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viernes, 26 de septiembre de 2008

AUTOEFICACIA Y DISFRUTE DE LA VIDA







No puedo explicarme por qué, pero esta caja de cerillas me ha acompañado durante diecisitiete años.



Una tarde, como muchas otras, sentados en el salón de la casa victoriana de Rudy y Gloria, en la ciudad de San Francisco, charlábamos sin la urgencia de las manecillas del reloj. Rudy , de procedencia italiana, era Presidente de una Universidad de Postagrado en San Francisco; Goloria, filipina, coordinaba los pogramas educativos en otra. Nos acompañaban Gustavo y Larry. A Gustavo lo conocimos en 1972 en Salamanca, cuando dirigía el Programa que la Universidad de Stanford tenía en la del Tormes. Profesor joven, inteligente, con la mente abierta para considerar sin prejuicios lo que no le era familiar. Tan generoso como curioso. Nunca pronunciaba la palabra imposible : "No es fácil, pero déjame pensar", decía. Al final, irremediablemente, te hacía el favor. Nos cuidábamos de expresar deseo alguno, pues su generosidad se distinguía por el detalle preparado para el encuentro próximo. Aquel mismo año de 1972 conocimos a Larry cuando vino a visitarl a Gustavo. Callado, pero con gran sentido del humor. Una amistad dura que perdura. Gustavo y Larry nos presentaron al matrimonio Rudy y Gloria en 1978 en nuestro primer viaje a Stanford.



Estábamos sentados aquella tarde de 1991 en el salón de la casa victoriana de San Francisco. Sobre la mesa baja, impregnada todavía del cremoso aroma de un café capuchino, había un cesto filipino lleno de cajas de cerillas. Mi curiosidad y mi manía de tener siempre algo entre las manos, las metí en aquel desordenado montón de logotipos y teléfonos. Cada una tenía la dirección de un hotele o un restaurante. Un puzzler abigarrado de colores. Tenemos la costumbre de coger las cerillas de propaganda, me dijo Rudy. La idea me resultó curiosa. Desde entonces, como un acto reflejo, he recogido cuantas cajas de cerillas de propaganda he encontrado. Las iba metiendo en bolsas con la intención de ordenarlas algún día. Nunca lo hice. Como además dejé de fumar el 12 de febero de 1978, siguiendo un programa de autogestión, tambpoco las veía. Al mudarme de casa recientemente, se las regalé a un familiar, que las tiene a la vista. Me entretengo manoseándolas irresistiblemente cuando le visito. Vuelvo a leer los nombres de los restaurantes y de los hoteles. Admiro la ingeniosidad de los diseños de los estuches y la belleza de los logotipos. La mayóría de los establecimientos que allí aparecen han desaparecido. Entiendo ahora a los coleccionistas de cosas insignificantes, porque el tiempo les concede categoría de documento histórico. Cuando mi familiar obseva la devoción infantil con la que las manoseo quiere que me las vuelva a llevar. Me lo etoy pensando.



Pero esta caja de un restaurante de San Francisco nunca fue a parar al magma oscuro de las dos grandes bolsas donde se confundían las demás, metidas en un cajón. La he tenido siempre en el cajón superior de mi mesa de estudio, en el que ubico las grapas, los clips, las cargas de tinta de las plumas estilográficas, las de los bolígrafos y las minas de los lápiceros, las tijeras, un poequeño destornillador, algún rotulador o iluminador de texto. Sí, el llamado cajón de sastre. Repito, no sé que hacía esta caja de cerillas en el cajón que, de tanto abrirlo y cerrarlo, termino por desgasterle sus guías. El desgaste de esta caja de cerillas se explica por la cantidad de veces que he tenido que apartarla para encontrar un clip o una carga de grapas.



Con el roce terminé cogiéndole cariño.Si algún día, de repente, al abrir el cajón, no hubiera visto el caballo blanco, lo hubiera echado de menos. Con expresión de Ortegay Gasset, hubiera brillado por su ausencia. Un buen ejemplo del fenómeno psicológico de la mera presencia de Zajon.



Cuado uno escribe espera que le lean también personas que desconocen la jerga que cada especialidad tiene. Todos estamos familiarizados con la jerga médica, que llama laringitis a lo que mi madre definía como tos de perro. Pero si uno quiere que le entiendan quines le leen tiene que traducir sus jergas. La mera presencia define un fenómeno o proceso psicológico por el que se llega tener querencia a los objetos y cosas con los que convivimos o nos encontramos infaliblemente cada día. Al ir hacia el trabajo encontramos con puntualidad personas cuyo rico mundo interior desconocemos. Tanto las vemos, que las tenemos por amigas sin haber cruzado nunca una palabra. De pronto, un día, les decimos, nos dicen: ¡Adiós. A la mañana siguiente seríamos groseros si les priváramos del saludo. Cuando, sin esperarlo, no podemos saludarles un día porque no aparecen, zozobramos pensando que les ha pasado algo, como si de un familiar se tratara. Al final, de tanto roce, le hemos cogido querencia. Ese es el fenómeno de la mera presencia como proceso psicológico que modifica o crea actitudes.



Si un día, al abrir el cajón de mi mesa de estudio, el caballo blanco no iluminara mi mirada, hubiera tenido alguna dificultad para proseguir mi estudio o mi escritura.



Esta caja de cerillas con su dirección y su teléfono la reogí una noche en la que cenamos con Bandura en el restaurante Lipizzaner de San Francisco. Bandura es un gran gurmet y disfruta enseñando a sus amigos los descubrimientos de nuevos restaurantes o nuevos vinos. Una de las secciones que primero leo del periódico es la de restaurantes y bebidas, para saber qué nuevos restaurantes o nuevos vinos aparecen y ienen buena crítica, para visitarlos o beberlos. Tengo pocas oportunidades, por eso aprovecho cuando me visitáis (me confesó al manifestarle que me sentia abrumado por tanta inviatación). Un día, en Beltramos, encontré unas botellas de Pesquera, no lo conocía: Fijate en este vino y no lo olvides, le dije.
Cuando en su biografía menciona sus excursiones a valles, montañas y desiertos de California o sus colaboraciones voluntarias para defender el medio ambiente, juntamente con Ginny, Mary y Carroll, uno le ve humano. Se esboza una sonrisa cuando se apropia las palabras del Senador Tsougas:nadie, en el lecho de la muerte, se lamentó por no haber dedicado más tiempo a su oficina. Se emociona cuando, ya fuera del texto científico, escribe glosando la figura de la Psicóloga alemana Margarita M. Baltes, a quien conocí en el Simposium Internacional celebrado en Marbach, (1993,) al que acudimos unas cuarenta personas de todo el mundo seleccionadas por el propio Bandura y que ella organizó: Qué felices fuimos porque Margarita participó en nuestra vida personal y académica. Cuánto la echamos de menos. Cobramos ánimo de su legado docente y de las memorias que nos legó.



En tono personal, Margarita estará al lado de mi mujer Ginny y a mi lado:




. En cada fesitival de Bach en Carmel




. En cada improvisada cena con añada excelente, al ponerse el sol, en las altas tierras de Carmel, observando el horizonte de Punta Lobos.




.En los picnics bucólicos en la bodega de Ruthford sobre los gloriosos viñedos del valle de Napa.




. En las los senderos tortuosos del monte Tamalpais




.En la diminuta ópera de de Villa Montalvo




.En los conciertos sinfinicos de la Filarmónica de Berlín




.En los santuarios culinarios del Chef Panisse y Auberge du Soleil.






