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miércoles, 12 de septiembre de 2012

DE LA TEORÍA A LA REALIDAD: GESTIÓN COMUNITARIA


 
Hace unos quince días recibí el siguiente mensaje de quien fuera Coordinador Español de los programas de Cooperación en Honduras.

Estimado Eugenio, le mando un reporte, donde puede visualizar algunos resultados que se han dado en los barrios en los que se actuó con jóvenes. Aunque un poco "populista" el reportaje, si podemos decir que se han dado resultados muy positivos y que se ha implementado la metodología tal y como la planificamos en su momento.
Gracias a su aportación y a la aplicación de metodologías basada en la gestión personal, grupal y la autoeficacia, estos resultados han sido posibles. Esperemos que en la prisión de mujeres tengamos también estos resultados.
Creo que le gustara saber en que estas teorías funcionan fuera de la experimentación y son reales cuando se aplican en la vida real.
Un fuerte abrazo, hasta pronto.

http://www.facebook.com/l/nAQHQTvf4AQEI7pI-h7dovrKaQnNq-PThynuj4d-nI3o1cQ/www.youtube.com/watch?v=5d9eHep3pWg&feature=player_embedded

Cuando a uno le llega la edad de tener que abandonar impositivamente la actividad que ha realizado durante su vida profesional necesariamente ha de preguntarse: ¿Y ahora qué? ¿Qué quiero ser de mayor?

He de confesar que espontáneamente me orienté hacia el voluntariado. Era lo lógico, dada mi especialización en psicología. Pensé, por en contrario, enseguida, que era una manera de ocultarme a mí mismo la realidad de que la psicología ya no era mi vida activa. Es cierto que no me hubiera importado seguir unos años más en la docencia e investigación. Es cierto que, cuando la he  ejercercido, volvía a sentir que me gusta trasmitir lo que estudio o investigo. Pero no es menos cierto que la realidad vital personal hay que afrontarla de cara: todo eso no sería más que dilatar el tiempo de la agonía profesional.



El segundo de los inconvenientes, no menor que el anterior, fue concienciarme de que adquirir el compromiso público de dedicar determinadas horas semanales a una actividad de voluntariado suponía imponer tus horarios a las personas de tu entorno, limitando la libertad, que ha de sentirse en la jubilación, de poder romper la monotonía a antojo sin tener que decir: “es que el martes a las cinco de la tarde tengo que estar en …” No debe ser justo ni para con uno mismo ni menos con quienes conviven contigo, privarse de la libertad ganada durante los años. A menos que se pacte así la convivencia.

Pero no era fácil rechazar del todo a la idea del voluntariado.


En estas andaba cuando, a través de este blog, me llega, desde Honduras, una petición de consejo de quien coordinaba, por entonces, la cooperación española. Deseaban realizar una intervención con jóvenes de  poblados muy indigentes, dominados por la delincuencia, y creía que mis conocimientos sobre autoeficacia y gestión personal podría ser el fundamento teórico y metodológico de la intervención que lanificaban.



Aquella petición colmaba  mi orientación hacia el voluntariado, sin ninguno de los inconvenientes. En terminología sociocognitiva, se trataba de ejercer el voluntariado vicariamente. Y eso fue lo que hice: “desde ahora en adelante, le contesté, está será mi dedicación prioritaria. Me tienes a tu disposición”.



Entre las carpetas de los correos electrónicos que guardo hay una titulada: PROYECTO HONDURAS. En ella se guarda toda la correspondencia mantenida, a lo largo de más de cinco años, con Javier Herráiz. No nos hemos visto nunca. No nos reconoceríamos si  llegáramos a encontrarnos, pero hemos mantenido una estrecha colaboración y, como se ve en el mensaje que encabeza este tema, la seguimos manteniendo ahora que se ha embarcado en otro proyecto en las cárceles de mujeres hondureñas.



