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viernes, 26 de junio de 2009

LA PSICOLÓGICA CHICA DE AYER











Desde hace más de un año me apasiona la fotografía. Releo el manual de mi Canon 400D y siempre aprendo algo nuevo. La letra pequeña es la que más información me aporta ahora. Ya he dejado de surfear en Internet para navegar con más calado. Un mundo imposible de gavillar. Como el niño de San Agustín absorto en vaciar el mar con la concha hallada en la playa, siento que cada nuevo conocimiento de foco, enmarque, tono, calor, color, contraste, velocidad, histograma, diafragma, profundidad de campo abren nuevos mares que requerirían una eternidad para sólo iniciar su vaciado. Porque esto es un hobby, no mi dedicación, le permito poco tiempo, recociendo su insistencia por sentarse en mis rodillas y querer jugar en el ordendor.




Nunca entendí el mundo de la cinegética. El de la pesca me lo enseñó Unamuno a hurtadillas (es su lectura estaba (semi)prohibida en los años 50) con su penetrante ensayo sobre el perfecto pescador de caña. Ahora, tras la afición fotográfica, puedo entender el goce de pescadores y cazadores. La vivencia de libertad y control en que se sumergen al oir a sus espaldas el pestillo de su casa, presagiando horas para lanzar la caña y esperar, sin premura, que el sedal se tense, repique el carrete y apresurarse a frenarlo. Luego, el juego con la presa. Sueltan carrete, tensan de nuevo el sedal tanteando la calidad de la captura. Momentos de absorción. Tú o yo, es el dilema. El disfrute de permitir que la trucha se crea libre huyendo aguas arriba, escondiéndose entre las piedras alisadas por el esmeril de la corriente, dejarla incluso reposar con su condena en la boca, junto a guijarros gris-verdosos y escurridizos como su piel para iniciar de nuevo el desafío mutuo debe producir tal satisfacción que resarce el aburriemiento aparente de las horas previas arrullados por el sonido de la corriente retozona. Entiendo también al cazador que limpia el cañón de su escopeta con el esmero del pulidor de diamantes dando caras a la piedra bruta: examina su cerrojo, busca la caja de los cartuchos, se echa al hombro la bandolera en la que brilla el metal de los cartuchos, introduce sus pies en las botas de goma gruesa, caprichosamente acanaladas como las gigantescas ruedas de los tractores o las tanquetas, se cala su gorro tirolés, apresa la mochila, encaja los ganchos en su cinturón donde exhibirá la presa y se dirige al todoterreno que le llevará al puesto. Allí se aposta, charla con los compañeros (la caza es menos solitaria que la pesca) y espera a que la perdiz de cabeza azulada, cuello rojizo y plumaje gris canoso levante su vuelo raso confundida con el rastrojal. El cazador debe intuir la orientación del vuelo y adelantar el tiro para que el racimo de perdigones negros y el vuelo de la perdiz se encuentren a la misma altura en el mismo tiempo mortal. Parecerá inhumano, pero la experiencia de ver cómo su pointer obedece su orden y busca la presa abatida, que revolotea intentando inutilmente recuperar su vuelo raso, la marca, la acaricia con sus dientes y se la rinde a sus pies entiendo que es el disfrute que otros sienten al terminar un proyecto difícil. Es la definición de poderío. El cazador retorna sin presa con más frecuencia que el pescador, por eso Ortega y Gasset compara al filósofo con él: "sale afilosofar" para cazar esencias, pero, como el cazador, no siempre encuentra presa.




Para mí es una renuncia salir de casa sin mi reflex y mis objetivos. Me he acostumbrado a que el bolsón beige de CNRL-TPCA en que los transporto pese sobre mi hombro o vaya en el maletero. Como el pescador, pero especialmente como el cazador, hay que tener el arma siempre preparada para disparar. Nunca sabes dónde surgirá la foto interesante. Tampoco si necesitarás un gran angular o un teleobjetivo. Pero ordinariamente sabes lo que te puedes encontrar en los lugares que visitas. En la ciudad busco el retrato de la persona, el oficio o el documental. También me agrada el difícil reto de grabar en la retina de mi cámara edificios interesanes, auqnue lo que de verdad ocupa mi tiempo de paseos, cámara al cuello, son los graffiti urbanos. Hago colección de ellos allá por donde voy. De momento no es más que una especialización que realizo mientras camino para cuidar mi salud. Cuando el trabajo me lo permita, los catalogaré. El fotógrafo de de campo se identifica con el cazador. Ha de equiparse con botas de perfil grueso, cruzarse alpecho la mochila de los teleobjetivos de todas las longitudes de enfoque, especialmente el pesado trabuco de 500mm de alcance y dos kilos de peso. Ha de recorrer senderos, buscar el paisaje, esperar la iluminación adecuada. Con frecuencia, la foto que se tiene en mente se logra al tercer día a hora temprana o vespertina. Si lo que se busca es naturaleza viva, ha de saber el lugar y costumbres de los animales que desea, apostarse pacientemente y sorprenderlos en el momento en el que cruzan el campo de su objetivo. Fotografiar una mariposa es un esfuerzo casi imposible. Se ven muchas en los meses calientes, pero con su vuelo incierto desaparecen del campo de enfoque. Se posan pero, al acercarte, se espantan. Puedes recorrer cientos de metros en el pequeño recinto de un jardín hasta que se cansa y reposar. ¡Ya está!. te dices. Pero está a contraluz, bate sus alas y tienes que disparar a gran velocidad y, con pulso firme, atrapar sus diminutos ojos negros, los muchos tramos de sus patas, sus finas y largas antenas para que el colorido de sus alas tenga verosimilitud. Todo un afán frecuentemnete fallido. Como el del cazador. Como el del filósofo.




Quienes hemos dedicado nuestros afanes y días al análisis de la conducta humana aprendemos mucho de estos hobbies tardíos. Me resulta inresimil cruzarme con una cara sin buscarle su fotogenia. Esta alerta se agudiza cuando observo interacciones. En las películas atiendo a los primeros planos, las iluminaciones acordes con el relato, los grandes planos de paisajes. Paseando pienso en las dificultades que me pondría un objeto curioso para obtener una captura que muestre lo que quiero. Los cables, las señales de tráfico, los árboles, la gente que pasa, de lo que no me daba cuenta antes, ahora son omniporesentes. Todo tiene mucho "ruido" que impide mostrar la idea clara que debe transmitir una imagen. El mundo se me ha hecho más bello desde que lo miro por el objetivo de mi reflex. La luz es la obsesión: a veces pega duro y aplana, derrite los objetos, o los endurece, otras los difumina para que sean bellos desde cualquir punto de vista, por la mañana y por la tarde los acaridia cálidamente.




Lo que ahora estoy aprendiendo con lafotografía me ha pasado siempre con la conducta de las personas. No esposible observar una acción, una película o el episodio de una serie sin analizarla psicológicamente.




Tuve la suerte de ver el primer episodio de La chica de ayer, en el que el policía moderno desembarca en la comisaria de principios de los 70 a consecuencia de un accidente. El moderno no entiende a los de la "secreta" de entonces, y los de entonces ven amanerado al aparecido. Dos mundos que conviven y no se entienden. Posteriomente he visto trozos de algún otro episodio: el mismo esquema, sólo los temas son diferentes. Aquella noche pensé que a lo largo de mi vida profesional, tanto en relación con los Cuerpos de Seguridad del Estado, como con Abogados o Jueces, o con el mundo empresarial, me había encontrado con el miso problema de la relativa imcomprensión. He tenido la idea de que la ciencia psicológica está 30 años por delante de lo que se hace en las organizaciones o en el desempeño de determinadas profesiones. Encontramos frecuentemente a LA CHICA DE AYER.




Ya he dicho que ahora ocupa mi tiempo profesional la autoeficacia relacionada con la formación continua en la empresa. Esta vez no por casualidad, sino porque es importante para el tema que, he leído (casualmente después de mis reflexiones sobre La chica de ayer) una publicación de Seijts y Latham. 2006 donde hallo reflejada mis ideas. Latham, desde finales de los setenta, es una autoridad en el difícil tema de la motivación y de la autoeficacia. En este escrito de 2006, los autores no hablan de experimentos, muestras, pruebas, análisis y otras jergas científicas. En este escrito exponen, para que todos lo entiendan, las insensateces que a veces se cometen en las empresas cuando se trabaja por objetivos.




- A ver, Eugenio, no te enrolles con minudencias, no utilices tú la jerga psicológica.




- Es que no es fácil explicar todo lo que quiero.

En las empresas se entiende solamente o casi exclusivamente por trabajar por objetivos, construir más piezas, aumentar la cartera de clientes, reducir plazos de ejecución, etc. En definitiva, obtener más beneficios. Con esta idea en mente, el nuevo gerente que acaba de sustituir al que han mandaron al paro por incumplir los objetivos, viene potente, seguro y agresivo: el primer año el 10%, el segundo el 15%, el tercero el 25%. Y todos han de cumplir con esos objetivos que mantienen a cada trabajador obsesionado con la regla de tres que aprendió en la escuela. Pero este gerente, esclavo de los porcentajes, no se da cuenta de que desde hace más de 30 años la psicología de la motivación por objetivos ha distinguido entre, esencialmente, dos tipos de objetivos: el de aprender y el de ejecutar; dos tipos de percepciones de las metas: orientación hacia el aprendizaje o hacia la ejecución.




- ¿Por qué no decirlo técnicamente?: Learning and performance orientation.