Al leer sobre la teoría de la autoeficacia puede sacarse la apreciación de requerir un esforzado, persistente, sostenido control de cada micra de conducta o pensamiento. Es una percepción falsa. Quien entiende la teoría de la auatoeficacia llega al convencimiento de que el autoeficaz es feliz cuando avanza en la consecución de lo propuesto. No existe felicidad más grande que batir

la marca que uno se ha propuesto cada día o semana. Con la tranquilidad de haber logrado lo perseguido, se disfruta sin reservas de la música, la montaña o el dolce far niente. El que arrastra consigo la pesada carga de lo que se había propouesto y no ha logrado, no puede disfrutar escuchando a dos viejos saxofonistas negros, sentados en el umbral de una puerta del barrio chino de Sa Francisco, emulándose el uno al otro, soplando el metal por el puro placer de oirse el uno al otro sus limpias melodías, graves, repletas de metálicos sonidos armóniosos, urbanas. Sin tiempo ellos para dejar de tocar por puro placer y sin prisas tú porque no queda nada por hacer.





















lunes, 1 de septiembre de 2008

AUTOEFICACIA COLECTIVA
















Las vacaciones nos afectan a todos. En agosto no he escrito mi tema del blog. La falta de tiempo no es disculpa, aunque la gente dé por bueno que en vacaciones hay que romper con la estructura de rondó de la cotidianidad. No escribí, simplemente, porque este artilugio mágico llamado ordenador, se infectó gravemente, tanto que tuvieron que intervenir los especialistas. Para eso están. Mal negocio hace quien pretende saberlo todo en este campo y depender solamente de sí mismo. Berry Zimmerman,uno de los mejores invetigadores en la teoría de la autoeficacia, especialmente en temas de desarrollo inelectual, ha descubierto que las personas autoeficaces tienen la habilidad de consultar y no perder el tiempo en resolver aquello para lo que no están preparados.






¡Qué pejiguera es la psicología! Pues no, no quiero decir que uno no deba aprender cómo funcionan los ordenadores. Uno debe defenderse lo suficiente para ir solventando los contratiempos que de vez en cuando nos causan estos instrumentos. Es más, debe aprovechar los sopetones para preguntar y aprender qué es lo que debe hacer para sortear el mismo callejón sin salida. Hubo que reinstalarle sus sistema operativo, recargar los programas, recuperar algunos archivos importantes. Y eso sí que me arrebató el tiempo que había destinado a esta página. Luego tuve la alegría de poder viajar unos días por algunas capitales del norte de Europa.










Siempre que se viaja, si se va con los ojos abiertos y sin juzgar lo que discurre ante la mirada atenta, observando modos diferentes de interpretar y diseñar los mismos hábitos y necesidades: comer, vestirse, negociar, comprar, vender, rezar, pintar o esculpir la realidad en lo que se llama artesanía típica, oxigena la mente, especialmente, pienso, de un psicólogo social. Aunque se conozca mucho, aunque se haya viajado mucho, a veces, sin esperarlo, (de nuevo las casualidades de la vida) hay algo que despierta la sensación espiritual de los sublime.





Terminabamos la visita a la ciudad de Gdansk. Como los estereotipos funcionan para que la mente se ocupe en lo que interesa, llegué a esa ciudad como si fuera de orden inferior comparada con la soberana San Petersburgo o Copenhague y Estocolmo, capitales de reinos. En mi estereotipo de Gdansk estaba la imagen del sindicato Solidaridad, con Lech Wałęsa agitando a los sindicatos católicos a finales de los 60 y , especialmente, durante la década de los 70, para liberarse del régimen marxista que les impedía manifestar y decidir libremente. sus creencias y moldo de ser gobernados.






Lo que observé me gustó. Apenas si existían rastro de la guerra o la represión brutal. Es una ciudad limpia, alegre. Restaurada, porque lo leí, tal como había sido construída por los mercaderes de la edad media y el renacimiento. Su fachadas estrechas, empinadas y cada una decorada con grabados, gárgolas y altorrelieves distintivos le daban un toque de semejanza con las ciudades Holanadesas y Belgas, pero con más alegría, menos monótona y sin tanta uniformidad alineada. Gárgolas abundantes, pero distintas de los tradicionales dragones voladores. Ranas de ojos salatones que recogen el agua por la espalda mientras se mofan de la inutilidad de tu paraguas y arrojan la del tejado por el canalón que arranca de su parte inferior ocultando sus vergüenzas o revelando sus secreto de añorar su etapa de renacuajo.Escarabajos peloteros de antenas hirsutas sobrepasando el tejado, con sus fauces abiertas avariciosamente para aprovechar cuanto desprenda el tejado puntiagudo y construir una pelota de desperdicios tan grande como la esfera del sol poninte en tardes de verano. Canes a nivel de tu cabeza que te enseñan los dientes; unos regurgitan agua al menor descuido, mientras que otros bromean contigo haciendo el ademán de chorrearte, pero tuercen inmediatamente su lengua de canalón y te enseñan sus dientes sonrientes,guasones; en su cavidad de aluninio resuenan alternativamente el tintineo de las gotas de agua, tirachinas de travesura infantil, la risa continua y atiplada de grupos de adoslescentes y la grave risotada atragantada del ogro de Pulgarcito. Cada can es diferente, aunque todos son guardados en la retina de las diminutas cámaras de los visitantes. Unos son turistas que disparan a todo lo que aparece, incluso aquellos edificios que otros han fotografíado con maestría y copyrigt, visitan las ciudades y monumentos para observarlos cuando vuelvan a casa, sin darse cuenta de que al lado pasa una madre con un carrito de gemelos que a los hijos del sol nos parece una carcel prematura, pero que para los hijos del agua y el hielo son el cofre done guardan sus tesoros más preciados. ¿Llevaría climatiazación el infame carrito infantil?. Los turistas vuelven a ver los monumentos de las guías convencionales cuando descargan sus tarjetas en el ordenador. Los viajeros apenas si entran en las iglesias palacios o museos: pasean por las calles, siguen con su mirada los comportamientos de la gente durante tanto tiempo que pareciera que estuvieran haciendo ejercicios de rehabilitación de sus cervicales. Se adentran en las callejuelas donde entran los que allí habitan y descubre que en toda ciudad existe un rincón, sacro o profano, en el que sus habitantes esconden o muestran sus creencias mas íntimas. Toda ciudad tiene su rincón de culto adornado con las mismas flores, aunque los tótemes sean dispares. Cuando el viajero descarga las tarjetas de sus cámaras en el ordenador, no mostrarán monumentos, sino capillas dedicadas a la Virgen o al Diablo, o la estrella de Davd, o un grafiti que le resucita un estado del alma.





Sin duda Gdansk es una ciudad moderna que ha reconstruído su antiguas fachadas para mostror que del desastre se puede salir hermoso y aseado. Esto era ya una lección de constructivismo positivo, un modelo de a elegir por los investigadores de la teoría cognitivosocial y y una propuesta a imitar por aquellos pueblos que se eternizan en sus lamentos de impotencia e ineficacia. Estas eran mis reflexiones de vuelta a mi refugio temporal en busca de descanso. Viajábamos en un taxi cuyo conductor no entendía ninguna lengua en la que pudiéramos comunicarnos. Expresabamos nuestras impresiones en voz alta como quien considrando que el taxista no era cómplice ni espía. En un momento pronunciamos la palabra Solidaridad. Esta sí la entendió y, casi sin pedirnos permiso, se desvió, nos condujo por las calles de un barrio exterior de la ciudad. Paró el taxi, nos invito a bajar y con su mano abierta nos señaló el monumento construído en honor a los héroes del Sindicato Solidaridad. Estábamos solos los tres: Isabel, el taxista y yo. La primera imporesión fue un poco indiferente: tres estructuras de acero rematas en tres cruces. ¡Vah!. Un monumento tradicional a los caídos. De cerca descubres que la cruces son anclas, que en una de las columnas de acero entán grabadas la fechas en las que el sindicato católico Solidaridad se rebeló y fue brutalmente reprimido: 1956, 1970, 1980,1981 una lucha muy larga, tensa, pertinaz, persistente, una lucha en que los amasacrados fueron sustituídos por compañeros que aferraron con ambas manos la maroma de la solidaridad con la que tumbar la poderosa estatua del apresor de sus libertades y creencias. La tenacidad de los autoeficaces se repone, y en este caso, toman el relevo, con facilidad cuando se encuentran con el fracasos, repite Bandura en sus escritos. Pero esto que se explica en clase de psicología con entusiasmo, se ve grabado en el frío acero de quienes murieron por defender su libertad y su fe. Autoeficacia colectiva. Notas por segundos que tu piel se estremece físicamente por la emoción de respeto, admiración, icredulidad. Aquello era una aparición súbita. Mueves tus pies sileciosamente para no distraerles de su esfuerzo concentrado de liberación. Con la devoción del sacertote que da vueltas al altar incensando el ara sagrada, vas mirando cada detalle del monumento cuando descubres a uno de los supervivientes. Exhausto, famélico, con su botas de goma por encima de las pantorrillas, el casco de metal en su cabeza, el traje engrasado, la chaqueta semidesabrochada como en esas imágenes de mineros en el momento de aflorar de las profundidades. Tiene las manos levantadas, casi juntas, a la altura de su barbilla, con las palmas abiertas hacia el monumento. Quizás reza, acaco agradece, problablemente admira y seguramente todo a la vez porque todas esas emociones se hacinan en un eterno segundo. Junto a él, lápidas y fotografías de algunos destacados que murieron por colocarse al frene de la cuadrilla de segadores de la opresión, llevando más surcos que los que le secundaban. No se me ocurrió leer ningún nombre. Aquello era una autoeficacia colectiva de un grupo de constructores de barcos que veían cómo el producto de sus trabajo cruzaba libremente el horizonte que a ellos no les estaba permitido explorar. "Teniendo ellos más alma, tenían menos libertad". Estábamos solos, ya lo he dicho, pero es que esa soledad permitía vivir el momento en profundidad. Tampoco hacíamos ruido al ir girando al rededor de aquella tres columnas de acero. En un recodo apareció la cara de un pequeño muro que habíamos visto de espaldas. Unas pequeñas cabezas de trabajadores de los astilleros cubiertas con sus cascos de trabajo (¿o de guerra?) presidían cuatro planchas de cobre, cada una en un idioma distinto. Observé que una debía ser ruso, la otra polaco, seguramente. La terera y la cuarta estaban escritas en inglés y en francés. Yo me quedé y fotografié, para no olvidar aquel momento encantado, la escrita en inglés:










