menor intensidad de luz para lograr extraerle los grises que no dan la cara, o aligerar la iluminación para que los blancos no se quemen, pueda pensar que los mismo que se da un curso de doctorado, se da un curso menor sobre el mismo tema.
Para mí, las cosas no son así. Cada clase es nueva, he de cambiar algo para no abuarrirme. Y si yo me aburro, no digo los alumnos. Necesito leer algo nuevo, anque no sea lo último que se ha publicado. Siento la necesidad de aprender y enseñar contenidos que tengan una chispa de novedad: nuevos datos y, sobre todo, una nueva relación entre conceptos. Pero es que sobre este tema no había pareparado nunca nada.
Todavía estaba pensando los contenidos del curso de doctorado y ya me tenían anunciada la conferecia para el martes siguiente. No tenía escapatoria. Bien que la intenté.
-Es el día que yo puedo asistir, me dice la fotógrafa, y quiero asistir. Otros profesores también han reservado ese día para ir a tu conferencia.
Me encontraba en ese punto en el que Dollar y Miller decían que se perdía el equilibrio entre los pros y los contras. Como el burro de Buridano, no tenía ya más remedio que elegir el pesebre de dar la conferencia. Debe reconocerse que eso libera a uno de la tensión de decidir. ¿Será por eso por lo que las personas piden consejo?
Elegí como tema : Fundando la creativida.
Sin prisa, arrojado a lo inexcusable, decidí tomarme el tiempo que me quedaba para leer y escribir la única idea que quería transmitir: lo apurada que es la vida de quien cree que las capacidades humanas son fijas, pétreas, iconmovible ante la erosión del tiempo y de las personas que la viditan. Como ejemplo se me ocurrió mostrar la enorme piedra de granito de El Capitán, del valle de Yosemite, en California. Allí sigue en posición de firme, con su pecho recto, mirando descarado al cielo, vigilando la entrada del valle que esconde cascadas impresionantes, inmensurables secuoyas, luces y sombras, espuma de cascadas por doquier despeñadas desde cercanos neveros que se remansan en lagos cristlinos donde arrancan riachuelos retozones poblados de peces intocables, satisfechos de ser observados y esperando que algún niño rompa la prohibición de larzarle una miga de pan.
El capitán vela armas dsde el tiempo de Heráclito. Hay autores que creen que la realidad psicológica es como el capitán. Otros creen que la realidad es como el agua que de nieve pasa a líquido claro, rodeada de bruma, espuma y nube lechosa, se remansa en los lagos que ella misma ha escabado golpeando sin descando el granito en su incesante caída libre. Recuperada del traumático alumbramiento, feliz con la vida nueva en que se ha mudado, decide explorar y se lanza valle abajo acariciando los guijarros, trampolines que la elvan dejándose atravesar, trasnparente, por los rayos de sol que el capitán no puede encadenar. Químicamene puede ser el miso agua, pero su vivencia profunda es dramáticamente diferente en cada uno de los estadíos por los qu va pasando. Es libre, no tiene forma definida ni permanente, auqnue arrastre (en su memoria) los recuerdos buenos o malos de los lugares que visitó.

El capitán granítico no puede ser creativo: a veces le iluminará el sol, otras le golpeará la lluvia, las más le envolverá la bruma. Uno puede quedarse la vida entera observándole y morirá sin que haya mudado un milímetro su frente erguida. En cambio, al agua, como al fuego, le divierten, porque constante, indefindamente camiará de forma, siempre en movimiento hasta que se apague.
El capitán está incapacitado para crear, el agua, como el fuego, están destinadas a crearse.
Las recientes investigaciones sobre las teorías de la mente, desarrolladas al amparo de los supuestos de Dweck, me ofrecieron el tema adecuado para explicarles que cuando alguien cree que las capacidades, las habilidades humanas son fijas, que al nacer ya se tienen una habilidades en cantidad limitada, como el celemín o el vaso, y que con el estudio, con el esfuerzo solamente pueden llenarse más o menos, pero nunca acrecentar su cavida, está limitadoo su capacidad creadora: su cratividad. En cambio, las personas que creen que las capacidades humanas son maleables, pueden crecer indefinidamente, so como elagua que busca nuevos caminos cuando unos se les tapona, estas personas están abiertas a la creatividad.
