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lunes, 7 de diciembre de 2009

CULTIVANDO LOS ERRORES


Suelo levantarme a las 7.30 de la mañana. Cada día tiene un proyecto. Mi primera tarea: encender el ordenador para ver quien ha querido comunicarse conmigo o apuesta por organizar mi jornada. Procuro zafarme de los que me apartan de mis propósitos, aunque nunca dejo de contestar a los que me piden opinión o discuten mis posicionamientos psicológicos. A estos les agradezco su punto de vista: me crean un conflicto cognitivo, como dirían mis amigos de la escuela de Psicología Experimental Europea: Doise, Mugni, Deschamp y mi antiguo alumno Juan Antonio Pérez, que se soluciona creando una estructura mental superior. Aufheben, decía Hegel.

Esta mañana, me he encontrado con el siguiente comentario de una psicóloga chilñena:

Rox Car V C comentó tu nota FUNDAMENTANDO LA CREATIVIDAD

"Maestro!!...pero que honor haber leído su nota, haber conocido un pequeña parte de
su fabulosa vida, sus sensaciones y emociones.
Me presento: mi nombre es Rosa, y vivo en Chile. Soy egresada y tesista de la
carrera de Psicología…¿tema de tesis?....”Autoeficacia”…
De su nota, Hubo una frase que me quedo dando vuelta: “errores”. Estoy de acuerdo
con usted, deberíamos aprender a vivir los errores de una forma distinta, sabiendo
que tenemos oportunidades de cambiar, que es sólo un aviso de algo. Pero
lamentablemente, desde pequeños se nos inculca que si nos equivocamos vendrá el
castigo, y como no queremos recibirlo, evitamos o huimos de los errores. No es por
ser masoquista (jaja), pero gran parte de nuestro aprendizaje se funda en las
caídas. Mis padres me criaron protegiéndome de los “errores” (para que no
sufriera)…ese es otro punto, la sola idea de sufrir pareciera también generar
aversión en el resto, es decir: errores=sufrimiento, por lo tanto es mejor
evitarlo. Ahí se encuentra la visión negativistas (creo yo).
Bueno, podría seguir dándole vueltas a este tema; mi intención sólo era saludarlo y
demostrarle mi admiración. Mucho éxito y felicidad para usted, como para su familia.
Saludos, Rox.


El tema que planateas tiene la entidad suficiente para quebrantar mi propósito de escribir un tema al mes
-Bueno, la verdad es que me pesaba no haber escrito el tema en octubre. Gracias, desconocida Rosa.

Desde la postura cognitivo social, el conductismo se admite en lo que ha probado: la influencia del ambiente, el condicionamiento contingente. Pero lo rechaza frontalmente en la concepción del hombre como marioneta de quien mueve los hilos de los señuelos que nos motivan. La persona puede ser condicionada por el ambiente, pero nunca contra su voluntad. Desconocida Rox, si no hubieras escrito tu comentario, yo no estaría respondiendo l, pero tampooco tú lo hubieras escrito si yo no me hubiera introducido en tu mundo. La pregunta es, pues ¿quién influye en quién?.
El fundamento más básico de la teoría cognitivo social es el determinismo recíproco.
-Eugenio, aléjate de tu condición de catedrático y explica la cosas para que las entienda cualquier mortal
- Tienes razón
El determinismo recíproco es tan sencilllo de explicar como decir que uno, CON SU CONDUCTA, elige un programa de TV. Al elegirlo lo convierte en el AMBIENTE que le influye . Las ideas qeu didfunde ese programa AFECTAN A MIS CREENCIAS, MI PERSONALIDAD, que, a su vez, hace que yo ejecute DETERMINADAS CONDUCTAS que vuelven a cambiar mi entorno. Y así en una creciente espiral, que puede ser bien escalera al cielo o barrena hacia el infierno.
El castigo es una experiencia desagradable que los diosecillos utilizan para crearnos a su imagen y semejanza, para moldearnos. ¡Ignorantes de que el castigo no es eficaz más que cuando se tiene certeza de su aplicación!. El castigo genera pugna de voluntades entre quien lo impone y quien lo recibe. Quien tiene derecho (¡) o poder para imponerlo, debe estar vigilante para sorprender la infracción, con lo que desenfoca sus energías, dignas de mejores objetivos. Quien lo recibe, vive un estado psicológico que denominamos reactancia psicológica: una especie de impulso para recobrar la libertad amenazada. Castigador y castigado entran en una espiral de obediencia y desobediencia que, en el fragor de la batalla por el poder lalibertad, lleva a formular castigos como: ¡TE QUEDAS TODO EL AÑO SIN PAGA!. Tal castigo es imposible de cumplir, en algún momento claudicará, y, claudicando, pierde su autoridad, y derrumba todo el valor educativo de cualquier ley penal.
Algo de esto es lo que explico en mi libro sobre autoeficacia y delincuencia.
Pero, Rosa, en mi tema FUNDAMENTANDO LA CREATIVIDAD, no me refiero a los errores punibles, sino a los errores como oportunidades para creces o para menguar.Imaginate el siguiente encuentro: Un recien contrtado entrega su primer trabajo a su superior. Si el superior tiene la concepción granítica de El Capitán, la idea de que las acciones diagnostican las capacidades, le dirá con desprecio:
- ¿Esto es lo que sabes hacer? Esto es una porquería. TÚ NO TIENES CAPACIDAD, para este puesto. ¿Te imaginas la depresión de esta persona? Entenderás también su temblor, sudor, palpitaciones y ansiedad que experimentará cada vez que ese superior le haga un nuevo encargo.
Cambia el escenario. Imagina la postura del jefe que cree en la maleabilidad de la mente. Leerá el informe, irá haciendo algunas anotaciones, al final se dirijirá a quien está esperando una respuesta y le comentará
- Mira, este y este punto los tienes bien enfocados, pero no los ha expresado con claridad. Si cambias esta expresión por esta otra, si no eres tan incisivo en tus afirmaciones, puede quedar perfecto. Vete, redáctalo de nuevo y lo examinamos otra vez.
Este jefe no ha diagnosticado su capacidad (nunca, nadie, jamás, puede hacerlo). Este jefe ha analizado el trabajo y aprovecha la oportunidad para abrir nuevos caminos. ¿Te imaginas el estado de euforia de esta persona?. ¡Ha aprendido algo nuevo!
Lo importante no es el resultado, sino el proceso y e progreso.
No, la educación no está para diagnosticar la capacidad de las personas. Menos las de los hijos. Existen peligros en la vida que no es necesario que nuestros hijos experimenten, de acuerdo. Pero la teoría cognitivo social, cuando todavía se llamaba teoría del aprendiozaje social, probó que la observación de modelos es mejor método de aprendizaje que la experiencia directa exigida por el conductismo. Pero, aún en el caso en que se hayan hecho daño, no se les debe diagnosticar de incapaces, sino advertirles de que la próxima vez tengan más cuidado.
Todos hemos pasado por experiencias de fracaso. Por ejemplo, nos hemos hecho daño al caernos de la bicicleta. Ante este hecho, hay padres que estarían tentados de prohibírsela. No lo hacen, pero sí les recuerdan cada vez que quieren montarla: ¡Ten cuiddo, ya sabes lo que te pasó el otro día!.
Estos padres no se dan cuenta de que el niño ha repasado mentalmente miles de veces la escena, ha visto dónde estuvo el fallo y ya sabe la manera de evitarlo. Está demostrado psicológicamente que la repetición mental de los esquemas de acción aprovechan mucho más que repetir física, masiva y aburridamente la misma acción .
Vamos a ver, las cosas son tan sencillas (aunque a algunos les parezcan tan difíciles) como entender que los errores son una oportnidad para aprender y crecer intelectualmente. Hacen mal los padres que, para evitar el fracaso de sus hijos, les protegen del error. Están perdiendo las mejores oportunidades para crear en ellos una visión incremental de la mente, para que vean la oportunidad en el error, y la posibilidad de disfrutar que tiene el ser humano: conseguir algo difícil con el propio esfuerz0 es la mayor fuente de alegría.
Y exactamente esto, que tantas veces he explicado, es lo que estoy experimentando, con satisfacción, en mis clases de fotografía. Carmen Moreno tiene la mirada fina para saber que un punto más de luz alumbrará el gris de tu fotografía, se da cuenta de que el trozo de papel que has utilizado al positivar, había estado en contacto con la luz, lo que te evita muchos rompecabezas y te facilita la idea de que en fotografía todo tiene que ser pulcro. De esta manera entiendes lo que tantas veces has leído sobre la claridad, nitidez y limpieza de la foto. No pretendo dedicar mi vida a la fotografía. Sólo aprender a hacer las cosas bien y , ante todo, sabiendo por qué. Y eso lo voy consiguienfo porque mis errores me los miran con mente maleable.
Rosa. Las personas tenemos el derecho a equivocarnos. Derecho que debería figurar en la carta de Las Naciones Unidas. Nadié tiene derecho a reñirnos por eqivocarnos de vuena o ignornte voluntad. alcontrario, todos tnemos derecho a la educación, a que los que saben nos enseñen cómo no volver a cometer los errores. Los padres que no aprovechan los errores de sus hijos para abrirles nuevos caminos de creatividad, o que se los evitan haciéndoles los deberes", les están convirtiendo en granítico Capitán de Yosemite.