A TOKEN OF EVERLASTING REMEMBRANCE OF THE





SLAUGHTER VICTIMS. A WARNING TO RULERS





THAT NO SOCIAL CONFLICT IN OUR COUNTRY





CAN BE RESOLVED BY FORCE. A SING OF HOPE





FOR FELOW-CITIZENS THAT EVIL NEED NOT PREVAIL.










Confieso sin rubor que me asomaron las lágrimas a los ojos. Ahora, cuando he revelado la imagen en la pantalla de mi ordenador, he vuelto a revivir aquel respeto ante lo sublime . No pronuncié palabra. Acaricié la cabecita de uno de los vigilantes de aquel testimonio como quien pide un deseo al ser que nos religa, le dí, les dí las gracias por su ejemplo.





De todo lo escrito en aquella lápida me quedé con la precisión de la última frase:










Una señal de esperanza para los compañeros-ciudadanos de que el mal no necesita prevalecer.










En este momento no encontraría un mejor ejemplo de autoeficacia colectiva que el monumento en recuerdo a la larga, tensa, constante, infatigable creencia de cadena de generaciones de miembros del Sindicato Solidaridad que fueron tomando el relevo de los que caían abatidos por las poderosas fuerzas del mal. Su creencia en que el mal no debe prevalecer necesariamente porque ellos se juzgaban capaces de vencerlo, nos debe identificar a todos los compañeros-ciudadanos con el superviviente que les reza, les admira, les agradece y les envidia. Todo es posible cuando uno se siente capaz de ejecutar sus empeños.


























lunes, 28 de julio de 2008

BANDURA EN EL SOCIOGRAPH






Ya han pasado algunos meses desde que iniciara esta experiencia bloggera. Me he comprometido a escrbir, al menos, una tema cada mes. Cuando creas tu página los duendes Blogger(no se sabe donde etán, pero, mandan mucho) te exigen un compromiso de la periodicidad con la que les vas a despertar. Debe haber mucho entusiasta inconstante.
Al blogg le didico un día de cada més. Cuando aparecen los temas, si me aguanto, les digo (y me digo) que no es esto lo que toca hoy, espera tu turno. En cambio, me aconece que el día marcado para el blogg alguna idea nueva se salta el turno abusando de no sé que superioridad.
Hoy, 29 de julio, en mi caledario está escrito que debo visitar a los duendes Bogger.
Estoy llegando a casa. Abro el correo y me encuentro con una inesperada carta de mi amigo y compañero José Luis Martínez Herrador. Me incluye unas graficas obtenidas con el sociograph durante el segundo debate televisado entre Zapatero y Rajoy, el que coordinó Olga Vízar, durante la campaña electoral. Pienso que merece un espacio. Va, pues, por el Sociograph.


Hacía tiempo que pensaba explicar la foto que preside este blog. Aparecemos Bandura y yo conectados, mediante unos electrodos y mirando auna máquina: Estamos sometiéndonos a una prueba del Sociograph. No, no me hagais la pregunta, que os la estoy oyendo . ¿Qué es el Sociograh? En vez de explicarlo vedlo. Se ha colocado enla cabecera. ¿No os decía que era un prepotente?


Lo definimos técnicamente: El Sociograph permite someter a un grupo de sujetos (10,12,ó 24) a diferentes estímulos, en tiempo real, para investigar su actividad electrodermal omo medida de su nivel de atención ( Martínez Herrados, Garrido Martín, Valdunquillo, Martín Casado (M), Martín Casado (AM) y Macaya, 2007: La medida de la atención y emoción de grupos sociales ediante una nueva tecnica: el Sociograph).

La idea surge casualmente (las casualidades rigen nuestras vidas) en una conversación entre el Profesor Martínez Herrador y yo. Sabía de sus capacidades para manejarse en el campo de la electroingeniería. Pues aprendió tal profesión antes que la psicología. Yo tuve la suerte de conocerle al poco de iniciarse los estudios de Psicología en la Universidad de
Salamanca. Teníamos que elegir una persona para explicar psicofisiología y mi voto fue para él. Convivió con nosotros algunos años en la Facultad, pero al final se refugió en la Escuela de Educación de Avila. Fui nombrado membro del tribunal que juzgo su tesis doctoral, que trataba sobre medidas psicofisiológicas. Su tesis, porque los temas que los doctorandos eligen para doctorarse definen, de alguna manera, sus características personales. Siempre que sus directores sepan apreciar las aptitudes de quien le elige para escalar la cumbre más alta de una carrera universitaria. De natural tímido, de trabajo constante, intenso y silencioso. El perfecto esteretipo de investigador solitario.



Cuando venía por la facultad y nos encontrábamos echábamos un rato contándonos nuestros proyectos. Andaba yo, a finales de los noventa y primeros años de este siglo XXI, dándole vueltas a temas de psicología jurídiaca. Acababa de celebrarse un juicio con jurado en la Áudienza de Salamanca y llené la sala con mis estudiantes.


-¿Qué hacéis los psícólogos aquí?. Me preguntaron algunos conocidos abogados de la ciudad.



-¿Cómo me preguntáis eso si la jurisprudencia está llena de Psicología ( Garrido, Masip y Herrero, 2007: Psicología Jurídica. Madrid, Pearson).



Lo he publicado y lo defiendo: no existe una profesión que utilice más supuestos psicológicos que la jurisprdencia y su ejercicio. Más que nosotros, los psicólogos.


La toma de decisiones de los juados ha interesado mucho a la psicolología jurída. SuIendo un tema tradicional, no ha sido fácil de investigar, por que sus deliberaciones se llevan en secreto.

-Estoy interesdo en saber qué tipo de argumentos o modo de presentar las pruebas son las que impresionan a los miembros del jurado en su conjunto, no individualmente y poder aconsejar a los abogados sobre el tema. Le comenté a José Luis en uno de nuesros encuentros.

-Eso puede hacerse midiendo el grado de atencion y las reacciones momentáneas en el mismo momento en que se presenta una prueba.


