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lunes, 28 de julio de 2008

BANDURA EN EL SOCIOGRAPH






Ya han pasado algunos meses desde que iniciara esta experiencia bloggera. Me he comprometido a escrbir, al menos, una tema cada mes. Cuando creas tu página los duendes Blogger(no se sabe donde etán, pero, mandan mucho) te exigen un compromiso de la periodicidad con la que les vas a despertar. Debe haber mucho entusiasta inconstante.
Al blogg le didico un día de cada més. Cuando aparecen los temas, si me aguanto, les digo (y me digo) que no es esto lo que toca hoy, espera tu turno. En cambio, me aconece que el día marcado para el blogg alguna idea nueva se salta el turno abusando de no sé que superioridad.
Hoy, 29 de julio, en mi caledario está escrito que debo visitar a los duendes Bogger.
Estoy llegando a casa. Abro el correo y me encuentro con una inesperada carta de mi amigo y compañero José Luis Martínez Herrador. Me incluye unas graficas obtenidas con el sociograph durante el segundo debate televisado entre Zapatero y Rajoy, el que coordinó Olga Vízar, durante la campaña electoral. Pienso que merece un espacio. Va, pues, por el Sociograph.


Hacía tiempo que pensaba explicar la foto que preside este blog. Aparecemos Bandura y yo conectados, mediante unos electrodos y mirando auna máquina: Estamos sometiéndonos a una prueba del Sociograph. No, no me hagais la pregunta, que os la estoy oyendo . ¿Qué es el Sociograh? En vez de explicarlo vedlo. Se ha colocado enla cabecera. ¿No os decía que era un prepotente?


Lo definimos técnicamente: El Sociograph permite someter a un grupo de sujetos (10,12,ó 24) a diferentes estímulos, en tiempo real, para investigar su actividad electrodermal omo medida de su nivel de atención ( Martínez Herrados, Garrido Martín, Valdunquillo, Martín Casado (M), Martín Casado (AM) y Macaya, 2007: La medida de la atención y emoción de grupos sociales ediante una nueva tecnica: el Sociograph).

La idea surge casualmente (las casualidades rigen nuestras vidas) en una conversación entre el Profesor Martínez Herrador y yo. Sabía de sus capacidades para manejarse en el campo de la electroingeniería. Pues aprendió tal profesión antes que la psicología. Yo tuve la suerte de conocerle al poco de iniciarse los estudios de Psicología en la Universidad de
Salamanca. Teníamos que elegir una persona para explicar psicofisiología y mi voto fue para él. Convivió con nosotros algunos años en la Facultad, pero al final se refugió en la Escuela de Educación de Avila. Fui nombrado membro del tribunal que juzgo su tesis doctoral, que trataba sobre medidas psicofisiológicas. Su tesis, porque los temas que los doctorandos eligen para doctorarse definen, de alguna manera, sus características personales. Siempre que sus directores sepan apreciar las aptitudes de quien le elige para escalar la cumbre más alta de una carrera universitaria. De natural tímido, de trabajo constante, intenso y silencioso. El perfecto esteretipo de investigador solitario.



Cuando venía por la facultad y nos encontrábamos echábamos un rato contándonos nuestros proyectos. Andaba yo, a finales de los noventa y primeros años de este siglo XXI, dándole vueltas a temas de psicología jurídiaca. Acababa de celebrarse un juicio con jurado en la Áudienza de Salamanca y llené la sala con mis estudiantes.


-¿Qué hacéis los psícólogos aquí?. Me preguntaron algunos conocidos abogados de la ciudad.



-¿Cómo me preguntáis eso si la jurisprudencia está llena de Psicología ( Garrido, Masip y Herrero, 2007: Psicología Jurídica. Madrid, Pearson).



Lo he publicado y lo defiendo: no existe una profesión que utilice más supuestos psicológicos que la jurisprdencia y su ejercicio. Más que nosotros, los psicólogos.


La toma de decisiones de los juados ha interesado mucho a la psicolología jurída. SuIendo un tema tradicional, no ha sido fácil de investigar, por que sus deliberaciones se llevan en secreto.

-Estoy interesdo en saber qué tipo de argumentos o modo de presentar las pruebas son las que impresionan a los miembros del jurado en su conjunto, no individualmente y poder aconsejar a los abogados sobre el tema. Le comenté a José Luis en uno de nuesros encuentros.

-Eso puede hacerse midiendo el grado de atencion y las reacciones momentáneas en el mismo momento en que se presenta una prueba.


Los dos tomamos el compromiso de ayudarnos mutuamente. Al cabo de poco tiempo, poquísimo para lo que yo suponía, me presentó el primer modelo. Luego, arrebatándole horas al sueño,mientras la recia ciudad de Avila fundía las cuadros blancos de sus ventanas con los grises de sus paredes, en una partida de ajedrez aplazada hasta el amanecer, el apasionado de su electrotécnica ensamblaba cambles, soldaba terminales y enroscaba tuercas o tornillos. Se preocupaba por igual de la milimétrica urdimbre de cables que de la vistosidad de la carcasa que los encubría. Poco tiempo después, siempre al poco tiempo, presentó la segunda edición del sociograph, muy cercana a la actual. El sociograph es muy muy semejante a los monitores que se o9bservan en los hospitales, especialmente en las UCI.

El sociogrph recoge la activiadad electrodermal mediante un electrodo fijado en uno de los dedos de la mano y, tras hacer una análisis de verianza entre todos los sujetos del grupo "enganchados a la máquina" (tal como se ve en la foto de Bandura y mía) envía dos tipos de gráficas a la pantalla del ordenador. La gráfica superior indica ln grado medio de reacción o atención del grupo, en la gráfica inferior se muestran las reacciones puntuales a puntuales estímulos. Cuando esta gráfica es plana o descendente y en la inferior no aparecen picos, los sujetos del grupo se aburren, no atienden. Por lo mismo, no podrán procesar la clase de argumentos o de estímulos a los que no pestan su atención.

Pasaron los días haciendo pruebas con diferentes estímulos: paisajes, escenas de humor, dicursos políticos, alunizaje de Amstrong, crímenes violentos o rsolución de pruebas psicológicas de inteligencia. Si, discriminaba. Era llegado el momento de presentarlo a la sociedad científica. Por el momento, sólo como intrumento para medir los estados emocionales o de atención de un grupo de personas.

Se presento en un curso especial de Psicología Social. La prensa se enteró e inmediatamente fuimos requeridos para explicarlo. Antena 3, le dedicó un espacio de "a fondo" en uno de sus telediarios. Temíamos que la anormal situación de saberse grabados para la TV borrara la diferencia de las reacciones ante los estímulos. Pero el sociogrph no nos decepcionó. Pudo verse claramente cómo se modificaban las gráficas ante estímulos diferentes. Luego lo patentamos.

Este es el aparato al que se Bandura está enganchado enla foto de la portada. Podrá vérsele en muchos actos sociales más o menos inhabiatuales, dada su presencia en todas las latutudes de la tierra, pero enganchado al sociopolígrapho, por ahora no. Cuando Bandura hizo esta prueba estábamos en fase de ajustes.
Pero lo que me ha impulsado a escribir y describir el sociograph (no hedicho que desechamos el nombre de sociopolígrafo, para que no nos identificaran con la máquina de la verdad, aunque el principio picofisiológico es elmismo)no ha sido la foto de Bandura emitiendo sus impulsos a la máquina, sino unas graficas de un estudio en vías de publicación elaborado por Jose Luis Martínez Herrador y la Cátedra de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca duante el el segundo de los debates televisados entre Zapatero y Rajoy. Un conjunto de estudiantes lo siguieron unidos pegados sus dedos al sociograph. La grata sorpresa que acaban de producirme las gráficas son la causa de estas líneas.
Cuando José Luis y yo hablábamos de la posibiliades quetenía nuestro (su) invento, pensábamos en las infinitas posiblidades que tenía por delante.Ya he hablado que las reacciones están en su origen. José Luis, más fisiologicista que yo, cree que se puede aplicar para diferenciar las propiedades del hemisferio izquierdo del derecho, los afectos y los pensamientos. Como psicólogo social yo era más teatrero. Me imaginaba que un día pudiera engancarse a las personas por control remotop, por ejemplo, mediante una pulsera, y que en vez de medir solamente el número de televisiones encendidas se pudiera medir la impresión que causaban determinados programas en la audiencia, cuándo se zapea y poder sacar conclusiones útiles. Podráin evitarse las interminables encuestas de consumo para lanzar un nuevo producto, pues seríasuficiente cn presentarlo a grupos representativos de la población mientras estuvieran unidos electrónicamente al sociograph.