¿Cuál de las dos concepciones está más probada?. Según la teoría cognitivo social, la segunda, nunca los rasgos de personalidad han sido capaces de predecir la conducta inmediata del sujeto cuando están presentes otras variables como la autoeficacia o las metas precisas y exigentes. Más aún, la concepción que se tenga de la metas en el aprendizaje de tareasnuevas o en la creatividad: mostrar esa capacidad que la naturaleza, la herencia les ha asignado o acrecentar, desarrollar y tranformar el germen con que fueron inseminados, tiene consecuencias tan dispares como la luz y las tinieblas. Los primeros viven bajo la ansiedad de que el fracaso muestre su falta de capacidad, por lo que no eligen nada que no tengan certeza de ejecutar con éxito. El resultado de cada acción en un diaggnóstico de su capacidad fija. Por eso ejecutan siempre lo mismo. Mira, envidiosos los resultados de los demás para saber si tienen más capacidadd que ellos.
Los segundos, por el contrario, tienen espítutu explirador, los errores les generan alegría, porque no son fracasos, sino nuevas oportunidades de aprender a conseguir sus fines de manera más rápida y más segura. Alcanzada una meta, no tienen en cuenta los errores que han cometido para llegar a ella,ni el esfuerzo que les ha costado, sino los nuevos y más anchos horizontes que se les abren a su capacidad. Disfrutan del nuevo paisaje y se animan a sí mimos para adentrarse en lo desconocido. No mirana los demás, miran solamente a su propio progreso. Eso es la creación, esto es lo que fundamenta la creatividad.
Léase a Martocchio, Gist, Kozlowski, Tannembaum, Latham, Saks, Seijts, Quiñones, Garrido, Wood, Cervone y se encontrarán con la verdad de estas afirmaciones.
Pero, finalizaba yo mi conferencia, esto no es más que la mitad de la historia. Porque no basta con tener una concepción de las habiliades humanas como maleables, acrecentables, creables; las acciones tienen un aquí y un ahora, y la teoría de la Autoeficacia, que ha absorvida a la teoría de las metas y de la motivación, de la acción controlada de las actitudes, y también la de Dweck explica la concreta acción creadora
Pero en este tema, como en mi conferencia, eso queda para otro momento.






viernes, 6 de noviembre de 2009

JAULAS DORADAS PARA LA TERCERA EDAD







-¿Qué quieres que te diga? La expresión “jaula dorada” se me antoja cursi.
- Pero, a veces, las frases manidas son precisas para que una idea sea entienda.
Las residencias para la tercera edad están de moda. Ningún alcalde es buen corregidor si no logra construir o mejorar una residencia-oasis donde padres o abuelos descansen del duro bregar unamuniano. Cuando éramos pequeños en los internados, presumíamos de la torre de de nuestros pueblos, o de los encierros en las fiestas. Hoy, al menos en ambas castilas y gran parte de de Extremadura y Andalucía, se presume de la residencia para la tercera edad. A medida que sus poblaciones ha envejecido, se han sustituidos los “clubs sociales”, de Fraga, (a donde se iba a ver las corridas de toros y los partidos de futbol), por las “residencias de mayores”. Viajando por las monótonas autovías de ambas Castillas van apareciendo cada diez kilómetros, más o menos, núcleos de población pequeños, que llamamos pueblos. Son pardos y se confunden, en verano, con el pálido amarillear de los rastrojos, o envueltos en el polvo beldado por un tractor que araña a destiempo la parva de su terruño. De pronto, a las afueras, sorprende un vergel: árboles, flores, césped, edificación disonante con las casas adobadas, de pardo sayal y semiderruidas dejadas atrás hace un momento. La duda se disipa al instante, pues puede leerse con letras sobresalientes: RESIDENCIA DE TERCERA EDAD, RESIDENCIA DE MAYORES.