El agresivo y recién aparecido gerente sólo ha entendido lo de performance: los resultados. Castiga el error, clasifica las ejecuciones como diagnóstico de incapacidad innata, fomenta la competición y rivalidad entre compañeros que se emulan para demotrar su capacidad y vive con la ansiedad dede ver reflejados sus porcentaje en la gráfica diaria de resultados. Esta táctica quema (Burnout) a los trabajadores. O, probablemente, logra que se alíen para bajar la productividad. Recuerdo un experiemento de uno de los padres de la Psicología industrial: Dainel Kats. Se hablabla por entonces de la justicia retributiva: pagar más al que más produce, a fin de que cada uno de los trabajadores se sintiera a gusto comparando su aportación a la empresa con lo que de ella recibía. Cuado alguien quiso imponer la retribución equitativa, la cuadrilla elaboró su propia norma, impuso a la baja el techo de y al listillo que se apartaba de la norma del grupo se le aislaba por esquirol, haciéndole la vida laboral tan imposible que terminaba buscando otro lugar donde trabajar. No siempre los objetvos por los objetivos son buenos para la productividad, sobre todo si no son pactados con quien tiene que realizarlos. Una vez más se cae en la tentación de ser diós, como Lucifer, como Sartre.




La reflexión de Seijts y Latham distingue entre los objetivos que deben proponerse en la fase de aprendizaje y cuando el trabajo ya está dominado. Los objetivos de la primera fase consiste en aprender cada dia algo nuevo, hacer las cosas mejor, descubrir maneras más creativas para conseguir los mismos resultados. En esta fase no importan los errores, al contrario son deseables porque estimulan el descubrimiento de nuevos caminos. Cuando los nuevos caminos se hayan alisado por su frecuente tránsito, puede apretarse el acelerador para acortar el tiempo delrecorrido. Hace, al menos, treinta años que la investigación ha demostrado que el establecimiento de objetivos (goals) es una técnica de motivación efectiva y poderosa.... En situaciones en las que el aprendizaje es más importante que el aumentar en la motivación, establecer un objetivo específico de producción es imprudente,dicen Seijts y Latham.




La ciencia psicolsocial hace treinta años que descalifica determinadas prácticas gerenciales, judiciales, policiales, educativas. Sin embargo se siguen utilizando. Evidentemente hay que buscar la via de comunicación para que los avances de la ciencia lleguen antes a la práctica psicosocial. Pues unos vamos en el tren de las invesigación en el que unos resultados plantean nuevas hipótesis que se afinan a los seis meses o al año, se replican y se avanza en una dialéctica hegeliana. En frente tenemos a los prácticos, enfrascados en sus números de resultados, desconfiando, ridiculizando, estereotipando lo que se hace en el laboratorio, por irreal. Es lamentable que dentro de treinta años lo pongan de moda, cuando el policía de la científica ya se haya distanciado no treinta, sino cuarenta años.




¡!¿?. Pues no, no me lo dejo en el tintero, lo que es verdaderamente montivante es mantener siempre la meta de aprendizaje (learning) y valorar menos la ejecución (performance). A la postre quien quien avanza tiene por meta aprender, hace de su empresa una sociedad que aprende, que porgresa, se adapta y produce más. Peter Senge habla de la sociedad que aprende.




-No me lo digas. No soy desmemoriado, ya sé que a Peter Senge lo he mencionado en otro tema.





domingo, 17 de mayo de 2009

FRANK PAJARES



Un vez más las casualidades de la vida determinan nuestras actuaciones. A veces ofrecen alegrías, otras penas. El tema de este mes estaba reservado, adelantándose a otros en mente, a comunicar la publicación mi libro sobre Autoeficacia y delincuencia, Editorial Dykinson, Madrid. Tenía destinado un ejemplar para Frank Pajares, mallorquín aposentado en Estados Unidos de América y profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Emory. La serie de correos intercambiados últimamente entre nosotros, que presento a continuación, dan fe de ello. Pero, mis intentos por ponerme en contacto con él durante el último mes habían fracasado. ¿Habría cambiado de Universidad? ¡Es tan propio de los profesionales norteamericanos! Pero no, porque su correo seguía estando entre los Profesores de la Universidad de Emoy. Pero también esa captación me rechazaba el mensaje Finalmente recurrí a quien me lo podía dar con toda seguridad: Albert Bandura. Pero Bandura no me lo pudo facilitar. Me comunicó hace unos días, que Frank había fallecido de una afección pulmonar.

Hola, Frank, finalmente tengo en mi mano mi libro sobre autoeficacia y delincuencia. Más de 200 páginas en las que intento probar cómo la autoeficacia es variable esencial a la hora de explicar y prevenir la conducta delictiva. La segunda parte se centra en la gestión personal (self management), estoy intentando introducir esta traducción como propia de la teoría cognitivo social, como modo de vincular a las personas moralmente. Quiero que me envíes tu dirección para poder enviarte un ejemplar dado que te consideramos un poco el depositario intelectual de todo lo referente a la autoeficacia. Un saludo


I just finished your piece, and it’s really wonderful. Of course you should send it to him. It’s absolutely wonderful.


Tel: (404) 727-1775/Fax: (404) 727-2799
Web:
http//des.emory.edu/mfp

From: Eugenio Garrido [mailto:garrido@agora50.com] Sent: Sunday, November 02, 2008 2:21 AMTo: Pajares, FrankSubject: cognitvosocial: ENFERMERA ATASCADA EN UNA TRAMPA DE ARENA

Eugenio Garrido te ha enviado un enlace a un blog: Frank. Hace días que he escrito este tema sobre la mujer de Bandura. Me he atenido a lo que he podido saber y es público. Dime si te parece adecuado que se lo envíe el al mismo Bandura. Saludos. Cuando salga el libro sobre Autoeficacia y delincuencia te enviaré un ejemplar

From: Pajares, Frank
Sent: Tuesday, November 04, 2008 2:16 PM
To: Eugenio Garrido
Subject: RE: cognitivosocial : ENFERMERA ATASCADA EN UNA TRAMPA DE ARENA

I just finished your piece, and it’s really wonderful. Of course you should send it to him. It’s absolutely wonderful.
Dear Alb, to be sure that my message arrive to you, I'm using this old missive to say you that my book on self-efficacy and delinquency is already printed. I have sanded to you a copy. Of course it is in Spanish, but you can have a sign that I continue working in self-efficacy. And I continue with my book on your theories. Simultaneously I have de contract to write a book on self-efficacy and continuous training in organizations. As you can see, I work now more than in my post as full professor. Best wishes to Ginny.
A request, my notebook in my electronically agenda is lost and I find it impossible to send a message to Frank Pajares, even by the email of the university of Emory, Would you send it to me. Thanks.
Dear Eugenio: It is good to hear from you and to get a progress report on your activities. You are remarkably productive. Congratulations on your recently completed book. I look forward to seeing it. I have had an unusually heavy load of commitments and feel bad for not providing you with the information you requested earlier. After our academic year ends I will send you the information you requested. I am sending as attachments a few new items that may be of interest. Tragically, Frank Pajares died of a respiratory disorder a few months ago. He was a immeasurable help in publicizing my work worldwide. His passing is a great loss to the field and to me personally. Ginny joins me in sending you folks our warm regards. Best wishes, Al



Ha sido difícil apartar el pensamiento de la noticia de su muerte. No le conocía personalmente, pero le apreciaba mucho. En estos momentos uno echa mano de sus conocimientos psicológicos y se da cuenta de que los procesos psicológicos que estudiamos y enseñamos funcionan realmente en la vida. No puedo menos de decir que la teoría de la mera presencia, de Bob Zajonc, que tantas veces expliqué, ha funcionado en mi relación con Frank. Tanto roce generó querencia. Nos hemos escrito muchas veces, me ha alabado lo que le enviaba para su web, ha dado resonancia a mi labor como difusor e investigador en el ámbito de la teoría cognitivo social, y, como a mí ,se la ha dado a tantos otros de habla hispana. Su página sobre autoeficacia era el resonador mundial de la teoría de Bandura. Entiendo perfectamente que Bandura sienta su valiosa colaboración. Bandura más que nadie, pero los demás también notaremos, como diría Ortega, que brilla por su ausencia.
No puedo hacer una semblanza de su vida personal. Lo traté solamente por email. Pero sus correos siempre eran positivos, animaban a continuar en el trabajo y conseguir nuevas metas, a sentirte más autoeficaz. Gracias Frank en mi nombre en el de quienes ayudaste a mantener unidos y prestarnos ideas.
La pregunta que nos deja es ¿quién continuará su página Web sobre autoeficacia?
Frank, donde quiera que estés, si estás, ten en cuenta que has vivido una era maravillosa en la que la memoria trasciende las personas y es global. Supiste aprovechar esta memoria universal que es la red de redes para impulsar la autoeficacia. Tu presencia queda en ella animándonos, y, mientras consultamos tu página, te recordaremos, seguirás en muchas multiplicado en muchas memorias.

miércoles, 8 de abril de 2009

EL CRISTO DEL PERDÓN


Martes 7 de abril de 2009. Ha finalizado la jornada. Momento de descanso y visitar telefónicamente a los miembros de la familia. Uno de ellos contesta desde la calle. Está observando la procesión del Cristo del Perdón.

- ¿Han soltado algún preso? ¡Ah, no!, que ahí no tenéis cárcel.

Conversación que evoca recuerdos de infancia. En los pueblos de Castilla, en los años 40, la vida era monótona, que no aburrida. El calendario era infalible en sus predicciones: las fiestas del lugar, las de los pueblos vecinos, las celebraciones religiosas con sus procesiones. Cada época del año tenía su quehacer: sembrar, podar, desgramar, mirar al cielo en mayo, recolectar y trillar en verano, contratar jornaleros el día de San Pedro, vendimiar en octubre, apañar aceituna en diciembre, ordeñar todos los días. Los Santos celebrados en cada lugar tenían su imagen en una capilla de la iglesia parroquial o en alguna ermita a las afueras del pueblo, a la que se iba de romería una vez al año y se la olvidaba el resto. Los labradores se inclinaban y santiguaban al pasar por delante de ellas, cuando iban de labor con sus mulas cargadas de arados, serones, tirando de carros de llantas gruesas de hierro y ejes untados de grasa negra o, normalmente, utilizadas como medio de transporte y compañía montados en sus lomos, encima de alforjas trenzadas con tiras de trapos viejos en un primitivo telar. Cada santo y cada ermita tenían sus mayordomos. Unas señoras les cambiaban los paños al altar cada cierto tiempo y los alisaba durante la misa mayor dominical,cuaNdo todo el pueblo atestaba la nave. Paños blancos, con puntillas de bolillos o ganchillos, trenzados en las tardes de invierno en las solanas, "casinos" de aldeanas para calentarse, remendar, zurcir los calcetines ayudadas de huevos de madera o hacer ganchillo. Horas de sol y cháchara comentando las novedades del contorno. Los noviazgos y las amonestaciones matrimoniales eran tema permanente. Mis recuerdos de solana son anteriores a la importación de los transistores y a las radio novelas, que silenciaron las solanas vespertinas de Castilla. Los chavales, con los antebrazos extendidos rodeados de madejas, haciendo círculos rítmicos mientras las madres ovillaban las bolas con las que tejerían jerseis, rebecas o calcetines, entrecruzando las agujas en un rondó corto o como el cuento de "nunca acabar". Los niños escuchábamos, personajes invisibles, las noticias de la comarca. Cuánta formación sexual se aprendía en aquellas solanas, hasta que nos hacíamos visibles y nos mandaban a jugar.