sábado, 5 de diciembre de 2009

FUNDAMENTANDO LA CREATIVIDAD



-Eugenio, los médicos están asustados con la autoeficacia, me comentaba Bandura en 1991. Ellos, para cada especialidad, necesitan técnicas distintas. La autoeficacia, en cambio, ayuda tanto a los especialistas del corazón, a los endocrinos y a los reumatólogos.
Las colaboaraciones de Bandura con los investigadores del Hospoital de Stanford, fueron especialmente intensas durante los años ochenta, años en los que desarrollaba la teoría de la autoeficacia
En algunos de los temas anteriores he comentado mi interés por la forografía. Tanto, que asisto, como discípulo dócil, a las clases de Fotografía I de la Facultad de Bellas Artes de Universidad Complutense. He retomado y puesto a punto la cámara CANON AE 1-PROGRAM de mi mujer. Hasta hace poco yo apenas había tocado una cámara fotográfica. Todo ha sido fruto de la casualidad. (una vez más, los encuentros casuales determinan la vida).
Entiendo que es dificil, por estas fechas navideñas, encontrar el regalo adecuado, especialmente para los padres. Sin saber por qué, hace tres años, mis hijas me regalaron una cámara fotográfica Sony. En algún momento de distracción leí el manual. Para sorpresa de quien no sabía más que apuntar y disparar, entendí que había tamaños (¡si todas tenían las mismas diemnsiones cuando las recogías de la tienda!), horquillado de enfoque, diafragma regulable con los puntos f, obturadores con velocidades distintas, paisajes, caras, macro,una flor y un atleta dibujados en una ruedecilla, control manual y automático, preferencia a la velocidad o a la apertura. La gran sorpresa fue entender que la B permite tener abierto el diafragma el tiempo que quieras para recoger lo que pase delante de su ojo mágico, eleción del blanco y negro... Me intrigaron aquellos conceptos y quise entenderlos y manejarlos adecuadamente. A partir de aquellos días, entendí que la fotogradía era algo más que disparar. Viendo mi entusiasmo, al año, siguiente mis hijas me regalaron una Canon 400D. El regalo debía ser correspondido. Me leí el manual practicando cada paso en la cámara. Me los había enseñado la Sony. Pero eran muchos elementos a tener en cuenta en un milisegundo. El objetivo de 15-55 mlímetros (ahora sé qué es loque significa), se me quedaba muy corto. Entré en losforos de fotografía y a ese objetivo le llamaban "el pisapapeles". Había que buscarse nuevos complementos. Una cámara de fotos, tomada en serio, es un ejercicio constante de consultas y toma de decisiones.
He leído libros, me he adentrado en photoshop. Leídos dos, los demás repiten conceptos y a veces la mismas fotografías. Todos hablan vagamente de horas mágicas de la luz, de difusión de la misma, fotos planas al mediodía, del retrato que muestre la psicología o la profesión de la persona, de cómo jugar co los niños para poder obtener una toma aceptable de esa criatura encantadora que siempre sale mirando al "pajarito" de la cámara. Salvo raras excepciones referidas a photoshop, no merece la pena leerse muchos libros de forografía antes de saber fotografia
Mi arte fotográfico no avanzaba. Sobre todo no acababa de descubrir lo secretos de por qué algnas fotos me salían bien (sin exagerar) y otras rematadamente confusas, llenas de estorbos, y sin que se viese lo que yo había visto en aquel momento.
Pensé en hacer cursos especializados, pero los programas me contaban lo mismo que lo que había leído. Es más, desconfié de muchos de ellos porque estaban diseñados para personas en paro. Como yo ahora circulo entre la bibliografía científica sobre el aprendizaje continuo en la empresa, descofié de ellos por haber leído en investigaciones que los cursos para parados en España, impartidos por los sindicatos son poco efectivos.
A punto de abandonar la idea y seguir buscando , rato a rato, algo de foros y de libros específico, me llegó un mensaje que me comunicaba laposibilidad de maricularme en el curso de Fotografía I, de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Mi profesora: Carmen Moreno. He de afirmar que la idea me hizo ilusión, pues sigo creyendo que los profesores universitarios hemos tenido que pasar por pruebas de una o variada naturaleza para demostrar que se está preparado para la docencia. Me asaltaron luego las dudas sobre cómo compaginar las clases de fotografía con mis proyectos.
Llegó el primer día de clase. Estaba nervioso, lo confieso. Se me había olvidado estar sentado en los pupitres de los alumnos. Mi nerviosismo se tornó en desazón cuando la profesora comunicó que vamos a trabajar con cámaras analógicas y en blanco y negro. Aunque dejó muy clato que iba a enseñar la forografía para que la entendiera incluso aquellos que nunca hubieran tenido en sus manos una cámara. Ahí, más o menos, estaba yo.
Dejaré a parte las interesantísimas clases sobre la hitoria de la fotografía, en las que confirmé una vez más que los grandes avances se deben a las casualidades: Daguerre a quien se le rompe un mercurio; Abaton, al querer reutilizar un peltre o kalotipo se encuentra con que está más claro, cuando en realidad lo había desechado por inválido. En todas las ciencias o disciplinas muchos avances se deben a encuentros fortuitos sabiamente interpretados.Denuevo la confirmación de uno de los supuestos esenciales de la teoría cognitivosocial
Sí, he tenido que fabricar mi cámara estenopeica. He sacado fotos con ella, he hecho la escala de grises y varios y curiosos fotogramas.
Todo discurría normamente hasta que un día, esperando a que, en el pilón de lavado, un fotograma se liberara de los resto de revelado y fijado, me dice la "Profe" :
- El Departameno quiere que nos des un curso sobre creatividad. Piénsatelo y al final de la clase me lo dices
Me quedé perplejo.
- Vamos, que por ser psicólogo tengo que impartir un curso sobre creatividad.
Por una vez reprimí mi impulso a negarme. La creatividad no era tema que me hubiera preocupado durante mis años profesionales. Deseaba naegarme, sobre todo, porque me apartaba mi entretenimiento presente: Autoeficacia y formación continua en la empresa.
Seguí mirando, sin mirar, cómo los papeles multigrado, plasmando la creatividad que cada compañero había colocar bajo el foco de la amplidora, se emparejaban o se apartaban solitarios hacia algunos de los rincones de aquel cuadrilátero de mármol. Estaba pensando la respusta que iba a dar a Carmen. Pensaba negarme, pero el principio de la reciprocidad de Cialdini, me estaba traicionando: sí me dan, debo corresponder.
De repente se hizo la luz: la concepción de la mente como fija o como maleable, la no existencia de los rasgos de personaliddad, la teoría de Langer sobre la pérdida de control y, sobre todo, la autoeficacia como generadora de modos de salida en las situaciones difíciles, me parecía la conjunción más perfecta entre lo que estaba trabajando y EL FUNDAMENTO PSICOLÓGICO DE LA CREATIVIDAD. Esto es lo que, sindarse cuenta, estaban buscando.
Esperé largo tiempo en una banco del pasillo que mira hacia la salida del laboratorio. Mientras esperaba hice un esquema rápido de todo el curso. Cuando Carmen, tras dar la última vuelta al laberinto oscuro que conduce a la salida, apareció, la abordé:
- Ya tengo el título del curso!: Capacidad, creatividad y crecimiento personal.
Me pareció bordado. Además, pensé en todo lo que llevo leyendo los últimos meses sobre la necesidd de reunir en un miso equipo a profesionales de la más dispares disciplinas par encontrar ideas credoras qeu acrecienten y hagan competitivo el negocio. Estaba a punto de comenzar a escribir un capítulo sobre este tema, y lo añadí en el programa del curso. Quería demostrarles que no sólo los grandes artistas pueden vivir de su obra. Si se liberan de sus estereotipos, deben presentar sus curricula también a la empresa y hacerles comprender que los necesitan. Era la forma de redondear el curso de doctorado.
Nos despedimos. Me mandaría los papeles para formalizar el contrato dentro del progrma nacional para la movilidad del profesorado. Desde aquel momento comenzaba a ahormar el curso y distribuir mi tiempo de trabajo. ¡Acabado, "Fininis coronat opus".¡ Manos a la obra!
Al comenzar la clase de la semana siguiente, Carmen me advierte que le recuerde algo al finalizar. Problemas de burocracia, pensé. La profesora es amable, atiende personalmente a los alumnos, incluso les va examinando cada cámara, (de indefinidas marcas), que cada alumno le pesenta. Las conoce todas o sabe manejarlas al instante. Espero un cuarto de hora.
-¿Qué tenía que recordarte?.
- ¡Ah! (parecía haberse olvidado). ¡Ah,"Que si puedes dar una clase el própximo martes por la tarde, de seis a ocho". Ya está anunciada y quieren asistir algunos profesores.
-¿-Sobre qué?
-Sobre lo mismo que vas a dar el curso de doctorado.
Al llegar a casa me encuentro con un correo en el que se me indica todos los papeles que tengo que firmar. Entre ellos, el título de la conferencia.
Uno puede entender que enseñar a hacer una exposición con mayor o menor intensidad de luz para lograr extraerle los grises que no dan la cara, o aligerar la iluminación para que los blancos no se quemen, pueda pensar que los mismo que se da un curso de doctorado, se da un curso menor sobre el mismo tema.
Para mí, las cosas no son así. Cada clase es nueva, he de cambiar algo para no abuarrirme. Y si yo me aburro, no digo los alumnos. Necesito leer algo nuevo, anque no sea lo último que se ha publicado. Siento la necesidad de aprender y enseñar contenidos que tengan una chispa de novedad: nuevos datos y, sobre todo, una nueva relación entre conceptos. Pero es que sobre este tema no había pareparado nunca nada.
Todavía estaba pensando los contenidos del curso de doctorado y ya me tenían anunciada la conferecia para el martes siguiente. No tenía escapatoria. Bien que la intenté.
-Es el día que yo puedo asistir, me dice la fotógrafa, y quiero asistir. Otros profesores también han reservado ese día para ir a tu conferencia.
Me encontraba en ese punto en el que Dollar y Miller decían que se perdía el equilibrio entre los pros y los contras. Como el burro de Buridano, no tenía ya más remedio que elegir el pesebre de dar la conferencia. Debe reconocerse que eso libera a uno de la tensión de decidir. ¿Será por eso por lo que las personas piden consejo?
Elegí como tema : Fundando la creativida.
Sin prisa, arrojado a lo inexcusable, decidí tomarme el tiempo que me quedaba para leer y escribir la única idea que quería transmitir: lo apurada que es la vida de quien cree que las capacidades humanas son fijas, pétreas, iconmovible ante la erosión del tiempo y de las personas que la viditan. Como ejemplo se me ocurrió mostrar la enorme piedra de granito de El Capitán, del valle de Yosemite, en California. Allí sigue en posición de firme, con su pecho recto, mirando descarado al cielo, vigilando la entrada del valle que esconde cascadas impresionantes, inmensurables secuoyas, luces y sombras, espuma de cascadas por doquier despeñadas desde cercanos neveros que se remansan en lagos cristlinos donde arrancan riachuelos retozones poblados de peces intocables, satisfechos de ser observados y esperando que algún niño rompa la prohibición de larzarle una miga de pan.
El capitán vela armas dsde el tiempo de Heráclito. Hay autores que creen que la realidad psicológica es como el capitán. Otros creen que la realidad es como el agua que de nieve pasa a líquido claro, rodeada de bruma, espuma y nube lechosa, se remansa en los lagos que ella misma ha escabado golpeando sin descando el granito en su incesante caída libre. Recuperada del traumático alumbramiento, feliz con la vida nueva en que se ha mudado, decide explorar y se lanza valle abajo acariciando los guijarros, trampolines que la elvan dejándose atravesar, trasnparente, por los rayos de sol que el capitán no puede encadenar. Químicamene puede ser el miso agua, pero su vivencia profunda es dramáticamente diferente en cada uno de los estadíos por los qu va pasando. Es libre, no tiene forma definida ni permanente, auqnue arrastre (en su memoria) los recuerdos buenos o malos de los lugares que visitó.