Los dos tomamos el compromiso de ayudarnos mutuamente. Al cabo de poco tiempo, poquísimo para lo que yo suponía, me presentó el primer modelo. Luego, arrebatándole horas al sueño,mientras la recia ciudad de Avila fundía las cuadros blancos de sus ventanas con los grises de sus paredes, en una partida de ajedrez aplazada hasta el amanecer, el apasionado de su electrotécnica ensamblaba cambles, soldaba terminales y enroscaba tuercas o tornillos. Se preocupaba por igual de la milimétrica urdimbre de cables que de la vistosidad de la carcasa que los encubría. Poco tiempo después, siempre al poco tiempo, presentó la segunda edición del sociograph, muy cercana a la actual. El sociograph es muy muy semejante a los monitores que se o9bservan en los hospitales, especialmente en las UCI.

El sociogrph recoge la activiadad electrodermal mediante un electrodo fijado en uno de los dedos de la mano y, tras hacer una análisis de verianza entre todos los sujetos del grupo "enganchados a la máquina" (tal como se ve en la foto de Bandura y mía) envía dos tipos de gráficas a la pantalla del ordenador. La gráfica superior indica ln grado medio de reacción o atención del grupo, en la gráfica inferior se muestran las reacciones puntuales a puntuales estímulos. Cuando esta gráfica es plana o descendente y en la inferior no aparecen picos, los sujetos del grupo se aburren, no atienden. Por lo mismo, no podrán procesar la clase de argumentos o de estímulos a los que no pestan su atención.

Pasaron los días haciendo pruebas con diferentes estímulos: paisajes, escenas de humor, dicursos políticos, alunizaje de Amstrong, crímenes violentos o rsolución de pruebas psicológicas de inteligencia. Si, discriminaba. Era llegado el momento de presentarlo a la sociedad científica. Por el momento, sólo como intrumento para medir los estados emocionales o de atención de un grupo de personas.

Se presento en un curso especial de Psicología Social. La prensa se enteró e inmediatamente fuimos requeridos para explicarlo. Antena 3, le dedicó un espacio de "a fondo" en uno de sus telediarios. Temíamos que la anormal situación de saberse grabados para la TV borrara la diferencia de las reacciones ante los estímulos. Pero el sociogrph no nos decepcionó. Pudo verse claramente cómo se modificaban las gráficas ante estímulos diferentes. Luego lo patentamos.

Este es el aparato al que se Bandura está enganchado enla foto de la portada. Podrá vérsele en muchos actos sociales más o menos inhabiatuales, dada su presencia en todas las latutudes de la tierra, pero enganchado al sociopolígrapho, por ahora no. Cuando Bandura hizo esta prueba estábamos en fase de ajustes.
Pero lo que me ha impulsado a escribir y describir el sociograph (no hedicho que desechamos el nombre de sociopolígrafo, para que no nos identificaran con la máquina de la verdad, aunque el principio picofisiológico es elmismo)no ha sido la foto de Bandura emitiendo sus impulsos a la máquina, sino unas graficas de un estudio en vías de publicación elaborado por Jose Luis Martínez Herrador y la Cátedra de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca duante el el segundo de los debates televisados entre Zapatero y Rajoy. Un conjunto de estudiantes lo siguieron unidos pegados sus dedos al sociograph. La grata sorpresa que acaban de producirme las gráficas son la causa de estas líneas.
Cuando José Luis y yo hablábamos de la posibiliades quetenía nuestro (su) invento, pensábamos en las infinitas posiblidades que tenía por delante.Ya he hablado que las reacciones están en su origen. José Luis, más fisiologicista que yo, cree que se puede aplicar para diferenciar las propiedades del hemisferio izquierdo del derecho, los afectos y los pensamientos. Como psicólogo social yo era más teatrero. Me imaginaba que un día pudiera engancarse a las personas por control remotop, por ejemplo, mediante una pulsera, y que en vez de medir solamente el número de televisiones encendidas se pudiera medir la impresión que causaban determinados programas en la audiencia, cuándo se zapea y poder sacar conclusiones útiles. Podráin evitarse las interminables encuestas de consumo para lanzar un nuevo producto, pues seríasuficiente cn presentarlo a grupos representativos de la población mientras estuvieran unidos electrónicamente al sociograph.

La imaginación más escénica que me imaginaba era entregarles uno de estos terminales bluetooth a la audiencia, o a un porcentaje significativo de la audiencia. Me imaginaba a un regidor del acto observando en un pantalla de ordenador la direccion de las gráficas emocionales y atencionales, y, mediante una lucecita en el atril del "mitinero" le fuese ordenando, con luz verde, que la cosa iba bien, con la roja, que aquello aburría. Me imaginaba ver cómose traducían determinaos temas políticos en la gráfica inferior, cómo subían los picos de excitación, o desaparecían.

Aquello que me parecía un sueño, de alguna manera, es lo que se hizo en este interesante estudio de José Luis y Manolo Alcántara. Me han enviado algunas de esas gráficas y de verdad son , com poco, interesantes. Vean ustede y juzguen. Ylean el estudio o vean ael video cuando se publique.

Los medios o las tertulias afirmaron que en la primera parte de este segundo debate Rajoy había estado mejor, lo que se muestra por lo ascendente de la curva superior en comparación con la dirección descendente de la primera intervención de Zapatero. Se presenta también la intervención final de Rajoy, descendente, excepto cuando vuelve a tocar sus temas más atractivos. Hasta el final. La niña de Rajoy atrajo la atención tanto como las "buenas noches y buena suerte" de Zapatero.

martes, 24 de junio de 2008

POR NATURALEZA

La historia de este blog confirma que son las casualidades las que determinan muchas de nuestras conductas. Llevo tiempo con varios temas en la mente y sus correspondientes guiones en el pisapapeles art decó, cuya bola alarga y distancia mi busto.(Me ha acompañado durante muchas horas de trabajo. Tampoco hoy voy a esribir lo que pensaba.
Ayer he oído y visto dos afirmaciones que me sonaron a blasfemia, juzgadas desde la teoría cognitivo social. La primera, como siempre, en la radio. Julia Otero entrevistaba a Campo Vidal. Hablaban sobre COMUNICACIÓN.
Cuando yo estudiaba (¡qué cosas!, nunca he dejado de estudiar), cuando yo era más joven tenía clases de DECLAMACÓN. Nos enseñaban a recitar, fuera poesía o prosa, que aprendíamos de memoria. Textos clásicos, por lo general.Juan Ramón era un clásico en aquellas clases, luego, de tapadillo, corrieron poesías de Lorca, de Unamuno y paisajes orteguianos.

En un momento de la amena conversación que mantenían Otero y Campo Vidal (¡que buenos comunicadores!) denostaron al Power Point. Campos Vidal contaba con horror las presdentaciones de altos ejecutivos que llenan las enormes panallas de multitud de datos o textos que se limitan a leer para aburrimiento de los presentes. Estos eran los españoles, decía. Por el contrario, los americanos se apoderan del micrófono en el mismo instante en que se les concede la palabra y caminan por el escenario, incluso se bajan y pasean entre las filas de los oyentes.

Este es el primer tópico que quiero denunciar como psicólogo social. Ni americanos ni españoles ni nigerianos. Ni mujeres ni hombres. En todos los lugares hay de todo. Si me preguntaras cuáles han sido los mejores oradores a los que he atendido en mi vida mencionaría dos: El primero Gil Robles. Recuerdo una conferencia en Los Cursos Internacionales de Verano de la Univesidad de Salamanca, que fundara el "visionario" y caballero César Real de la Riva a finales de los años sesenta. Gil Robles, en el aula de Unamuno del Edificio Histórico del Alma Mater de las univesidades hispánicas, con unas cuantas fichas en la mano, paseaba lentamente detrás de la extendida mesa que preside el aula ligeramente inclinada y abarrotada para la ocasión. La audición era buena, no necesitaba micrófono. De repente se paraba mirando fijamente al auditorio y soltaba alguna frase solemne. Cinco horas duró aquella conferencia que finalizó con más de cinco minutos de aplausos. El segundo, Strauss, el político bábaro. Lo oí en un mitin electoral en el año 1963 en el Palacio de Hielo de Passau. Erhard llevaba el símbolo del tigre en su campaña. Straus en un momento se encara al público y con gesto ampuloso simula levantar la tapa el capó de un cohe y meter el tigre de Erhard en las válulas del motor para convrtirlo en carburante. Aquel manotazo que cerró el capó lo sigo oyendo todavía. Voz de barítono, gestos amplios, rigor en el uso de las prepocisiones, flujo lento del dicurso, a veces, acelerado otras, un chiste de vez en cuando. Los buenos oradores no son los americanos, Campo Vidal, pues "hailos" plúmbeos.