En las ciudades de toda España, la isión es más desoladora. Las RESIDENCIA DE TERCERA EDAD O DE MAYORES, son vergeles a kilómetros del centro. Eso sí, tienen la delicadeza o consideración de tener a servicio de sus inquilinos un minibús que regularmente transporta a la ciudad a los viejos dorados para que puedan administrar sus exiguas pensiones o dar un paseo que les distraiga del monótono, insorprendente vivir. Su regreso no lo pueden decidir: tienen que estar a una hora exacta en un lugar preciso de la ruta que hace el pequeño vehículo. Eso sí, en la residencia lo tienen todo solucionado: los que hasta ahora habían servido son servidos por los servicios que han contratado los servidores públicos de la servil política. Pueden descansar temporalmente en paz, antes de que descansen definitivamente en paz. Se lo han ganado. Después de haber trabajado duro, incluso haber buscado su alimento y el de los suyos en Alemania, Suiza, u Holanda, tienen derecho a vivir sus últimos años en paz.
-¿De verdad que se han ganado este maltrato en esas jaulas doradas? Personalmente siento una tristeza honda y una rabia contenida cuando me sorprenden estos oasis en medio de los desiertos patrios. Me dan pena las personas desterradas a vivir fuera de la ciudad, fuera de su entorno natural, aunque sean en jaulas de oro.
- Pero ¿qué dices?
-Digo lo que siento y lo que debo decir como psicólogo convencido de la veracidad de las investigaciones realizadas en el ámbito de la teoría social cognitiva.
- Pero, ¿qué dices? Eugenio, tú siempre con tus exageraciones.
- Nada de exageraciones. En los temas anteriores he demostrado que las personas centenarias pueden vivir felizmente siempre que tengan la percepción de ser autoeficaces y, por consiguiente, autónomos para planificar y organizar sus vidas. Me he referido a las investigaciones de Deci sobre la importancia de la percepción de independencia para que la vida humana cobre sentido y merezca la pena ser vivida. No he dejado de señalar que la esencia de la teoría cognitivo social se ahinca en la percepción de ser agente (no paciente) de las propias decisiones que otorgan sentido a la existencia. Mientras existan proyectos que uno se juzga capaz de llevar a cabo, existe vida humana. Eliminada la percepción de control, aunque los pulmones aspiren y expiren, aunque el corazón golpee el pecho, aunque riñones y sistema digestivo filtren cuanto se ingiere, las personas están muertas, carecen de vida.
He tenido que releer algunos escritos de de Bettelheim en los que narra las experiencias vividas en los campos de concentración nazis. No quería que la memoria me traicionara. No quería que mis recuerdos atribuyera a mi experiencia personal lo que otros habían escrito. Pero sí, lo que voy a contar pertenece a mi memoria: verano de 1962. Mi primera incursión en el aprendizaje del alemán en la bella ciudad de Münster, Vestfaliana. La del tratado de Westfaliana por el que se constituyen las naciones centroeuropeas modernas a costa del Sacro Imperio Romano, a costa, en definitiva, de España. Aquel verano se reúnen en la bella catedral gótica de Münster obispos supervivientes de los campos de concentración nazis. Lo hacían por acuerdo pactado. Naturalmente, sus creencias religiosas les ayudaron a superar aquellos días de deshumanización. La fe les salvó, pero, como contaba alguno de ellos, a otros les salvó el simple hecho de tener algo que escapaba al control de la Gestapo, que husmeaba cada rincón de su existencia: el botón de la camisa de su mujer oculto en la esquina del forro de su chaqueta, la foto de su hijo que le sonería cada noches al tirar su cuerpo sobre el jergón, Algo estaba exclusivamente bajo su control. Tal control, como contaba aquel obispo, mantuvo encendida la llama de la vida. Los que se entregaron al control de sus sabuesos jugaban con más probabilidades a la ruleta de la muerte. Nunca “La Lista de Schindler” superará en dramatismo a la VIDA ES BELLA, DE ROBERTO BENGNI. Película dramática y humana porque el secreto de tener escondido a su hijo le ayudaba a sobrellevar e interpretar trabajos salvajes de fundición como la construcción del tanque poderoso que derrotaría al enemigo. LA VIDA ES BELLA es el paradigma de los beneficios psicológicos del tener el control. ¡Lástima del final!