Elaboramos, conjuntamente, un largo documento sobre la gestión personal grupal, con el fin de generar en los jóvenes de cada uno de los poblados la percepción de autoeficacia grupal: que ellos se juzgaran capaces de sacar a sus gentes de la droga, la criminalidad y construir un entorno humano y material donde se sintiera la luz de progresar autónomamente.



Alguna otra vez me habían pedido, estando en la Universidad, que diera algún curso a quienes se preparaban para la cooperación en Hispanoamérica. Había tenido siempre la impresión de que las ayudas consistían en ofrecerles medios materiales más que en capacitarlos personal y comunitariamente. Quizás estuviera demasiado influenciado por las teorías de Oscar Lewis sobre la Cultura de la Pobreza. Teoría que el insigne psicólogo social formulara estudiando precisamente poblaciones de Centroaméricas.



A lo largo de los temas de este blog han ido apareciendo constantemente los fundamentos teóricos y los procedimientos prácticos sobre cómo ser uno mismo el gestor de su propia vida: proponerse metas a largo plazo, dividirlas en pequeños hitos semanales o mensuales, evaluarlos gráficamente... Se trata, en definitiva, de la primera de las fuentes de la autoeficacia: la ejecución personal exitosa.



Para ello hay que hacerles entender que logran esos resultados no porque estén asistidos por la ayuda internacional, sino porque ellos se lo han propuesto y ellos lo van consiguiendo. Una idea era esencial: que toda la iniciativa, en cuanto a las actividades a realizar, los medios a elegir y el análisis de resultados, la tendrían los jóvenes solitos. Los cooperantes serían testigos de sus decisiones, de sus logros y consultores en los momentos de dificultad.



Quien se embarca en intervenciones de esta naturaleza debe armarse de mucha entereza personal para no caer en el desaliento. Que unos jóvenes, que no llegan a los 20 años, se hagan responsables de actividades comunitarias, tan simples como allanar un terreno donde poder jugar al futbol, es tarea, de entrada, casi imposible. Las intervenciones psicológicas para erradicar la droga, la criminalidad e implantar disciplina personal son muy distintas a eliminar una plaga de insectos fumigando por la noche, desde una avioneta, las áreas de la plaga. Tanto Javier como yo tuvimos que luchar contra la desconfianza y el recelo, incluso de los mismos cooperantes.



Pero ellos, a pesar de todo,  los cooperantes tuvieron fe en lo que emprendían, adoptaron las ideas de la autoeficacia y la gestión  personal o grupal comunitaria. No soy yo quien ha de exponer las dudas, las dificultades, los avances y retrocesos, los desánimos que han impregnado a los dirigentes del proyecto a lo largos de estos cinco años. Ellos podrían publicar todo un manual práctico.



Pero cuando las intervenciones psicológicas tienen sus resultados, estos son llamativos, tanto que, como se ve en el vídeo, los políticos se lo apropian.



No tratéis de identificar a Javier en el vídeo. Hace casi un año que terminó ese contrato.  Ahora, como me dice en el mensaje, está metido en la implantación de un programa semejante en las cárceles de mujeres hondureñas.



-Es injusto, Javier, que no aparezca ni siquiera tu nombre, le decía yo, después de visionarlo.
-"No te preocupes Eugenio, lo de no salir en el video no importa, pues verdaderamente en acción humanitaria no importa el quien sino lo que se consigue. En cuanto lo de la cárcel de mujeres vamos bien, empezamos en Junio pero, precisamente esta semana que viene, empezamos fuerte, con diversos talleres de gestión personal y grupal tanto con guardias como con personas privadas de libertad. Le mantengo informado, un abrazo. "



Personalmente me queda la confirmación de que aquellos procesos psicológicos que se desarrollan en los laboratorios de investigaciones psicológicas  y que se publican en las revistas de impacto científico, cuando se aplican a problemas sociales también superan el aprobado.  Por eso: de la teoría a la realidad

domingo, 8 de febrero de 2009

EL CASO CYRIL: NO NOS CREEN, NO SE LO CREEN


Anoche, viendo el programa de Antena3: La vuelta al mundo en directo, fui testigo, como lo serían muchos espectadores, de decisones que muetran LO POCO QUE SE CREE EN LAS INVESTIGACIONES CRIMINOLÓGICAS. Si tal hecho no está contemplado como delito en el Derecho Penal es porque los juristas NO CREEN que la rehabilitación sea una de los fines de la pena, aún en el caso de que el delincuente fuera menor en el momento en que cometió el delito y lleve ya catorce años utilizando sus manos limpias para construir una sociedad más digna.