El capitán granítico no puede ser creativo: a veces le iluminará el sol, otras le golpeará la lluvia, las más le envolverá la bruma. Uno puede quedarse la vida entera observándole y morirá sin que haya mudado un milímetro su frente erguida. En cambio, al agua, como al fuego, le divierten, porque constante, indefindamente camiará de forma, siempre en movimiento hasta que se apague.
El capitán está incapacitado para crear, el agua, como el fuego, están destinadas a crearse.
Las recientes investigaciones sobre las teorías de la mente, desarrolladas al amparo de los supuestos de Dweck, me ofrecieron el tema adecuado para explicarles que cuando alguien cree que las capacidades, las habilidades humanas son fijas, que al nacer ya se tienen una habilidades en cantidad limitada, como el celemín o el vaso, y que con el estudio, con el esfuerzo solamente pueden llenarse más o menos, pero nunca acrecentar su cavida, está limitadoo su capacidad creadora: su cratividad. En cambio, las personas que creen que las capacidades humanas son maleables, pueden crecer indefinidamente, so como elagua que busca nuevos caminos cuando unos se les tapona, estas personas están abiertas a la creatividad.
¿Cuál de las dos concepciones está más probada?. Según la teoría cognitivo social, la segunda, nunca los rasgos de personalidad han sido capaces de predecir la conducta inmediata del sujeto cuando están presentes otras variables como la autoeficacia o las metas precisas y exigentes. Más aún, la concepción que se tenga de la metas en el aprendizaje de tareasnuevas o en la creatividad: mostrar esa capacidad que la naturaleza, la herencia les ha asignado o acrecentar, desarrollar y tranformar el germen con que fueron inseminados, tiene consecuencias tan dispares como la luz y las tinieblas. Los primeros viven bajo la ansiedad de que el fracaso muestre su falta de capacidad, por lo que no eligen nada que no tengan certeza de ejecutar con éxito. El resultado de cada acción en un diaggnóstico de su capacidad fija. Por eso ejecutan siempre lo mismo. Mira, envidiosos los resultados de los demás para saber si tienen más capacidadd que ellos.
Los segundos, por el contrario, tienen espítutu explirador, los errores les generan alegría, porque no son fracasos, sino nuevas oportunidades de aprender a conseguir sus fines de manera más rápida y más segura. Alcanzada una meta, no tienen en cuenta los errores que han cometido para llegar a ella,ni el esfuerzo que les ha costado, sino los nuevos y más anchos horizontes que se les abren a su capacidad. Disfrutan del nuevo paisaje y se animan a sí mimos para adentrarse en lo desconocido. No mirana los demás, miran solamente a su propio progreso. Eso es la creación, esto es lo que fundamenta la creatividad.
Léase a Martocchio, Gist, Kozlowski, Tannembaum, Latham, Saks, Seijts, Quiñones, Garrido, Wood, Cervone y se encontrarán con la verdad de estas afirmaciones.
Pero, finalizaba yo mi conferencia, esto no es más que la mitad de la historia. Porque no basta con tener una concepción de las habiliades humanas como maleables, acrecentables, creables; las acciones tienen un aquí y un ahora, y la teoría de la Autoeficacia, que ha absorvida a la teoría de las metas y de la motivación, de la acción controlada de las actitudes, y también la de Dweck explica la concreta acción creadora
Pero en este tema, como en mi conferencia, eso queda para otro momento.