La imaginación más escénica que me imaginaba era entregarles uno de estos terminales bluetooth a la audiencia, o a un porcentaje significativo de la audiencia. Me imaginaba a un regidor del acto observando en un pantalla de ordenador la direccion de las gráficas emocionales y atencionales, y, mediante una lucecita en el atril del "mitinero" le fuese ordenando, con luz verde, que la cosa iba bien, con la roja, que aquello aburría. Me imaginaba ver cómose traducían determinaos temas políticos en la gráfica inferior, cómo subían los picos de excitación, o desaparecían.

Aquello que me parecía un sueño, de alguna manera, es lo que se hizo en este interesante estudio de José Luis y Manolo Alcántara. Me han enviado algunas de esas gráficas y de verdad son , com poco, interesantes. Vean ustede y juzguen. Ylean el estudio o vean ael video cuando se publique.

Los medios o las tertulias afirmaron que en la primera parte de este segundo debate Rajoy había estado mejor, lo que se muestra por lo ascendente de la curva superior en comparación con la dirección descendente de la primera intervención de Zapatero. Se presenta también la intervención final de Rajoy, descendente, excepto cuando vuelve a tocar sus temas más atractivos. Hasta el final. La niña de Rajoy atrajo la atención tanto como las "buenas noches y buena suerte" de Zapatero.

martes, 24 de junio de 2008

POR NATURALEZA

La historia de este blog confirma que son las casualidades las que determinan muchas de nuestras conductas. Llevo tiempo con varios temas en la mente y sus correspondientes guiones en el pisapapeles art decó, cuya bola alarga y distancia mi busto.(Me ha acompañado durante muchas horas de trabajo. Tampoco hoy voy a esribir lo que pensaba.
Ayer he oído y visto dos afirmaciones que me sonaron a blasfemia, juzgadas desde la teoría cognitivo social. La primera, como siempre, en la radio. Julia Otero entrevistaba a Campo Vidal. Hablaban sobre COMUNICACIÓN.
Cuando yo estudiaba (¡qué cosas!, nunca he dejado de estudiar), cuando yo era más joven tenía clases de DECLAMACÓN. Nos enseñaban a recitar, fuera poesía o prosa, que aprendíamos de memoria. Textos clásicos, por lo general.Juan Ramón era un clásico en aquellas clases, luego, de tapadillo, corrieron poesías de Lorca, de Unamuno y paisajes orteguianos.

En un momento de la amena conversación que mantenían Otero y Campo Vidal (¡que buenos comunicadores!) denostaron al Power Point. Campos Vidal contaba con horror las presdentaciones de altos ejecutivos que llenan las enormes panallas de multitud de datos o textos que se limitan a leer para aburrimiento de los presentes. Estos eran los españoles, decía. Por el contrario, los americanos se apoderan del micrófono en el mismo instante en que se les concede la palabra y caminan por el escenario, incluso se bajan y pasean entre las filas de los oyentes.

Este es el primer tópico que quiero denunciar como psicólogo social. Ni americanos ni españoles ni nigerianos. Ni mujeres ni hombres. En todos los lugares hay de todo. Si me preguntaras cuáles han sido los mejores oradores a los que he atendido en mi vida mencionaría dos: El primero Gil Robles. Recuerdo una conferencia en Los Cursos Internacionales de Verano de la Univesidad de Salamanca, que fundara el "visionario" y caballero César Real de la Riva a finales de los años sesenta. Gil Robles, en el aula de Unamuno del Edificio Histórico del Alma Mater de las univesidades hispánicas, con unas cuantas fichas en la mano, paseaba lentamente detrás de la extendida mesa que preside el aula ligeramente inclinada y abarrotada para la ocasión. La audición era buena, no necesitaba micrófono. De repente se paraba mirando fijamente al auditorio y soltaba alguna frase solemne. Cinco horas duró aquella conferencia que finalizó con más de cinco minutos de aplausos. El segundo, Strauss, el político bábaro. Lo oí en un mitin electoral en el año 1963 en el Palacio de Hielo de Passau. Erhard llevaba el símbolo del tigre en su campaña. Straus en un momento se encara al público y con gesto ampuloso simula levantar la tapa el capó de un cohe y meter el tigre de Erhard en las válulas del motor para convrtirlo en carburante. Aquel manotazo que cerró el capó lo sigo oyendo todavía. Voz de barítono, gestos amplios, rigor en el uso de las prepocisiones, flujo lento del dicurso, a veces, acelerado otras, un chiste de vez en cuando. Los buenos oradores no son los americanos, Campo Vidal, pues "hailos" plúmbeos.

No fue esto lo que más me molestó de la conversación que mantenían Julia Otero y Campo Vidal, a los que agradezco la brevedad psicológica de mi viaje. Me molestó que a la pregunta de Julia Otero acerca de si el orador se "hace o se nace", Vidal respondiera que hay gente con DOTES NATURALES para la comunicación. Eso, que hay personas que POR NATURALEZA comunican bien.

Este no es más que un ejemplo de la frecuencia con la que se utilza la expresión DOTES NATURALES. Para esudiar, para jugar, para divertirse, para estar triste, para hacer bien un examen, se necesitan DOTES NATURALES.. Evidentemente, una vez más, Campo Vidal recurrió, como suele hacerse para reforzar la veracidad de lo que se afirma, a la anécdotaSINGULAR, es vez fué la abuela de Gacía Márquez. Probablemente los niños tengan buenos recuerdos de los abuelos porque les contamos muchas cosas. Los abuelos saben contar cosas que les han ocurrido en sus vidas. La mayoría de los abuelos deberían contar "cosas" a sus nietos.

