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jueves, 28 de febrero de 2008

LOS DELITOS DE MALTRATO FAMILIAR Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El médico al que saludamos enjuicia nuetro estado de salud. El abogado la legalidad de nuestras acciones. Me sorprendo observando las conductas de los niños con sus progenitores en los supermecados. Negocian los "chuches"con la petición, el llanto, el chantaje, la conversación, la alternativa. Negocian tán bien que suelen conseguir lo que desean. No puedo menos de observar mi alrededor con ojos de psicólogo social cognitivo. A veces grito, insulto y contrargumento escuhando en el coche afirmaciones expertas. De hecho este texto es un grito ante unas declaraciones que acabo de escuhar.
Ayer y hoy, y lo que va de año, estoy asustado con la cantidad de mujeres asesinadas por quienes las quisieron o las quieren. Llama la atención el ritual de estos asesinatos. Primero matan a su pareja y luego se suicidan. ¿Por qué no invierten el oreden?. Si tienen en mente desaparecer por voluntad propia ,¿qué les importa ya que sus mujeres o sus "ex" sigan viviendo? ¡Ya no las volverán a ver!.
Con mucha prevención me enfrento a este fenómeno desde la teoría cognitivo social e incluso desde la psicología jurídica.
Sin acudir a estadísticas, es cierto que ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género no ha disminuído el número de muertes, sino que se mantiene o progresa para preocupación social. Hay más mujeres que denuncian, la sociedad (la que no necesita sensiblizarse) está más sensibilizada, la justicia dispone de medidas que no existían antes, hay más hombres encarcelados por este delito etc. etc. De acuerdo. de acuerdo la ley es buena. Pero mueren más mujeres siguiendo un mismo ritual. Lo que quiero plantear es si los asesinatos y el ritual con el que se ceremonian está favorecido por los medios de comunicación.
Un momento, un momento, no griten como yo en el coche. Ya sé que he tocado con la prensa. Pero acabo de escuchar, en el coche siempre oigo Onda Cero, que la prensa tiene el acuerdo de no hablar de suicidios porque tiene efecto llamada. Ahora, (a lo mejor hay un apunte posterior) sólo me pregunto ¿qué fundamento existe para afirmar que las noticias de suicidio tienen efecto llamada y los homicidios familiares no? Espero que la pregunta suspeda la agitación (toda pregunta crea silencio), y mientras, tenga tiempo para expresar mi opinión antes de ser asesinado por quienes encuentren tema para su contratado comentario de mañana. (Qué iluso, como que va a leer alguien estas líneas, como que este tema va a desviar la partidista búsqueda del significado "tenión" en tiempos de campaña electoral).
Sin desvelar mis armas de psicólogo social, expongo la siguente historia. En una ciudad, cuyo nombre no quiero mencionar, se estaba hablando sobre la influencia de los medios en las conductas agresivas y delictivas. Participaban directores de cadenas de televisión, algunos productores, tres jóvenes delincuentes y el moderador, psicólogo,(no era yo). -La televisión no influye en la conducta crimanal. Esto es ridículo. Así de simple". Increpaban directores y productores (¿qué iban a mostrar si elimnaban la violencia?) ¡Pregúntele a ellos! (A los tres adolescentes condenados por la justicia). El moderador les preguntó: -¿Creéis que la TV os ha influido para cometer delitos?. -¿Qué quieres decir?, contestó uno de ellos. -Bien (dijo el moderador), has sido arrestado, estás en la cárcel por robar coches, ¿algo de lo que viste en la TV te influyó para que robaras coches?. Los chavales narraron como en una serie policíaca habían visto poner en marcha un coche sin llave de contacto. Aquellos jovenzuelos dijeron: -Así es como aprendimos a robar coches". (Richard Evans. Albert Bandura. The man and his ideas. A dialogue. 1989).