viernes, 6 de noviembre de 2009

JAULAS DORADAS PARA LA TERCERA EDAD







-¿Qué quieres que te diga? La expresión “jaula dorada” se me antoja cursi.
- Pero, a veces, las frases manidas son precisas para que una idea sea entienda.
Las residencias para la tercera edad están de moda. Ningún alcalde es buen corregidor si no logra construir o mejorar una residencia-oasis donde padres o abuelos descansen del duro bregar unamuniano. Cuando éramos pequeños en los internados, presumíamos de la torre de de nuestros pueblos, o de los encierros en las fiestas. Hoy, al menos en ambas castilas y gran parte de de Extremadura y Andalucía, se presume de la residencia para la tercera edad. A medida que sus poblaciones ha envejecido, se han sustituidos los “clubs sociales”, de Fraga, (a donde se iba a ver las corridas de toros y los partidos de futbol), por las “residencias de mayores”. Viajando por las monótonas autovías de ambas Castillas van apareciendo cada diez kilómetros, más o menos, núcleos de población pequeños, que llamamos pueblos. Son pardos y se confunden, en verano, con el pálido amarillear de los rastrojos, o envueltos en el polvo beldado por un tractor que araña a destiempo la parva de su terruño. De pronto, a las afueras, sorprende un vergel: árboles, flores, césped, edificación disonante con las casas adobadas, de pardo sayal y semiderruidas dejadas atrás hace un momento. La duda se disipa al instante, pues puede leerse con letras sobresalientes: RESIDENCIA DE TERCERA EDAD, RESIDENCIA DE MAYORES.
En las ciudades de toda España, la isión es más desoladora. Las RESIDENCIA DE TERCERA EDAD O DE MAYORES, son vergeles a kilómetros del centro. Eso sí, tienen la delicadeza o consideración de tener a servicio de sus inquilinos un minibús que regularmente transporta a la ciudad a los viejos dorados para que puedan administrar sus exiguas pensiones o dar un paseo que les distraiga del monótono, insorprendente vivir. Su regreso no lo pueden decidir: tienen que estar a una hora exacta en un lugar preciso de la ruta que hace el pequeño vehículo. Eso sí, en la residencia lo tienen todo solucionado: los que hasta ahora habían servido son servidos por los servicios que han contratado los servidores públicos de la servil política. Pueden descansar temporalmente en paz, antes de que descansen definitivamente en paz. Se lo han ganado. Después de haber trabajado duro, incluso haber buscado su alimento y el de los suyos en Alemania, Suiza, u Holanda, tienen derecho a vivir sus últimos años en paz.
-¿De verdad que se han ganado este maltrato en esas jaulas doradas? Personalmente siento una tristeza honda y una rabia contenida cuando me sorprenden estos oasis en medio de los desiertos patrios. Me dan pena las personas desterradas a vivir fuera de la ciudad, fuera de su entorno natural, aunque sean en jaulas de oro.
- Pero ¿qué dices?
-Digo lo que siento y lo que debo decir como psicólogo convencido de la veracidad de las investigaciones realizadas en el ámbito de la teoría social cognitiva.
- Pero, ¿qué dices? Eugenio, tú siempre con tus exageraciones.
- Nada de exageraciones. En los temas anteriores he demostrado que las personas centenarias pueden vivir felizmente siempre que tengan la percepción de ser autoeficaces y, por consiguiente, autónomos para planificar y organizar sus vidas. Me he referido a las investigaciones de Deci sobre la importancia de la percepción de independencia para que la vida humana cobre sentido y merezca la pena ser vivida. No he dejado de señalar que la esencia de la teoría cognitivo social se ahinca en la percepción de ser agente (no paciente) de las propias decisiones que otorgan sentido a la existencia. Mientras existan proyectos que uno se juzga capaz de llevar a cabo, existe vida humana. Eliminada la percepción de control, aunque los pulmones aspiren y expiren, aunque el corazón golpee el pecho, aunque riñones y sistema digestivo filtren cuanto se ingiere, las personas están muertas, carecen de vida.
He tenido que releer algunos escritos de de Bettelheim en los que narra las experiencias vividas en los campos de concentración nazis. No quería que la memoria me traicionara. No quería que mis recuerdos atribuyera a mi experiencia personal lo que otros habían escrito. Pero sí, lo que voy a contar pertenece a mi memoria: verano de 1962. Mi primera incursión en el aprendizaje del alemán en la bella ciudad de Münster, Vestfaliana. La del tratado de Westfaliana por el que se constituyen las naciones centroeuropeas modernas a costa del Sacro Imperio Romano, a costa, en definitiva, de España. Aquel verano se reúnen en la bella catedral gótica de Münster obispos supervivientes de los campos de concentración nazis. Lo hacían por acuerdo pactado. Naturalmente, sus creencias religiosas les ayudaron a superar aquellos días de deshumanización. La fe les salvó, pero, como contaba alguno de ellos, a otros les salvó el simple hecho de tener algo que escapaba al control de la Gestapo, que husmeaba cada rincón de su existencia: el botón de la camisa de su mujer oculto en la esquina del forro de su chaqueta, la foto de su hijo que le sonería cada noches al tirar su cuerpo sobre el jergón, Algo estaba exclusivamente bajo su control. Tal control, como contaba aquel obispo, mantuvo encendida la llama de la vida. Los que se entregaron al control de sus sabuesos jugaban con más probabilidades a la ruleta de la muerte. Nunca “La Lista de Schindler” superará en dramatismo a la VIDA ES BELLA, DE ROBERTO BENGNI. Película dramática y humana porque el secreto de tener escondido a su hijo le ayudaba a sobrellevar e interpretar trabajos salvajes de fundición como la construcción del tanque poderoso que derrotaría al enemigo. LA VIDA ES BELLA es el paradigma de los beneficios psicológicos del tener el control. ¡Lástima del final!
Los científicos de la naturaleza, para convencer tenemos que recurrir a los resultados de la investigación, sin abandonar las narraciones más o menos sometidas al escrutinio de la lógica de las ciencias de la naturaleza.
-¿Pero es que la psicología es una ciencia de la naturaleza?
-¡Claro!, ¿o es que el hombre es un ser sobrenatural?. La psicología utiliza el método experimental y los análisis matemáticos aplicados más rigurosos que puedan suponerse. Y si no sigue leyendo.
Of 17 subjects who answered that they did not have any other alternative but to move to a specific old home, 8 died after 4 weeks of residence, 16 after 10 weeks of residence. By comparison, among the residents who died during the initial period, only one person had answered that she had the freedom to choose other alternatives. All of these deaths were classified as unexpected because "not even any significant disturbances had actually given warning of the impending disaster."
Estos son los resultados de una investigación realizada por Ferrere en 1962. En 1976 llaman la atención merecida a la investigadora de la percepción del control personal: Elen Langer, profesora de Psicología Social de la Universidad de Harvard. Ella y su alumna Judith Rodin se deciden a realizar una investigación controlada sobre la importancia del control percibido en residencias de tercera edad. Eligen para ello una residencia del Estado de Conneticut, considerada una de las mejores de dicho Estado. Quieren demostrar la influencia de conceder a los internos una mayor o menor responsabilidad o autonomía. Para ello eligen a los residentes de la segunda y la cuarta planta porque en edad, sexo, antecedentes personales y familiares son muy semejantes, casi mellizos. El azar decide que los habitantes de una de las plantas se les insista en la libertad y responsabilidad, a los ocupantes de las habitaciones de la otra planta se les va a comunicar o recordar que ya han trabajado mucho, que se despreocupen y que si algo necesitan se lo pidan a los empleados de la residencia.
Un buen día, el apuesto director de la residencia, joven de unos 34 años, reúne a los primeros y les dice que está sorprendido porque no utilizan todos los medios que la residencia le ofrece: Piensen un momento en las decisiones que pueden tomar y de las que deberían ser responsables: el cuidado personal, cómo disponer los muebles de su habitación, cómo emplear su tiempo; por ejemplo, pueden decidir visitar a los amigos que tengan en la residencia y pueden hacerlo en su habitación en la de ellos, en el salón, en el comedor o, si prefieren, emplearlo en leer, ver televisión o planificar acontecimientos sociales “ . En otras palabras, esta es su vida y pueden organizarla como deseen”. Si algo de lo que existe o se hace en la residencia tienen la responsabilidad de poder modificarlo comunicándolo a cualquiera de los empleados. Finalmente, quiero aprovechar esta oportunidad para hacerles un regalo. Cada una de ustedes puede elegir una de las plantas que les vamos a mostrar, el cuidado de esta planta es de su responsabilidad. Una cosa final: el jueves y el viernes de la próxima semana se proyectarán dos películas de cine, ustedes pueden elegir cuál de los días desean asistir, si es que lo desean.
En otro momento, el mismo apuesto director reúne a los del grupo control. El discurso es idéntico respecto a las cosas que ellos pueden elegir libremente, visitas, habitación, las reformas que deseen llevar a cabo, pero la muletilla final era: deseamos hacer todo lo que pueda ayudarles; nosotros haremos lo mejor para atenderles personalmente. Finalmente, quiero aprovechar esta oportunidad para hacerles un regalo: (La enfermera entrega una planta a cada uno de los presentes) la planta es suya, pero la encargada se preocupará de regarlas y cuidarlas por ustedes.
Analizando los resultados de cuestionarios aplicados antes y después de la experiencia y pidiendo a los empleados con mayor trato personal con los internos que valoraran algunos aspectos de sus vidas, los resultados fueron sorprendentes. El personal de enfermería evaluó el estado de salud de los ancianos. Todos los evaluadores eran ignorantes de las condiciones experimentales o de las hipótesis del estudio.
Las personas con mayor responsabilidad ganaron en felicidad personal, vivacidad, independencia, comunicación con los amigos y con los encargados, leían más, veían televisión, menos sensación de soledad, más participación en los concursos de la residencia. También asistieron más a las sesiones de cine.
La diferencia entre las tasas de mortandad fue el detonante de esta investigación. Año y medio después de la primeras evaluaciones, el grupo médico revisó a los rsidentes. Del grupo de responsabilidad habían muerto el 15%; del grupo al que todo se les daba resuelto el 30%. Los que quedaban, en general, seguían manteniendo las diferencias de la vitalidad personal.
-Suficiente ¿no?
Alabo la iniciativa de mi pueblo, Aldeadávila de la Ribera, corazón del Parque Nacional de Las Arribes del Duero, que utilizó la plaza del pueblo en la que se ubicaba el pilar redondo, del que nos abastecíamos de agua para las casas en los tiempos de la postguerra y donde abrevaban los animales. Allí residen los ancianos de mi pueblo y desde allí siguen cuidando sus casas, paseando por las mismas calles que transitaron toda su vida y hablar con sus familiares y amigos. Les alabo porque no tuvieron la perversa idea de haber construido la jaula de oro en las Eras, o en el Palomar. Alabo también las residencias ubicadas dentro de las ciudades. Sí, les faltan espacios verdes, grandes viales ajardinados para pasear. Pero ¿es que es eso lo esencial de una residencia de viejos? Tienen los viales de la ciudad en la que han vivido siempre, tiene la libertad de entrar y salir sin atenerse al horario del minibús que hace el recorrido como las rutas escolares.
El control sobre la propia vida es necesario para la vida misma.

sábado, 26 de septiembre de 2009

FOTOGRAFÍA TERAPÉURICA















Este debe leerse como cotiuación del de agosto.


El estudio sobre la felicidad de los centenarios mostraba, también, la aportación matizada de otras variables a su autoeficacia y felicidad. Específicamente: los cuidados de la familia son importantes para la salud corporal; las visitas que hacen o reciben de no familiares, elevan su autoestima. La bifurcación de la influencia de familiares y no consanguíneos me llamó la atención. desde entonces mucho tiempo para procesar una idea descolgada. En el transcurrir de septiembre, la idea del valor diferente de quienes frecuentan o son frecuentados por los muy viejos ha aparecido con persistente intermitencia. Sin avisar, mientras leía sobre otros temas, aparecía como luz de alarma, para avisarme de que esos resultados que estba leyendo no le eran ajenos.
Una idea queda apeada, esperando el próximo transporte, mantiene la mente en ese momento mágico del atardecer, cuando el resplandor del sol todavía ilumina el paisaje, pero sin la suficiente intensidad que impida el encendido paulatino de las luces de neón o de gas. Ninguna de las fuentes luminosas domina a la otra y la suma de ambas crea apacibilidad, recogimiento. Espectáculo en abstracción. La mirada atiende, a veces, a los ríos de luz estáticos, que fluyen visualmente recorriendo, de tramo en tramo, las grandes avenidas; a veces, a los faros de los vehículos que reptan de continuo por la retina, un cosquilleo de caricia, festivo, chisporroteante y sonoro como la tira de mixtos restregada contra la rugosidad del granito. Sin intentarlo, sin estruendo pues, enfocamos la mirada sobre luz amarillenta, verde, teja, azul o blanca de las superficies sobre las que rebota elresto de luz solar. En todos los casos luz cálida, envolvente. Momento de fusión entre lo natural y lo elaborado.
La aportación de entrambas luces al paisaje no restalla. Sólo tiene el pecado de ser efímera, contrarrestada por la esperanza de su reaparición. Pasado el instante, las luces artificiales batallan por la conquista de la oscuridad. Al final la noche es un reino de taifas en el que deslumbran focos estáticos o transeúntes. Al observarlos, finamente se descubre el hilo de Ariadna que, tejiendo constelaciones, permite interpretar el laberinto de las antorchas encendidas.
En la mente, cada idea es una antorcha. Parecen desperdigadas, erráticas, meteoritos vagabundos, solitarios. En un momento aparece en el espacio mental una ráfaga pirotécnica que, soldando lo puntos dispersos, construye una palmera gigante. Un instante, una conjunción de lo disperso: la comprensión. Y aquella idea retrasada se ha erigido en la base donde engarzan y tachonan otras para formar una constelación: la trama del sentido o significado.
La idea aplazada, en nuestro caso: las visitas de los demás genera autoestima porque son una fuente creíble para auto valorarse, cualidad ausente en familiares que siempre ensalzarán o menguan (¡quién sabe!). Y al punto se entiende que este fue el primer experimento de la teoría de la atribución, en el que se ponía en duda la generosidad del súbdito que hace favores su jefe. También se engarzan la fuerza de todas las investigaciones sobre el poder de influencia que tiene el feedback informativo tras una ejecución laboral o académica. Resulta, también, que los parados y los jubilados pasan por el mismo proceso de incredulidad sobre el valer personal, porque se les ha privado de referencias con las que contrastar su valor. Una nueva idea se ensarta en el hilo del discurrir aportando la sugerencia enriquecedora de la comparación y visualización de los resultados de las acciones propias, lo que es fuente (la más importante) para juzgarnos o creernos auto eficaces. Resulta, también, que la autoeficacia es control de la vida personal. Y, siguiendo con esta espiral de combinaciones y deducciones, uno se sumerge en las investigaciones que han demostrado el esfuerzo que hacemos por defender nuestra independencia o recobrarla: reactancia psicológica para recuperar la libertad que sentimos amenazada, el imperativo de oponerse al chantaje del refuerzo externo devaluación lo que creemos haber ejecutado bajo soborno psicológico...