Los científicos de la naturaleza, para convencer tenemos que recurrir a los resultados de la investigación, sin abandonar las narraciones más o menos sometidas al escrutinio de la lógica de las ciencias de la naturaleza.
-¿Pero es que la psicología es una ciencia de la naturaleza?
-¡Claro!, ¿o es que el hombre es un ser sobrenatural?. La psicología utiliza el método experimental y los análisis matemáticos aplicados más rigurosos que puedan suponerse. Y si no sigue leyendo.
Of 17 subjects who answered that they did not have any other alternative but to move to a specific old home, 8 died after 4 weeks of residence, 16 after 10 weeks of residence. By comparison, among the residents who died during the initial period, only one person had answered that she had the freedom to choose other alternatives. All of these deaths were classified as unexpected because "not even any significant disturbances had actually given warning of the impending disaster."
Estos son los resultados de una investigación realizada por Ferrere en 1962. En 1976 llaman la atención merecida a la investigadora de la percepción del control personal: Elen Langer, profesora de Psicología Social de la Universidad de Harvard. Ella y su alumna Judith Rodin se deciden a realizar una investigación controlada sobre la importancia del control percibido en residencias de tercera edad. Eligen para ello una residencia del Estado de Conneticut, considerada una de las mejores de dicho Estado. Quieren demostrar la influencia de conceder a los internos una mayor o menor responsabilidad o autonomía. Para ello eligen a los residentes de la segunda y la cuarta planta porque en edad, sexo, antecedentes personales y familiares son muy semejantes, casi mellizos. El azar decide que los habitantes de una de las plantas se les insista en la libertad y responsabilidad, a los ocupantes de las habitaciones de la otra planta se les va a comunicar o recordar que ya han trabajado mucho, que se despreocupen y que si algo necesitan se lo pidan a los empleados de la residencia.
Un buen día, el apuesto director de la residencia, joven de unos 34 años, reúne a los primeros y les dice que está sorprendido porque no utilizan todos los medios que la residencia le ofrece: Piensen un momento en las decisiones que pueden tomar y de las que deberían ser responsables: el cuidado personal, cómo disponer los muebles de su habitación, cómo emplear su tiempo; por ejemplo, pueden decidir visitar a los amigos que tengan en la residencia y pueden hacerlo en su habitación en la de ellos, en el salón, en el comedor o, si prefieren, emplearlo en leer, ver televisión o planificar acontecimientos sociales “ . En otras palabras, esta es su vida y pueden organizarla como deseen”. Si algo de lo que existe o se hace en la residencia tienen la responsabilidad de poder modificarlo comunicándolo a cualquiera de los empleados. Finalmente, quiero aprovechar esta oportunidad para hacerles un regalo. Cada una de ustedes puede elegir una de las plantas que les vamos a mostrar, el cuidado de esta planta es de su responsabilidad. Una cosa final: el jueves y el viernes de la próxima semana se proyectarán dos películas de cine, ustedes pueden elegir cuál de los días desean asistir, si es que lo desean.
En otro momento, el mismo apuesto director reúne a los del grupo control. El discurso es idéntico respecto a las cosas que ellos pueden elegir libremente, visitas, habitación, las reformas que deseen llevar a cabo, pero la muletilla final era: deseamos hacer todo lo que pueda ayudarles; nosotros haremos lo mejor para atenderles personalmente. Finalmente, quiero aprovechar esta oportunidad para hacerles un regalo: (La enfermera entrega una planta a cada uno de los presentes) la planta es suya, pero la encargada se preocupará de regarlas y cuidarlas por ustedes.
