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martes, 16 de marzo de 2010

CADA PALO QUE AGUANTE SU VELA





Bandura, en sus últimos escritos,  muestra preocupación por la degradación del medio ambiente. Para explicar esta irresponsabilidad, acude, una vez más, a sus mecanismos de la desvinculación moral: justificación moral de los actos inmorales, utilización de eufemismos que tergiversan la realidad, (generalmente de tipo sanitario), o que  nuestro daño es insignificante comparado con el que causan otros. Si las consecuencias de los actos peligrosos no son perceptibles, es fácil “tener descuidos”. Cuando el daño se comete como miembro de una corporación o grupo, las consideraciones morales se diluyen en la participación colectiva. No es infrecuente considerar las conductas que laceran el medio ambiente, como efecto secundario necesario de las necesidades que la vida impone . Y entre el bienestar de la naturaleza y el de uno propio, naturalmente, uno debe cuidarse de sí mismo.

La raíz de todos los desmanes ecológicos, para Bandura, está en la superpoblación del planeta. La madre Ceres ya no tiene leche para amamantar a todos sus hijos y cada año le (en) cargamos nueva prole. Bandura ridiculiza las políticas de las naciones desarrolladas que promueven aumentar el número de nacimientos por mujer en edad fértil. Su pensamiento, tendente al socialismo, su modo de vivir austero, le llevan a pedir una mejor distribución de las riquezas y a una mayor apertura hacia la inmigración de los más necesitados y su acogimiento ordenado por los países desarrollados, que los necesitan para su propia subsistencia.

Escribiendo sobe los temas de la superpoblación, recurre aquellas intervenciones realizadas en India, países latinoamericanos y africanos, en los que, aplicando sus teoría del aprendizaje mediante modelos y generando la  de percepción de autoeficacia colectiva, se ha logrado disminuir la natalidad y la pandemia del SID entre otros males de la era actual..

En el marco de consideraciones moralizantes, está su exigencia de que las teorías y las intervenciones psicológicas tengan alcance social. Aunque fuera eficaz, una terapia dinámica que emplea varias horas semanales a una sólo persona, no sería rentable, cuando con una hora de modelos televisados o de radiados, puede mejorarse el bienestar de un número indefinido de personas. Eso es lo que se ha logrado cuando sus teorías, bajo su supervisión,  se han encarnado en personajes de series televisivas o seriales radiados..

- Eugenio, confiesa.

- Sí, confieso que al leer estos artículos me dan la impresión de que caen lejos de mi latitud personal. Incluso me resultan aburridos.


- A mí también me resulta aburrido lo que llevas escrito hasta ahora.

Pero aproximándoles el foco, privándoles de la profundidad de campo que conceden los diafragmas cerrados y las distancias largas, se advierte que Bandura no sermonea y, por consecuencia, sus palabras no deben caer el desierto. La impregnación de las nuevas tecnologías que controlamos solamente en el manejo, pero pocas veces en sus insondables procesos de creación, están alimentando la sensación de incapacidad personal, de ineficacia. ¡Qué podemos hacer nosotros frente a los poderosos que controlan las nuevas tecnologías y los medios de comunicación! Ya ni nos molestamos en aprender los planos de las ciudades porque el navegador de nuestro vehículo o de nuestro móvil nos lo facilitan. Y de esta manera, pasamos tangencialmente por obras de arte que no admiramos, rejas artesanales que nos legaron herreros de no hace muchos años y que ya no volverán a repetirse. Un día desaparecerán vendidas a peso en una chatarrería, como vulgar hojalata. Mirando las líneas azules del navegador que marca nuestro caminar, atendemos sólo a la esquina en la que tenemos que torcer o la salida de la rotonda en la que debemos girar el volante.

- Dentro de poco colóquese a la izquierda


- En la rotonda, tome la tercera salida. Es la calle de destino.

Estos adelantos, a los que entregamos nuestro destino, nos están privando de la capacidad de control y de la responsabilidad . Día llegará en que las multas de tráfico se las derivemos a la compañía del navegador por no avisarnos de la velocidad debida, de la dirección adecuada o del acercamiento peligroso al vehículo que acabamos de embestir.

Si cada uno de los moradores de una región se sacudiera la responsabilidad o desistieran de controlar o preocuparse por su entorno, viviríamos caóticamente. Si cada individuo pensara que lo común pertenece a los demás, y que cada uno aguante su vela, todas las velas, también la suya, serían incapaces de mantenerse izadas. Ni Simeón el Estilita logró vivir aislado en su columna de quince metros de altura.

- Pero qué eso de lo común?

Los psicólogos sociales, ya desde los tiempos de Wund o  las teorías de la Gestalt, se han preguntado si el todo es más que la suma de sus partes, o si el grupo posee una psique propia más allá de la suma de las mentes individuales de sus miembros. Por más que Bergman, el filósofo de la ciencia y profesor de Bandura en Iowa, se mofara de Lewin, o que L. Alport viera inconcebible hablar del espíritu del grupo, la verdad es que el todo es más que el conjunto de sus partes y que el grupo es algo más que la suma de los individuos que lo integran. Por la misma razón por la que conducir no es la suma de pisar unos pedales y dar vueltas a una rueda.

Por eso, si cada uno aguanta sólo su vela está perdido. Si una pequeña, insignificante empresa se cierra, no  cierra solamente ella: también pierde su proveedor, y su transportista y el repartidor y los clientes que tienen que buscar sus productos en otro lugar y el señor de la gasolinera donde repostan y el banco que ganaba con el dinero que le confiaba, y la Visa que tiene un datafono menos. Sí, toda una cadena se desengarza cuando uno de sus eslabones se suelta.

- Cuando el palo que se cae está al lado del  que sostiene tu vela ¿también dices que cada palo aguante su vela?

Los supuestos, como decía Ortega, son lo importante. No supongamos que las nuevas tecnologías nos exoneran de la responsabilidad personal. No supongamos que nada podemos hacer para modificar el ambiente material y moral. Cuando uno levanta su vela de poco fuste, promueve que el viento, al impulsarla, levante también la que estaba pisoteada a su vera. Y dos verlas izadas pueden más que la suma de las dos. Al final todo el velero tiene sus velas extendidas y navega a muchos nudos.

¿Por qué se ha olvidado la teoría sociométrica de Jacob Leví Moreno, que definía la persona como átomo social incapaz de existir fuera de una célula y ésta fuera de un cuerpo del que forma parte?

El egoísmo más productivo consiste en ayudar para que a los demás les vaya bien.