El día del Santo, los mayordomos varones se vestían de capas largas forradas de raso rojo, ocupaban lugar de preferencia en la misa, lanceros en guardia portando insignias de plata heredadas de mayordomos ya olvidados. Los más ricos invitaban a algún predicador de orden o congragación religiosa. Todos estaban obligados, retornado el santo a su nicho, a convidar a familiares y allegados, es decir, a todo el pueblo, a rosquillas, obleas y, obviamente, a vino y chochos. La fiesta finalizaba,con los más íntimos, en una comida abundante.



Sin duda, exceptuada la fiesta local, el gran acontecimiento del año eran Los Oficios de la Semana Santa. Las campanas de la torre enmudecían. Los monaguillos abrían unas enormes arcas de nogal guardada en la sacristía o e un hueco de la torre, sacaban de ellas carracas de distintos tamaños: trozos de madera a los que se les había excavado uno de sus extremos hasta convertirlo en delgada tablilla cimbreante, que, apoyada en una rueda dentada atravesada por un palos obre el que giraba, produciendo tantos chasquidos como resistieran las fuerzas del que la portaba. La longitud y el grosor de las tablas emitían, al girarlas, tonos distintos. Los monaguillos tenían el privilegio de voltearlas. Los demás les seguían por las calles del pueblo esperando, deseando un momento de cansancio, para compartir el placer producir aquel desagradable chasquido. En mi pueblo había una carraca enorme, tan larga que sólo los mayores podían voltearla. Los más bajitos se subían a una tapia o pretil para poder "sonarla". Lograr un chasqueo continuado de aquella carraca de nogal era todo un ritual de iniciación a la pubertad. Las carracas, en Semana Santa, marcaban las horas de los oficios religiosos y sustituían a la campanilla en el altar. El pueblo era sólo y todo carracas: los días eran pocos y los chavales muchos.



El Jueves Santos tenía lugar el lavatorio de los pies. Los apóstoles eran chavales elegidos por el señor párroco. Las madres de los elegido hacían gasto especial en ropa, pero, sobre todo, en higiene. Esto era una suerte. Después del los oficios se procesionaba por las calles. Todos los días de la Semana había alguna procesión, pero la del Jueves Santo, la que sucedía al lavatorio levantaba una expectativa singular entre los chavales. Los que habían participado en el lavatorio, ocupaban un lugar destacado en ella, cubiertos con túnicas blancas. Entraban antes en la sacristía. Allí, sobre un mueble enorme en altura y extensión, en el que se encastraban los cajones no menos morrocotudos donde se guardaba la ropa de misa, estaban todos los símbolos de la pasión, incluida la bolsa de Judas. Los breves momentos de la elección dentro de la sacristía causaban expectación en la nave parroquial: ¿quién sería Judas?. Hoy, desde los conocimientos de la Psicología Social con las teorías del etiquetado, los procesos de la segregación y estigmatización o el poder de las circunstancias, se me ocurre pensar: ¿qué sería de todos aquellos que una vez fueron Judas? ¿Será la razón que explica mi interés por las conductas delictivas?

Acaso porque desde pequeño la figura de Judas era vivida con tanta expectación, ayer pregunté si habían soltado a algún preso. No es coincidencia que al hacer la pregunta se me agolparan otras ideas y procesos psicológicos. Me creo, o mejor, sé, que cada uno percibe el mundo desde la mirada de su especialización: el médico ve enfermedades, el arquitecto grietas en las paredes, al filólogo le suena horrible la mala sintaxis, el fotógrafo es sensible al desenfoque y la presencia de objetos extraños. Como psicólogo social, de orientación cognitivosocial, ayer se me agolparon, junto a la idea de la liberación de presos con motivo de procesionar estos días el Cristo del Perdón, las ideas de la creencia en la rehabilitación que tal hecho soporta. Lo mismo que Jesús, según cuentan los evangelios, le prometió a Dimas el premio eterno al verle arrepentido: En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso, (lo que no hizo con Gestas por faltarle arrepentimiento), las Cofradías del Cristo del Perdón liberan de la cárcel algún preso. Nada, pues, de criminales irrecuperables. Seguro que si a Dimas se le hubieran pasado los 20 ítems del test de Hare su puntuación hubiera coincidido con la de Gestas. Sin duda alguna psicópatas perdidos sin esperanza social alguna. Pero no fue así, Dimas se arrepintió y obtuvo el perdón y se convirtió en el primer canonizado de la historia de la Iglesia. Sí, nada más ni nada menos que un psicópata fue el primer canonizado por el fundador de la iglesia católica.

La afirmación probada de la teoría cognitivosocial de Bandura, de que nada es definitivo ni predefinido en la existencia humana, late en la costumbre de excarcelar a un preso con motivo de algunas procesiones. Quizás, como sucede con muchos de los arrancados del corredor de la muerte por el Programa "Inocence", estos presos perdonados se conviertan, sí, se conviertan, porque estamos hablando de creencias, en "misioneros" de la paz y la convivencia en su propia comunidad. No responden a la injusticia con nuevas injusticias.

Si el culpable reconoce haber ofendido a la comunidad quebrantando sus normas y ésta cree en sus buenos propósitos de enmienda, estamos hablando de justicia restauradora. Delincuente, víctima y comunidad (representada por los expertos en negociación crimianl) llegan al acuerdo de reparación del daño y recuperación de la confianza mutua. Al cronómetro de la acción delictiva se le borran sus registros anteriores y se reinicia desde cero. Pero el delincuente debe ser consciente de que, en medidor del tiempo que es la memoria, permanece el rastro recuperable de la acción perdonada, pues está programado para resetearse sólo una o muy pocas veces. Si reincide, se recuperan los archivos eliminados.

En las sociedades urbanas actuales, en la que uno sabe donde nace, pero nunca los lugares que que habitará, ni en el que desaparecerá, ha sido necesario reinventar, con la justicia restauradora, la costumbre de la Cofradía del Cristo del Perdón. Cuando el lugar donde se nacía distaba pocas leguas de aquel en el que transcurría su vida, la comunidad misma arropaba al delincuente perdonado. De la misma manera que atendía al anciano, integraba al deficiente mental y auxiliaba al deficiente físico sin necesidad de residencias perdidas en el desierto de las afueras de los núcleos habitados, a los que retornan de "excursión" subidos en autobuses de retorno temprano: "Es para que tengan más calidad de vida". Tan descontaminados como en los internados descritos por Goffman, cuya esencia es la despersonalización y la ausencia de control sobre la vida propia. Es decir, la verdadera calidad de la vida humana. Mucho aire puro, poca capacidad para aspirarlo y menguada autonomía.

Es cierto, en la sociedad actual, dominada por el anonimato, los incentivos para la dessvinculación moral y para la recaída del delincuente perdonado debe ser institucionalizada con protocolos de de actución y de seguimiento, lo que no era tan importante cuando nació la costumbre de las Cofradías del Cristo del Perdón. Pero, como entonces, aunque con más dificultades, los delincuentes pueden arrepentirse y recuperar íntegro su puesto en la sociedad. Las procesiones de Semana Santa, en silencio o acompasadas con el sonido de las bandas rememoran las ideas de arrepentimiento, perdón y rehabilitación.

domingo, 8 de marzo de 2009

GESTIÓN PERSONAL Y JUSTICIA PROCEDIMENTAL EN LAS ORGANIZACIONES

-Definitivamente: escribiré sobre gestión personal y justicia procedimental dentro de las organizacines






- ¿Por qué este exabrupto?






- Porque es difícil moldear estos conceptos.






- Si lo has decidido será porque te juzgas capaz.





- O porque hay que convertir las dificultades en retos. En cualquier caso, espero tu veredicto.






Sin demorarse en detalles de estrategia, la gestión personal consiste en que la persona sea el gerente de su propia vida. Toda persona tiene algún proyecto que se le resiste hasta el punto de juzgarse incapacitado para conseguirlo: dejar de fumar, seguir una dieta, hacer ejercicio, dedicar tiempo a adquirir una habilidad, escribir un manual. La cabida de lo deseado no puede ser abarcada por la limitada visión de la imaginación ajena. Los profesionales (maestros les llama la gente: maestro albañil, fontanero y torero) se creen obligados a trazar los senderos que han de transitar las zapatillas del novicio, impregnándose de polvo o barro, antes de desembocar en las avenidas de los análisis y reposar en las salas VIP de los resultados. Si en los entornos científicos los que precedieron se valoran como ingenieros de caminos, canales y puertos para diseñar los caminos que han de recorrer los que se inician, en los ambientes laborales, los directivos son arquitectos que diseñan la habitación, el moblaje, los decorados de quienes trabajan a sus órdenes; trabajadores a quienes se les niega la posibilidad de llegar a ingenieros industriales. Como los directivos de las organizaciones lo saben todo, y sólo lo saben ellos, robotizan a sus subordinados con milimétrica precisión, desde que introducen su cartulina, que los pone en "on", hasta que el sello de otro autómata escribe el segundo de parada escupiendo la misa cartulina, manchada, una día más, de sudor y grasa, garantizando el salario pactado.