Analizando los resultados de cuestionarios aplicados antes y después de la experiencia y pidiendo a los empleados con mayor trato personal con los internos que valoraran algunos aspectos de sus vidas, los resultados fueron sorprendentes. El personal de enfermería evaluó el estado de salud de los ancianos. Todos los evaluadores eran ignorantes de las condiciones experimentales o de las hipótesis del estudio.
Las personas con mayor responsabilidad ganaron en felicidad personal, vivacidad, independencia, comunicación con los amigos y con los encargados, leían más, veían televisión, menos sensación de soledad, más participación en los concursos de la residencia. También asistieron más a las sesiones de cine.
La diferencia entre las tasas de mortandad fue el detonante de esta investigación. Año y medio después de la primeras evaluaciones, el grupo médico revisó a los rsidentes. Del grupo de responsabilidad habían muerto el 15%; del grupo al que todo se les daba resuelto el 30%. Los que quedaban, en general, seguían manteniendo las diferencias de la vitalidad personal.
-Suficiente ¿no?
Alabo la iniciativa de mi pueblo, Aldeadávila de la Ribera, corazón del Parque Nacional de Las Arribes del Duero, que utilizó la plaza del pueblo en la que se ubicaba el pilar redondo, del que nos abastecíamos de agua para las casas en los tiempos de la postguerra y donde abrevaban los animales. Allí residen los ancianos de mi pueblo y desde allí siguen cuidando sus casas, paseando por las mismas calles que transitaron toda su vida y hablar con sus familiares y amigos. Les alabo porque no tuvieron la perversa idea de haber construido la jaula de oro en las Eras, o en el Palomar. Alabo también las residencias ubicadas dentro de las ciudades. Sí, les faltan espacios verdes, grandes viales ajardinados para pasear. Pero ¿es que es eso lo esencial de una residencia de viejos? Tienen los viales de la ciudad en la que han vivido siempre, tiene la libertad de entrar y salir sin atenerse al horario del minibús que hace el recorrido como las rutas escolares.
El control sobre la propia vida es necesario para la vida misma.

sábado, 26 de septiembre de 2009

FOTOGRAFÍA TERAPÉURICA















Este debe leerse como cotiuación del de agosto.


El estudio sobre la felicidad de los centenarios mostraba, también, la aportación matizada de otras variables a su autoeficacia y felicidad. Específicamente: los cuidados de la familia son importantes para la salud corporal; las visitas que hacen o reciben de no familiares, elevan su autoestima. La bifurcación de la influencia de familiares y no consanguíneos me llamó la atención. desde entonces mucho tiempo para procesar una idea descolgada. En el transcurrir de septiembre, la idea del valor diferente de quienes frecuentan o son frecuentados por los muy viejos ha aparecido con persistente intermitencia. Sin avisar, mientras leía sobre otros temas, aparecía como luz de alarma, para avisarme de que esos resultados que estba leyendo no le eran ajenos.
Una idea queda apeada, esperando el próximo transporte, mantiene la mente en ese momento mágico del atardecer, cuando el resplandor del sol todavía ilumina el paisaje, pero sin la suficiente intensidad que impida el encendido paulatino de las luces de neón o de gas. Ninguna de las fuentes luminosas domina a la otra y la suma de ambas crea apacibilidad, recogimiento. Espectáculo en abstracción. La mirada atiende, a veces, a los ríos de luz estáticos, que fluyen visualmente recorriendo, de tramo en tramo, las grandes avenidas; a veces, a los faros de los vehículos que reptan de continuo por la retina, un cosquilleo de caricia, festivo, chisporroteante y sonoro como la tira de mixtos restregada contra la rugosidad del granito. Sin intentarlo, sin estruendo pues, enfocamos la mirada sobre luz amarillenta, verde, teja, azul o blanca de las superficies sobre las que rebota elresto de luz solar. En todos los casos luz cálida, envolvente. Momento de fusión entre lo natural y lo elaborado.