Hace ya muchos años, tantos que se emitía la primera edición de UN, DOS TRES, CONTESTA OTRA VEZ. En el entorno univesitario se temía a la coacción de la vergüenza por osar declararse espectador de aquella alegre, divertida, multicolor variedad de personajes, escenas, teatro, danza, humor, magia, coreografías y concurso: todos los alicientes para olvidarse, finalizada la semana, de las preocupaciones científicas (las menos, pues sólo ocupaban), y de las intrigas burocráticas ( las más) que inquietaban a la masa gris del país. Aquella tarde hablábamos con Pinillos y con su mujer, Elvira. Tocamos el tema del UN,DOS,TRES, RESPONDA OTRA VEZ. José Luis reconoció ser asiduo seguidor del programa porque : " cuando llego a casa me gusta que me diviertan, no que me regresen a los temas profesionales".


Gracias, José Luis, por haberme dicho que el tema de mi tesis sobre Moreno era poner de mingo a un autor del que todos hablaban y nadie conocía más que el nombre, por tus frecuentes visitas a Salamanca, con parada en casa, y preguntarme amigablemente: cuéntame, ¿como vas con Moreno? y, tras escucharme, me apuntabas pistas nuevas extraídas de tu inagotable almacen de conocimientos y reflexiones; gracias porque una tarde, en tu casa de Puerta de Hierro, me enseñaste un libro azul, relativamente grueso, que acababas de adquirir: Principles of behavior modification, de Bandura y tuviste la visión de decirme: tenlo en cuenta, cambiará la psicología. Aquella indicación decidió mi futuro profesional. Gracias por tu compañía grata, divertida, amena; gracias por disfrutar de las cosas pequeñas que te rodean. Gracias por tu amistad desinteresada, pues nada podía ofrecerte cuando, echándome la mano sobre el hombro conversábamos sin tasar el tiempo.


Perdonadme este paréntesis. He tratado obviarlo, pero desprovechar la ocasión de mostrar mi gratutud a José Luis Pinillos y a Elvira dificultaba el progreso de mi razonamiento.


Tampoco es que uno vea cualquier cosa que aparezca en la pantalla del televisor. Los programas que suponen esfuerzo, como PASA PALABRA, si puedo no me los pierdo. Lo mismo me sucede con MADRILEÑOS POR EL MUNDO: un modo diferente de de viajar y retornar a lugares ya transitados, pero dirigido por quienes lo habitan.


Ayer por la noche disfrutaba de mi reencuentro con Venecia y con Verona. Lugares aparentemene comunes ( la Arena, la recoleta plaza a la que se asoma el balcón de Julieta, el puente de Rialto, las góndolas, los palacios, el cristal de Murano, retorcido porque su composicion le permite mantenerse moldeable al apatarse del fuego) que transformas en exclusivos posando en ellos tus vivencias. Me pareció divertido presenciar cómo personas con vértigo hacían puenting deste una altura de 70 metros y, luego, desear repetir la experiencia. Toda una terapia de implosión.


De pronto el presentador cambia la voz, la actitud y la compostura para comunicar una dura decisión de la Dirección del Progrma.


-¡Bah!, truco del guión para recobrar la atención. Pero....


- ¡Nada de truco!. ¡Auténtica realidad!


Una de la parejas seleccionadas, Cyril y Paola, había sido expulsadas del programa porque Cyril había ocultado "la participación en un acontecimiento de consecuencias trágicas" (sic) ocurrido hacía catorce años.


- ¡¡"Esto no puede ser"!!, grité, aunque solo me oyera mi mujer.