La deformación del profesor que llevo dentro (y no por naturaleza, sino por aprendizaje y ofico) me pide que explique la relación entre herencia y aprendizaje. Pero, tranquilo, no lo voy a hacer. Quiero denuncar esas expresiones de DOTES NATURALES , que dichas por quien tiene autoridad mandan un mensaje explícito(no creo en los mensajes subliminales) de que no merece la pena esforzarse para conseguir algo en la vida. Nunca mejor traído que "Quod natura non dat Salmantica non praestat". Pero, dime con quien andas y te duiré quién eres.(Refranes los hay para todo).
La teoría cognitivo social de Bandura es mucho más optimista. Nadie, ni la naturaleza, pone límtes a la capacidad de crecimiento humano cuando a la persona se le infunde la idea de que puede llegar a ser lo que quiera si sabe proponerse una meta difícil y la acerca cada segundo. Siempre me han impresionado las manecillas del reloj porque no paran más que cuando les faltaba cuerda o se le agotan las pilas. Uno quiere contar un minuto, o dos, o una hora. Mira fija o repetidamente a las manecillas. Cuando llegana las doce en punto que se le han marcado no se paran, continúan en busca del minuto siguiente. Cuando alguien se considera capaz, se juzga ATOEFICAZ para ejecutar el curso de una acción que conduce, sin descanso, a la consecución de un objetivo propuesto, termina por conseguirlo.
No se consigue con facilidad, sino con esfuerzo. Tampoco las mnecillas de los relojes dejaban de desgastarse con su imparable rondar. Pero siempre llegaban a las doce y continuaban. ¡A veces se paraban!. Sí, pero se las reparaba y cocntinuaban su infinito caminar. Muy machadiano ¿no?. Sí, pero es la realidad.
Cuando se habla de las DOTES NATURALES,se desalienta el esfuerzo y el mérito personal. Se azuza la INSPIRACIO Y se NIEGA LA PERSPIRACIO.
Una vez más, opongámonos a los falsos dioses que quieren crearnos a su modo y semejanza. Ideemos nestra forma final y evolucionemos hacia ella, sin prisas, día a día. Pero, por favor, día a día. ¡QUÉ MALA ES LA PROCRASTINACIÓN!. Cuando uno se propone lograr alago, ha de proponerse qué o cuanto de ese algo final quiere atrapar cada día. Con una condición indispensable: esa conquista diaria se contabilice explícitamente.
Había dicho que ayer me habían sonado a blasfemia dos acontecimientos oidos o vistos. El oido ya lo he contado, el visto,a estas alturas, me parece una tontería contarlo ya. Pero no te quiero dejar la sensación de esperanza no cumplida (permíteme una maldad psicológica: lo llamamos, al menos yo, efecto de Zeigernik. Si me lo preguntas te lo explico otro día). Para no dejarte con esa desazón, te lo diré con un interrogante ¿Son todos los gallegos iguales?. Sesudamente lo afirmaba Pepiñó Blanco ayer al compartir esa confidencia con sus oyentes. Menos mal que también se equivoca, como Campo Vidal al decir que los americanos son buenos oradores y los españoles no.




lunes, 2 de junio de 2008

EL PUNTO DE VISTA DE LOS DELINCUENTES

Os parecerá mentira, pero mis intenciones miraban al estudio de la vida de Bandura durante sus años de formación universitaria. Pero eso ha quedado tan lejos que ya no encuentro, entre mis archivos, un texto que había editado antes de Navidad. El perrito de mi buscador, tras largo tiempo de escarbar en la nieve, se sienta y me mira interrogante. Creo que me reprocha por ser tan despistado. Como no sabe mi edad, no se atreve a decirme que se nota que estoy viejo. (¡Que se le ocurra!) Lo encontraré, y si no lo volveré a escribir, porque las ideas las tengo muy claras.

¿Por qué no cumplo las metas que me he propuesto? Calma, que cada “día tiene su afán”. Una conferencia sobre autoeficacia y delincuencia me impuso “intercalar” el libro con ese título. Luego se me ha echado encima el curso de doctorado. Como me aburro de enseñar lo mismo, cambio cada año los contenidos de mis cursos. Si algo novedoso me interesaba a mí, le interesara también a mis alumnos.

Error de falso consenso, por el que creemos que lo nuestro es lo normal, lo natural. ¡Vamos, de sentido común! Es decir que el sentido común es lo que nosotros pensamos. ¿Entiendes ahora la veracidad de la frase manida “el sentido común, es el menos común de los sentidos”? Tan poco común que es solo mío o solo tuyo. Aunque es una ley psicológica.

Mientras esto afecte solamente a mí y a ti, allá yo y allá tú. Cuando lo que yo pienso afecta a terceros, el sentido común (mi/tu sentido común) es el más peligroso de los sentidos. Colocaros en el lugar del “jefe”. (No te desanimes, soñar es gratis, y si no lo sueñas nunca lo serás). Colocaros en el lugar del jefe y veréis las consecuencias que tiene el error del falso consenso. ¿Qué pasaría si os colocarais en el lugar del juez? (-“Lo del jefe vale, pero eso de convertirme en juez, ya no me seduce nada”. – “A mí tampoco, aunque me he divertido mucho estudiando las variables psicológicas que influyen en sus decisiones”).

Espera, sueña un poco más, ponte ahora en el lugar del delincuente y piensa tú que piensa él que lo que ha hecho es lo normal y que todos en sus circunstancias habrían ejecutado la conducta por la que le están juzgando. Observando la mirada fija que muchos delincuentes dirigen a los magistrados en la sala, o la indiferencia con la que se comportan mientras escuchan espeluznantes acusaciones, están diciéndoles: ¿Pero, qué dices? Si tú en mi lugar hubieras hecho lo mismo

¿Por qué no se examina la posibilidad de que el sesgo del falso consenso (del sentido común) dificulta su rehabilitación? A los psicólogos nos cuesta tratar a la gente que nos pide ayuda cuando no tenemos las claves de lo que pasa por su mente. Pero, cuando damos con la llave de sus aposentos privados y se nos permite percibir el mundo desde sus balcones, el diálogo surge espontáneo. Y en el discurrir de la conversación consentida y con sentido se puede hacer ver que existen otros balcones desde los que la realidad se ve de manera distinta. Sólo así, o fundamentalmente así, consentirá en visitar otros lugares con otros balcones desde los que se vean paisaje distinto al que se ve desde su chabola de hojalata herrumbrosa.

No sé cómo, pero lo cierto es que al final retorno siempre a una de las ideas principales de la teoría cognitivo social: cada persona humana tiene que gestionar su vida porque cada uno es el representante de si mismo. A los demás, incluidos los profesionales, nos resta el deber de estar al servicio de su gestión.

- Eugenio , esto parece muy fuerte ¿No?
- Si entiendes que incluso los profesionales tenemos que estar al servicio de los delincuentes, es muy fuerte. Es el mundo al revés.

Eugenio se quedó pensativo un rato, con la mirada perdida. En un momento cerró los ojos. Lo que estaba pensando le hacía fruncir las cejas. Mientras dialogaba consigo mismo su cara pasaba de la interrogación a la aseveración. Su índice derecho trazaba círculos, caminaba hacia adelante y hacia atrás. Finalmente, su cara se afirmó y apuntando con el índice argumentó seguro:
- Mira, los sofistas hace tiempo que desaparecieron como escuela filosófica.
- Pues ¿entonces?
- Entonces he dicho muy conscientemente que es necesario meterse en la mente del delincuente si se le quiere ayudar. Ver el mundo desde su perspectiva. Y, por cierto, eso de la perspectiva, lo decía Ortega. ¿o es que el delincuente no ve el mundo desde unas coordenadas que no son las tuyas? Sí, el delincuente también tiene perspectiva orteguiana. Mientras no la descubramos, pensará que desvariamos.
- Eugenio. ¿Sabes qué? Los profesionales de la psicología tenemos la manía de encasillar a las personas en base a tonterías.
- ¿Qué dices?
- Eugenio. El otro día he visto en televisión cómo unos supuestos “psicocalígrafos” (me suena a película) volvían a insistir en lo de los dibujos de los niños. ¡Maldita sea! Llegaron a sostener, con la mayor naturalidad, el tremendo disparate de que por ellos se podía saber si un niño había sido abusado. ¿Cómo puede confundirse así a la gente? Te voy a contar una historia. Hubo un tiempo, hace mucho tiempo (en los tiempos de Cenicienta y Pulgarcito) que yo practiqué la psicología dinámica y aplicaba mucho los llamados tests proyectivos (¡La cantidad de psicólogos que estudiaron por mis apuntes del Rorschach!, ¿Verdad Serafín?), la figura humana, el árbol, la familia, el TAT etc. Un día pedí a un niño que me pintara la familia y pintó a su padre alejado, pequeñito, subido en una roca. Mientras analizaba el dibujo tenía claro que el padre se desentendía de la familia y, en concreto, de aquel niño. En la consulta siguiente le rogué que me lo explicara. Todo era tan sencillo como que el domingo anterior había ido toda la familia de excursión. Su padre, en un momento, se había alejado y subido a una roca para descubrir qué se veía desde allí arriba. El niño había captado aquella instantánea en su dibujo de la familia. La interpretación era más sencilla que mi rebuscado pensamiento interpretativo.