No fue esto lo que más me molestó de la conversación que mantenían Julia Otero y Campo Vidal, a los que agradezco la brevedad psicológica de mi viaje. Me molestó que a la pregunta de Julia Otero acerca de si el orador se "hace o se nace", Vidal respondiera que hay gente con DOTES NATURALES para la comunicación. Eso, que hay personas que POR NATURALEZA comunican bien.

Este no es más que un ejemplo de la frecuencia con la que se utilza la expresión DOTES NATURALES. Para esudiar, para jugar, para divertirse, para estar triste, para hacer bien un examen, se necesitan DOTES NATURALES.. Evidentemente, una vez más, Campo Vidal recurrió, como suele hacerse para reforzar la veracidad de lo que se afirma, a la anécdotaSINGULAR, es vez fué la abuela de Gacía Márquez. Probablemente los niños tengan buenos recuerdos de los abuelos porque les contamos muchas cosas. Los abuelos saben contar cosas que les han ocurrido en sus vidas. La mayoría de los abuelos deberían contar "cosas" a sus nietos.

La deformación del profesor que llevo dentro (y no por naturaleza, sino por aprendizaje y ofico) me pide que explique la relación entre herencia y aprendizaje. Pero, tranquilo, no lo voy a hacer. Quiero denuncar esas expresiones de DOTES NATURALES , que dichas por quien tiene autoridad mandan un mensaje explícito(no creo en los mensajes subliminales) de que no merece la pena esforzarse para conseguir algo en la vida. Nunca mejor traído que "Quod natura non dat Salmantica non praestat". Pero, dime con quien andas y te duiré quién eres.(Refranes los hay para todo).
La teoría cognitivo social de Bandura es mucho más optimista. Nadie, ni la naturaleza, pone límtes a la capacidad de crecimiento humano cuando a la persona se le infunde la idea de que puede llegar a ser lo que quiera si sabe proponerse una meta difícil y la acerca cada segundo. Siempre me han impresionado las manecillas del reloj porque no paran más que cuando les faltaba cuerda o se le agotan las pilas. Uno quiere contar un minuto, o dos, o una hora. Mira fija o repetidamente a las manecillas. Cuando llegana las doce en punto que se le han marcado no se paran, continúan en busca del minuto siguiente. Cuando alguien se considera capaz, se juzga ATOEFICAZ para ejecutar el curso de una acción que conduce, sin descanso, a la consecución de un objetivo propuesto, termina por conseguirlo.
No se consigue con facilidad, sino con esfuerzo. Tampoco las mnecillas de los relojes dejaban de desgastarse con su imparable rondar. Pero siempre llegaban a las doce y continuaban. ¡A veces se paraban!. Sí, pero se las reparaba y cocntinuaban su infinito caminar. Muy machadiano ¿no?. Sí, pero es la realidad.
Cuando se habla de las DOTES NATURALES,se desalienta el esfuerzo y el mérito personal. Se azuza la INSPIRACIO Y se NIEGA LA PERSPIRACIO.
Una vez más, opongámonos a los falsos dioses que quieren crearnos a su modo y semejanza. Ideemos nestra forma final y evolucionemos hacia ella, sin prisas, día a día. Pero, por favor, día a día. ¡QUÉ MALA ES LA PROCRASTINACIÓN!. Cuando uno se propone lograr alago, ha de proponerse qué o cuanto de ese algo final quiere atrapar cada día. Con una condición indispensable: esa conquista diaria se contabilice explícitamente.
Había dicho que ayer me habían sonado a blasfemia dos acontecimientos oidos o vistos. El oido ya lo he contado, el visto,a estas alturas, me parece una tontería contarlo ya. Pero no te quiero dejar la sensación de esperanza no cumplida (permíteme una maldad psicológica: lo llamamos, al menos yo, efecto de Zeigernik. Si me lo preguntas te lo explico otro día). Para no dejarte con esa desazón, te lo diré con un interrogante ¿Son todos los gallegos iguales?. Sesudamente lo afirmaba Pepiñó Blanco ayer al compartir esa confidencia con sus oyentes. Menos mal que también se equivoca, como Campo Vidal al decir que los americanos son buenos oradores y los españoles no.




lunes, 2 de junio de 2008

EL PUNTO DE VISTA DE LOS DELINCUENTES

Os parecerá mentira, pero mis intenciones miraban al estudio de la vida de Bandura durante sus años de formación universitaria. Pero eso ha quedado tan lejos que ya no encuentro, entre mis archivos, un texto que había editado antes de Navidad. El perrito de mi buscador, tras largo tiempo de escarbar en la nieve, se sienta y me mira interrogante. Creo que me reprocha por ser tan despistado. Como no sabe mi edad, no se atreve a decirme que se nota que estoy viejo. (¡Que se le ocurra!) Lo encontraré, y si no lo volveré a escribir, porque las ideas las tengo muy claras.

¿Por qué no cumplo las metas que me he propuesto? Calma, que cada “día tiene su afán”. Una conferencia sobre autoeficacia y delincuencia me impuso “intercalar” el libro con ese título. Luego se me ha echado encima el curso de doctorado. Como me aburro de enseñar lo mismo, cambio cada año los contenidos de mis cursos. Si algo novedoso me interesaba a mí, le interesara también a mis alumnos.

Error de falso consenso, por el que creemos que lo nuestro es lo normal, lo natural. ¡Vamos, de sentido común! Es decir que el sentido común es lo que nosotros pensamos. ¿Entiendes ahora la veracidad de la frase manida “el sentido común, es el menos común de los sentidos”? Tan poco común que es solo mío o solo tuyo. Aunque es una ley psicológica.

Mientras esto afecte solamente a mí y a ti, allá yo y allá tú. Cuando lo que yo pienso afecta a terceros, el sentido común (mi/tu sentido común) es el más peligroso de los sentidos. Colocaros en el lugar del “jefe”. (No te desanimes, soñar es gratis, y si no lo sueñas nunca lo serás). Colocaros en el lugar del jefe y veréis las consecuencias que tiene el error del falso consenso. ¿Qué pasaría si os colocarais en el lugar del juez? (-“Lo del jefe vale, pero eso de convertirme en juez, ya no me seduce nada”. – “A mí tampoco, aunque me he divertido mucho estudiando las variables psicológicas que influyen en sus decisiones”).

Espera, sueña un poco más, ponte ahora en el lugar del delincuente y piensa tú que piensa él que lo que ha hecho es lo normal y que todos en sus circunstancias habrían ejecutado la conducta por la que le están juzgando. Observando la mirada fija que muchos delincuentes dirigen a los magistrados en la sala, o la indiferencia con la que se comportan mientras escuchan espeluznantes acusaciones, están diciéndoles: ¿Pero, qué dices? Si tú en mi lugar hubieras hecho lo mismo

¿Por qué no se examina la posibilidad de que el sesgo del falso consenso (del sentido común) dificulta su rehabilitación? A los psicólogos nos cuesta tratar a la gente que nos pide ayuda cuando no tenemos las claves de lo que pasa por su mente. Pero, cuando damos con la llave de sus aposentos privados y se nos permite percibir el mundo desde sus balcones, el diálogo surge espontáneo. Y en el discurrir de la conversación consentida y con sentido se puede hacer ver que existen otros balcones desde los que la realidad se ve de manera distinta. Sólo así, o fundamentalmente así, consentirá en visitar otros lugares con otros balcones desde los que se vean paisaje distinto al que se ve desde su chabola de hojalata herrumbrosa.

No sé cómo, pero lo cierto es que al final retorno siempre a una de las ideas principales de la teoría cognitivo social: cada persona humana tiene que gestionar su vida porque cada uno es el representante de si mismo. A los demás, incluidos los profesionales, nos resta el deber de estar al servicio de su gestión.