La aportación de entrambas luces al paisaje no restalla. Sólo tiene el pecado de ser efímera, contrarrestada por la esperanza de su reaparición. Pasado el instante, las luces artificiales batallan por la conquista de la oscuridad. Al final la noche es un reino de taifas en el que deslumbran focos estáticos o transeúntes. Al observarlos, finamente se descubre el hilo de Ariadna que, tejiendo constelaciones, permite interpretar el laberinto de las antorchas encendidas.
En la mente, cada idea es una antorcha. Parecen desperdigadas, erráticas, meteoritos vagabundos, solitarios. En un momento aparece en el espacio mental una ráfaga pirotécnica que, soldando lo puntos dispersos, construye una palmera gigante. Un instante, una conjunción de lo disperso: la comprensión. Y aquella idea retrasada se ha erigido en la base donde engarzan y tachonan otras para formar una constelación: la trama del sentido o significado.
La idea aplazada, en nuestro caso: las visitas de los demás genera autoestima porque son una fuente creíble para auto valorarse, cualidad ausente en familiares que siempre ensalzarán o menguan (¡quién sabe!). Y al punto se entiende que este fue el primer experimento de la teoría de la atribución, en el que se ponía en duda la generosidad del súbdito que hace favores su jefe. También se engarzan la fuerza de todas las investigaciones sobre el poder de influencia que tiene el feedback informativo tras una ejecución laboral o académica. Resulta, también, que los parados y los jubilados pasan por el mismo proceso de incredulidad sobre el valer personal, porque se les ha privado de referencias con las que contrastar su valor. Una nueva idea se ensarta en el hilo del discurrir aportando la sugerencia enriquecedora de la comparación y visualización de los resultados de las acciones propias, lo que es fuente (la más importante) para juzgarnos o creernos auto eficaces. Resulta, también, que la autoeficacia es control de la vida personal. Y, siguiendo con esta espiral de combinaciones y deducciones, uno se sumerge en las investigaciones que han demostrado el esfuerzo que hacemos por defender nuestra independencia o recobrarla: reactancia psicológica para recuperar la libertad que sentimos amenazada, el imperativo de oponerse al chantaje del refuerzo externo devaluación lo que creemos haber ejecutado bajo soborno psicológico...


¡ Com para que las adminitraciones locales sigan construyendo vergeles en la periferis de la ciudades para que descansen tranquilos quenes ayudaron con su esfuerzo a que el municipio tuviera su identida.
- Eugenio, que tu relacionar te pierden.
- Nunca lo he considerado un defecto personal. Al contrario. ¿Qué es entender algo más que relacionar unos conocimientos con otros? Qué es entender más que aplicar los conocimientos a la realidad cotidiana? Algunas veces, formando parte de algún tribunal de oposiciones o de trabajos científicos, mantengo los ojos cerrados. ¡Buena señal! Las nuevas ideas me están transportando a nuevas deducciones o se me están abriendo nuevos viajes al interior de las hipótesis.
- ¿En resumen?, Eugenio.
- Esta debe ser otra virtud del científico. En resumen: las relaciones de los centenarios con personas no familiares aumenta su percepción de valer y de control de sus vidas, bien porque sus alabanzas sean creíbles o porque les sirven de comparación social, siempre ventajosa, como decía Heckhausen.
Cuando parece que tu mente está en reposo tras el no pequeño efuarzo de descubrir redes intelectuales que validan la misma conclusión (valided convergente, se llama), un nuevo fogonazo te ilumina e induce (o abduce) a seguir la nueva luz que titila en el horizonte.