Mi segura osadía me llevó a interpretar hasta el libro de sueños de Pío Baroja : "El Hotel del Cisne". Le entregué mucha devoción. Hallé cantidad de complejos. Pero nunca pude hablara con eon Pío para que me explicara, como mi dibujante infantil, lo castrante que era Doña Carmen Nessi.

Luego, con el tiempo, leí mucho de las hipótesis que se confirman cada vez que se aplican, pero que nunca se ponen a prueba. Como el que va por la calle diagnosticando (¿cómo lo digo que sea correcto?) “homófilos”, pero nunca se mete en su cama. (La frase es de Lee Ross, el mismo que descubrió el error del falso consenso). Leí, tambén, muchas investigaciones sobre la ilusión de correlación que existe en los test proyectivos (Esto es tan sencillo como deducir que si alguien pinta una boca con dientes es un agresivo, si ve traseros en el Rorschach, es un homosexual) y me dí cuenta de que esas misteriosas llaves no abren más que el vacío. Más tarde, leí muchísimo sobre los muñecos anatómicamente correctos para interrogar a niños supuestamente abusados sexualmente, y concluí que la ciencia psicológica debería desaconsejarlos.

No existen ganzúas que abran los aposentos de todas las habitaciones de todas las personas. Cuando se cree en ella, se utiliza y , por desgracia, se interpreta. Otorga al profesional la seguriad de haber dado con el quid de lo que, profundo y oculto, mueve la marioneta que tiene delante. La realidad es que al utilizarla esa falsa ganzúz convierte su paciente en una marioneta, cuandole está pidiendo que le haga persona capaz de gobernar su vida.

¿Dónde estoy? Esto sí que ha sido un disparate. Quería escribir sobre la recuperación de delincuentes, pero me pasé a mi curso de doctorado, que nada tiene que ver con el error de falso consenso y el sentido común, para terminar hablando de la necesidad del punto de vista de los delincuentes y la necesidad de entenderlo para poder llevarlos a otras latitudes con vista más expandidas. Finalmente he terminado negando que esté probado que se pueda entrar en el mundo de las personas a través de sus dibujos o las llamadas pruebas proyectivas.

Es que cuando hablo de psicología me pierdo (por que yo estoy perdido) enseguida. Pero me encuentro siempre hablando de la capacidad de la persona para llegar a ser lo que desee. Pura teoría sociocognitiva.

viernes, 23 de mayo de 2008

MORAL DE CIRCUNSTANCIAS.

Cumpliendo mi compromiso de publicar, al menos un tema al mes, aquí estoy de nuevo. Parece que es verdad lo escrito por Bandura en 19982 de que The psychogy of chance encounters and life paths. American Psychologist, 1982 37, 747 -155. No era mi intención entrar tan pronto en los temas del comportamiento moral o delictivo. Pero es lo que me atrae en este momento.

Bandura, en los ultimos años, ha puesto un empeño especial en la explicación de los comportamientos inhumanos de las personas "humanas". Suele comenzar sus expposiciones con expresiones como estas: Development of self-regulatory capabilities does not create an invariant control mechanism within a person , as implied by theories of internalizaton that incorporate entities such as conscience and superego as continuous internal overseers of conduct. Self evaluative influences do not operate unless activated, and there are many factors that exercise selective control over their activation. Dicho en romámn (román significa español)paladino: nuestra moral es acomodaticia.

Uno ha tenido que vivir situaciones difíciles de olvidar. Era una cena en la que participaban miembros del ejército y profesores de la Univesidad. Al parecer, me enteré por aquellos días, la Universidad de Salamanca tenía un convenio de cooperaciópn con el Ministerio del Ejército. Aquel año me habían nombrado miembro de aquella comisión. Tras la reunión científica y la conferencia, la "cena de trabajo". Fue una cena interesante porque el general invitado era especialista en fundamentalismos islámicos. De los fundamentalismos en nombre de dios se pasó a los comportamientos morales.

-"Es injusto que se mate en nombre de ningún dios", sentenció uno de los comensales

- "Pues es la mejor razón para matar", afirmé yo.

Acababa de despertar la conciencia apologética. Había oído, porque esto siempre se sabe de oídas, que algunos de los que se sentaban conmigo pertenecían al Opus Dei. No lo sabía ni lo sé a fecha de hoy. Cada uno cree en lo que le convence o le conviene. Aunque si se aplica la sentencia evagélica: "por sus obras los conoceréis", aquellos pintaron mi alma de negro maligno y de rojo infernal.

-¿Entonces tú crees que la moral depende de las circunstancias?

El tono, la mirada acusadora, inquisitorial y estupefacta con la que esperaban mi respuesta me impresionaron tanto que no puedo olvidarlas. Nunca me han inaterrogado en un juicio. Aquella es la experiencia más cercana. Repentnamente me vino a la mente una encíclica , creo de Pío X, que obligaba a los católicos, especialmente docentes, a jurar no defender la moral de circunstancias.Se llamaba juramento antimodernista. "Ete ha hecho el juramento antimodernista", pensé.
-Sí, nos COMPORTAMOS MORALMENTE dependiendo de las circunstancias.
- " Si crees eso, de tí no se puede fiar nadie".

Evidentemente no se fiaron de mí. Desaparecí de la comisión por el mismo ensalmo por el que aparecí en ella.

La sobremesa comenzó a tensarse y las despedidas se adelantaron.

En un primer momento, me sentí culpable. Luego me criticaba a mi mismo por no haber tenido el reflejo de haberles contestado: " En nombre de dios me habéis reprobado socialmente". Eso es una vileza. Eso prueba que vosotros, en este mismo momento, en nombre de dios, sois inhumanos con el infiel.

Mi respuesta estaba muy bien pensada. Yo hablaba de conductas y no de principios morales. Tú, que estás leyendo estas palabras, párate y reflexiona si alguna vez has mentido, robado, hecho daño a otros o ejecutado conductas que la moral o la ley prohiben. No me lo niegues porque mentirías, a pesar de tus principios morales.

En la teoría cognitivo social no se duda de la universalidad de los principios morales. Tampoco se defiende que esos principios no rijan nuestras vidas y que, por defenderlos, estemos dispuestos a renunciar a muchas gratificaciones externas. En una de mis publicaciones defiendo cómo lo extraño es que con una explicación conductista la gente no cometa más canalladas de las que se cometen. La vida suele presentarnos oportunidades que nos permitirían obtener grandes beneficios con muy pocos costes o riesgos de graves costes. Y sin embargo nos contenemos.Por principios morales

Tan importantes son los principios morales que Bandura puso a prueba la importancia de la recompensa externa frente a la recompensa interna. Y ganó la recompensa interna. Las personas solemos exigirnos más en nuestro rendimiento personal sin aumentarnos las gratificaciones. Y este intento por sentirnos cada vez más orgullosos de nosotros mismos es lo que permite que la ciencia avance, que la sociedad disponga de mayor bienestar y que podamos convivir razonablemente bien los nacidos de distintas madres. O, acaso más difícil,que vivamos en paz los que anidamos en el mismo vientre.

Pero estos principios morales no son un "otro yo", pesadillo él, a veces obsesivo y torturador que, agazapado en algún rincón de un no se sabe donde ni por qué, observa lo que no queremos que nadie presencie. Luego, cuando creemos estar sólo, nos recuerda lo que hemos hecho mal. El puñetero es como la carcoma, sólo se la oye en el silencio de la noche inquietando nuestros sueños. Si San Ignacio(¡ vaya, hoy va de santos cuando quiero hablar de canallas!) dijo que en tiempo de aflicción no hacer mudanza, habría que acordar, de igual modo, que sólo se piensa cuando uno está de pie, con la cabeza sobre los hombros. La cama es para amar y soñar. Para lo bonito de la vida. (¿Por que créis que Freud descubrió la importancia de los sueños y de la vida sexual?. Porque tumbaba a los enfermos en el diván: "asiento alargado y mullido, por lo común sin respaldo y con almohadones sueltos, en el que una persona puede tenderse", dice el diccionario).