La gestión personal ofrece una paisaje distinto: sólo la persona, experimentada o aprendiz, sabe lo que busca cuando acudedemandando empleo, sólo ella ubica la estrella polar de su motivación y acomoda el escenario de trabajo que condicione su consciente crecimiento personal. Cada uno es su propio señor y gestor de su actos, ciñéndose a las condiciones exigidas por la conjunción de muchas voluntades que, cómo él, encuentran satisfacción e identidad en construir un coche, tener a punto la habitación de un hotel o conseguir la imposible probabilidad de un tráfico fluido. Conla estrategia de la gestión personal lograron Latham y Frayne reducir el absentismo en una gran industria norteamericana. Cuando la persona se gestiona a sí misma engrasa su motivación con el aceite de su propia almazara. La persona, la organización y la sociedad fructifican al germinar la semilla de la gestión personal en el puesto de trabajo.




- ¡Utopías!




- Pero, ¿es tan difícil eligir un trabajo, identidficarse con él, presentar mejoras y enorgullecerse de un producto al que se ha dedicado al menos, ocho horas de las 24 que tiene el día?.




El segundo de los conceptos, la justicia procedimental . Tal como es entendida por los psicólogos sociales coincide poco con el derecho procesal. Nace de los entornos judiciales estudiados por los psicólogos, pero trasciende muy pronto a los campos de la convivencia. Una de sus ramificaciones, acaso la más frondosa, cobija las relaciones laborales. Latham y Pinder, hace poco, reconocieron que, además de la autoeficacia, ha revolucionado la motivación laboral en los últimos treinta años. Si quisiera definirla con una sólo expresión, elegiría la de Folger: "tener la voz". Tener la voz presupone la capacidad de pensar y la necesidad de explicar las razones de una orden. Cuando un superior ordena algo sin dar explicaciones se tiene la necesidad de preguntándole:
- ¿Por qué?
Y no es infrecuente que nos respondan:
-¡Porque lo mando yo! o: ¡porque me da la gana! o ¡porque...¡ (no sigas, que estamos en hora infantil).
No es lo mismo que en un control policial rutinario se explique por qué uno debe enseñar el DNI y no al que va delante. Si, abusando de potestad, se prescinde de explicaciones, la gente se indigna y algunos ofenden a la autoridad. Si, por el contrario, explican que están parando a uno de cada diez, se agradece la atención.

Tener la voz implica, también, que el subordinado exponga su punto de vista. Tener la voz conlleva ser escuchado propiciando la posibilidad de las exusas o justificaciones de un retraso, de un absentismo o el pedir perdón por una falta. Conlleva aceptar reclamaciones y sujerencias para trabajar en entornos más límpios, más amigables y productivos.


- Como ves, en los temas del blog, me estoy adentrando en problemas laborales. Me he propuesto dedicar los proximos meses a la formación continua en la empresa, siempre en el paisaje de la teoría cognitivo social.


-No, no es nada nuevo. Desde hace muchos años coordino , juanto con la Profesora Ana Ullán un curso de Doctorado sobre Psicología social y Antropología de las Organizaciones. En él imparto unos créditos sobre autoeficacia en el entorno laboral.




En est contexto me reencontrado con las propuestas de Peter Senge referidas a la imporrancia de crear empresas con cultura de aprendizaje. No se tratata de permitir que los trabajadores hagan cursos de entrrenamiento o de nuevos aprendizajes. La idea de Senge es que toda la empresa sea el sujeto que aprende; mejor, que autoaprende.

-¿Una colectividad puede aprender?

-¿Quieres que te responda?. No lo voy a hacer y te explico por qué (sólo faltaba que exponiendo la necesidad de tener la voz, te contstara que no te lo explico porque.... Meternos en estos verengenales supone retomar un tema nunca zanjado: si el todo es más que la suma de sus partes, si el grupo tiene personalidad, si las naciones tienen carácter. Y retrocediendo, retrocediendo, a lo mejor tendríamos que repasar la filosofía de Hegel y su Zeitgeist o espíritu de los tiempos. Mira, si te parece, lleguemos a un acuerdo. Te propongo que leamos juntos un sólo párrafo de Peter Senge en su famoso libro de 1990: The Fifth Discipline. De esta manera sabremos los dos de qué estamos hablando.




La disciplina de los modelos mentales comienza dando la vuelta al espejo interior; aprender a desenterrrar nuestra imagen interna del mundo, sacarlo a la superficie y someterno al crisol del escrutinio minucioso. Incluye también promover conversaciones "preñadas de conocimiento" que mantengan un equilibrio entre el interrogatorio y la defensa, donde la gente pueda exponer su propio pensamiento de manera eficaz y permitir que tal pensamiento esté abierto al de los demás.



Condimentemos todos estos ingredientes. La organización o la empresa crece, aprende, se entrena permanentemenre cuando permite que sus miembros, sus trabajadores puedan exponer sus ideas críticas o de mejora y además puedan defenderlas de los argumentos libremente expresados y aceptados, tanto si provienen de los superiores, inferiores o semejantes. Esta es la esencia del cambio de sistema que argumenta Senge. Pero esto, observado desde la teoría social cognitiva, da por supuesto que el sistema puede cambiar, crecer indefinidamente; tambíén las personas que lo integran. Senge afirma que esta es la Misión de la organización. La Misión no tiene fin, ni confines, ni horizontes. No se alcanza nunca. La Misión se concreta en la Visión: el mapa que ofrece las coordenadas del paso o la zancada inmediata. Pero Senge se olvida de un tercer poceso: Autoeficacia: el juicio de capacidad para recorrer la ruta de la Visión que dé existencia a un trozo de la Misión.



- Ya está todo



-¿Qué todo?.



-Sígueme: La organizacíón, para estar en constante entrenamiento interno, debe permitir las voces de sus miembros. Concederles voz es tratarlos porcedimentalmente de manera justa. Sentirse justamente considerados o tratados promueve el bienestar en la organización: menos absentimos, menos bajas por enfermedad fisica o mental, más productividad. Dicho brevemente: mejor rollo. Pero este buen rollo no es jolgorío, pues se está hablando de una organización o empresa que tiene una Misión, es, pues, buen rollo de trabajo y en el trabajo. Esto supone tener claros los pasos a dar (la Visió). No se inicia un camino si no se tiene la confianza para subir montañas y abrevarse en los riachuelos de los neveros(Autoeficacia). Con dificultad se da un paso si no le ha precedido el anterior, corto, tentivo, dudoso el primero, también el segundo y el tercero. El cuarto nos ha adentrado ya los metros suficientes para que se confíe en las propias fuerzas. Se adapta el compás a los propósitos del grupo ( Gestión personal): a veces , los pasos son de marcha militar, (dos por cuatrro), otras primaverales, (tres por cuatro), solemne y reposado las más (cuatro por cuatro).


-¡Utopías!.


- Pues sí. Pero no eres original, otros ya han criticado a Senge, por lo mismo: (www.infed.org/thinkers/senge.htm)


- Como estamos en un sistema que genera su propio conocimiento, te reto a que hagas algo importante en tu vida sin que se cumplan estos reequisitos:

1. No lo valores (Misión)


2. Que no sepas cómo (Visión)


3. Que no te sientas capaz (Autoeficacia)


4. En una organización en la que no te traten como persona (justicia procedimental)


5.Sin que te derrumbes ante las primeras dificul (gestión personal).

Tener la voz para proponer iniciativas de autocrecimiento es sentirse justamente tratado, pero tamíén va en ello la responsabilidad de ejecutarlo, paso a paso, presentando una secuencia de acción o metas diarias, emanales,para lo que se necesita hacerse un plan, es decir, gestionar el propio crecimiento y el de la organización con la que uno se ha identificado, porue se siente "bientrastado".











domingo, 8 de febrero de 2009

EL CASO CYRIL: NO NOS CREEN, NO SE LO CREEN


Anoche, viendo el programa de Antena3: La vuelta al mundo en directo, fui testigo, como lo serían muchos espectadores, de decisones que muetran LO POCO QUE SE CREE EN LAS INVESTIGACIONES CRIMINOLÓGICAS. Si tal hecho no está contemplado como delito en el Derecho Penal es porque los juristas NO CREEN que la rehabilitación sea una de los fines de la pena, aún en el caso de que el delincuente fuera menor en el momento en que cometió el delito y lleve ya catorce años utilizando sus manos limpias para construir una sociedad más digna.


Hace ya muchos años, tantos que se emitía la primera edición de UN, DOS TRES, CONTESTA OTRA VEZ. En el entorno univesitario se temía a la coacción de la vergüenza por osar declararse espectador de aquella alegre, divertida, multicolor variedad de personajes, escenas, teatro, danza, humor, magia, coreografías y concurso: todos los alicientes para olvidarse, finalizada la semana, de las preocupaciones científicas (las menos, pues sólo ocupaban), y de las intrigas burocráticas ( las más) que inquietaban a la masa gris del país. Aquella tarde hablábamos con Pinillos y con su mujer, Elvira. Tocamos el tema del UN,DOS,TRES, RESPONDA OTRA VEZ. José Luis reconoció ser asiduo seguidor del programa porque : " cuando llego a casa me gusta que me diviertan, no que me regresen a los temas profesionales".


Gracias, José Luis, por haberme dicho que el tema de mi tesis sobre Moreno era poner de mingo a un autor del que todos hablaban y nadie conocía más que el nombre, por tus frecuentes visitas a Salamanca, con parada en casa, y preguntarme amigablemente: cuéntame, ¿como vas con Moreno? y, tras escucharme, me apuntabas pistas nuevas extraídas de tu inagotable almacen de conocimientos y reflexiones; gracias porque una tarde, en tu casa de Puerta de Hierro, me enseñaste un libro azul, relativamente grueso, que acababas de adquirir: Principles of behavior modification, de Bandura y tuviste la visión de decirme: tenlo en cuenta, cambiará la psicología. Aquella indicación decidió mi futuro profesional. Gracias por tu compañía grata, divertida, amena; gracias por disfrutar de las cosas pequeñas que te rodean. Gracias por tu amistad desinteresada, pues nada podía ofrecerte cuando, echándome la mano sobre el hombro conversábamos sin tasar el tiempo.