Claro que podía ser. Cyril y Paola (que confiesa conocer los hechos desde que iniciaron su relación) son presentados en una especie de interrogatorio de tercer grado (aunque se disimule intimidad) para que confiese, si quiere, las razones por las que decide (?) abandonar el programa.


- ¡Canallas!, sigo gritando. ¿Lo ha expulsado el Programa o lo ha decidido él libremente?. " Los antecedentes de Cyril les obligan a abandonar este programa", se lee en un rótulo que acompaña al vídeo.

Al Programa han llegado informaciones, las hemos constatado y son verdaderas, dice acusatoriamente el presentador. Eso va contra las normas exigidas para participar en el concurso: contar sus antecedentes. No nos queda más remedio que avisar a la audiencia y a todos tus compañeros.

Ante mis ojos se van explotando secuencias como bombas de racimo. Aparece la pareja, se le pide a Cyril que confiese los hechos . Cyril se niega a contar nada porque eso pasó hace mucho tiempo, él sólo tiene ganas de mirar hacia adelante y construir una vida digna. Pero no quiere que los medios le machaquen. Abandona. Los medios le han empapado ya de aguas sucias sin avisarle, como en los viejos tiempos : ¡agua va!.
¡Se le pregunta a Paola "si tiene miedo de que la juzguen también a ella"!. Uno recuerda las preguntas capcionas de los fariseos a Jesus: ¿quién pecó para que este naciera ciego?. ¡Qué me estás diciendo!. ¿Entiende usted, señor presentador, que quien se acerque al que delinquió debe tratársele de igual manera?.
Cecyl no puede contener las lágrimas. Tampoco su compañera. Paara rematar la faena, les piden que graben un vídeo para saludar a sus compañeros de concurso y desearles suerte. ¡Pantomimas! ¡Bombo al tema! Debe saberse que en condicones de inferioridad y culpa los ruegos son mandatos.


¿Os parece poco?. Si no lo vísteis os explico más. (unque al darle el último repaso a este tema he visto que ya está colgado en la red). El programa, ¡hipócrita!, inicia su lavado de imagen: entienden que uno puede rehacer su vida, miestran muestran a los expectadores el cartel mencionado: "Los antecedentes de Cyril les obligan a abandonar el programa" aludiendo a un pasado oscuro, turbio contra el que quieren medicinarse. El programa, ( sigue el bombardeo de disculpas imculpatorias) dice haberse preocupado tanto que han enviado a su Psicóloga a hablar con la pareja. La Psicóloga dice haberhablado con ellos durante ¡cinco horas!, para llegar a la conclusión de que lo mejor es que abandonen el concurso, porque podía hacerles daño. La Psicóloga está de acuerdo con esa decisión. Yo no estuve en la entrevista y doy por supuesto que la Psicóloga fue una profesional experimentada.


- ¿Cuanto tiempo dedicó el programa al pasado turbio, criminal (nunca urtilizaron explícitamente la palabra) de consecuencias dramáticas de Cecyl?.


- No lo sé


-Calcularía que unos quince minutos, contanto el corte para los anuncios.


Quince minutos en los que se dice apartar del programa a un chaval porque hace catorce años, siendo un menor, cometió una acción de consecuencias trágicas. Quince minutos en los que se le pide que narre, si quiere, cuáles fueron los hechos. Quince minutos para dicelae que ha transgredido las normas del Programa hasta el punto de verse obligados a expulsarle (¡el delincuente no desaprovecha cada oportunidad que se le ofrece). Quince minutos en los que se comunica que la acción es tan grave que ha necesitado la asistencia de un profesional. Que el profesional empleó cinco horas, más de media jornada laboral. Quince minutos en los que se está echando la mierda de la sospecha, como dice Paola, sobre alguien que ya ha pagado por sus hechos, de los que está arrepentido y ha demostrado, durante catorce años, que tiene las manos limpias.