Solo para los psicólogos: esta manía de Bandura por concretar las ideas le viene de dos profesores suyos a los que no profesaba demasiado afecto, pero que influyeron en su mentalidad científica. Fueron Spence y Bergman. El primero conductista perdido, el segundo filósofo de la ciencia. Pero los dos coincidían en que aquello que no se "operacionaliza" (qué palabrota"), se escenifica en un modo concreto de proceder, no es objeeto de investigación científica.

Gracias a dios (¡otra vez!)no existe ese ego supremo. Solo existen principios, creencias morales. Pero, como creencias o pensamientos cargados de afecto y orientados a la acción, deben ser aplicados a las circustancias concretas para que cobren realidad. Lo mismo que los principios de la ciencia: se aplican para conseguir determinados objetivos en determinadas circunstancias.

En esa aplicación a las circunstancias los principios morales se relativizan para justificar lo injustificable. Esta es la esencia de los mecanismos de desvinculación moral. No es que se obre contra esos principios morales, sino que, amparados en esos principios, se comenten las mayores atrocidades.

"Eugenio, que esto es demasiado abstracto". - "Tienes razón, Eugenio". -Bueno bajaré a la realidad cotidiana".

Cuando hacemos la puñeta a los demás decimos que se lo merecía. A cada uno hay que darle lo que se merece. Es de JUSTICIA. También es de Justicia que quien la hace la pague, y quien a hierro mata a hierro muera, y el diente por diente y ojo por ojo. El que me busca me encuentra, pero yo soy muy bueno.

A las bestias se las carga, a las zorras se las persigue, a los gusanos se los aplasta. Basta con deshumanizar a alguien para sintirse en la obligación de quitárselo de delante. Cuando se echa a los mendigos de la calle, se está limpiando la ciudad. Si me estás leyendo me entiendes perfectamente porque lo de llamar a las cosas por nombres o expresiones distintas a lo que son para justificar lo injustificable, en el ámbito de lo público y lo privado, está a la orden del día. Trasvases, crisis, negociación, por una parte. Unidad, igualdad y libertad para todos, por otra. Si lo quires expresado de forma más concreta, una de las maneras de justificar las conductas inhumanas e ilegales consiste en utilizar eufemismos, generalmente sanitrios o higiénicos.

Los soldados matan por defender la patria, y si no defienden la bandera nacional son unos cobardes. Y ellos se sienten mal y se rebelan por no matar cuando creen que deben hacerlo. Nuestra religión o secta o facción, o cisma, es el verdadero y todos los demás deben acatarlo o morir. En nombre de diós se ha matado siempre. ¡No digamos en nombre de la patria! (¿Qué patria, qué nación?). Y se quedan tan campantes diciendo en entrevistas públicas que ellos son nacionalistas y lo que tienen que defender son los intereses de sus (¿qué digo? nada, puntos suspensivos)... representados y los demás que defiendan los suyos. Y cuando consiguen "lo suyo" lo estampan en una ley que obliga a todos los perjudicados que no han tenido ni arte ni parte, ni la posibilidad de exponer sus prioridades, sus intereses. Son ley y las leyes hay que cumplirlas.

No digamos nada de los que se crean su propia patria, su propio ejército y sus propia guerra. ¡La patria hay que defenderla!.

A lo mejor ahora se me entiende demasiado. Pero ¿alguno de nosotros se atreve a negar que tiene que haber justicia, que cada uno debe recibir lo que se merece, que la patria hay que defenderla, que cada uno puede tener el credo que quiera?. No, no y no. Pero esto no son más que principios abstractos que se actualizan en la humillación de la mujer, en el asesinato del "enemigo", en importarles tres pepinos (debían valer poco los pepinos cuando se inventó la expresión) que los habitantes de otras regiones del propio país no tengan los mismos derechos, en perseguir a los que caricaturizan al profeta. En hacerle la puñeta al que está a nuestro lado porque piensa distinto para fastidiar. Estos son modos de concretar los principos morales.

¿Todavía no lo has entendido?. Perdona, yo lo tengo muy claro. Pero, lo diré más claro aún. Quienes me conocen saben de mi oposición a clasificar personas. Últimamente está de moda la clasificación de los psicópatas. Claro, a posteriori. Es un axioma social recurrente. ¡Buena la armó Hare al depurar su cuestionario!. Lector, mételo en tu cartera o bolso de paseo. Se amable, recorre las calles como lo hacía Diógenes con su candil (“busco al hombre auténtico de día y de noche, pero no lo encuentro”), y pásales el cuestionario a cuantos te encuentres. Felicítate, al final del día podrás saber quiénes de los que te rodean son incapaces de sentir algo por alguien (tampoco por tí), y pueden cometer, a la primera de cambio y sin razón alguna, el crimen más sanguinario.

Decía (no quiero que el párrafo sea largo, por eso el punto y aparte)que estoy cansado de luchar contra este tipo de botánico-psicología que mata la esperanza. En algún momento de discusión acalorada he llegado a proponer (no recuerdo haberlo escrito) que la sociedad tiene puestas una de sus mayores esperanzas de convivencia pacífica en la figura, en el rol, en la institución de la justicia penal. Un juez de lo penal es una persona que, por oficio y obligación, se dedica a hacer daño a bienes y libertades de los demás y se queda impasible. Mejor, se queda satisfecho por haber cumplido con su deber.

No te asustes. El juez como persona, no es un psicópata, necesariamente. El psicópata es el oficio que ha elegido desempeñar. (Tampoco quieras hacer de psicoanlista. Es un camino a ninaguna parte.)

Nadie quiere ser malo, pero, a veces, no queda más remedio que dar a cada uno su merecido.

viernes, 11 de abril de 2008

Rehabilitación de pederastas

Acabo de mandar a la imprenta un libro sobre autoeficacia y delinquencia. Mi argumentacion básica, desde la teoría cognitivo social, es que a nadie se le puede negar la posibiliad y el derecho a rehabilitarse. El caso Mary Luz Cortés, por contra, está pidiendo la cadena perpetua para los pederastas. Los pederastas no se rehabilitan jamás, se oye afirmar por doquier, utilizando la ciencia psicológica como argumento. Para quien no se rehabilita, la cadena perpetua.
Mi postura y la de la mayoría parecen estar en contradicción.
He de confesar que tantas voces unísonas me hacen pensar si no estaré equivocado.Este es uno de los momentos en que rompería el programa de mi curso. Pasearía cabizbajo de un lado a otro del aula, delante de la primera fila de pupitres, esperando el último clic del pestillo de las puertas de entrada. ¡Ya están todos los que van a estar! Les miraría durante unos largos segundos y les preguntaría: ¿creen que los pederastas pueden rehabilirarse? ¿Qué opinan como futuros psicólogos? Silencio. (Se quejan de la poca participación, pero cuando se les ofrece callan). La clase promete ser interesante, piensan. Tú también, lector, estas esperando mi oponión, pero ya tienes la tuya. ¿Debo seguir adelane o abandono el tema? ( me estoy preguntando yo) Los alumnos no contestan, tú tienes tu solución a la pregunta y yo temo hablar del tema. La culpa del silencio, de tu opinión y de mi temor la tiene Harold Kelley (¿quíen es este?) uno de lo más eminentes psicólogos de la teoría de la atribución (¡otra palabreja) que se dedicó a estudiar los procesos por los que estamos seguros de lo que tenemos por cierto. ¡No me digas que tienes claro que los pederastas deben cumplir cadena perpetua! Mis alumnos callan, tú lo tienes claro y a mí me da miedo afronta el tema porque creo que voy a ser lapidado. Sí, sí., la culpa la tiene Kelley al descubrir que en los temas donde existe inseguridad de pruebas el criterio de la verdad es la opinión de la mayoría: si todos lo afirman es verdad. Kelley lo llamaba "consenso". Y vaya si existe consenso en pedir la pena perpetua par a los pederastras.
Pero sois cobardes, porque en realidad lo que queréis pedir es la pena de muerte. Y sois más cobardes porque si pensais que son irrecuperables es porque créis en la genética. Deberíais exigir programas de investigación que marquen los genes que determinan esta malformación conductual irremediable, y que eso sea motivo de aborto. Sería un descubrimiento revolucionario, más importante que describrir la curación del cáncer, pues seguro que los pederastas, los maltratadores, los asesinos en serie, lo asesinos casuales, los.... (¿dónde ponemos el límite?) causan más muertes y sufrimiento que las carreteras y que el tabaco. ¡Hay que eliminar a los pederastas de la sociedad¡ Hay que eliminar a los maltratadores de la sociedad! Hay que eliminar a los asesinos de la sociedad!. ¡Hay que dedicar todo el presupueto de la nación a mantener encerrados a los pederastras y demás ralea de la sociedad. Seguid gritanto ¡hay que descubrir lo genes que determinan la delincuencia y eliminarlos en la primera semana de gestación!