Perdonadme este paréntesis. He tratado obviarlo, pero desprovechar la ocasión de mostrar mi gratutud a José Luis Pinillos y a Elvira dificultaba el progreso de mi razonamiento.


Tampoco es que uno vea cualquier cosa que aparezca en la pantalla del televisor. Los programas que suponen esfuerzo, como PASA PALABRA, si puedo no me los pierdo. Lo mismo me sucede con MADRILEÑOS POR EL MUNDO: un modo diferente de de viajar y retornar a lugares ya transitados, pero dirigido por quienes lo habitan.


Ayer por la noche disfrutaba de mi reencuentro con Venecia y con Verona. Lugares aparentemene comunes ( la Arena, la recoleta plaza a la que se asoma el balcón de Julieta, el puente de Rialto, las góndolas, los palacios, el cristal de Murano, retorcido porque su composicion le permite mantenerse moldeable al apatarse del fuego) que transformas en exclusivos posando en ellos tus vivencias. Me pareció divertido presenciar cómo personas con vértigo hacían puenting deste una altura de 70 metros y, luego, desear repetir la experiencia. Toda una terapia de implosión.


De pronto el presentador cambia la voz, la actitud y la compostura para comunicar una dura decisión de la Dirección del Progrma.


-¡Bah!, truco del guión para recobrar la atención. Pero....


- ¡Nada de truco!. ¡Auténtica realidad!


Una de la parejas seleccionadas, Cyril y Paola, había sido expulsadas del programa porque Cyril había ocultado "la participación en un acontecimiento de consecuencias trágicas" (sic) ocurrido hacía catorce años.


- ¡¡"Esto no puede ser"!!, grité, aunque solo me oyera mi mujer.


Claro que podía ser. Cyril y Paola (que confiesa conocer los hechos desde que iniciaron su relación) son presentados en una especie de interrogatorio de tercer grado (aunque se disimule intimidad) para que confiese, si quiere, las razones por las que decide (?) abandonar el programa.


- ¡Canallas!, sigo gritando. ¿Lo ha expulsado el Programa o lo ha decidido él libremente?. " Los antecedentes de Cyril les obligan a abandonar este programa", se lee en un rótulo que acompaña al vídeo.

Al Programa han llegado informaciones, las hemos constatado y son verdaderas, dice acusatoriamente el presentador. Eso va contra las normas exigidas para participar en el concurso: contar sus antecedentes. No nos queda más remedio que avisar a la audiencia y a todos tus compañeros.

Ante mis ojos se van explotando secuencias como bombas de racimo. Aparece la pareja, se le pide a Cyril que confiese los hechos . Cyril se niega a contar nada porque eso pasó hace mucho tiempo, él sólo tiene ganas de mirar hacia adelante y construir una vida digna. Pero no quiere que los medios le machaquen. Abandona. Los medios le han empapado ya de aguas sucias sin avisarle, como en los viejos tiempos : ¡agua va!.
¡Se le pregunta a Paola "si tiene miedo de que la juzguen también a ella"!. Uno recuerda las preguntas capcionas de los fariseos a Jesus: ¿quién pecó para que este naciera ciego?. ¡Qué me estás diciendo!. ¿Entiende usted, señor presentador, que quien se acerque al que delinquió debe tratársele de igual manera?.
Cecyl no puede contener las lágrimas. Tampoco su compañera. Paara rematar la faena, les piden que graben un vídeo para saludar a sus compañeros de concurso y desearles suerte. ¡Pantomimas! ¡Bombo al tema! Debe saberse que en condicones de inferioridad y culpa los ruegos son mandatos.


¿Os parece poco?. Si no lo vísteis os explico más. (unque al darle el último repaso a este tema he visto que ya está colgado en la red). El programa, ¡hipócrita!, inicia su lavado de imagen: entienden que uno puede rehacer su vida, miestran muestran a los expectadores el cartel mencionado: "Los antecedentes de Cyril les obligan a abandonar el programa" aludiendo a un pasado oscuro, turbio contra el que quieren medicinarse. El programa, ( sigue el bombardeo de disculpas imculpatorias) dice haberse preocupado tanto que han enviado a su Psicóloga a hablar con la pareja. La Psicóloga dice haberhablado con ellos durante ¡cinco horas!, para llegar a la conclusión de que lo mejor es que abandonen el concurso, porque podía hacerles daño. La Psicóloga está de acuerdo con esa decisión. Yo no estuve en la entrevista y doy por supuesto que la Psicóloga fue una profesional experimentada.


- ¿Cuanto tiempo dedicó el programa al pasado turbio, criminal (nunca urtilizaron explícitamente la palabra) de consecuencias dramáticas de Cecyl?.


- No lo sé


-Calcularía que unos quince minutos, contanto el corte para los anuncios.


Quince minutos en los que se dice apartar del programa a un chaval porque hace catorce años, siendo un menor, cometió una acción de consecuencias trágicas. Quince minutos en los que se le pide que narre, si quiere, cuáles fueron los hechos. Quince minutos para dicelae que ha transgredido las normas del Programa hasta el punto de verse obligados a expulsarle (¡el delincuente no desaprovecha cada oportunidad que se le ofrece). Quince minutos en los que se comunica que la acción es tan grave que ha necesitado la asistencia de un profesional. Que el profesional empleó cinco horas, más de media jornada laboral. Quince minutos en los que se está echando la mierda de la sospecha, como dice Paola, sobre alguien que ya ha pagado por sus hechos, de los que está arrepentido y ha demostrado, durante catorce años, que tiene las manos limpias.


El programa no quiere revelar los hechos. Pero hace algo peor, plantar la curiosidad de saberlo, de imaginárselo. Hasta los monos de Harlow se olvidaban de comer porque la curiosidad les exigía observar lo que pasaba en el laboratorio a través de la mirilla encastrada en la puerta que les separaba. El programa no quiere que le echen mierda encima y dentro de poco sabremos qué fue lo que pasó, adornado con las moñigas del rumor.


Uno tienía el convencimiento de que los delitos son acciones por las que se paga multa, condena o ambas. Cumplida la condena y pagado lo justo, uno creía que el reo volvía a la sociedad en estado de gracia original, cual católico arrepentido y con propósito de la enmienda al que se le dice: ¡Vete en paz, tus pecados te son perdonados!. Esto es lo que defiende la teoría cognitivo social.


Si el chaval ha redimido su pecado, ¿qué obligación tiene de confesar hechos pasados de los que quiere olvidarse?. Si la justicia impide juzgar a la misma persona dos veces por los mismos hechos, ¿por qué no persigue a quienes discriminan, castigan, por no confesar lo que legalmente carece ya de sustancia?.


Me costó concliliar el sueño. Dos preguntas obstinadas me devolvían a la consciencia, como satélites rotando sin comiezo ni fin, como la aguja del reloj que al llegar a las 12 y culminar su periplo, debiera fijarse; perseverate empero, persigue de nuevo la una, las dos , las tres a golpe del vaivén marcado por la rueda catalina o por la vibración del cuarzo., como tornilo sin fin que al finalizar su recorrido aparece mágicamente para no dejar de repetir la m isma rotación taladradora. Las preguntas eras: ¿Si no querían echar mierda sobre la vida de Cyril, por qué no se lo callaron después de que la psicóloga llegara al acuerdo con ellos? Y , segunda, si no se lo callaron ¿por qué no le dejaron seguir, incluso, por qué no le animaron a continuar y desmostrar su completa rehabilitación?. No se les ocurrió. Nadie supo aconsejarles adecuadamente y, si aconsejó, no le escucharon. Vende más el delito que la virtud. Desearía equivocarme, pero seguro que el caso de Cyril identificará este concurso.


Sommer, el psicólogo del espacio personal de los años 60, decía que cada persona se enfunda el mono de trabajo cuando se expone a los demás. Lo llamaba espacio personal. Este uniforme no se ve, pero existe, dado que arrimarse demasiado se considera ofensa. Las distancias cortas, cuerpo a cuerpo, son para el amor o el odio extremos. El respeto es la medida del grosor de la burbja del espacio personal. Los ingleses se sienten incómodos con las distancias cortas de los latinos. Los latinos se sientes advierten frialdad por la distancia larga de los ingleses. La burbuja del espcio personal no tiene el mismo grosor en todas las circunstancias, pero al delincuente se le coloca una kilométrica, tan gruesa como la de los leprosos obligados a anunciar su presencia co el tolón de de su cencerro, se les blinda con chaleco de titanio para que no irradir ni contaminar. Sobre Cyril y su pareja podía verse una envolvente nube gris que impidía ver sus caras actulizadas. Solo les acompañaba el "inquisidor" ( el que inquiere) , distante, piernas cruzadas, a metro de los interrogados. La distancia más larga, dice Sommer, es la del reo respecto a quien le juzga. Cyril era consciente de que se le estaba juzgando: mirada tímida, vergonzosa, huidiza, soslayada, escondiendo sus ojos claros tras los elegantes rizos de su pelo; la cámara lo toma de perfil, como a traición, no quiere contaminarse con el plano corto frontal.

Cyril comunicaba con énfasis de falsete, que iría con la cabeza muy alta, porque aquello había pasado para siempre. Paola le defendía con su admiración por ser una persona especial. Nadie en sus circunstancias consigue lo que ha conseguido Cyril. Ambos, sin embargo, eran conscientes de la basura con las que les cubría el programa. Abrazo fundido al final de la entrevista, coraza hidrófuga con la que defenderse del agua sucica. La gente del plató les miraba con compasión distante, en la pantalla. La psicóloga pronunció unas palabras desde un rincón. Nadie salió en su defensa. ¡Es que aquello que estaban onservando era lo obvio, el supuesto indiscutible!