La ciencia psicológica tiene sobre el tama las hipótesis demasiado probadas. Tambien tiene la triste experiencia de que maldito el caso que sele hace. Esta polémica arranca, primero de las investigaciones sobre el aprendizaje a través de modelos. Pomposamente lo llamamos aprendizaje vicario. (La psicología también tiene su jerga, de la misma manera que un no natono no es un niño/a sino un feto). Luego, desde que el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos de América, elaborara, en 1974, un informe sobre el tema. Oyeron a los expertos. Luego, los medios compraron a un investigador que les abanicó los oídos. A la exposición de aquellos resultados comprados fueron invitados expertos de fama reconocida. Pero cuando estaban esperando en el hall a que comenzaran a pasar las transparencias, (no existía el Powerpoint) se acerca el representante del Gobierno y comunica a unos cuantos que los medios tienen derecho a veto, lo mismo que lo habían tenido las industrias tabaqueras en su día. (¡Cobardes!). Les pagaron el pasaje de vuelta (¡Faltaría más). Los vetados fueron Albert Bandura, Len Berkowitz, (psicólogos), Leo Bogart y Otto Larsen (sociólogos), Leo Eisemberg (psiquiatra infantil). ¿Se entiende por qué decía yo que con la prensa hemos topado?
En la línea de lo que vengo argumentando en este blog, me gustaría dar un paso adelante y explicar, según mis ideas psicológicas, (no se confundan, no he dicho mis invenciones psicológicas), por qué los medios de comunicación producen un efecto llamada cuando machaconamente (tan machaconamente como la desgraciada realidad), emiten noticias de delincuencia en el seno de las familias. Porque generan sensación de capacidad en quienes, hasta ese momento, creía ser inacapaces.
No quiero montarme ninguna película, al contrario, me gustaría que lo que voy a decir no fuera la realidad. Imaginemos cómo resuena, y vuelve a resonar, y redobla en la mente de una persona celosa, abandonada, expulsda de su hogar y apartada de sus hijos la noticia de que alguien ha asesinado a su "ex" o a su "actual". ¡ Ah, no, no!. No estoy afimando que son todos los hombres, ni muchos, ni la mayoría. Me basta con que sean algunos. Esos algunos, al oir que otro, al que juzga que sufría tanto como sufre él, ha sido capaz de hacer semejante "valentía", se dice para sí: SI ÉL HA SIDO CAPAZ, TAMBIÉN YO. Desde el momento que su pensamiento resuelve su problema de incapacidad, la ejecución es cuestión de buscar el modo y el mometo.
Este problema también se lo dan resuelto los medios, que narran con detalles y con testigos, cómo se ejecutó el parricidio. Esto explica la celebración del mismo ritual. Lo han aprendido en los medios, lo mismo que el chaval aprendió a arrancar coches sin llave de contacto.
La pregunta era: ¿las noticias sobre los asesinatos de mujeres a manos de sus "ex" o "presentes" tienen efecto llamada, como admiten tenerlo si notifican suicidios?. La respuesta es: Sí. Y la explicación: porque enseñan como hacerlo y, sobre todo, porque instalan la confianza para hacerlo en quienes se sentían incapaces. ¡Y ahora prometen recordárlo en los luminosos de las auotovías!. Una cosa es anunciar muertos, y otra muy distinta decir que una acción la cometen muchos. No creo que la medida la hayan consultado con los psicólogos:Sesgo de falso consenso, percepción de normalidad, "Yo soy un cagao"... (¿Merecerá la pena otro comentarios?. No, si soy un incorregible, no puedo ver la realidad sin filtrarla por la psicología. ¡¿Y qué?!. ¿No se trata de comportamiento humano?. Pues, ¡caramba!, a lo mejor tenemos hasta obligación de hacerlo antes de que opinen otros sin tener tanto fundamento científico).
Como contrapunto, pensaba exponer mi análisis psicológico de las dos primeros capítulos de la serie la UCO de RTVE. Otro día será. Fué extraordinaria ( A veces los psicólogos también encontramos el lado bueno de los medios de comunicación).