No sigas, porque si crees que la delincuencia, de la naturaleza que sea, no tiene remedio, tienen que eliminarnos a todos. También a los "exterminadores". Everybody do it, escribió White, un autor canadiense hace pocos años, tras estudiar la delincuencia humana. (Pero, ¿qué dice éste?, es decir, yo). No, si tú no has maltratado, ni abusado sexualmente de niños, ni ... ¿ni qué más que esté penado en la ley o en tus principios morales?. Haz examen de conciencia. ¿Y si se repitiera la oportunidad, repeterías aquella acción delictiva?. Me parece excelente el anuncio del Ayuntamiento de Madrid: si tú no pagas no existirá la prostitucón. Ayer se sabía que ocho millones de hombres y cuatro de mujeres han sido infieles a sus parejas. Si se elimina a los que no la tienen y a los que no tiene capacidad de serlo, parece que que la excepción es la regla. No es delito, pero es inmoral. Pero everybody do it.
Que nadie me haga decir lo que yo no etoy diciendo. No afirmo que algunas conductas delictivas por no decir todas, sean fáciles de erradicar. Pero sí me niego a admitir que la persona no sea modificable o esté psicológica o biológicamente predeterminada. A uno le llama la atención que las conductas pedófilas aparezcan en fases relativamente tardías de la vida. Cuando esto sucede nos decimos ¡Menudo pájaro de cuentas! ¡ Lo que tenía escondido!. Pues muy escondido lo tenía cuando no lo había demostrado antes!. ¿Por qué la esencia psicológica de la persona se define por unos actos puntuales y no por otros más frecuentes y dentro de la norma?. No es el momento de responder a esta pregunta tan interesante para explicar la percepción social que se tiene de las personas.
No quiero repetirme en la explicación de la reincidencia, porque lo escribí en el último tema. Ruego que se vuelva a leer. Reitero que "ese consenso" termina calando en la conciencia del delincuente que se percibe y define a sí mismo como irrecuperable. Si, además, el 60% no reinciden. ¿Verdad que suena distinto oir que el 40% sí reinciden que escuchar o leer que el 60% no reinciden?. Alguien que estudió el fenómeno del anclaje en la toma de decisones humanas le concedieron el premio Nobel de Economía: Daniel Kahn. Es importante la cifra primera que se pone sobre la mesa cuando se quiere llegar a acuerdos.
¿Que le pasa a cualquier persona cuando se le dice que es incapaz de hacer algo y él se lo cree?. Pues que demostrará que es incapaz porque jamás lo intetará. ¿Qué sucede, en cambio, cuando a alguien se le hace entender que lo límites, dentro de lo humanamente possible, no existen? Pues que lo intenta y lo consigue. Y al final, todos decimos ¿Quién lo iba a decir? y él repite el eco ¿quién me lo iba a decir?. Sólo quien creía que era posible le empujó y le ayudó a que lograra lo imposible.
No voy a entrar al desafío de mostrar algún ajemplo de pederastra rehabilitado, porque seguro que existen muchos que no se atreven a dar la cara. ¡ Con la ue está cayendo! Mañana tendrían una pulsera de vigilancia. Otra forma de cadena perpetua. Y a lo mejor alguno de los ejemplos serían falsos pederastras condenados falsamente por el testimonio mal extrído de niños mal interrogados.
Me niego a creer que un pederastra sea incapaz de rehabilitarse. Afirmo la posibilidad . Por lo que pediría
1. Que se admita la posibilidad de su rehabilitación, porque si no se cree en ella nunca se le proporcionarán los medios para conseguirlo
2. Pediría que a ellos mismos se les haga creer que la rehabilitción es posible
3. Pediría que la cadena perpetua, si se llega a decretar, sea revisable. Al fin y al cabo es una manera de creer en su rehabilitación y hacérsela creer a los pederastras. Entenderán que merece la pena intentarlo. Que no es imposible. Perderán la desesperación del castigo eterno, ante el que, como cualquier persona, se rebelarán. Si no esperan más que venganza se dirá a sí mismos: de nada vale mi esfuerzo, y "antes de que me den, doy yo primero"
Espero, sólo espero, que Kelley no tenga razón y mis temores de linchamiento no se produzca por la "masas enfurecidas" en las que cada uno no tiene más argumento que creer que el de al lado también lo cree, aunque lo piense porque crea que yo también lo creo.
"En momentos de aflicción no hacer mudanza". El caso de Mary Luz Cortés, es destructor de los principios de la convivencia. Imaginar su sufrimiento llena el alma de lamentos y "blasfemias". Es el ejemplo de la indefensión absoluta.
Pero en mi entraña egendran más lamentos los niños de nueve años que violan y fuerzan a una compañera de menor edad. ¿Qué está pasando en la sociedad?.
Pongámonos ante los telediarios, por poner sólo un ejemplo de programa "serio", y hallaremos en ellos la mejor escuela de delincuencia. Se han convertido en "El Caso" que conocimos los que tenemos alguna edad.