-¡Criminólogos del mundo, levantaos y denunciar tanta hipocresía! ¿Que hacéis propagando la justicia restauradora como rehabilitación del delincuente arrepentido? ¡Nadie nos cree!
- Legisladores, magistrados, policías, funcionarios de prisinones, legisperitos todos, ¡dejad la hipocresía!. No vendáis la rehabilitación como medicina para redimir la pena. Para el delicuente no existe más ley que la del Talión.
Lo que sucedió añoche en Antena 3 es la escenificación de un estereotipo. Al observarlo, se entiende que Caprara y su equipo de la Universidad romana de La Sapienza hayan descubierto que el joven delincuente arrepentido, dolido y lleno de pena por el mal que ha causado busque en la comunidad al sacerdote que le diga de verdad: Vete en paz, tus pecados te son perdonados. Cuendo no lo encuentra, ve en cada cara al vengativo que quiere hacerle pagar una vez y otra, su pecado; por eso piensa, como bien dice el refrán,: quien da primero da dos veces, y vuelve a reincidir por legítima defensa.
¿Se entiende que esta escena es la ejemplificación, el estereotipo de lo que niega la teoría cognitivo social?. Son las acciones las que son delictivas, y no constituyen la esencia de la persona. No se ES delincuente, se cometen acciones delictivas. Conductas perfectamente recuperables. Si no lo crees ¿te atreverías a presentarte a otro concurso que se titula algo así como la historia de tu vida?. Solamente lo he visto una vez. A veces pienso que debería verlo más, porque muestra que cada persona tiene un pasado oscuro.
¡Por dios, qué magnifica ocasión se ha perdido de decirle a los jóvenes como Cyril que se puede salir de eso!. Qué oportunidad se le ha negado a Cyril para seguir creyendose autoeficaz contra el delito!.
P.D. Como me había imaginado, ya sabemos lo que hizo Cyril. Es la noticia del día. Está en todos los periódicos, me acaban de decir. Seré un ingenuo, pero sigo pensando que lo más adecuado hubiera sido dejarle continuar en el progrma. Hace catorce años que cometió el trágico incidente. ¡Psicópata!. Facil decirlo a posteriori. Ahora, lo que me da miedo, es que se cumplan las predicciones de Caprara: todos esperan de él que repita la acción, porque eso es genético, todos le tratarán como apestado, nadie creerá en su recuperación ¿Puede alguien decirme qué salida le queda?. ¿Qué harías tú en su lugar?.

lunes, 19 de enero de 2009

LA OLA :YA SOMOS CREÍBLES


Hace ya unos días que vi la película LA OLA. Llegó acompañada de comentarios en los medios de comunicación. Entre ellos, que se basaba en un experimento realizado en la Universidad de Palo Alto.

Es el experimento de la cárcel de Stanford, pensé. Con esta expectativa me introduje en la sala de proyección. Era pequeña, apenas alumbrada por las luces de emergencia atenuadas por el acolchado obscuro de las paredes. Legué un poco pronto. Estábamos solos. Al rato llegaron sucesivamente tres parejas de jóvenes, que se colocaron en la parte superior y trasera de la escalera de butacas. Asientos algo mugrientos. Los respaldos delanteros arañados por las suelas de quienes se arrellanaron viviendo historias de amor, muerte, espionaje o formaron parte de jurados populares. Pasado un tiempo, la pantalla emite voluminosas cantidades de color y sonido. Han sustituído el NODO de nuestra juventud por este NODO no menos adoctrinante, susurré a quien me acompañaba. Se susurra un secreto, una vergüenza, como si me sintiera culpable de haber ido al cine en tiempo del NODO. Mi acompañante no me oyó. Elevé el tono de mi voz. Nadie, excepto mi acompañante, puedo oírme. Nadie se enteró de que había visto el NODO. Los contenido cambian, los mensajes también, la intención de condicionar es se mantienen.
Media hora después aparecen los primeros planos de la película. Me desconciertan. Esperaba ver sirenas de policías uniformados llegando a casas de universitarios inocentes, psicológicamente normales; subir a sus casas y llevarlos esposados a los sótanos del Jourdan Hall de Stanford. Pero en el reparto no se mostraban policías, ni guardianes, ni celdas, ni rejas, ni órdenes de besos homosexuales, ni castigos humillantes, ni gritos pidiendo ser devueltos a la libertad perdida sin imputación de cargos probados. Tampoco aparecieron las conspiraciones y agrupaciones dev padres de los prisioneros para contratar abogados prestigiosos que denunciaran aquella condena "libremente aceptada por sus hijos" . Zimbardo, expresivo, ojos penetrantes y convincentes, camisa de colores, perilla puntiaguda y satánica: prolongación de unas mejillas hundidas y huesos faciales prominentes, deambulando enjaulado sobre el escenario, fiera psicológica anhelando comunicar la genial idea que habitaba todas los meandros de su cerebro gris y calloso, tampoco aparecía. Todo era extraño para tratarse del experimento de la cárcel de Stanford, la Universidad de Palo Alto.

La película se abre con la disputa entre dos profesores por evitar dar una clase de educación social. Uno, obligado por esas leyes no escritas que imponen el orden de prelación en la elección de asignaturas en los centros docentes, se presenta en el aula habitada por pandillas divididas y rivales. Tiene la idea de enseñar ciudadanía convirtiendo la clase en un grupo homogéneo. Enseñar investigando, llamaba Lewin a este método. Aquellos jovenzuelos deberían constituir una sociedad desde cero. Poco a poco van dándose normas, nombres (LA OLA) símbolos, saludos que les identifiquen y les distingan de los demás. La orgullosa identidad causa el odio a los desiguales. Hacen de la defensa de sus miembros una norma y convierten al más débil del grupo en miembro poderoso y servil del jefe: es su guardaespaldas. La rivalidad se transforma en agresión y delincuencia organizada. Son el terror del Instituto y de la ciudad. La experiencia se había escapado a todo control externo. Armado de autoridad de Caudillo, el profesor, no sin dificultad y para desilusión de los jóvenes "oleros", algunos intentan rebelarse, tiene que interrumpir la experiencia.
- ¡Lo que se puede producir de manera tan simple!. Comentaba uno de mis acompañantes.
- Así se explicas las matanzas entre bandas que ocurren cada dos por tres en los barrios de
inmigrantes, en las discotecas.
_ Esto es brutal. ¡Menuda lección de vida!.

Con más abundancia de palabras, pero expresando la misma idea, los medios de comunicación reaccionaron también asustados.
-¿Cuál era mi pensamiento?
-¿De verdad quieres saberlo?
Pues sencillamente el siguiente: YA SOMOS CREÍBLES.

La identificación del espectador con los personajes que pasan ante su mirada, sumergido en la obscuridad de una sala donde el foco de atención apunta a la sucesión de imágenes contando una historia; la inmediatez, la instataneidad de las imágenes mismas, el convencimiento de haber sido testigo presencial de la creación de una identidad grupal, le convencen de que eso es posible en la realidad. ¿Posible? No, es real, con textura visual y táctil. El haber sido testigo presencial causa otro efecto más profundo: el convencimiento de que ¡ESO LO PUEDO HACER YO!, ¡ME SIENTO CAPAZ, AUTOEFICAZ PARA RECREAR ESTA HISTORIA AL OTRO LADO DE LA FICCIÓN!

¡YA SOMOS CREÍBLES! En la memoria de un psicólogo social se estrangulan, por aparecer investigaciones tan lejanas como la teoría sociométrica de Jacob Leví Moreno, a quien dediqué varios años de estudio para realizar mi tesis doctoral. La teoría de los grupos de Kurt Lewin y sus seguidores. La teoría de la comparación social de Leo Festinger.


La película dejó de interesarme nada más concienciar el planteamiento psicológicos. Es decir, pronto. Me atrajo el lenguaje de las imágenes como vehículo eficaz para comunicar hallazgos de Psicología Social publicados hacía más de medio siglo. ¡Y no hemos sido capaces de trasmitirlas a la sociedad! ¡YA SOMOS CREÍBLES!: basta con sustituir al profesor por la pantalla de proyecciones, insuflarles acción a las imágenes y las ideas, científicamente demostradas, son comprendidas y aceptadas con menos sentido crítico, siguiendo alguno de los heurísticos de Tverky y Kahneman, que en el año 2002 obtuvieron el Premio Nobel en Economía


Aún no he dicho qué descubrí en el guión de LA OLA para perder mi interés. Descubrí algo más profundo que la adopción de los roles del experimento de la cárcel de Stanford. Aquello era un calco de las categorizaciones de Tajfel, psicólogo social judío alemán, huido al Reino Unido perseguido por los nazis, fundador de la llamada Escuela de Psicología Social de Bristol. Su mente se obsesionó por descubrir la raíz más profunda de la discriminación, la segregación y el racismo. ¿Por qué mi gente me ha perseguido? Su respuesta: la categorización social. Basta con que dividas a un grupo en dos, a uno le denomines partidario de Klee y al otro de Kandiski para que amigos entrañables se conviertan, como por ensalmo, en fieros enemigos. Se insultan, se ponen motes, son carroña merecedora de aniquilación, se les deshumaniza. Los animales carroñeros, enemigos de lo propio, deben morir si nosotros y los nuestros hemos de sobrevivir. Así de sencillo, pero así de cruel. La categoría a la que pertenecemos se encumbra y nos ensoberbece. La "otra", efecto de una involución sorprendente, regresa a especie animal abyecta. Tan simple y tan eficaz: categorizar es dividir. De la división el odio y el lenguaje del mal y de la guerra. Eso fue lo que hizo el profesor de ciencias sociales en el la clase de LA OLA. El resto se le fue de las manos al improvisado psicólogo social.