¡ Com para que las adminitraciones locales sigan construyendo vergeles en la periferis de la ciudades para que descansen tranquilos quenes ayudaron con su esfuerzo a que el municipio tuviera su identida.
- Eugenio, que tu relacionar te pierden.
- Nunca lo he considerado un defecto personal. Al contrario. ¿Qué es entender algo más que relacionar unos conocimientos con otros? Qué es entender más que aplicar los conocimientos a la realidad cotidiana? Algunas veces, formando parte de algún tribunal de oposiciones o de trabajos científicos, mantengo los ojos cerrados. ¡Buena señal! Las nuevas ideas me están transportando a nuevas deducciones o se me están abriendo nuevos viajes al interior de las hipótesis.
- ¿En resumen?, Eugenio.
- Esta debe ser otra virtud del científico. En resumen: las relaciones de los centenarios con personas no familiares aumenta su percepción de valer y de control de sus vidas, bien porque sus alabanzas sean creíbles o porque les sirven de comparación social, siempre ventajosa, como decía Heckhausen.
Cuando parece que tu mente está en reposo tras el no pequeño efuarzo de descubrir redes intelectuales que validan la misma conclusión (valided convergente, se llama), un nuevo fogonazo te ilumina e induce (o abduce) a seguir la nueva luz que titila en el horizonte.
- “Mira que interesante”, rezaba un correo electrónico que Ana Ullán me enviaba hace tan solo unos días. En correo traía adosado un artículo de Frith y Harcourt titulado: Using photographs to campture women’s experiences of chemotherapy: reflecting on the method. Una nueva experiencia, una nueva metodología, para descubrir los estados de ánimo por los que pasan mujeres diagnosticadas de cáncer de mama. Como metodología consiste en entregarles una cámara fotográfica desechable que contiene 27 disparos. Son libres de hacerlos cuando lo consideren oportuno para reflejar su estado de ánimo y los pensamientos que pasan por su mente referidos a los efectos de la quimioterapia. )La caída del pelo es el cambio más llamativo y preocupante). Reciben las cámaras al comienzo del tratamiento y han de devolverlas, por correo, al finalizarlo. Luego, con las imágenes delante, se hacen las entrevistas personales. Dado que la finalidad del artículo es metodológica, los autores concluyen, principalmente, que, con las fotografías delante, las mujeres aportan más información que en las entrevistas tradicionales y rutinarias.
- ¿La verdad? La lectura del título era tan interesante que llegué a mis propias conclusiones antes de comenzar su letura. Durante el repaso de las diez páginas de exposición, sin embargo, mi decepción fue in crescendo.
Esperaba que la fotografía les hubiera ayudado a sobrellevar su enfermedad, y de eso no encontraba nada. Mucha transcripción de grabaciones. Y ¿todo esto par qué? Me preguntaba. Habiendo extraído ya mis conclusiones, llegué a las de los autores. A punto de abandonar la lectura advierto que las conclusiones de los autores ocupan apenas una página. Ya de puestos. Leí las de los autores. Al final de la última columna, casi como apéndice, afirman: They can retain control over when, how, and how often they engage with the research; and they can control what images of themselves and their experiences are generates.
Toda la teoría de la autoeficacia se puso en pie. El libro de Bandura se titula “Self-efficacy. The exercise of control”. Aunque los autores no lo intentaran, me acababan de recordar que, tener el control de algo, es fuente de autoeficacia y que la autoeficacia genera la sensación de control. Y que sentirse auto eficaz sobre el entorno que interesa, genera sensación de valer y de dignidad personal. La hipótesis que el título había despertado en mi suponía que el hecho de tener que realizar un encargo sacaría a las mujeres, al menos por momentos, de los pensamientos de indefensión y menosprecio. Los atores acababan de mostrarme que, además, las cámaras les otorgaron la percepción de control: algo dependía de ellas y sólo ellas eran capaces de llevarlo a término.
Recompongamos el mundo de estas personas, nada diferente de lo que las personas ajenas aportaban a los centenarios. La situación anímica puede ser la misma, según Heckhausen. En las palabras de un diagnóstico que duran una milésima de segundo: “tienes cáncer”, el mundo se desvanece. Se acabó el presente y el futuro. Un día, a punto de iniciar la quimioterapia, alguien les entgrega una cámara de fotos con la que han de disparar 27 de diferentes momentos de su vida. Tienen que pensar cuándo, cómo, y qué. Decisones exclusivamene personales. Tienen control. Y, adquirido algo de control, se ha fundamentado el siguiente que, con el próximo, forman la zapata sobre la que levantarán el nuevo edifico de su vida.
¿No hemos experimentado la sensación de enseñoramiento y poderío cuando instalamos un programa de ordenador y funciona? Recuerdo los tiempos en que se programaba en Basic. Al cabo de horas de if, and, or, go to, loops “y retornos”, introducías los datos y si la pantalla mostraba los resultados, se percibía la sensación de hacedor, de agente, de causante. Esto animaba a nuevos desafíos, que superados y superados, se terminó por perder la ansiedad a verse perdido en el mundo de la informática.
Generar sensación de dominio sobre lo que nos rodea, aunque el dominio parezca insignificante, es el mejor regalo de la vida.
Para penetrar en la influencia del control en el estado saludable, habría que recordar también las excelentes investigaciones de Elen Langer. Pero eso, para octubre. Son muchas las conexiones que se me han puesto en pie a partir de la idea, aparentemente ingenua y secundaria de la influencia de los no familiares en la autoestima y autoeficacia de las personas centenarias.

jueves, 27 de agosto de 2009

AUTOEFICACIA CENTENARIA







Determinados programas televisivos se mantienen por la natural curiosidad de observar a través de la cerradura. En las cerraduras actuales ya no se introducen las llaves de los serenos. Están blindadas. Algunos personajes, sin embargo, no pueden blindarse contra teleobjetivos de 1.200mm, infrarrojos que leen la obscuridad o flashes que encandilan en el recodo de una esquina. Curiosidad innata tan potente, que los monos hambrientos de Harlow, preferían observar a los investigadores a través del montante de su puerta y olvidarse del sabroso alimento que se les había proporcionado. Uno se sorprende, a veces, pensando cómo se comportarán en la intimidad personas que nos rozan al pasar; no es infrecuente representarnos en el personaje que inventamos para nuestro interlocutor.
Imaginarse el flujo de pensamientos de los viejos o los enfermos terminales produce desasosiego, por ser confusamente conscientes de que, por fuerza, algún día, estaremos en la cola de esa aduana. No acucia la curiosidad de mirar por esa cerradura. (O quizás sí, pues basta observar el tumulto que sitia a las víctimas). ¿Qué pensarán? ¿Qué pensaremos? ¿Cómo lo soportan? Heckhausen, psicólogo alemán interesado por la motivación que impulsa a vivir, trató de responder científicamente a estas preguntas. Sus resultados son optimistas. Los viejos y los enfermos terminales son conscientes del deterioro que produce la edad o la enfermedad. No niegan la realidad. La niegan más sus conocidos. Lo que no hacen, viejos y enfermos, es compararse con quienes tienen menos edad o gozan de mejor salud. Estos se hallan en otra dimensión que no coincide con sus actuales coordenadas. No se apenan por ver a otros más jóvenes o más sanos. Tampoco contemplan la posibilidad de recuperar su agilidad o estado saludable anterior. Se ubican con quienes viven su misma circunstancia. Y en esta su verdadera dimensión, ellos se juzgan más favorablemente que sus reflejos. Los estudios de Heckhausen muestran evidencia de que, en la comparación con sus semejantes, se descubren favorecidos. Lo que levanta su moral y su estado de ánimo. ¡Qué mal está fulanito! ¡Hay que ver cómo ha envejecido menganito!
El resultado de su comparación ventajosa les permite recobrar su conciencia de valer y de valor. Incluso de tener propósitos, porque todavía no son los primeros de la fila. Pueden tomarse un tiempo, darse una vuelta, beberse unas copas de savia y sabor antes de reintegrarse a la cola de la última frontera. ¡Delante de mí hay muchos otros! Mientras se tenga valer existe vida. Mejor: mientras se tenga valer se tiene calidad de vida. En esto no hay diferencia entre viejos y menos viejos.
Los Profesores universitarios tenemos la ventaja de que algunos jóvenes quieran trabajar con nosotros o nos pidan su consejo para los trabajos . Recientemente he tenido la suerte de haberme enriquecido hablando con un doctorando cuyo trabajo puede definirse: curar por el arte. De hecho el programa de investigación en el que se halla inscrito y subvencionado lleva el título de CurArte. Programa, en el que participo, dirigido por los Profesores Ana Ullán y Manuel Belver, Fue concebido para ayudar a niños de largas estancias hospitalarias. Pero, ¿Cuándo un niño deja de serlo para los pediatras y gestores de hospitales? Quizás demasiado pronto. Demasiado pronto para los jóvenes de larga estancia. Sin quizás, demasiado pronto para los jóvenes con enfermedades psiquiátricas, encerrados entre rejas en pabellones especiales. Mientras la vida del hospital transcurre rutinariamente, tienen alguna clase de contacto con alguna clase de personas. En cambio, durante los períodos de vacaciones, su soledad, su ensimismamiento, su invisible transparencia para quienes pasan a su lado debe ser invivible. La experiencia de no valer, de no contar como persona, les puede llevar al suicidio. Alertados por el problema psicológico de los jóvenes de largas estancias en centros hospitalarios, especialmente en los pabellones psiquiátricos, llevó a la idea de hacerles participes de los talleres de CurArte durante los meses de verano. Cada uno pudo elegir su actividad. Cada uno tuvo atención personalizada, corrección o la alabanza de su trabajo. Técnicamente hablando: cada uno recibió feedback de reconocimiento. Los resultados aún no se han publicado ni analizado escrupulosamente para que pasen el cedazo de un tribunal en el que cada miembro “debe” aportar su pizca de saber y el “ácido” de un “pero”. De bulto, empero, la hipótesis parece exitosa. Pero no porque el arte cure, sino porque los jóvenes de los psiquiátricos con los que se trabajó, se sintieron apreciados, considerados, evaluados. Sí, evaluados porque su trabajo tenía valor y ellos tenían valer. Y cada día querían valer más, lo que les planteaba retos, propósitos, desafíos, objetivos: sentido a su vivirr. Habían perdido su invisibilidad. Reflejaban luz que era absorbida por los píxeles de otras personas. Aconsejar en aquel interesante trabajo, me obligó a introducirme algo en el tema de calidad de vida. Y descubrí, una vez más, que las personas anteponemos la sensación de valer a la de la salud física.
-Bueno, Eugenio, ya estamos. ¿Cómo una persona enferma puede tener calidad de vida?
-¡Que, no! Que yo no he dicho que la salud no importe para tener calidad de vida. Pero la salud física, la ausencia de dolor, no es toda la esencia de la calidad de vida, ni el componente más básico. Entiendo, como lo hacen Sarvimëki y Stenbock-Hult (2000) que hay tres aspectos de la calidad de vida: una sensación de estar bien, tener sentido o propósito y creer que se poseende kilates o dignidad personal.
Cuando Locke (1991; 2001) hace el favor de entregarnos su esfuerzo por poner orden en la diversidad de acepciones de la motivación, formula que la creencia en la propia dignidad es cardinal para la vida misma. Quien no vale para nada no siente necesidad de vivir. No es nada. Coincide en esto con las propuestas de Deci y su Teoría de la evaluación cognitiva: las necesidades de autonomía e independencia son los motores intrínsecos de la acción humana, frente al cobarde y humillante servilismo de las gratificaciones externas.
- Aquí sí que te ha salido la vena de catedrático.
- A veces, la autoridad de otros debe presentarse como argumento para compartir su credibilidad. Aunque la credibilidad que concedo a Locke o Deci se han conquistado con sus investigaciones publicadas durante los últimos cuarenta años. La fe no es para la psicología contemporánea. Se deja para los crédulos que leen el lenguaje de los sueños.
Sin dignidad, ni jóvenes ni maduros tienen calidad de vida. Los viejos no carecen de ella, incluso con sus achaques. No son la chatarra de la sociedad productiva mientras tengan propósito, proyecto, sentido de valer y dignidad. La esperanza de vida es cada vez mayor, tanto que comienzan a abundar las personas centenarias. Tantas, que la psicología está estudiando sus comportamientos. Hace poco Jopp y Rott (2006) estudiaron cuáles eran los factores que deciden la felicidad de las personas centenarias alemanas. A los centenarios y a sus allegados se les preguntó sin eran felices, tan felices como en sus años jóvenes y si reían con frecuencia. Esta era la variable dependiente. Las productoras, las independientes: la salud, la extroversión, las redes sociales familiares y no familiares (personas que les visitaban y a las que visitaban), la formación o el haber desempeñado algún trabajo cualificado, sus capacidades cognitivas y su autoeficacia para valerse en la vida, ejecutar lo que juzgaban importante y hallando distintos modos de resolver un problema. También se consideró su visión optimista de la vida: si tienízn esperanza, si tenían proyecto para cada nuevo día y si abrazaban una actitud esperanzadora. Los resultados más sorprendentes fueron, en primer lugar, que la salud no influye en la felicidad de las personas centenarias. Tampoco influye el haber desempeñado un trabajo cualificado. Son importantes, en cambio: la extroversión y las redes sociales. Aunque tanto la extroversión como las redes sociales tienen que pagar peaje bien, en la oficina de la autoeficacia, bien en la de la percepción optimista de la vida. Si las redes sociales no generan sensación de autoeficacia o esperanza en la vida, no contribuyen a la felicidad de las personas centenarias.
Ni siquiera los centenarios son chatarra de desguace. Mientras se tengan proyectos y se sienta la capacidad de avanzarlos un ápice cada día, existe la vida feliz. La autoeficacia no tiene edad, es centenaria. Y mientras uno se sienta autoeficaz para realizar los proyectos que le atraen puede vivir feliz.
- ¡Autoeficacia, contigo a muerte y hasta la muerte.!