El programa no quiere revelar los hechos. Pero hace algo peor, plantar la curiosidad de saberlo, de imaginárselo. Hasta los monos de Harlow se olvidaban de comer porque la curiosidad les exigía observar lo que pasaba en el laboratorio a través de la mirilla encastrada en la puerta que les separaba. El programa no quiere que le echen mierda encima y dentro de poco sabremos qué fue lo que pasó, adornado con las moñigas del rumor.


Uno tienía el convencimiento de que los delitos son acciones por las que se paga multa, condena o ambas. Cumplida la condena y pagado lo justo, uno creía que el reo volvía a la sociedad en estado de gracia original, cual católico arrepentido y con propósito de la enmienda al que se le dice: ¡Vete en paz, tus pecados te son perdonados!. Esto es lo que defiende la teoría cognitivo social.


Si el chaval ha redimido su pecado, ¿qué obligación tiene de confesar hechos pasados de los que quiere olvidarse?. Si la justicia impide juzgar a la misma persona dos veces por los mismos hechos, ¿por qué no persigue a quienes discriminan, castigan, por no confesar lo que legalmente carece ya de sustancia?.


Me costó concliliar el sueño. Dos preguntas obstinadas me devolvían a la consciencia, como satélites rotando sin comiezo ni fin, como la aguja del reloj que al llegar a las 12 y culminar su periplo, debiera fijarse; perseverate empero, persigue de nuevo la una, las dos , las tres a golpe del vaivén marcado por la rueda catalina o por la vibración del cuarzo., como tornilo sin fin que al finalizar su recorrido aparece mágicamente para no dejar de repetir la m isma rotación taladradora. Las preguntas eras: ¿Si no querían echar mierda sobre la vida de Cyril, por qué no se lo callaron después de que la psicóloga llegara al acuerdo con ellos? Y , segunda, si no se lo callaron ¿por qué no le dejaron seguir, incluso, por qué no le animaron a continuar y desmostrar su completa rehabilitación?. No se les ocurrió. Nadie supo aconsejarles adecuadamente y, si aconsejó, no le escucharon. Vende más el delito que la virtud. Desearía equivocarme, pero seguro que el caso de Cyril identificará este concurso.


Sommer, el psicólogo del espacio personal de los años 60, decía que cada persona se enfunda el mono de trabajo cuando se expone a los demás. Lo llamaba espacio personal. Este uniforme no se ve, pero existe, dado que arrimarse demasiado se considera ofensa. Las distancias cortas, cuerpo a cuerpo, son para el amor o el odio extremos. El respeto es la medida del grosor de la burbja del espacio personal. Los ingleses se sienten incómodos con las distancias cortas de los latinos. Los latinos se sientes advierten frialdad por la distancia larga de los ingleses. La burbuja del espcio personal no tiene el mismo grosor en todas las circunstancias, pero al delincuente se le coloca una kilométrica, tan gruesa como la de los leprosos obligados a anunciar su presencia co el tolón de de su cencerro, se les blinda con chaleco de titanio para que no irradir ni contaminar. Sobre Cyril y su pareja podía verse una envolvente nube gris que impidía ver sus caras actulizadas. Solo les acompañaba el "inquisidor" ( el que inquiere) , distante, piernas cruzadas, a metro de los interrogados. La distancia más larga, dice Sommer, es la del reo respecto a quien le juzga. Cyril era consciente de que se le estaba juzgando: mirada tímida, vergonzosa, huidiza, soslayada, escondiendo sus ojos claros tras los elegantes rizos de su pelo; la cámara lo toma de perfil, como a traición, no quiere contaminarse con el plano corto frontal.

Cyril comunicaba con énfasis de falsete, que iría con la cabeza muy alta, porque aquello había pasado para siempre. Paola le defendía con su admiración por ser una persona especial. Nadie en sus circunstancias consigue lo que ha conseguido Cyril. Ambos, sin embargo, eran conscientes de la basura con las que les cubría el programa. Abrazo fundido al final de la entrevista, coraza hidrófuga con la que defenderse del agua sucica. La gente del plató les miraba con compasión distante, en la pantalla. La psicóloga pronunció unas palabras desde un rincón. Nadie salió en su defensa. ¡Es que aquello que estaban onservando era lo obvio, el supuesto indiscutible!