- Eugenio , esto parece muy fuerte ¿No?
- Si entiendes que incluso los profesionales tenemos que estar al servicio de los delincuentes, es muy fuerte. Es el mundo al revés.

Eugenio se quedó pensativo un rato, con la mirada perdida. En un momento cerró los ojos. Lo que estaba pensando le hacía fruncir las cejas. Mientras dialogaba consigo mismo su cara pasaba de la interrogación a la aseveración. Su índice derecho trazaba círculos, caminaba hacia adelante y hacia atrás. Finalmente, su cara se afirmó y apuntando con el índice argumentó seguro:
- Mira, los sofistas hace tiempo que desaparecieron como escuela filosófica.
- Pues ¿entonces?
- Entonces he dicho muy conscientemente que es necesario meterse en la mente del delincuente si se le quiere ayudar. Ver el mundo desde su perspectiva. Y, por cierto, eso de la perspectiva, lo decía Ortega. ¿o es que el delincuente no ve el mundo desde unas coordenadas que no son las tuyas? Sí, el delincuente también tiene perspectiva orteguiana. Mientras no la descubramos, pensará que desvariamos.
- Eugenio. ¿Sabes qué? Los profesionales de la psicología tenemos la manía de encasillar a las personas en base a tonterías.
- ¿Qué dices?
- Eugenio. El otro día he visto en televisión cómo unos supuestos “psicocalígrafos” (me suena a película) volvían a insistir en lo de los dibujos de los niños. ¡Maldita sea! Llegaron a sostener, con la mayor naturalidad, el tremendo disparate de que por ellos se podía saber si un niño había sido abusado. ¿Cómo puede confundirse así a la gente? Te voy a contar una historia. Hubo un tiempo, hace mucho tiempo (en los tiempos de Cenicienta y Pulgarcito) que yo practiqué la psicología dinámica y aplicaba mucho los llamados tests proyectivos (¡La cantidad de psicólogos que estudiaron por mis apuntes del Rorschach!, ¿Verdad Serafín?), la figura humana, el árbol, la familia, el TAT etc. Un día pedí a un niño que me pintara la familia y pintó a su padre alejado, pequeñito, subido en una roca. Mientras analizaba el dibujo tenía claro que el padre se desentendía de la familia y, en concreto, de aquel niño. En la consulta siguiente le rogué que me lo explicara. Todo era tan sencillo como que el domingo anterior había ido toda la familia de excursión. Su padre, en un momento, se había alejado y subido a una roca para descubrir qué se veía desde allí arriba. El niño había captado aquella instantánea en su dibujo de la familia. La interpretación era más sencilla que mi rebuscado pensamiento interpretativo.

Mi segura osadía me llevó a interpretar hasta el libro de sueños de Pío Baroja : "El Hotel del Cisne". Le entregué mucha devoción. Hallé cantidad de complejos. Pero nunca pude hablara con eon Pío para que me explicara, como mi dibujante infantil, lo castrante que era Doña Carmen Nessi.

Luego, con el tiempo, leí mucho de las hipótesis que se confirman cada vez que se aplican, pero que nunca se ponen a prueba. Como el que va por la calle diagnosticando (¿cómo lo digo que sea correcto?) “homófilos”, pero nunca se mete en su cama. (La frase es de Lee Ross, el mismo que descubrió el error del falso consenso). Leí, tambén, muchas investigaciones sobre la ilusión de correlación que existe en los test proyectivos (Esto es tan sencillo como deducir que si alguien pinta una boca con dientes es un agresivo, si ve traseros en el Rorschach, es un homosexual) y me dí cuenta de que esas misteriosas llaves no abren más que el vacío. Más tarde, leí muchísimo sobre los muñecos anatómicamente correctos para interrogar a niños supuestamente abusados sexualmente, y concluí que la ciencia psicológica debería desaconsejarlos.

No existen ganzúas que abran los aposentos de todas las habitaciones de todas las personas. Cuando se cree en ella, se utiliza y , por desgracia, se interpreta. Otorga al profesional la seguriad de haber dado con el quid de lo que, profundo y oculto, mueve la marioneta que tiene delante. La realidad es que al utilizarla esa falsa ganzúz convierte su paciente en una marioneta, cuandole está pidiendo que le haga persona capaz de gobernar su vida.

¿Dónde estoy? Esto sí que ha sido un disparate. Quería escribir sobre la recuperación de delincuentes, pero me pasé a mi curso de doctorado, que nada tiene que ver con el error de falso consenso y el sentido común, para terminar hablando de la necesidad del punto de vista de los delincuentes y la necesidad de entenderlo para poder llevarlos a otras latitudes con vista más expandidas. Finalmente he terminado negando que esté probado que se pueda entrar en el mundo de las personas a través de sus dibujos o las llamadas pruebas proyectivas.

Es que cuando hablo de psicología me pierdo (por que yo estoy perdido) enseguida. Pero me encuentro siempre hablando de la capacidad de la persona para llegar a ser lo que desee. Pura teoría sociocognitiva.

viernes, 23 de mayo de 2008

MORAL DE CIRCUNSTANCIAS.

Cumpliendo mi compromiso de publicar, al menos un tema al mes, aquí estoy de nuevo. Parece que es verdad lo escrito por Bandura en 19982 de que The psychogy of chance encounters and life paths. American Psychologist, 1982 37, 747 -155. No era mi intención entrar tan pronto en los temas del comportamiento moral o delictivo. Pero es lo que me atrae en este momento.

Bandura, en los ultimos años, ha puesto un empeño especial en la explicación de los comportamientos inhumanos de las personas "humanas". Suele comenzar sus expposiciones con expresiones como estas: Development of self-regulatory capabilities does not create an invariant control mechanism within a person , as implied by theories of internalizaton that incorporate entities such as conscience and superego as continuous internal overseers of conduct. Self evaluative influences do not operate unless activated, and there are many factors that exercise selective control over their activation. Dicho en romámn (román significa español)paladino: nuestra moral es acomodaticia.

Uno ha tenido que vivir situaciones difíciles de olvidar. Era una cena en la que participaban miembros del ejército y profesores de la Univesidad. Al parecer, me enteré por aquellos días, la Universidad de Salamanca tenía un convenio de cooperaciópn con el Ministerio del Ejército. Aquel año me habían nombrado miembro de aquella comisión. Tras la reunión científica y la conferencia, la "cena de trabajo". Fue una cena interesante porque el general invitado era especialista en fundamentalismos islámicos. De los fundamentalismos en nombre de dios se pasó a los comportamientos morales.

-"Es injusto que se mate en nombre de ningún dios", sentenció uno de los comensales

- "Pues es la mejor razón para matar", afirmé yo.

Acababa de despertar la conciencia apologética. Había oído, porque esto siempre se sabe de oídas, que algunos de los que se sentaban conmigo pertenecían al Opus Dei. No lo sabía ni lo sé a fecha de hoy. Cada uno cree en lo que le convence o le conviene. Aunque si se aplica la sentencia evagélica: "por sus obras los conoceréis", aquellos pintaron mi alma de negro maligno y de rojo infernal.

-¿Entonces tú crees que la moral depende de las circunstancias?

El tono, la mirada acusadora, inquisitorial y estupefacta con la que esperaban mi respuesta me impresionaron tanto que no puedo olvidarlas. Nunca me han inaterrogado en un juicio. Aquella es la experiencia más cercana. Repentnamente me vino a la mente una encíclica , creo de Pío X, que obligaba a los católicos, especialmente docentes, a jurar no defender la moral de circunstancias.Se llamaba juramento antimodernista. "Ete ha hecho el juramento antimodernista", pensé.
-Sí, nos COMPORTAMOS MORALMENTE dependiendo de las circunstancias.
- " Si crees eso, de tí no se puede fiar nadie".

Evidentemente no se fiaron de mí. Desaparecí de la comisión por el mismo ensalmo por el que aparecí en ella.

La sobremesa comenzó a tensarse y las despedidas se adelantaron.

En un primer momento, me sentí culpable. Luego me criticaba a mi mismo por no haber tenido el reflejo de haberles contestado: " En nombre de dios me habéis reprobado socialmente". Eso es una vileza. Eso prueba que vosotros, en este mismo momento, en nombre de dios, sois inhumanos con el infiel.