sábado, 25 de julio de 2009

AUTOEFICACIA Y DELINCUENCIA



Por más que lo imaginemos, los hombres tendremos dificu¡cultades para aprehender la maternidad. El dilatado extremecimiento de sentir crecer otra vida dentro de uno mismo es de naturaleza solipsista. La emoción de ayer es distinta de la de hoy y se diferenciará de la de mañana. Emociones renovadas que agigantan la femeninidad al despertarse madre. El transsexual puede querer ser mujer, pero nunca será madre. En la adopción, los hombres tienen las mismas vivencias que las mujeres, adoptar no es solipsista. Después del parto, alejada la embriaguez del alumbramiento, hombre y mujer se nivelan sabedores de que la nueva persona depende y llenará sus ocupaciones y preocupaciones para siempre jamás.



- Eugenio, pura imaginación. Ayer, al mencionar estas palabras durante una conversación de noche de verano, alteraste la paz de la comunicación. Cada madre mostraba experiencias distintas y, por el tono y manera de las argumentaciones, enfrentadas. Una estaba de acuerdo contigo, la otra manifestaba haberse sentido madre al ponerle cara a lo que había crecido en sus entrañas.



- Ves, tengo razón: ser madre es una vivencia solipsista. Bien es cierto que, como psicólogo social, entiendo a quien sostenía haber experimentado plenamente la maternidad al ponerle cara a sus sensaciones fisiológicas: apenas recuperada del último expulsivo, todo el proceso de engendrar explota en una traca final de sentimientos enracimados: ¡Es mi hija!. ¿Está bien? ¿Lo tiene todo?¡ Dejádmela coger! ¡No me la llevéis! ¡Quiero verla! Ni los hombres, ni los transensuales, ni los padres adoptivos podemos vislumbrar esta experiencia.



- Bien pensado, ¿A qué viene lo de la maternidad?



- Porque quiero presentar mi recien aparecido libro sobre Autoeficacia y delincuencia. Editorial Dykinson, 2009



- ¡Ah!, que el libro es como un hijo.-



Sí.




-Lugar común. Idea cursilona.




- Bueno. Sin insultar. Ya lo he dicho alguna vaez. Pocas cosas tan difíciles como escribir la primera frase de un artículo. Admiro a los articulistas, como Ignacio Camacho o Alfonso Usía, porque todos los días encaran el reto del papel o la pantalla en blanco reflexionando y ayundando a sus lectores a interpretar los signos de los tiempos sin repeterise más allá de su estilo distintivo.




Escribir un libro supone concebir la idea, desarrollarla, argumentarla, probarla, pasar por la emoción incierta del resultado final. Hasta el momento en que le das el visto bueno, han pasado muchos meses, más de los que dura una gestación. Lo mandas a la imprenta y esperas, de nuevo meses, para que te lleguen las pruebas. Es la ecografía, pero tienes que devolverlo a la imprenta. Finalmente, un día inesperado, el cartero llama a tu puerta y te entrega un sobre. Cuando el funcionario te deja sólo al cerrarle la puerta, te apercatas de que el sobre contiene tu libro. Los nervios se descomponen mientras precipitadamente rasgas el envoltorio beig. La placenta de pompas se interpone todavía. La haces girones chiclosos al tiempo que chisporrotea acompañando el momento del alumbramiento. Finalmente...¡Tiene color! ¡Está allí tu nombre! ¡Huele a tinta reciente¡ Olor suave, sedoso, apastelado, como el vino envejecido largo tiempo en roble francés. Lo retienes en tus manos admirándolo. Lo degustas. Como un gran reserva, se aposenta aterciopelado en tu boca y deshoja suavemente cada papila, una tras otra: las de adelante, las laterales, las exigentes retronasales, llena de ecos el arco del paladar y, al respirar, se adentra en tu nariz convirtiéndose en fragancia de campo y frutas. El libro que finalmente tienes en tus manos, como el gran reserva, te embriaga de sensaciones placenteras: físicas y psicológicas. Pasas tu dedo pulgar por sus hojas, que desfilan como los blocs de animación instantánea.




Te detienes an alguna página, que repasas. ¡A lo mejor podía haberle dado otra redacción! Pero ya no hay tiempo. La criatura tiene ya vida propia en las librerías y sólo te resta la pregunta ante el recién nacido ¿Que será de él?.




No tengo duda sobre lo que he pretnedido que sea.



Autoeficacia y delincuencia consta de dos partes. En la primera explica la conducta delincita y su prevención; la segunda apuesta por un modo específico de rehabilitción: la gestión personal, la vinculación moral personal. Auteoficacia y delincuencia imagina más a los delincuentes jóvenes, pero no excluye a ninguno de los demás edad, ni siquiera a los que se han identificado, o les han identificado con el delito, los que tienen callo delincuente en su psique por haberse pasado años pensando y ejecutando actos delictivos.




La primerar parte explica la conducta delictiva de manera unitaria apoyánsode en una teoría tan consolidada como la autoeficacia. Demuestra que la conducta delictiva no es distinta de la conducta ejecutada dentro de la norma. Los mecanismos psicológicos que las explican son los mismos : juzgarse capaz, sentirse autoeficaz. Cada delincuente lleva cabo aquella conducta delictiva que se considera capaz de ejecutar y en la manera qu se juzga capaz de ejecutarla.