-¡Criminólogos del mundo, levantaos y denunciar tanta hipocresía! ¿Que hacéis propagando la justicia restauradora como rehabilitación del delincuente arrepentido? ¡Nadie nos cree!
- Legisladores, magistrados, policías, funcionarios de prisinones, legisperitos todos, ¡dejad la hipocresía!. No vendáis la rehabilitación como medicina para redimir la pena. Para el delicuente no existe más ley que la del Talión.
Lo que sucedió añoche en Antena 3 es la escenificación de un estereotipo. Al observarlo, se entiende que Caprara y su equipo de la Universidad romana de La Sapienza hayan descubierto que el joven delincuente arrepentido, dolido y lleno de pena por el mal que ha causado busque en la comunidad al sacerdote que le diga de verdad: Vete en paz, tus pecados te son perdonados. Cuendo no lo encuentra, ve en cada cara al vengativo que quiere hacerle pagar una vez y otra, su pecado; por eso piensa, como bien dice el refrán,: quien da primero da dos veces, y vuelve a reincidir por legítima defensa.
¿Se entiende que esta escena es la ejemplificación, el estereotipo de lo que niega la teoría cognitivo social?. Son las acciones las que son delictivas, y no constituyen la esencia de la persona. No se ES delincuente, se cometen acciones delictivas. Conductas perfectamente recuperables. Si no lo crees ¿te atreverías a presentarte a otro concurso que se titula algo así como la historia de tu vida?. Solamente lo he visto una vez. A veces pienso que debería verlo más, porque muestra que cada persona tiene un pasado oscuro.
¡Por dios, qué magnifica ocasión se ha perdido de decirle a los jóvenes como Cyril que se puede salir de eso!. Qué oportunidad se le ha negado a Cyril para seguir creyendose autoeficaz contra el delito!.
P.D. Como me había imaginado, ya sabemos lo que hizo Cyril. Es la noticia del día. Está en todos los periódicos, me acaban de decir. Seré un ingenuo, pero sigo pensando que lo más adecuado hubiera sido dejarle continuar en el progrma. Hace catorce años que cometió el trágico incidente. ¡Psicópata!. Facil decirlo a posteriori. Ahora, lo que me da miedo, es que se cumplan las predicciones de Caprara: todos esperan de él que repita la acción, porque eso es genético, todos le tratarán como apestado, nadie creerá en su recuperación ¿Puede alguien decirme qué salida le queda?. ¿Qué harías tú en su lugar?.

jueves, 7 de febrero de 2008

Autoeficacia y reincidencia en el delito

Llevo un tiempo sin escribir. No ha sido ni por falta de tiempo ni de temas. Simplemente, porque me entretiene finalizar una publicación sobre auteficacia y delincuencia. Y sobre esto voy a escribir hoy.

Parto de un silogismo tan simple como el siguiente, y le voy a dar forma aristotélica:



*La autoeficacia ha demostrado ser una variable causal, directa o indirecta, del comportamiento.

*Es así que la conducta delictiva es un comportamiento.

*Luego la autoeficacia debe explicar la conducta delictiva.



No, de ninguna manera voy a tratar de probar esta conclusión. Para eso estoy escribiendo el libro.



El acicate para escribir sobre este tema me lo proporcionó un alumno al tener que responder a las preguntas planteadas tras una conferencia. ¡A veces uno se da cuenta de que la inteligencia no se acabó cuando crearon la suya! Muy a menudo, quienes escuchan son más inteligentes que quien habla. Qué poco agradecidos somos los profesores con los alumnos. Cuántas ideas han proporcinado y luego no se les menciona ni en la bibliografía, ni en un pie de página. Es un plagio que debería 'pagar un canon'.



Sotenía yo que si la autoeficacia es causa de la delincuencia, deberían uilizarse los mecanismos que la generan (ejecución, modelado, persuasión e inferencia de los estados emocionales y corporales) no para crear autoeficacia, sino para generar ineficacia. Quien no se juzga capaz de ejecutar una acción no la practica.