jueves, 28 de febrero de 2008

LOS DELITOS DE MALTRATO FAMILIAR Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El médico al que saludamos enjuicia nuetro estado de salud. El abogado la legalidad de nuestras acciones. Me sorprendo observando las conductas de los niños con sus progenitores en los supermecados. Negocian los "chuches"con la petición, el llanto, el chantaje, la conversación, la alternativa. Negocian tán bien que suelen conseguir lo que desean. No puedo menos de observar mi alrededor con ojos de psicólogo social cognitivo. A veces grito, insulto y contrargumento escuhando en el coche afirmaciones expertas. De hecho este texto es un grito ante unas declaraciones que acabo de escuhar.
Ayer y hoy, y lo que va de año, estoy asustado con la cantidad de mujeres asesinadas por quienes las quisieron o las quieren. Llama la atención el ritual de estos asesinatos. Primero matan a su pareja y luego se suicidan. ¿Por qué no invierten el oreden?. Si tienen en mente desaparecer por voluntad propia ,¿qué les importa ya que sus mujeres o sus "ex" sigan viviendo? ¡Ya no las volverán a ver!.
Con mucha prevención me enfrento a este fenómeno desde la teoría cognitivo social e incluso desde la psicología jurídica.
Sin acudir a estadísticas, es cierto que ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género no ha disminuído el número de muertes, sino que se mantiene o progresa para preocupación social. Hay más mujeres que denuncian, la sociedad (la que no necesita sensiblizarse) está más sensibilizada, la justicia dispone de medidas que no existían antes, hay más hombres encarcelados por este delito etc. etc. De acuerdo. de acuerdo la ley es buena. Pero mueren más mujeres siguiendo un mismo ritual. Lo que quiero plantear es si los asesinatos y el ritual con el que se ceremonian está favorecido por los medios de comunicación.
Un momento, un momento, no griten como yo en el coche. Ya sé que he tocado con la prensa. Pero acabo de escuchar, en el coche siempre oigo Onda Cero, que la prensa tiene el acuerdo de no hablar de suicidios porque tiene efecto llamada. Ahora, (a lo mejor hay un apunte posterior) sólo me pregunto ¿qué fundamento existe para afirmar que las noticias de suicidio tienen efecto llamada y los homicidios familiares no? Espero que la pregunta suspeda la agitación (toda pregunta crea silencio), y mientras, tenga tiempo para expresar mi opinión antes de ser asesinado por quienes encuentren tema para su contratado comentario de mañana. (Qué iluso, como que va a leer alguien estas líneas, como que este tema va a desviar la partidista búsqueda del significado "tenión" en tiempos de campaña electoral).
Sin desvelar mis armas de psicólogo social, expongo la siguente historia. En una ciudad, cuyo nombre no quiero mencionar, se estaba hablando sobre la influencia de los medios en las conductas agresivas y delictivas. Participaban directores de cadenas de televisión, algunos productores, tres jóvenes delincuentes y el moderador, psicólogo,(no era yo). -La televisión no influye en la conducta crimanal. Esto es ridículo. Así de simple". Increpaban directores y productores (¿qué iban a mostrar si elimnaban la violencia?) ¡Pregúntele a ellos! (A los tres adolescentes condenados por la justicia). El moderador les preguntó: -¿Creéis que la TV os ha influido para cometer delitos?. -¿Qué quieres decir?, contestó uno de ellos. -Bien (dijo el moderador), has sido arrestado, estás en la cárcel por robar coches, ¿algo de lo que viste en la TV te influyó para que robaras coches?. Los chavales narraron como en una serie policíaca habían visto poner en marcha un coche sin llave de contacto. Aquellos jovenzuelos dijeron: -Así es como aprendimos a robar coches". (Richard Evans. Albert Bandura. The man and his ideas. A dialogue. 1989).
La ciencia psicológica tiene sobre el tama las hipótesis demasiado probadas. Tambien tiene la triste experiencia de que maldito el caso que sele hace. Esta polémica arranca, primero de las investigaciones sobre el aprendizaje a través de modelos. Pomposamente lo llamamos aprendizaje vicario. (La psicología también tiene su jerga, de la misma manera que un no natono no es un niño/a sino un feto). Luego, desde que el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos de América, elaborara, en 1974, un informe sobre el tema. Oyeron a los expertos. Luego, los medios compraron a un investigador que les abanicó los oídos. A la exposición de aquellos resultados comprados fueron invitados expertos de fama reconocida. Pero cuando estaban esperando en el hall a que comenzaran a pasar las transparencias, (no existía el Powerpoint) se acerca el representante del Gobierno y comunica a unos cuantos que los medios tienen derecho a veto, lo mismo que lo habían tenido las industrias tabaqueras en su día. (¡Cobardes!). Les pagaron el pasaje de vuelta (¡Faltaría más). Los vetados fueron Albert Bandura, Len Berkowitz, (psicólogos), Leo Bogart y Otto Larsen (sociólogos), Leo Eisemberg (psiquiatra infantil). ¿Se entiende por qué decía yo que con la prensa hemos topado?
En la línea de lo que vengo argumentando en este blog, me gustaría dar un paso adelante y explicar, según mis ideas psicológicas, (no se confundan, no he dicho mis invenciones psicológicas), por qué los medios de comunicación producen un efecto llamada cuando machaconamente (tan machaconamente como la desgraciada realidad), emiten noticias de delincuencia en el seno de las familias. Porque generan sensación de capacidad en quienes, hasta ese momento, creía ser inacapaces.
No quiero montarme ninguna película, al contrario, me gustaría que lo que voy a decir no fuera la realidad. Imaginemos cómo resuena, y vuelve a resonar, y redobla en la mente de una persona celosa, abandonada, expulsda de su hogar y apartada de sus hijos la noticia de que alguien ha asesinado a su "ex" o a su "actual". ¡ Ah, no, no!. No estoy afimando que son todos los hombres, ni muchos, ni la mayoría. Me basta con que sean algunos. Esos algunos, al oir que otro, al que juzga que sufría tanto como sufre él, ha sido capaz de hacer semejante "valentía", se dice para sí: SI ÉL HA SIDO CAPAZ, TAMBIÉN YO. Desde el momento que su pensamiento resuelve su problema de incapacidad, la ejecución es cuestión de buscar el modo y el mometo.
Este problema también se lo dan resuelto los medios, que narran con detalles y con testigos, cómo se ejecutó el parricidio. Esto explica la celebración del mismo ritual. Lo han aprendido en los medios, lo mismo que el chaval aprendió a arrancar coches sin llave de contacto.
La pregunta era: ¿las noticias sobre los asesinatos de mujeres a manos de sus "ex" o "presentes" tienen efecto llamada, como admiten tenerlo si notifican suicidios?. La respuesta es: Sí. Y la explicación: porque enseñan como hacerlo y, sobre todo, porque instalan la confianza para hacerlo en quienes se sentían incapaces. ¡Y ahora prometen recordárlo en los luminosos de las auotovías!. Una cosa es anunciar muertos, y otra muy distinta decir que una acción la cometen muchos. No creo que la medida la hayan consultado con los psicólogos:Sesgo de falso consenso, percepción de normalidad, "Yo soy un cagao"... (¿Merecerá la pena otro comentarios?. No, si soy un incorregible, no puedo ver la realidad sin filtrarla por la psicología. ¡¿Y qué?!. ¿No se trata de comportamiento humano?. Pues, ¡caramba!, a lo mejor tenemos hasta obligación de hacerlo antes de que opinen otros sin tener tanto fundamento científico).
Como contrapunto, pensaba exponer mi análisis psicológico de las dos primeros capítulos de la serie la UCO de RTVE. Otro día será. Fué extraordinaria ( A veces los psicólogos también encontramos el lado bueno de los medios de comunicación).

jueves, 7 de febrero de 2008

Autoeficacia y reincidencia en el delito

Llevo un tiempo sin escribir. No ha sido ni por falta de tiempo ni de temas. Simplemente, porque me entretiene finalizar una publicación sobre auteficacia y delincuencia. Y sobre esto voy a escribir hoy.

Parto de un silogismo tan simple como el siguiente, y le voy a dar forma aristotélica:



*La autoeficacia ha demostrado ser una variable causal, directa o indirecta, del comportamiento.

*Es así que la conducta delictiva es un comportamiento.

*Luego la autoeficacia debe explicar la conducta delictiva.



No, de ninguna manera voy a tratar de probar esta conclusión. Para eso estoy escribiendo el libro.



El acicate para escribir sobre este tema me lo proporcionó un alumno al tener que responder a las preguntas planteadas tras una conferencia. ¡A veces uno se da cuenta de que la inteligencia no se acabó cuando crearon la suya! Muy a menudo, quienes escuchan son más inteligentes que quien habla. Qué poco agradecidos somos los profesores con los alumnos. Cuántas ideas han proporcinado y luego no se les menciona ni en la bibliografía, ni en un pie de página. Es un plagio que debería 'pagar un canon'.



Sotenía yo que si la autoeficacia es causa de la delincuencia, deberían uilizarse los mecanismos que la generan (ejecución, modelado, persuasión e inferencia de los estados emocionales y corporales) no para crear autoeficacia, sino para generar ineficacia. Quien no se juzga capaz de ejecutar una acción no la practica.