jueves, 7 de febrero de 2008

Autoeficacia y reincidencia en el delito

Llevo un tiempo sin escribir. No ha sido ni por falta de tiempo ni de temas. Simplemente, porque me entretiene finalizar una publicación sobre auteficacia y delincuencia. Y sobre esto voy a escribir hoy.

Parto de un silogismo tan simple como el siguiente, y le voy a dar forma aristotélica:



*La autoeficacia ha demostrado ser una variable causal, directa o indirecta, del comportamiento.

*Es así que la conducta delictiva es un comportamiento.

*Luego la autoeficacia debe explicar la conducta delictiva.



No, de ninguna manera voy a tratar de probar esta conclusión. Para eso estoy escribiendo el libro.



El acicate para escribir sobre este tema me lo proporcionó un alumno al tener que responder a las preguntas planteadas tras una conferencia. ¡A veces uno se da cuenta de que la inteligencia no se acabó cuando crearon la suya! Muy a menudo, quienes escuchan son más inteligentes que quien habla. Qué poco agradecidos somos los profesores con los alumnos. Cuántas ideas han proporcinado y luego no se les menciona ni en la bibliografía, ni en un pie de página. Es un plagio que debería 'pagar un canon'.



Sotenía yo que si la autoeficacia es causa de la delincuencia, deberían uilizarse los mecanismos que la generan (ejecución, modelado, persuasión e inferencia de los estados emocionales y corporales) no para crear autoeficacia, sino para generar ineficacia. Quien no se juzga capaz de ejecutar una acción no la practica.

Piénsese,por ejemplo, en la ejecución personal como fuente principal de autoeficacia. Cuando alguien ejecuta una acción con éxito y se la atribuye a sí mismo, genera expectativas de poder volverla a relizar. Pero si alguien inicia un curso de acción y fracasa, difícilmente se juzgará capaz de volverlo a intentar. Por lo mismo, si en la estrategia de implantar la apreciación de autoeficacia para hacer algo, es poca la insistencia en que no se produzca un fracaso temprano, en la implantación de la ineficacia para delinquir se debe procurar que el aprendiz de delincuencia tenga un fracaso temprano. Como la disciplina dentro del hoga y el que los padres sepan donde, cuándo y con quién salen sus hijos aparece en todos los estudios como variable incompatible con la delincuencia, quizás se deba a que semejante control augura un fracaso en los mismos orígenes de la desviación.



Entonces, argumentó quien me había escuhado, ¿cómo se explica que las personas que han pasado un tiempo en la cárcel vuelvan a reincidir cuando salen de ella? Han fracasado y viven durante un largo tiempo con otros que también perecieron en el intento. Sería motivo suficiente para abandonar el camino del fracasado de la delincuencia, y sin embargo reinciden.



No pude menos de darle la enhorabuena repetidas veces. La pregunta es fantástica para la criminología.



Las respuestas, desde la teoría cognitvo social, se me agolpaban a borbotones. Me hubiera gustado comenzar mi conferencia en ese punto. No sé si la velocidad de mis palabras le dejaron claro algo de lo que le respondí.



La primera de las respuestas era, sin duda, inesperada. Quienes han vivido gran tiempo entre rejas han aprendido la normas del Internado, que diría Goffman. Conocen sus códigos de conducta, lo que les da seguridad en lo que emprenden. Pero no saben si serán capaces de adapatrarse a las reglas de los externos. Al salir, perciben la inseguridad y delinquen abiertamente para que les vuevan a conducir al 'maravilloso' reino donde gobierna "la (su) seguridad. Reinciden porque se juzgan incapaces de vivir fuera de la trena. In deed, it is not surrprising that habitual offenders often become troublesome just before the time of release ; in fact, many verbalize their anxieties about facing life on the outside. It would not, therefore, be surprising if some antisocial personalities were motivated to commit offenses in a manner that insures their return to the institution.(Bandura y Walers, 1959)



Es una posible exlicación de la reicidencia. No la más convincente. Es más razonable pensar que la reincidencia de los hallados cumpables y condenados por la ley se explica por su tenaz autoeficacia.

Cualquier texto de autoeficacia realza lo persistente que es el autoeficaz en perseguir sus propósitos. La elección de una actividad, el desarrollo del esfuerzo necesario y la persistencia ante las dificultades, le son sstantivas. ¡No faltaría más que un suspenso detuviera la carrera del autoeficaz!. Pues, de idéntica manera, el haber sido condendo una vez no basta para que el delincuente se juzgue incapaz de volver a realizar las misas conductas. Aún más, el fracaso es un acicate del autoeficaz. Nunca se insistirá suficiente en la imperiosa necesidad de evitar un fracaso inicial en aquel que quiere modificar su conducta o iniciar la que hasta ahora se percibía como incapaz. Pero una vez que esa confianza en la propia capacidad se ha ha adueñado de la persona, el fracaso es un toque de atención para no dormirlse en el dulce lecho de los éxitos del pasado. El fracaso es un reclamo de nuevos esfuerzos. El autoeficaz que fracasa atrivuye tal contratiempo a las circunstancis que no tuvo en cuenta o a la falta de esfuerzo personal o a la falta de habilidades que puede fácilmente aprender. En definitiva, la reincidencia se explica porque el delincente se siente capaz para no volver a cometer los mismos errores que le llevaron a la condena.