En criminología ha habido mucha agrupación de situaciones de riesgo, pero falta una teoría que se convierta en el hilo conductor de los procesos que habitan en toda clase de delitos. Hasta el pesente se ha aceptado la teoría general del delito de Hirsch y Gottfredson. Esta teoría se basa en la incapacidad innata para controlar la impulsividad y la imperiosa necesidad de sentir sensanciones nuevas. Pero el crimen organizado y planificado, el que se hace con nocturnidad e insidia tiene poco de inmediated o de flata de control. La teoría general del delito labora contra las primeras explicacione de Walter Michel sobre la personalidad o las mas lejanas de Newcomb, que demostraron que un mismo rasgo de personalidad, como la demora en la gratificación o la extroversión, se manifiesta de manera distinta en circunstancias distintas. Lee Ross y Nisbett, en su excelente libro : Person and situation desmontan las teorías de la personalidad rocosa e innanterable. Tampoco me valen las disposiciones biológicas, menos aún las determinaciones biológicas de la conducta, tan de moda en la actualidad, porque con las mismas activaciones neurológicas se cree en dios o en el diablo, y esto supone diferencias de atitudes y comportamientos "satánicos" o "angelicales". No creo en esas explicaciones porque suponen (de nuevo Ortega y Gasset) que existe un fundamento de lo psicológico anterior a la conducta. Y yo me pregunto ¿de dónde extraen las conclusión de tal supueso cuando lo que se observa es únicamente la conducta ejecutada en determinadas circunstancias? Lo que hay que explicar es la conducta y sus circunstancias. Lo demás son concepciones médicas transportdas a la psicología, donde la fibre no es más que el síntoma de algo fisiológico o físico que habia en nuestro organismo. Dede Freud hasta las modernar teorías de los cinco grandes de la personalidad de Costa y Mcrae, gran parte de la psicología se ha empeñado en hallar el virus o el residuo químico que explica la apariencia. Pero lo psicológico es de naturaleza distinta a lo biológico o médico.



- Eugenio, basta. Que esto pone patas arriba toda la psicología y eso está para los libros como el tuyo.



- Tienes razón. No hay que anticipar el desenlace de la novela o la película.



- Seguiré en el tono de conversación entre amigos.



El delincuente comete el delito de la manera en la que se siente capaz, por eso la policía puede hacer perfiles y modus operandi, lo miso que alguien puede hacer mi perfil como estudioso de la autoeficacia y de la obra de Bandura. Y lo ejecuto porque me considero capaz de estudiar. Y estudio autoeficacia o teoría social cognitiva porque, casualmente aterricé en Stanford en el año 1978. ,Mi pefil actual comienza a mis 40 años y por pura casualidad.



Lo miso que permite explicar los perfiles, la autoeficacia permite dar explicación a la siempre hallada diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a la cantidad y naturaleza de los delitos. Hace cincuenta años los test de inteligencia arrojaban menor capacidad para las mujeres que para los hombres. Hace sólo 20, y quizás aún ahora, había carreras masculinas y femeninas. Todo porque desde pequeñas se las persuadía de que eso no era para ellas, se les recalcaba esta idea cuando al intentarlo fracasaban, carecían, así mismo de modelos con los que identificarse y decirse a sí misms: "yo tambié puedo", y se les interpretaba la excitación que todos sentimos al encarar acciones importantes, como signo de ansiedad, de de miedo e incapacidad.



En todos los estudios criminológicos se descubre que la delincuencia decrece con la edad. Porque para delinquir, especialmente acometer aquellos delitos más violentos, se necesita fuerza fíisica que disminuye con la edad. Con los años uno se siente menos capaz de atacar determinadas acciones esforzadas.



- Y basta, como ejemplos de que hallazgos criminológicos inconexos, convienen con naturalidad y parsimonia dentro de la hipótesis de la autoeficacia.



Si esto es así, la tarea de la prevención de la delincuencia consistiría en imaginarse modos para que el delincuente o el aspitante mental a serlo se encuentren pronto con el fracaso, que la excitación que siente, la entienda como incapcidad y no como simple riesgo o apuesta. Y, de nuevo, una hallazgo siempre encontrado en criminología: la vigilancia extrecha , especialmente de la madre, hasta el punto de saber dónde y con quién está su hijo, y la norma rígida en casa, mantenida por todos los que tienen autoridad sobre el joven, son garantía de la no incursión en la carrera delictiva. Desde la teoría de la autoeficacia esto tiene explicación en cuando está demostrado que un fracaso temprano en el afrontamiento de una tarea importante causa juicio de ineficacia personal. Unos padres vigilantes descubren el primer paso delictivo del hijo. Este fracaso tan tempanamente produce la percepción de incapacidad para la carrera del delito: "esto no es para mí"



La autoeficacia, pues, explica el delito y también proporciona medios psicológicos sólidos para prevenirlo. La consistencia de una teoría da coherencia a una explicación. Más consistencia que una investigación concreta.



Pero, con lo dicho solamente se tapona la carrera delictiva, sin ofrecer alterternativas de integración social o de rehabilitación. A esto se dedica la segunda parte del libro.



Bandura trata de explicar la conducta delictiva mendiante los mecanismos de desvincuación moral. Pero da por supuesto que el delincuente se ha vinculado alguna vez a la norma social expresada a través del Derecho Penal o la sanción social. Tiene gran parte de razón, pero no todos se vinculan moralmente a la norma cuyo incumpliento sanciona el Código Penal. La verdadera vinculación tiene lugar cuando se elige personalmente algo a realizar: ser ingniero, mecánico o barrendero. Se propone metas a largo plazo, las divide en metas a corto plazo, las monitoriza cada semana o cada día, observa cómo, paso a paso, cada día está mas cerca de la consecución del objetivo último. Como cuando estás aprendiendo una lengua extranjera, llega un día en el que parece que todo lo aprendido aisladamente se acompasan y comienzas a construir frases o a entender cuanto escuchas. La satisfación es indescriptible. ¡Lo has conseguido!. Instantáneamente crece tu valer. Experimentas una sensacion de tener valor, te sientes digno de ser valorado por los demás. Esa sensación es la vinculación moral a la que el acto delictivo es contrario y rechazado. Tienes una nueva identidad o has añadido un nuvo valor a tu indentidad que te dificulta la delincuencia.



Todo este proceso (nunca diré que es un proceso fácil) lo denomino gestión personal del negocio más importnte que es la propia vida.



Muchas veces he pensado que si al chaval cuya identidad es ser el matón de la clase o el que se atreve a hacer lo que los demás no hacen ( el delito, el fumar, el consumo de drogas, el robo en comercios, el timo), se le obliga o fuerza legalmente a dejar de serlo ¿Con qué se queda? ¿Con qué se identifica? En cambio, si se pone el acento en conseguir que se vincule a una gestión personal para obtener unos beneficos dentro de la ley ( etudiando y practicando una clase de trabajo en la que monitoriza su progreso), se vicula moralment a un valor social, él miso se siente habitado por el valer y los demás también le valoran. En un momento concreto, quizás en su primer día de trabajo, covergen circunastancias personales y sociales: ha realizado un trabajo que es visible y útil, le pagan por ello, le incorporan en un equipo, puede enseñar orgulloso su primera paga . Todas estas y otras muchas indescriptibles circunstancias y voivencias, explosionan al miso tiempo y el sujeto se considera digno de valor y de valer. Vivencia incompatible con el delito. Ha alcanzado una nueva identidad moral.



Este tema va siendo algo, un mucho largo. Hay que finalizarlo. Para ello, necesitaría expresar mi gratitud a tantos que han seguido algún tipo de gestión personal para conseguir lo que les parecía imposible, y me han confirmado su ganancia en valor personal a medida que se veían más cerca de abandonar el tabaco, beber dos litros de gua diarios, etudiar dos horas diarias y presentarse a unos exámenes que venían reuhuyendo desde hacía más de 10 años. Sentirse un poco más autoeficaz cada día en algo que se considera importante es el camino para la generación o regeneración moral de las personas.




















viernes, 26 de junio de 2009

LA PSICOLÓGICA CHICA DE AYER











Desde hace más de un año me apasiona la fotografía. Releo el manual de mi Canon 400D y siempre aprendo algo nuevo. La letra pequeña es la que más información me aporta ahora. Ya he dejado de surfear en Internet para navegar con más calado. Un mundo imposible de gavillar. Como el niño de San Agustín absorto en vaciar el mar con la concha hallada en la playa, siento que cada nuevo conocimiento de foco, enmarque, tono, calor, color, contraste, velocidad, histograma, diafragma, profundidad de campo abren nuevos mares que requerirían una eternidad para sólo iniciar su vaciado. Porque esto es un hobby, no mi dedicación, le permito poco tiempo, recociendo su insistencia por sentarse en mis rodillas y querer jugar en el ordendor.




Nunca entendí el mundo de la cinegética. El de la pesca me lo enseñó Unamuno a hurtadillas (es su lectura estaba (semi)prohibida en los años 50) con su penetrante ensayo sobre el perfecto pescador de caña. Ahora, tras la afición fotográfica, puedo entender el goce de pescadores y cazadores. La vivencia de libertad y control en que se sumergen al oir a sus espaldas el pestillo de su casa, presagiando horas para lanzar la caña y esperar, sin premura, que el sedal se tense, repique el carrete y apresurarse a frenarlo. Luego, el juego con la presa. Sueltan carrete, tensan de nuevo el sedal tanteando la calidad de la captura. Momentos de absorción. Tú o yo, es el dilema. El disfrute de permitir que la trucha se crea libre huyendo aguas arriba, escondiéndose entre las piedras alisadas por el esmeril de la corriente, dejarla incluso reposar con su condena en la boca, junto a guijarros gris-verdosos y escurridizos como su piel para iniciar de nuevo el desafío mutuo debe producir tal satisfacción que resarce el aburriemiento aparente de las horas previas arrullados por el sonido de la corriente retozona. Entiendo también al cazador que limpia el cañón de su escopeta con el esmero del pulidor de diamantes dando caras a la piedra bruta: examina su cerrojo, busca la caja de los cartuchos, se echa al hombro la bandolera en la que brilla el metal de los cartuchos, introduce sus pies en las botas de goma gruesa, caprichosamente acanaladas como las gigantescas ruedas de los tractores o las tanquetas, se cala su gorro tirolés, apresa la mochila, encaja los ganchos en su cinturón donde exhibirá la presa y se dirige al todoterreno que le llevará al puesto. Allí se aposta, charla con los compañeros (la caza es menos solitaria que la pesca) y espera a que la perdiz de cabeza azulada, cuello rojizo y plumaje gris canoso levante su vuelo raso confundida con el rastrojal. El cazador debe intuir la orientación del vuelo y adelantar el tiro para que el racimo de perdigones negros y el vuelo de la perdiz se encuentren a la misma altura en el mismo tiempo mortal. Parecerá inhumano, pero la experiencia de ver cómo su pointer obedece su orden y busca la presa abatida, que revolotea intentando inutilmente recuperar su vuelo raso, la marca, la acaricia con sus dientes y se la rinde a sus pies entiendo que es el disfrute que otros sienten al terminar un proyecto difícil. Es la definición de poderío. El cazador retorna sin presa con más frecuencia que el pescador, por eso Ortega y Gasset compara al filósofo con él: "sale afilosofar" para cazar esencias, pero, como el cazador, no siempre encuentra presa.