- Seño, ¿por qué los negros lo rompen todo y le prenden fuego a las casas y a los coches?. Preguntaron una mañana de abril de 1968 los niños cristianos, todos blancos, que jamás habían tenido contacto con negro alguno, habitantes de un pueblecito rural del Medio Este Norteamericano a Jane Elliot, su Seño, el día que asesinaron a Martin Luther King

- Imposible explicarles los conceptos de segregación, racismo, discriminación, rechazo.

-Mejor será que lo vivan.

-Lo echo a suertes. ¡Ya está!. "Esta semana los niños de ojos azules y pelo rubio serán los torpes, los de ojos castaños y morenos serán los listos. ¡A ver qué pasa.!

Si un niño rubio se equivocaba, le llamaba torpe, y pedía a uno de ojos marrones que le corrigiera. La narración primera de estos hecho, aparecida en el libro editado por Zimbardo : Psychology and Life, es estremecedora. Los torpes regresaron en su capacidad intelectual siendo incapaces de resolver problemas que habían superado dos cursos antes. Los morenos montaron guardia en el reparto de la leche de media mañana para que no repitieran los rubios tontos: "No merece la pena gastar la leche con los tontos". "Me sentía en una mazmorra de la que era imposible salir porque se había perdido la llave", confesó un niño rubio. "Yo me siento como un rey, yo mando y ellos obedecen", decía, por contra, un niño de ojos marrones.

Clasificar, categorizar, asignar personas a esas categorías y se ha fundado LA OLA.


"Normalmente en una partida de paintball se enfrentan dos equipos con el fin de eliminar a todos los jugadores del equipo contrario o completar un objetivo (como capturar una bandera o eliminar a un jugador concreto)".


Definición tomada de Wikipedia. ¿Se descubre alguna diferencia con lo que sucede en LA OLA?. Yo no: hay grupos, hay valor añadido a la división, hay motes, hay lucha, hay disparos, tiene que haber vencedores y vencidos. ¡Y esto se practica dentro de las empresas para unir a sus directivos!. Sólo una psicología dinámica trasnochada puede decir que la agresión en el juego o, peor, la agresión como juego, drena, limpia las cloacas de los malos entendimientos en las empresas.


Las primeras investigaciones que hicieron famoso a Bandura en la Psicología universal, fueron sus estudios sobre la imitación de las conductas agresivas. Desde entonces hasta hoy las investigaciones no han cesado de demostrar que la agresión no genera más que agresión.


¡Enteraros de una vez, altos directivos que pagáis grandes sumas de dinero a pseudoprofesionales que os hacen gastar ingentes cantidades de dinero para que salgáis más desunidos después del paintball! Ni siquiera es una diversión, porque donde alguien pierde no hay felicidad. Donde se lucha se aprende a luchar y, si se marca al enemigo, también se adquiere el convencimiento de saber disparar certeramente. Quien dispara y da en el blanco se juzga autoeficaz para volver a disparar. Ya sólo falta la ocasión, la disculpa, el mecanismo de desvinculación y el machaque físico del contrario (carroñero) está servido.


-¿Quién lo iba a decir?. Si parecía una persona normal. ¡Es que lo era!


Mal año para las agresiones familiares, anunciaban ayer los noticiarios. ¡Pero si no dejáis de dar ejemplos de como se asesinan esposas, novias, amantes o pretendidas!.


Naturalmente, todo lo que he dicho al final es discutible. ¡Verdad!. Me ha faltado la inmediación de la imagen. ME HA FALTADO EL LENGUAJE DE "LA OLA" PARA SER CREÍBLE.

P.D. La Profesora Carmen Herrero, ha inundado mi messenger de informción exitente sobre LA OLA. No s trataba dela Universidad de Stanford, sino de un Instituto de Palo Alto. Esto no cambia las ideas de este tema del blog, ni las críticas al pintball. Todas son válidas. Pero me ha nteresado la otra versión de LA OLA


miércoles, 17 de diciembre de 2008

ENSEÑORAMIENTO EN LA FORMACIÓN Y LA LIMITACIÓN DEL TIEMPO










¡Hola!. Acudo a la cita con mi blog. Hoy toca. Todo tan sencillo: hoy lo dedicaré a esta atracción, cada més más inrresistible, de interpretar la vida desde la teoría cognitivo social.







Hoy toca. Así de sencillo. Ningún pensamiento altenativo invadirá mi mente. Cualquier actividad, mental o física, que pretenda derivarme, pasará a vía muerta. Yo soy el guardaagujas. Cuando alguien quiere ser el agente o gestor de su propia empresa (su vida), debe actuar así.







- ¡Qué quieres que te diga!. Me parece que el párrafo al que le has puesto punto y a parte es altisonante, y por lo mismo hueco. Contiene humo sin aroma. No, sí tiene aroma. Huele a moho. --Tienes razón. Pero, ¿sabes?, lo difícil es redactar el primer párrafo. " Sentarse ante una cuartilla en blanco con la intención de llenarla de ideas es una experiencia inquietante", me confesó hace mucho mi profesor de Lógica, el asturiano Gabriel de Sotiello.













Hace días decidí el tema de este mes. A mí me resulta interesante,espero que a tí también. Pero ten un poco de paciencia. Lo expondré en el orden en que fueron asociándose las ideas. Una historia atrapa la atención. Permite encajar las ideas en la línea del tiempo. La historia que voy a contar tiene tres momentos.








En el mes de abril o mayo, Marisa Salanova, Catedrático de Psicología Social de la Universidad Jaume I, de Castellón de la Plana, me pide que imparta un curso en el Programa de Doctorado que coordina. Le propongo dos títulos. Tras las consultas pertinentes, eligen el que yo titulaba: Autoeficacia y Formación continua en las organizaciones.







Desde entonces, el tema residía en el trasfondo de cuanto leía. Reservé el més de noviembre para revisar las bases de datos especializadas y ponerme al día. Mucho de lo que se publica está manido; investigadores y revisores dan de paso hipótesis que hace años otros ya abordaron. También hay sorpresas. Me satisfacen los trabajos que hacen repensar. Una publicación de Kozkowski y Bell, del año 2006 atrajo mi atención durante horas. ¡Qué alegría! Debería agradecerse públicamente a quienes estimulan el crecimiento intelectual. Forjadores de fuego, fuerza, maza y yunque que invitan a refundir y agrandar la capacidad de quienes les leen.








¿Qué pasa cundo en un curso de formación se le pide al alumno que aprenda una materia o destreza en tiempo preciso y exigente y éste tiene una orientación a la metas que puede o no ser coherente con esas prisas exigentes?.







¡No abandones, no zapees!. Intentabas descansar leyendo este blog y te has dado de bruces con la losa del párrafo anterior. ¡Por favor, espera, que lo vas a entender!. Te lo prometo. Hazte el favor de seguir leyendo porque las conclusiones te ayudarán a gestionar tus propósitos.







En el indigestible párrafo anterior se alude a dos clases de metas. La primera es simple y universalmente entendida. Vaga errante por los restaurantes de todo el mundo cuando se celebran (sí, se celebración) comidas de trabajo. Las empresas hablan de trabajar por objetivos. Eso, en psicología, se llaman metas (goals) . Aclaro lo de objetivos. La acepción frecuente de esta palabra es producir más, vender más o ganar más dinero. Pero también existen objetivos cuya finalidad es aprender. Por ejemplo, un objetivo es montar más aspiradoras en el mismo tiempo. Otro, distinto, que los jefe inmediatos entiendan los principios por los que la aspiradora absorve los pelos de mi gato depositados en la butaca del salón.









Para explicarte el significado de la segunda acepción de metas he de contar la historia de sus orígenes








Una psicóloga infantil, Carol Dweck, advierte que los jovencitos se enfrentan a las tareas nuevas de manera muy distinta. A unos, la palabra prueba les causa pánico: "¿Seré capaz de superarla mejor que los demás?" Preocupados por el límite de sus capacidades, se centran en sí mismos. Su autoestima pende del número de problemas que resolverán. En inglés los llamamos orientados a la performance. Otros se enfrentan a lo novedoso con la curiosidad de aprender algo nuevo. No les importan los errores. Exploran y exploran hasta hallar la solución. Los errores son retos que se sienten capaces de superar poniendo empeño. Su interés se centra en apreder, dominar algo nuevo. Quieren enseñorearse de lo nuevo, que si, además, es difícil, mejor. Enseñoreamiento: mastery.







Hoy Tocan test, anuncia el profesor. El psicólogo les pone un ejemplo para que aprendan el procedimiento. Cuando todos dicen haberlo entendido, anuncia:"disponen de veinticinco minutos para resolver todos los problemas del cuadernillo". Levanta la mano en la que empuña un cronómetro cuadrado y negro, con muchos botones. "¡Ya!", dice aprentando uno de los botones. El alumno centrado en su valoración personal, apenas si se atreve a leer el enunciado de la primera pregunta. La ojea, pero le molestan los objetos desordenados sobre el pupitre,(coloca sus lápices y cuadernos por tamaños, los libros los mete en el cajón). Intenta leer de nuevo la pregunta, pero advierte que su lapicero no está bien afilado; lo afila. Retoma la lectura, pero sus nervios no le dajan entender bien su enunciado. La relee. Finalmente, la entiende y le parece fácil. Pasa página. Nueva pregunta. ("¡seguro que esta ya es más difícil¡"), se cerciora mirando de reojo al compañero de su derecha. "¿La habrá contestado ya?". Sí. Se inquieta. La turbación le dificulta la comprensión del problema: "¡Esto me va a salir mal!", "no tengo mucha inteligencia". Con esfuerzo, se domina y lo resuelve. "¿Por dónde irán los demás?". Se levanta, apoyando sus codos sobre el pupitre, e intenta ver la página en la que trabaja su compañero de delante. No puede leer el número, pero no es la misma que la suya. Con un poco más de esfuerzo lee: página nueve. Un sudor frío empapa su cuerpo, lo que ve es lechoso, una niebla densa, mojada, banquecina como el humo que asciende de las bocas grandes de las centrales nucleares ha envuelto la clase. Sus compañeros suben y bajan montados en un tío vivo, pierde el equilibrio, se va a desmayar. Mientras, su mente repite en eco expansivo y en espejos paralelos: "Seré el tonto de la clase". El profesor canta el tempo que les queda. La voz del profesor atrae su atencióny le devuelve a su pupitre. Lo ha oído perfectamente. Un impulso le obliga a mirar las páginas que le quedan. "¡No, no puedo llegar!, al final esto va a ser más desastroso de lo que yo creía". Se enfrenta a la tercera página atolondrado. Al tiempo que mal lee el enunciado, escucha de nuevo la voz del profesor: " Bayan recogiendo. Cierren los cuadernillos y coloquen la hoja de respuestas sobre mi mesa.". Hace un intento de responder, al azar: "A lo mejor acierto". Camina hacia la mesa del profesor abrazando su hoja contra su pecho. Sus pasos son intencionadamente lentos para descubrir cuántas respuestas ha contestado cada uno de los compañeros a los que deja que le adelanten por la izquierda y por la derecha. Deposita su hoja boca abajo en el montón. Vuelve al pupitre. Su corazón está agitado presagiando su vergüenza el día de los resultados. Durante las horas siguiente solo escucha la voz que resuena en la cavidad que encierra su piel: "no soy capaz".