Existe otro aspecto de la teoría cognitivo social que completa la explicación anterior abundando en la autoeficacia como causa de la reincidencia. La propia ejecución personal, que el sujeto realiza en la carcel al ejecutar continuamente con éxito su propio delito.

No, no estoy afirmando que en la cárcel siga deinquiedo. Lo que quiero decir es que la gente conoce poco las útimas investigaciones de Bandura sobre el modelado.

Entre los años 80 y comienzos de los 90, Bandura publica con Carroll, una serie de cuatro o cincon investigaciones sobre la ejecución modelada. Se trataba de copiar un movimiento de la mano muy semejante a lo que es un saque en la pista de tenis. Existía la posibilidad de observar al modelo y luego repetir una y muchas veces el mismo ejercicio con la propia mano. Pero existía una segunda posibilidad, que consistía en observar el modelo, hacer algunos ejercicos de repetición física y luego retirarse a solas a pensar y repensar cada uno de los momentos del movimiento. Las investigaciones son un poco mas complejas, pero la esencia de lo que me interesa presentar aquí es lo que he dicho. Cuando luego, a la hora de la verdad se tenía que ejecutar el movimiento de la muñeca, lo realizaban mejor los que lo habían ejecutado mentalmente que los que lo habían ejecutado físicamente. El verdadero truco de estas investigaciones está en demostrar que algo no se aprende hasta que no se tiene en la cabeza el esquema minucioso de todo el curso o progreso de la acción. Y para grabar ese esquema es más eficaz la combinación de la ejecución física con la ejecución mental. Hay que repasar mentalmente para terminar arpendiendo algo definitivamente. Es más, hasta que lo aprendido no halla su reflejo en la aplicación práctica, no se ha aprendido.

Si todo esto, bien examinado, no es algo que nos suene extraño. Cuando hemos tenido un pequeño o gran percance con la bicicleta, estamos repitiendo mentalmente la acción para no volver a caer en la misma curva. Ignorantes de estos procesos mentales, los padres suelen prihibir a sus hijos que vuelvan a coger la bicicleta, o la moto. En realidad, después de tantos repasos mentales, los hijos pueden sentirse más capacitados para volver a subirse en el sillín. En el mismo orden de cosas, hay profesores que prohiben rigurosamente hablar en clase. Si se fijaran en el momento en que surje la conversación, harían bien en detener su explicación hasta que el compañero le explique a su vecino lo que no ha entendido. Cuando vea que el interlocutor hace el gesto de admiración: ¡Ah, sí!, puede contuar sus explicaciones.

Probado, por la investigación y por la experiencia personal, que aprender es generar esquemas mentales del curso de acción, olvidémosnos de los padres ansiesos por la salud de sus hijos y del profesor que permite reflexionar a sus alumnos. Volvamos a la cárcel.

Si algo tiene en abundancia el interno es tiempo. Tiempo para pensar. Muchos momentos en los que darle vuelta atrás a los acontecimietos que le le han llevado hasta la prisión y ejecutarlos de nuevo, de manera distinta, de mil maneras. Tantas veces los repite que podría caminar por el lugar del delito con los ojos cerrados. Esto es ejecutar la conducta delictiva en la cárcel. Por desgracia, con demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, no recuerdo que preso famoso, afirmaba que en la cárcel se fraguan los delitos más graves y sofisticados. Abunda el tiempo para panificarlos milimétricamente.

La reincidencia de quien ha fracasado no es una objeción contra la autoeficacia como causa de la conducta delictiva. Todo lo contrario. Es la autoeficacia la que explica esa reincidencia. Luego mantengo el silogismo al que objetaba el alumno inteligente.

Bueno, bueno. Sin olvidar algo esencial ,que la autoeficacia es una apreciación personal. Y no digo yo que el haber sido condenado una vez no pueda ser causa de que el delincuente se considere ineficaz para el futuro. Desde luego, existen más probabilidades de que se genere apreciación de ineficacia mandando a alguien a la carcel (lo que es un fracaso en su conducta delictiva) que no habiendo experimentado nunca lo que es la falta de libertad en el intenado.