Mi respuesta estaba muy bien pensada. Yo hablaba de conductas y no de principios morales. Tú, que estás leyendo estas palabras, párate y reflexiona si alguna vez has mentido, robado, hecho daño a otros o ejecutado conductas que la moral o la ley prohiben. No me lo niegues porque mentirías, a pesar de tus principios morales.

En la teoría cognitivo social no se duda de la universalidad de los principios morales. Tampoco se defiende que esos principios no rijan nuestras vidas y que, por defenderlos, estemos dispuestos a renunciar a muchas gratificaciones externas. En una de mis publicaciones defiendo cómo lo extraño es que con una explicación conductista la gente no cometa más canalladas de las que se cometen. La vida suele presentarnos oportunidades que nos permitirían obtener grandes beneficios con muy pocos costes o riesgos de graves costes. Y sin embargo nos contenemos.Por principios morales

Tan importantes son los principios morales que Bandura puso a prueba la importancia de la recompensa externa frente a la recompensa interna. Y ganó la recompensa interna. Las personas solemos exigirnos más en nuestro rendimiento personal sin aumentarnos las gratificaciones. Y este intento por sentirnos cada vez más orgullosos de nosotros mismos es lo que permite que la ciencia avance, que la sociedad disponga de mayor bienestar y que podamos convivir razonablemente bien los nacidos de distintas madres. O, acaso más difícil,que vivamos en paz los que anidamos en el mismo vientre.

Pero estos principios morales no son un "otro yo", pesadillo él, a veces obsesivo y torturador que, agazapado en algún rincón de un no se sabe donde ni por qué, observa lo que no queremos que nadie presencie. Luego, cuando creemos estar sólo, nos recuerda lo que hemos hecho mal. El puñetero es como la carcoma, sólo se la oye en el silencio de la noche inquietando nuestros sueños. Si San Ignacio(¡ vaya, hoy va de santos cuando quiero hablar de canallas!) dijo que en tiempo de aflicción no hacer mudanza, habría que acordar, de igual modo, que sólo se piensa cuando uno está de pie, con la cabeza sobre los hombros. La cama es para amar y soñar. Para lo bonito de la vida. (¿Por que créis que Freud descubrió la importancia de los sueños y de la vida sexual?. Porque tumbaba a los enfermos en el diván: "asiento alargado y mullido, por lo común sin respaldo y con almohadones sueltos, en el que una persona puede tenderse", dice el diccionario).

Solo para los psicólogos: esta manía de Bandura por concretar las ideas le viene de dos profesores suyos a los que no profesaba demasiado afecto, pero que influyeron en su mentalidad científica. Fueron Spence y Bergman. El primero conductista perdido, el segundo filósofo de la ciencia. Pero los dos coincidían en que aquello que no se "operacionaliza" (qué palabrota"), se escenifica en un modo concreto de proceder, no es objeeto de investigación científica.

Gracias a dios (¡otra vez!)no existe ese ego supremo. Solo existen principios, creencias morales. Pero, como creencias o pensamientos cargados de afecto y orientados a la acción, deben ser aplicados a las circustancias concretas para que cobren realidad. Lo mismo que los principios de la ciencia: se aplican para conseguir determinados objetivos en determinadas circunstancias.

En esa aplicación a las circunstancias los principios morales se relativizan para justificar lo injustificable. Esta es la esencia de los mecanismos de desvinculación moral. No es que se obre contra esos principios morales, sino que, amparados en esos principios, se comenten las mayores atrocidades.

"Eugenio, que esto es demasiado abstracto". - "Tienes razón, Eugenio". -Bueno bajaré a la realidad cotidiana".

Cuando hacemos la puñeta a los demás decimos que se lo merecía. A cada uno hay que darle lo que se merece. Es de JUSTICIA. También es de Justicia que quien la hace la pague, y quien a hierro mata a hierro muera, y el diente por diente y ojo por ojo. El que me busca me encuentra, pero yo soy muy bueno.

A las bestias se las carga, a las zorras se las persigue, a los gusanos se los aplasta. Basta con deshumanizar a alguien para sintirse en la obligación de quitárselo de delante. Cuando se echa a los mendigos de la calle, se está limpiando la ciudad. Si me estás leyendo me entiendes perfectamente porque lo de llamar a las cosas por nombres o expresiones distintas a lo que son para justificar lo injustificable, en el ámbito de lo público y lo privado, está a la orden del día. Trasvases, crisis, negociación, por una parte. Unidad, igualdad y libertad para todos, por otra. Si lo quires expresado de forma más concreta, una de las maneras de justificar las conductas inhumanas e ilegales consiste en utilizar eufemismos, generalmente sanitrios o higiénicos.

Los soldados matan por defender la patria, y si no defienden la bandera nacional son unos cobardes. Y ellos se sienten mal y se rebelan por no matar cuando creen que deben hacerlo. Nuestra religión o secta o facción, o cisma, es el verdadero y todos los demás deben acatarlo o morir. En nombre de diós se ha matado siempre. ¡No digamos en nombre de la patria! (¿Qué patria, qué nación?). Y se quedan tan campantes diciendo en entrevistas públicas que ellos son nacionalistas y lo que tienen que defender son los intereses de sus (¿qué digo? nada, puntos suspensivos)... representados y los demás que defiendan los suyos. Y cuando consiguen "lo suyo" lo estampan en una ley que obliga a todos los perjudicados que no han tenido ni arte ni parte, ni la posibilidad de exponer sus prioridades, sus intereses. Son ley y las leyes hay que cumplirlas.

No digamos nada de los que se crean su propia patria, su propio ejército y sus propia guerra. ¡La patria hay que defenderla!.

A lo mejor ahora se me entiende demasiado. Pero ¿alguno de nosotros se atreve a negar que tiene que haber justicia, que cada uno debe recibir lo que se merece, que la patria hay que defenderla, que cada uno puede tener el credo que quiera?. No, no y no. Pero esto no son más que principios abstractos que se actualizan en la humillación de la mujer, en el asesinato del "enemigo", en importarles tres pepinos (debían valer poco los pepinos cuando se inventó la expresión) que los habitantes de otras regiones del propio país no tengan los mismos derechos, en perseguir a los que caricaturizan al profeta. En hacerle la puñeta al que está a nuestro lado porque piensa distinto para fastidiar. Estos son modos de concretar los principos morales.

¿Todavía no lo has entendido?. Perdona, yo lo tengo muy claro. Pero, lo diré más claro aún. Quienes me conocen saben de mi oposición a clasificar personas. Últimamente está de moda la clasificación de los psicópatas. Claro, a posteriori. Es un axioma social recurrente. ¡Buena la armó Hare al depurar su cuestionario!. Lector, mételo en tu cartera o bolso de paseo. Se amable, recorre las calles como lo hacía Diógenes con su candil (“busco al hombre auténtico de día y de noche, pero no lo encuentro”), y pásales el cuestionario a cuantos te encuentres. Felicítate, al final del día podrás saber quiénes de los que te rodean son incapaces de sentir algo por alguien (tampoco por tí), y pueden cometer, a la primera de cambio y sin razón alguna, el crimen más sanguinario.

Decía (no quiero que el párrafo sea largo, por eso el punto y aparte)que estoy cansado de luchar contra este tipo de botánico-psicología que mata la esperanza. En algún momento de discusión acalorada he llegado a proponer (no recuerdo haberlo escrito) que la sociedad tiene puestas una de sus mayores esperanzas de convivencia pacífica en la figura, en el rol, en la institución de la justicia penal. Un juez de lo penal es una persona que, por oficio y obligación, se dedica a hacer daño a bienes y libertades de los demás y se queda impasible. Mejor, se queda satisfecho por haber cumplido con su deber.

No te asustes. El juez como persona, no es un psicópata, necesariamente. El psicópata es el oficio que ha elegido desempeñar. (Tampoco quieras hacer de psicoanlista. Es un camino a ninaguna parte.)