Piénsese,por ejemplo, en la ejecución personal como fuente principal de autoeficacia. Cuando alguien ejecuta una acción con éxito y se la atribuye a sí mismo, genera expectativas de poder volverla a relizar. Pero si alguien inicia un curso de acción y fracasa, difícilmente se juzgará capaz de volverlo a intentar. Por lo mismo, si en la estrategia de implantar la apreciación de autoeficacia para hacer algo, es poca la insistencia en que no se produzca un fracaso temprano, en la implantación de la ineficacia para delinquir se debe procurar que el aprendiz de delincuencia tenga un fracaso temprano. Como la disciplina dentro del hoga y el que los padres sepan donde, cuándo y con quién salen sus hijos aparece en todos los estudios como variable incompatible con la delincuencia, quizás se deba a que semejante control augura un fracaso en los mismos orígenes de la desviación.



Entonces, argumentó quien me había escuhado, ¿cómo se explica que las personas que han pasado un tiempo en la cárcel vuelvan a reincidir cuando salen de ella? Han fracasado y viven durante un largo tiempo con otros que también perecieron en el intento. Sería motivo suficiente para abandonar el camino del fracasado de la delincuencia, y sin embargo reinciden.



No pude menos de darle la enhorabuena repetidas veces. La pregunta es fantástica para la criminología.



Las respuestas, desde la teoría cognitvo social, se me agolpaban a borbotones. Me hubiera gustado comenzar mi conferencia en ese punto. No sé si la velocidad de mis palabras le dejaron claro algo de lo que le respondí.



La primera de las respuestas era, sin duda, inesperada. Quienes han vivido gran tiempo entre rejas han aprendido la normas del Internado, que diría Goffman. Conocen sus códigos de conducta, lo que les da seguridad en lo que emprenden. Pero no saben si serán capaces de adapatrarse a las reglas de los externos. Al salir, perciben la inseguridad y delinquen abiertamente para que les vuevan a conducir al 'maravilloso' reino donde gobierna "la (su) seguridad. Reinciden porque se juzgan incapaces de vivir fuera de la trena. In deed, it is not surrprising that habitual offenders often become troublesome just before the time of release ; in fact, many verbalize their anxieties about facing life on the outside. It would not, therefore, be surprising if some antisocial personalities were motivated to commit offenses in a manner that insures their return to the institution.(Bandura y Walers, 1959)



Es una posible exlicación de la reicidencia. No la más convincente. Es más razonable pensar que la reincidencia de los hallados cumpables y condenados por la ley se explica por su tenaz autoeficacia.

Cualquier texto de autoeficacia realza lo persistente que es el autoeficaz en perseguir sus propósitos. La elección de una actividad, el desarrollo del esfuerzo necesario y la persistencia ante las dificultades, le son sstantivas. ¡No faltaría más que un suspenso detuviera la carrera del autoeficaz!. Pues, de idéntica manera, el haber sido condendo una vez no basta para que el delincuente se juzgue incapaz de volver a realizar las misas conductas. Aún más, el fracaso es un acicate del autoeficaz. Nunca se insistirá suficiente en la imperiosa necesidad de evitar un fracaso inicial en aquel que quiere modificar su conducta o iniciar la que hasta ahora se percibía como incapaz. Pero una vez que esa confianza en la propia capacidad se ha ha adueñado de la persona, el fracaso es un toque de atención para no dormirlse en el dulce lecho de los éxitos del pasado. El fracaso es un reclamo de nuevos esfuerzos. El autoeficaz que fracasa atrivuye tal contratiempo a las circunstancis que no tuvo en cuenta o a la falta de esfuerzo personal o a la falta de habilidades que puede fácilmente aprender. En definitiva, la reincidencia se explica porque el delincente se siente capaz para no volver a cometer los mismos errores que le llevaron a la condena.