Piénsese,por ejemplo, en la ejecución personal como fuente principal de autoeficacia. Cuando alguien ejecuta una acción con éxito y se la atribuye a sí mismo, genera expectativas de poder volverla a relizar. Pero si alguien inicia un curso de acción y fracasa, difícilmente se juzgará capaz de volverlo a intentar. Por lo mismo, si en la estrategia de implantar la apreciación de autoeficacia para hacer algo, es poca la insistencia en que no se produzca un fracaso temprano, en la implantación de la ineficacia para delinquir se debe procurar que el aprendiz de delincuencia tenga un fracaso temprano. Como la disciplina dentro del hoga y el que los padres sepan donde, cuándo y con quién salen sus hijos aparece en todos los estudios como variable incompatible con la delincuencia, quizás se deba a que semejante control augura un fracaso en los mismos orígenes de la desviación.



Entonces, argumentó quien me había escuhado, ¿cómo se explica que las personas que han pasado un tiempo en la cárcel vuelvan a reincidir cuando salen de ella? Han fracasado y viven durante un largo tiempo con otros que también perecieron en el intento. Sería motivo suficiente para abandonar el camino del fracasado de la delincuencia, y sin embargo reinciden.



No pude menos de darle la enhorabuena repetidas veces. La pregunta es fantástica para la criminología.



Las respuestas, desde la teoría cognitvo social, se me agolpaban a borbotones. Me hubiera gustado comenzar mi conferencia en ese punto. No sé si la velocidad de mis palabras le dejaron claro algo de lo que le respondí.



La primera de las respuestas era, sin duda, inesperada. Quienes han vivido gran tiempo entre rejas han aprendido la normas del Internado, que diría Goffman. Conocen sus códigos de conducta, lo que les da seguridad en lo que emprenden. Pero no saben si serán capaces de adapatrarse a las reglas de los externos. Al salir, perciben la inseguridad y delinquen abiertamente para que les vuevan a conducir al 'maravilloso' reino donde gobierna "la (su) seguridad. Reinciden porque se juzgan incapaces de vivir fuera de la trena. In deed, it is not surrprising that habitual offenders often become troublesome just before the time of release ; in fact, many verbalize their anxieties about facing life on the outside. It would not, therefore, be surprising if some antisocial personalities were motivated to commit offenses in a manner that insures their return to the institution.(Bandura y Walers, 1959)



Es una posible exlicación de la reicidencia. No la más convincente. Es más razonable pensar que la reincidencia de los hallados cumpables y condenados por la ley se explica por su tenaz autoeficacia.

Cualquier texto de autoeficacia realza lo persistente que es el autoeficaz en perseguir sus propósitos. La elección de una actividad, el desarrollo del esfuerzo necesario y la persistencia ante las dificultades, le son sstantivas. ¡No faltaría más que un suspenso detuviera la carrera del autoeficaz!. Pues, de idéntica manera, el haber sido condendo una vez no basta para que el delincuente se juzgue incapaz de volver a realizar las misas conductas. Aún más, el fracaso es un acicate del autoeficaz. Nunca se insistirá suficiente en la imperiosa necesidad de evitar un fracaso inicial en aquel que quiere modificar su conducta o iniciar la que hasta ahora se percibía como incapaz. Pero una vez que esa confianza en la propia capacidad se ha ha adueñado de la persona, el fracaso es un toque de atención para no dormirlse en el dulce lecho de los éxitos del pasado. El fracaso es un reclamo de nuevos esfuerzos. El autoeficaz que fracasa atrivuye tal contratiempo a las circunstancis que no tuvo en cuenta o a la falta de esfuerzo personal o a la falta de habilidades que puede fácilmente aprender. En definitiva, la reincidencia se explica porque el delincente se siente capaz para no volver a cometer los mismos errores que le llevaron a la condena.

Existe otro aspecto de la teoría cognitivo social que completa la explicación anterior abundando en la autoeficacia como causa de la reincidencia. La propia ejecución personal, que el sujeto realiza en la carcel al ejecutar continuamente con éxito su propio delito.

No, no estoy afirmando que en la cárcel siga deinquiedo. Lo que quiero decir es que la gente conoce poco las útimas investigaciones de Bandura sobre el modelado.

Entre los años 80 y comienzos de los 90, Bandura publica con Carroll, una serie de cuatro o cincon investigaciones sobre la ejecución modelada. Se trataba de copiar un movimiento de la mano muy semejante a lo que es un saque en la pista de tenis. Existía la posibilidad de observar al modelo y luego repetir una y muchas veces el mismo ejercicio con la propia mano. Pero existía una segunda posibilidad, que consistía en observar el modelo, hacer algunos ejercicos de repetición física y luego retirarse a solas a pensar y repensar cada uno de los momentos del movimiento. Las investigaciones son un poco mas complejas, pero la esencia de lo que me interesa presentar aquí es lo que he dicho. Cuando luego, a la hora de la verdad se tenía que ejecutar el movimiento de la muñeca, lo realizaban mejor los que lo habían ejecutado mentalmente que los que lo habían ejecutado físicamente. El verdadero truco de estas investigaciones está en demostrar que algo no se aprende hasta que no se tiene en la cabeza el esquema minucioso de todo el curso o progreso de la acción. Y para grabar ese esquema es más eficaz la combinación de la ejecución física con la ejecución mental. Hay que repasar mentalmente para terminar arpendiendo algo definitivamente. Es más, hasta que lo aprendido no halla su reflejo en la aplicación práctica, no se ha aprendido.

Si todo esto, bien examinado, no es algo que nos suene extraño. Cuando hemos tenido un pequeño o gran percance con la bicicleta, estamos repitiendo mentalmente la acción para no volver a caer en la misma curva. Ignorantes de estos procesos mentales, los padres suelen prihibir a sus hijos que vuelvan a coger la bicicleta, o la moto. En realidad, después de tantos repasos mentales, los hijos pueden sentirse más capacitados para volver a subirse en el sillín. En el mismo orden de cosas, hay profesores que prohiben rigurosamente hablar en clase. Si se fijaran en el momento en que surje la conversación, harían bien en detener su explicación hasta que el compañero le explique a su vecino lo que no ha entendido. Cuando vea que el interlocutor hace el gesto de admiración: ¡Ah, sí!, puede contuar sus explicaciones.

Probado, por la investigación y por la experiencia personal, que aprender es generar esquemas mentales del curso de acción, olvidémosnos de los padres ansiesos por la salud de sus hijos y del profesor que permite reflexionar a sus alumnos. Volvamos a la cárcel.

Si algo tiene en abundancia el interno es tiempo. Tiempo para pensar. Muchos momentos en los que darle vuelta atrás a los acontecimietos que le le han llevado hasta la prisión y ejecutarlos de nuevo, de manera distinta, de mil maneras. Tantas veces los repite que podría caminar por el lugar del delito con los ojos cerrados. Esto es ejecutar la conducta delictiva en la cárcel. Por desgracia, con demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, no recuerdo que preso famoso, afirmaba que en la cárcel se fraguan los delitos más graves y sofisticados. Abunda el tiempo para panificarlos milimétricamente.

La reincidencia de quien ha fracasado no es una objeción contra la autoeficacia como causa de la conducta delictiva. Todo lo contrario. Es la autoeficacia la que explica esa reincidencia. Luego mantengo el silogismo al que objetaba el alumno inteligente.

Bueno, bueno. Sin olvidar algo esencial ,que la autoeficacia es una apreciación personal. Y no digo yo que el haber sido condenado una vez no pueda ser causa de que el delincuente se considere ineficaz para el futuro. Desde luego, existen más probabilidades de que se genere apreciación de ineficacia mandando a alguien a la carcel (lo que es un fracaso en su conducta delictiva) que no habiendo experimentado nunca lo que es la falta de libertad en el intenado.