Para mí es una renuncia salir de casa sin mi reflex y mis objetivos. Me he acostumbrado a que el bolsón beige de CNRL-TPCA en que los transporto pese sobre mi hombro o vaya en el maletero. Como el pescador, pero especialmente como el cazador, hay que tener el arma siempre preparada para disparar. Nunca sabes dónde surgirá la foto interesante. Tampoco si necesitarás un gran angular o un teleobjetivo. Pero ordinariamente sabes lo que te puedes encontrar en los lugares que visitas. En la ciudad busco el retrato de la persona, el oficio o el documental. También me agrada el difícil reto de grabar en la retina de mi cámara edificios interesanes, auqnue lo que de verdad ocupa mi tiempo de paseos, cámara al cuello, son los graffiti urbanos. Hago colección de ellos allá por donde voy. De momento no es más que una especialización que realizo mientras camino para cuidar mi salud. Cuando el trabajo me lo permita, los catalogaré. El fotógrafo de de campo se identifica con el cazador. Ha de equiparse con botas de perfil grueso, cruzarse alpecho la mochila de los teleobjetivos de todas las longitudes de enfoque, especialmente el pesado trabuco de 500mm de alcance y dos kilos de peso. Ha de recorrer senderos, buscar el paisaje, esperar la iluminación adecuada. Con frecuencia, la foto que se tiene en mente se logra al tercer día a hora temprana o vespertina. Si lo que se busca es naturaleza viva, ha de saber el lugar y costumbres de los animales que desea, apostarse pacientemente y sorprenderlos en el momento en el que cruzan el campo de su objetivo. Fotografiar una mariposa es un esfuerzo casi imposible. Se ven muchas en los meses calientes, pero con su vuelo incierto desaparecen del campo de enfoque. Se posan pero, al acercarte, se espantan. Puedes recorrer cientos de metros en el pequeño recinto de un jardín hasta que se cansa y reposar. ¡Ya está!. te dices. Pero está a contraluz, bate sus alas y tienes que disparar a gran velocidad y, con pulso firme, atrapar sus diminutos ojos negros, los muchos tramos de sus patas, sus finas y largas antenas para que el colorido de sus alas tenga verosimilitud. Todo un afán frecuentemnete fallido. Como el del cazador. Como el del filósofo.




Quienes hemos dedicado nuestros afanes y días al análisis de la conducta humana aprendemos mucho de estos hobbies tardíos. Me resulta inresimil cruzarme con una cara sin buscarle su fotogenia. Esta alerta se agudiza cuando observo interacciones. En las películas atiendo a los primeros planos, las iluminaciones acordes con el relato, los grandes planos de paisajes. Paseando pienso en las dificultades que me pondría un objeto curioso para obtener una captura que muestre lo que quiero. Los cables, las señales de tráfico, los árboles, la gente que pasa, de lo que no me daba cuenta antes, ahora son omniporesentes. Todo tiene mucho "ruido" que impide mostrar la idea clara que debe transmitir una imagen. El mundo se me ha hecho más bello desde que lo miro por el objetivo de mi reflex. La luz es la obsesión: a veces pega duro y aplana, derrite los objetos, o los endurece, otras los difumina para que sean bellos desde cualquir punto de vista, por la mañana y por la tarde los acaridia cálidamente.




Lo que ahora estoy aprendiendo con lafotografía me ha pasado siempre con la conducta de las personas. No esposible observar una acción, una película o el episodio de una serie sin analizarla psicológicamente.




Tuve la suerte de ver el primer episodio de La chica de ayer, en el que el policía moderno desembarca en la comisaria de principios de los 70 a consecuencia de un accidente. El moderno no entiende a los de la "secreta" de entonces, y los de entonces ven amanerado al aparecido. Dos mundos que conviven y no se entienden. Posteriomente he visto trozos de algún otro episodio: el mismo esquema, sólo los temas son diferentes. Aquella noche pensé que a lo largo de mi vida profesional, tanto en relación con los Cuerpos de Seguridad del Estado, como con Abogados o Jueces, o con el mundo empresarial, me había encontrado con el miso problema de la relativa imcomprensión. He tenido la idea de que la ciencia psicológica está 30 años por delante de lo que se hace en las organizaciones o en el desempeño de determinadas profesiones. Encontramos frecuentemente a LA CHICA DE AYER.




Ya he dicho que ahora ocupa mi tiempo profesional la autoeficacia relacionada con la formación continua en la empresa. Esta vez no por casualidad, sino porque es importante para el tema que, he leído (casualmente después de mis reflexiones sobre La chica de ayer) una publicación de Seijts y Latham. 2006 donde hallo reflejada mis ideas. Latham, desde finales de los setenta, es una autoridad en el difícil tema de la motivación y de la autoeficacia. En este escrito de 2006, los autores no hablan de experimentos, muestras, pruebas, análisis y otras jergas científicas. En este escrito exponen, para que todos lo entiendan, las insensateces que a veces se cometen en las empresas cuando se trabaja por objetivos.




- A ver, Eugenio, no te enrolles con minudencias, no utilices tú la jerga psicológica.




- Es que no es fácil explicar todo lo que quiero.

En las empresas se entiende solamente o casi exclusivamente por trabajar por objetivos, construir más piezas, aumentar la cartera de clientes, reducir plazos de ejecución, etc. En definitiva, obtener más beneficios. Con esta idea en mente, el nuevo gerente que acaba de sustituir al que han mandaron al paro por incumplir los objetivos, viene potente, seguro y agresivo: el primer año el 10%, el segundo el 15%, el tercero el 25%. Y todos han de cumplir con esos objetivos que mantienen a cada trabajador obsesionado con la regla de tres que aprendió en la escuela. Pero este gerente, esclavo de los porcentajes, no se da cuenta de que desde hace más de 30 años la psicología de la motivación por objetivos ha distinguido entre, esencialmente, dos tipos de objetivos: el de aprender y el de ejecutar; dos tipos de percepciones de las metas: orientación hacia el aprendizaje o hacia la ejecución.




- ¿Por qué no decirlo técnicamente?: Learning and performance orientation.




El agresivo y recién aparecido gerente sólo ha entendido lo de performance: los resultados. Castiga el error, clasifica las ejecuciones como diagnóstico de incapacidad innata, fomenta la competición y rivalidad entre compañeros que se emulan para demotrar su capacidad y vive con la ansiedad dede ver reflejados sus porcentaje en la gráfica diaria de resultados. Esta táctica quema (Burnout) a los trabajadores. O, probablemente, logra que se alíen para bajar la productividad. Recuerdo un experiemento de uno de los padres de la Psicología industrial: Dainel Kats. Se hablabla por entonces de la justicia retributiva: pagar más al que más produce, a fin de que cada uno de los trabajadores se sintiera a gusto comparando su aportación a la empresa con lo que de ella recibía. Cuado alguien quiso imponer la retribución equitativa, la cuadrilla elaboró su propia norma, impuso a la baja el techo de y al listillo que se apartaba de la norma del grupo se le aislaba por esquirol, haciéndole la vida laboral tan imposible que terminaba buscando otro lugar donde trabajar. No siempre los objetvos por los objetivos son buenos para la productividad, sobre todo si no son pactados con quien tiene que realizarlos. Una vez más se cae en la tentación de ser diós, como Lucifer, como Sartre.




La reflexión de Seijts y Latham distingue entre los objetivos que deben proponerse en la fase de aprendizaje y cuando el trabajo ya está dominado. Los objetivos de la primera fase consiste en aprender cada dia algo nuevo, hacer las cosas mejor, descubrir maneras más creativas para conseguir los mismos resultados. En esta fase no importan los errores, al contrario son deseables porque estimulan el descubrimiento de nuevos caminos. Cuando los nuevos caminos se hayan alisado por su frecuente tránsito, puede apretarse el acelerador para acortar el tiempo delrecorrido. Hace, al menos, treinta años que la investigación ha demostrado que el establecimiento de objetivos (goals) es una técnica de motivación efectiva y poderosa.... En situaciones en las que el aprendizaje es más importante que el aumentar en la motivación, establecer un objetivo específico de producción es imprudente,dicen Seijts y Latham.




La ciencia psicolsocial hace treinta años que descalifica determinadas prácticas gerenciales, judiciales, policiales, educativas. Sin embargo se siguen utilizando. Evidentemente hay que buscar la via de comunicación para que los avances de la ciencia lleguen antes a la práctica psicosocial. Pues unos vamos en el tren de las invesigación en el que unos resultados plantean nuevas hipótesis que se afinan a los seis meses o al año, se replican y se avanza en una dialéctica hegeliana. En frente tenemos a los prácticos, enfrascados en sus números de resultados, desconfiando, ridiculizando, estereotipando lo que se hace en el laboratorio, por irreal. Es lamentable que dentro de treinta años lo pongan de moda, cuando el policía de la científica ya se haya distanciado no treinta, sino cuarenta años.




¡!¿?. Pues no, no me lo dejo en el tintero, lo que es verdaderamente montivante es mantener siempre la meta de aprendizaje (learning) y valorar menos la ejecución (performance). A la postre quien quien avanza tiene por meta aprender, hace de su empresa una sociedad que aprende, que porgresa, se adapta y produce más. Peter Senge habla de la sociedad que aprende.




-No me lo digas. No soy desmemoriado, ya sé que a Peter Senge lo he mencionado en otro tema.