A su lado su compañero. Cuando el profesor anuncia que hoy tocan tets psicológicos se alegra. Ya sabe que progresan en dificultad, lo que le estimula. Pone en orden sus cuadernos y lápices para que no le molesten. El sobre de su pupitre está despejado para trabajar cómodo. Hace el ejercicio de prueba. Cuando el profesor aprieta el cronómetro pasa página y lee la primera pregunta. Está tirada. Rápidamente pasa a la segunda, a la tercera, a la cuarta. Comienza a aburrirse: "esto es una pérdida de tiempo". Pero la quinta le presenta algo de dificultad. Una lectura pausada para descubre que sólo hay una respuesta posible. La marca. La sexta le reta: "Esto se pone interesante". Coge la silla con las dos manos, la acerca más al pupitre, se rellena en ella, apoya los codos sosbre la mesa y lee despacio el enunciado del problema. Le busca las vueltas. Siguiendo las transformaciones que va siguiendo el color de las figuras parece que se llega a una solución, pero la rotación de la forma no encaja. Intenta nuevas estrategias lógicas. Finalmente, cree haberla enontrado y marca la casilla satisfecho. Pasa página. " Aquí hay que entregarse a fondo", se dice con regocijo. Busca una estrategia, una segunda, una tercera, vuelve a la segunda. Finalmente descubre que ninguna de ellas es la verdadera, sino una cuarta en la que todos los elementos en juego se resuelven lógicamente: "Con esfuerzo se consigue todo". Pasa páginas centrado en cada enunciado. No se ha dado cuenta de que el profesor ha dicho: "¡Basta!". El profesor le llama la atención. Camino de la mesa sigue pensando en la respuesta del problema que estaba intentando solucionar. Deposita la hoja y pregunta al compañero de su izquierda: "¿cuál era la respuesta al problema veinte?". Está contento: " Al menos hoy he tenido que trabajar duro". No ha pensado en sí mismo, no se ha valorando mientras trabajaba. Se ha centrado en la solución de los problemas y ha disfrutado del esfuerzo que le han exigido los últimos problemas. Como pescador al que se le resiste la presa ha tensado el sedal, ha soltado carrete y a vuelto a regogerlo para cansar a su pieza. Ha gozado con cada estrategia nueva. Pertenece al grupo de los que Dweck llama centrados en enseñorearse de la tarea. En inglés se les denomina matery










-Como ves, nada difícil. Todos tenemos recuerdos de experiencia semejantes. ¿Con quién te has identificado?






Sólo me resta decirte cómo llamamos en psicología a las metas por objetivos: metas contenido. A las metas de Dweck, las llamamos orientación a las metas. Las primeras tiene como cometido ejecutar algo en menos tiempo o con más calidad. Las segundas se interesan por lo que la persona busca en la tarea nueva: orientación centrada en sí mismo, de evaluación personal basada en los resultados (performance o encarar la tarea nueva con el coraje de aceptar su reto, de descubrir la estrategia que permite dominarlas. Enseñotamiento (mastery).






Los autores de la investigación se interesan por descubrir los resultados en formación dentro de la empresa que se obtendrían de las posibles combinaciones de estos dos tipos de metas. Sólo quien conoce los procesos puede controlarlos e invertirlos.

Obviamente no quiero que recorras los estresijos del experimento de Kozlowski y Bell. Pero seguro que te interesan algunos resultados.

La terea que tienen que realizar los participantes consiste en detectar objetos amigos o enemigos que aparecen en la pantalla del radar para dar paso a los primeros y ordenar el derribo de los segundos. Los mejores resultados los obtuvieron quienes se acercaron al aprendizaje de esta tarea compleja con ánimo de enseñoramiento y, además, recibieron el encargo de descubrir las estrategias sin importar los errores. Si perteneces al mundo de la empresa y tienes a tu cargo personas que promover, no esperes de estas personas resultados inmediatos. Cuando los resultados se miden a largo plazo, cosa que no soléis hacer, estos son los que modifican la estructura de la empresa. Su fortaleza es la comprensión profunda y sólida.

Los peores resultados los obtuvieron quienes se acercaron al aprendizaje bajo el encargo de resultados exigentes e inmediatos e inmediatos y con la inención de medir su capacidad para esta tarea (performance). Sus resultados fueron excasos y de mala calidad. Los aviones amigos yacían abatidos en el campo de operaciones del que se habían adueñado los enemigos.






Leyendo las posibles combinaciones de los dos tipos de metas, brotó en mí la curiosidad por saber qué pasaba con quienes, asumiendo orientación de enseñoramiento, recibían órdenes de resultados inmediatos. Este es el segundo capíatulo de esta historia. Se me ocurrió que esta era la combinación de los jubilados: cada día se acercan al límite definitivo, aunque en su tajo tienen corte para más tiempo del que han vivido. Los resultados fueron lisonjeros: predomina su tendendia de enseñoramiento. Se dedican a su tarea con la devoción de niño que acarrea el agua del mar para llenar su flotador de plástico. El tiempo le corre estático, porque su reloj mental está en la tarea de acarrear agua.






Los mayores interesados en descubrir los meandros de lo que hacen o estudian se olvidan del paso del tiempo. Como Bandura, tan activo a sus 83 años como lo estaba a sus 50. Las personas dominadas por el mastery, independientemente de su edad, anestesian el tiempo, ponen sordina al ruido, orejeras a sus ojos y levedad a su cuerpo. Nada tiene tiempo ni ubicación. Sólo existe el reto de descubrir el porqué de lo que les abstrae.







El tercer capítulo de la narración lo están escribiendo alumnos a los que estamos ayudando a gestionar su tiempo de estudio. Cada lunes, el correo electrónico que presenta sus monitorizaciones y comentarios, aturde con el lamento de su falta de tiempo PARA ESTUDIARLO TODO. Los exámes se asoman en la quebrada de las vacaciones. Ahí, ahí mismo están. Pretendiendo estudiar una asignatura recuerdan lo que les falta de la anterior, de la posterior, de todas. Sin finalizar un tema pasan a otro de asignatura distinta, que abandonan para volver a la primera, a cualquiera, a ninguno. El suspenso les enhechiza. Abren y cierran libros, abren y cierran cuadernos, ordenadores, escriben notas que encestan en la papelera, preguntan a un profesor al que no escuchan pensando llamar a la puerta de siguiente. Mucha actividad, mucho cansancio, pavor, sudor, insomnio. Psiquiatras, pastillas, psicólogos, amigos, familiares cuyos consejos no aceptan porque su fracaso profetizado no admite razonamientos. ¡Cuanto dolor sin parto!







¿Se trata de un rasgo de personalidad? Para qué negarlo, muchos lo entienden así. Pero hacen sus investigaciones induciendo en los participantes una creencia de mastery o de performance. Y hallan diferencias. Quien quiera caer en contradicciones, que caiga. Quien se sienta vencido por el "ES QUE SOY ASÍ", que levante el trapo del vencido. No seré yo. Tengo el convencimiento de poder inducir en los estudiantes la meta de enseñoramiento, de gestión, de causa agente. Se les debe convencer de que tantas idas y venidas, tantos libros abiertos y cerrados, tanto desorden en la gestión del espacio y del tiempo, tantos consejos pedidos y no escuchados, solo engendran pérdida de tiempo y más pavor. Luego abandonan a la puerta del examen, como el agorafóbico huye de los espacios cerrados.






¿Pero es tan difícil entender que enseñorearse de lo que se han comprometido a estudiar desde la 17 a las 19 de la tarde de este viernes es lo único en lo que tienen que pensar?. Céntrate, entiende cada palabra que lees o escuchas, relaciónala con lo que ya sabes, búscale aplicaciones a la vida, a la tuya y a la del vecino. No hallarás tiempo para más. No hallarás otro tiempo porque el actual te parecerá un suspiro. Al menos eso llevas por delante: tu enseñoramiento de lo que acabas de estudiar en estas dos horas. Y con el enseñoramiento, la sensación de capacidad, que aupa tu autoestima, peldaño final de tu dignidad.






Siguiendo los dictámenes de tus pensamientos desordenados no te adueñarás ni de esto, ni de aquello, ni de lo de más allá, ni de lo antes ni lo de después, ni lo del profesor oscuro ni lo del meridiano, ni de las lecturas, ni los apuntes propios o prestados. Tu desorden te conduce a ninguna parte que no sea la desconfianza de tí mismo y la arruinante experiencia de no valer.


Cada uno es el guardaagujas de su vida. Si lo crees y lo experimentas en momentos de enseñoramiento, sentirás la indecible satisfacción de verte crecer, hierro al rojo que se alarga, se crece, se malea y toma la forma que solo tú quieras darle y esté pronto para el siseo de burbujas festivas de agua balsámica y bautismal, tras absorber la fuerza del martillo sobre el yunque.