- “Mira que interesante”, rezaba un correo electrónico que Ana Ullán me enviaba hace tan solo unos días. En correo traía adosado un artículo de Frith y Harcourt titulado: Using photographs to campture women’s experiences of chemotherapy: reflecting on the method. Una nueva experiencia, una nueva metodología, para descubrir los estados de ánimo por los que pasan mujeres diagnosticadas de cáncer de mama. Como metodología consiste en entregarles una cámara fotográfica desechable que contiene 27 disparos. Son libres de hacerlos cuando lo consideren oportuno para reflejar su estado de ánimo y los pensamientos que pasan por su mente referidos a los efectos de la quimioterapia. )La caída del pelo es el cambio más llamativo y preocupante). Reciben las cámaras al comienzo del tratamiento y han de devolverlas, por correo, al finalizarlo. Luego, con las imágenes delante, se hacen las entrevistas personales. Dado que la finalidad del artículo es metodológica, los autores concluyen, principalmente, que, con las fotografías delante, las mujeres aportan más información que en las entrevistas tradicionales y rutinarias.
- ¿La verdad? La lectura del título era tan interesante que llegué a mis propias conclusiones antes de comenzar su letura. Durante el repaso de las diez páginas de exposición, sin embargo, mi decepción fue in crescendo.
Esperaba que la fotografía les hubiera ayudado a sobrellevar su enfermedad, y de eso no encontraba nada. Mucha transcripción de grabaciones. Y ¿todo esto par qué? Me preguntaba. Habiendo extraído ya mis conclusiones, llegué a las de los autores. A punto de abandonar la lectura advierto que las conclusiones de los autores ocupan apenas una página. Ya de puestos. Leí las de los autores. Al final de la última columna, casi como apéndice, afirman: They can retain control over when, how, and how often they engage with the research; and they can control what images of themselves and their experiences are generates.
Toda la teoría de la autoeficacia se puso en pie. El libro de Bandura se titula “Self-efficacy. The exercise of control”. Aunque los autores no lo intentaran, me acababan de recordar que, tener el control de algo, es fuente de autoeficacia y que la autoeficacia genera la sensación de control. Y que sentirse auto eficaz sobre el entorno que interesa, genera sensación de valer y de dignidad personal. La hipótesis que el título había despertado en mi suponía que el hecho de tener que realizar un encargo sacaría a las mujeres, al menos por momentos, de los pensamientos de indefensión y menosprecio. Los atores acababan de mostrarme que, además, las cámaras les otorgaron la percepción de control: algo dependía de ellas y sólo ellas eran capaces de llevarlo a término.
Recompongamos el mundo de estas personas, nada diferente de lo que las personas ajenas aportaban a los centenarios. La situación anímica puede ser la misma, según Heckhausen. En las palabras de un diagnóstico que duran una milésima de segundo: “tienes cáncer”, el mundo se desvanece. Se acabó el presente y el futuro. Un día, a punto de iniciar la quimioterapia, alguien les entgrega una cámara de fotos con la que han de disparar 27 de diferentes momentos de su vida. Tienen que pensar cuándo, cómo, y qué. Decisones exclusivamene personales. Tienen control. Y, adquirido algo de control, se ha fundamentado el siguiente que, con el próximo, forman la zapata sobre la que levantarán el nuevo edifico de su vida.
¿No hemos experimentado la sensación de enseñoramiento y poderío cuando instalamos un programa de ordenador y funciona? Recuerdo los tiempos en que se programaba en Basic. Al cabo de horas de if, and, or, go to, loops “y retornos”, introducías los datos y si la pantalla mostraba los resultados, se percibía la sensación de hacedor, de agente, de causante. Esto animaba a nuevos desafíos, que superados y superados, se terminó por perder la ansiedad a verse perdido en el mundo de la informática.
Generar sensación de dominio sobre lo que nos rodea, aunque el dominio parezca insignificante, es el mejor regalo de la vida.
Para penetrar en la influencia del control en el estado saludable, habría que recordar también las excelentes investigaciones de Elen Langer. Pero eso, para octubre. Son muchas las conexiones que se me han puesto en pie a partir de la idea, aparentemente ingenua y secundaria de la influencia de los no familiares en la autoestima y autoeficacia de las personas centenarias.