Nadie quiere ser malo, pero, a veces, no queda más remedio que dar a cada uno su merecido.

viernes, 11 de abril de 2008

Rehabilitación de pederastas

Acabo de mandar a la imprenta un libro sobre autoeficacia y delinquencia. Mi argumentacion básica, desde la teoría cognitivo social, es que a nadie se le puede negar la posibiliad y el derecho a rehabilitarse. El caso Mary Luz Cortés, por contra, está pidiendo la cadena perpetua para los pederastas. Los pederastas no se rehabilitan jamás, se oye afirmar por doquier, utilizando la ciencia psicológica como argumento. Para quien no se rehabilita, la cadena perpetua.
Mi postura y la de la mayoría parecen estar en contradicción.
He de confesar que tantas voces unísonas me hacen pensar si no estaré equivocado.Este es uno de los momentos en que rompería el programa de mi curso. Pasearía cabizbajo de un lado a otro del aula, delante de la primera fila de pupitres, esperando el último clic del pestillo de las puertas de entrada. ¡Ya están todos los que van a estar! Les miraría durante unos largos segundos y les preguntaría: ¿creen que los pederastas pueden rehabilirarse? ¿Qué opinan como futuros psicólogos? Silencio. (Se quejan de la poca participación, pero cuando se les ofrece callan). La clase promete ser interesante, piensan. Tú también, lector, estas esperando mi oponión, pero ya tienes la tuya. ¿Debo seguir adelane o abandono el tema? ( me estoy preguntando yo) Los alumnos no contestan, tú tienes tu solución a la pregunta y yo temo hablar del tema. La culpa del silencio, de tu opinión y de mi temor la tiene Harold Kelley (¿quíen es este?) uno de lo más eminentes psicólogos de la teoría de la atribución (¡otra palabreja) que se dedicó a estudiar los procesos por los que estamos seguros de lo que tenemos por cierto. ¡No me digas que tienes claro que los pederastas deben cumplir cadena perpetua! Mis alumnos callan, tú lo tienes claro y a mí me da miedo afronta el tema porque creo que voy a ser lapidado. Sí, sí., la culpa la tiene Kelley al descubrir que en los temas donde existe inseguridad de pruebas el criterio de la verdad es la opinión de la mayoría: si todos lo afirman es verdad. Kelley lo llamaba "consenso". Y vaya si existe consenso en pedir la pena perpetua par a los pederastras.
Pero sois cobardes, porque en realidad lo que queréis pedir es la pena de muerte. Y sois más cobardes porque si pensais que son irrecuperables es porque créis en la genética. Deberíais exigir programas de investigación que marquen los genes que determinan esta malformación conductual irremediable, y que eso sea motivo de aborto. Sería un descubrimiento revolucionario, más importante que describrir la curación del cáncer, pues seguro que los pederastas, los maltratadores, los asesinos en serie, lo asesinos casuales, los.... (¿dónde ponemos el límite?) causan más muertes y sufrimiento que las carreteras y que el tabaco. ¡Hay que eliminar a los pederastas de la sociedad¡ Hay que eliminar a los maltratadores de la sociedad! Hay que eliminar a los asesinos de la sociedad!. ¡Hay que dedicar todo el presupueto de la nación a mantener encerrados a los pederastras y demás ralea de la sociedad. Seguid gritanto ¡hay que descubrir lo genes que determinan la delincuencia y eliminarlos en la primera semana de gestación!

No sigas, porque si crees que la delincuencia, de la naturaleza que sea, no tiene remedio, tienen que eliminarnos a todos. También a los "exterminadores". Everybody do it, escribió White, un autor canadiense hace pocos años, tras estudiar la delincuencia humana. (Pero, ¿qué dice éste?, es decir, yo). No, si tú no has maltratado, ni abusado sexualmente de niños, ni ... ¿ni qué más que esté penado en la ley o en tus principios morales?. Haz examen de conciencia. ¿Y si se repitiera la oportunidad, repeterías aquella acción delictiva?. Me parece excelente el anuncio del Ayuntamiento de Madrid: si tú no pagas no existirá la prostitucón. Ayer se sabía que ocho millones de hombres y cuatro de mujeres han sido infieles a sus parejas. Si se elimina a los que no la tienen y a los que no tiene capacidad de serlo, parece que que la excepción es la regla. No es delito, pero es inmoral. Pero everybody do it.
Que nadie me haga decir lo que yo no etoy diciendo. No afirmo que algunas conductas delictivas por no decir todas, sean fáciles de erradicar. Pero sí me niego a admitir que la persona no sea modificable o esté psicológica o biológicamente predeterminada. A uno le llama la atención que las conductas pedófilas aparezcan en fases relativamente tardías de la vida. Cuando esto sucede nos decimos ¡Menudo pájaro de cuentas! ¡ Lo que tenía escondido!. Pues muy escondido lo tenía cuando no lo había demostrado antes!. ¿Por qué la esencia psicológica de la persona se define por unos actos puntuales y no por otros más frecuentes y dentro de la norma?. No es el momento de responder a esta pregunta tan interesante para explicar la percepción social que se tiene de las personas.
No quiero repetirme en la explicación de la reincidencia, porque lo escribí en el último tema. Ruego que se vuelva a leer. Reitero que "ese consenso" termina calando en la conciencia del delincuente que se percibe y define a sí mismo como irrecuperable. Si, además, el 60% no reinciden. ¿Verdad que suena distinto oir que el 40% sí reinciden que escuchar o leer que el 60% no reinciden?. Alguien que estudió el fenómeno del anclaje en la toma de decisones humanas le concedieron el premio Nobel de Economía: Daniel Kahn. Es importante la cifra primera que se pone sobre la mesa cuando se quiere llegar a acuerdos.
¿Que le pasa a cualquier persona cuando se le dice que es incapaz de hacer algo y él se lo cree?. Pues que demostrará que es incapaz porque jamás lo intetará. ¿Qué sucede, en cambio, cuando a alguien se le hace entender que lo límites, dentro de lo humanamente possible, no existen? Pues que lo intenta y lo consigue. Y al final, todos decimos ¿Quién lo iba a decir? y él repite el eco ¿quién me lo iba a decir?. Sólo quien creía que era posible le empujó y le ayudó a que lograra lo imposible.
No voy a entrar al desafío de mostrar algún ajemplo de pederastra rehabilitado, porque seguro que existen muchos que no se atreven a dar la cara. ¡ Con la ue está cayendo! Mañana tendrían una pulsera de vigilancia. Otra forma de cadena perpetua. Y a lo mejor alguno de los ejemplos serían falsos pederastras condenados falsamente por el testimonio mal extrído de niños mal interrogados.
Me niego a creer que un pederastra sea incapaz de rehabilitarse. Afirmo la posibilidad . Por lo que pediría
1. Que se admita la posibilidad de su rehabilitación, porque si no se cree en ella nunca se le proporcionarán los medios para conseguirlo
2. Pediría que a ellos mismos se les haga creer que la rehabilitción es posible
3. Pediría que la cadena perpetua, si se llega a decretar, sea revisable. Al fin y al cabo es una manera de creer en su rehabilitación y hacérsela creer a los pederastras. Entenderán que merece la pena intentarlo. Que no es imposible. Perderán la desesperación del castigo eterno, ante el que, como cualquier persona, se rebelarán. Si no esperan más que venganza se dirá a sí mismos: de nada vale mi esfuerzo, y "antes de que me den, doy yo primero"
Espero, sólo espero, que Kelley no tenga razón y mis temores de linchamiento no se produzca por la "masas enfurecidas" en las que cada uno no tiene más argumento que creer que el de al lado también lo cree, aunque lo piense porque crea que yo también lo creo.
"En momentos de aflicción no hacer mudanza". El caso de Mary Luz Cortés, es destructor de los principios de la convivencia. Imaginar su sufrimiento llena el alma de lamentos y "blasfemias". Es el ejemplo de la indefensión absoluta.
Pero en mi entraña egendran más lamentos los niños de nueve años que violan y fuerzan a una compañera de menor edad. ¿Qué está pasando en la sociedad?.
Pongámonos ante los telediarios, por poner sólo un ejemplo de programa "serio", y hallaremos en ellos la mejor escuela de delincuencia. Se han convertido en "El Caso" que conocimos los que tenemos alguna edad.