Existe otro aspecto de la teoría cognitivo social que completa la explicación anterior abundando en la autoeficacia como causa de la reincidencia. La propia ejecución personal, que el sujeto realiza en la carcel al ejecutar continuamente con éxito su propio delito.

No, no estoy afirmando que en la cárcel siga deinquiedo. Lo que quiero decir es que la gente conoce poco las útimas investigaciones de Bandura sobre el modelado.

Entre los años 80 y comienzos de los 90, Bandura publica con Carroll, una serie de cuatro o cincon investigaciones sobre la ejecución modelada. Se trataba de copiar un movimiento de la mano muy semejante a lo que es un saque en la pista de tenis. Existía la posibilidad de observar al modelo y luego repetir una y muchas veces el mismo ejercicio con la propia mano. Pero existía una segunda posibilidad, que consistía en observar el modelo, hacer algunos ejercicos de repetición física y luego retirarse a solas a pensar y repensar cada uno de los momentos del movimiento. Las investigaciones son un poco mas complejas, pero la esencia de lo que me interesa presentar aquí es lo que he dicho. Cuando luego, a la hora de la verdad se tenía que ejecutar el movimiento de la muñeca, lo realizaban mejor los que lo habían ejecutado mentalmente que los que lo habían ejecutado físicamente. El verdadero truco de estas investigaciones está en demostrar que algo no se aprende hasta que no se tiene en la cabeza el esquema minucioso de todo el curso o progreso de la acción. Y para grabar ese esquema es más eficaz la combinación de la ejecución física con la ejecución mental. Hay que repasar mentalmente para terminar arpendiendo algo definitivamente. Es más, hasta que lo aprendido no halla su reflejo en la aplicación práctica, no se ha aprendido.

Si todo esto, bien examinado, no es algo que nos suene extraño. Cuando hemos tenido un pequeño o gran percance con la bicicleta, estamos repitiendo mentalmente la acción para no volver a caer en la misma curva. Ignorantes de estos procesos mentales, los padres suelen prihibir a sus hijos que vuelvan a coger la bicicleta, o la moto. En realidad, después de tantos repasos mentales, los hijos pueden sentirse más capacitados para volver a subirse en el sillín. En el mismo orden de cosas, hay profesores que prohiben rigurosamente hablar en clase. Si se fijaran en el momento en que surje la conversación, harían bien en detener su explicación hasta que el compañero le explique a su vecino lo que no ha entendido. Cuando vea que el interlocutor hace el gesto de admiración: ¡Ah, sí!, puede contuar sus explicaciones.

Probado, por la investigación y por la experiencia personal, que aprender es generar esquemas mentales del curso de acción, olvidémosnos de los padres ansiesos por la salud de sus hijos y del profesor que permite reflexionar a sus alumnos. Volvamos a la cárcel.

Si algo tiene en abundancia el interno es tiempo. Tiempo para pensar. Muchos momentos en los que darle vuelta atrás a los acontecimietos que le le han llevado hasta la prisión y ejecutarlos de nuevo, de manera distinta, de mil maneras. Tantas veces los repite que podría caminar por el lugar del delito con los ojos cerrados. Esto es ejecutar la conducta delictiva en la cárcel. Por desgracia, con demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, no recuerdo que preso famoso, afirmaba que en la cárcel se fraguan los delitos más graves y sofisticados. Abunda el tiempo para panificarlos milimétricamente.

La reincidencia de quien ha fracasado no es una objeción contra la autoeficacia como causa de la conducta delictiva. Todo lo contrario. Es la autoeficacia la que explica esa reincidencia. Luego mantengo el silogismo al que objetaba el alumno inteligente.

Bueno, bueno. Sin olvidar algo esencial ,que la autoeficacia es una apreciación personal. Y no digo yo que el haber sido condenado una vez no pueda ser causa de que el delincuente se considere ineficaz para el futuro. Desde luego, existen más probabilidades de que se genere apreciación de ineficacia mandando a alguien a la carcel (lo que es un fracaso en su conducta delictiva) que no habiendo experimentado nunca lo que es la falta de libertad en el intenado.